10 sept 2023

. Mensaje conjunto de los presidentes de México y Colombia

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Presidencia de la República | 09 de septiembre de 2023

MODERADOR: Buenas tardes para todos y para todas.

Saludamos a los medios de comunicación nacionales e internacionales que nos acompañan en momento y a quienes se conectan a las redes sociales de la página web de Presidencia y el Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia.


A continuación, la declaración por parte del señor presidente de la República de Colombia, Gustavo Petro Urrego, y el señor presidente de los Estados Unidos Mexicanos de México, Andrés Manuel López Obrador. Adelante, señor presidente López Obrador.

PRESIDENTE ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR: Presidente Gustavo Petro.

Amigas, amigos de la república hermana de Colombia:

Sólida y antigua es la hermandad entre nuestros pueblos y muchas las coincidencias políticas de ambas naciones en distintos momentos de nuestra historia. Por ejemplo, el único presidente indígena que ha tenido Colombia, el general progresista José María Dionisio Melo y Ortiz. Derrocado y perseguido por los conservadores, encontró refugio y combatió en Chiapas, en México, en el Ejército Liberal de Ángel Albino Corzo, representante fiel de las ideas reformistas y libertarias del mejor presidente que hemos tenido en nuestro país, Benito Juárez García, un indígena zapoteco que fue considerado en su tiempo como el Benemérito de las Américas.

Es importante recordar que, luego de proclamarse las Leyes de Reforma en nuestro país y de que el movimiento liberal encabezado por Benito Juárez, derrotara al conservadurismo, este agrupamiento reaccionario acudió a Europa para traer a Maximiliano de Habsburgo y establecer un imperio con el apoyo de Napoleón III, quien envió 30 mil solados para invadirnos. En ese entonces el ejército francés era el más poderoso del mundo.

Juárez resistió y en esos momentos difíciles, el 2 de mayo de 1965 el congreso de Colombia por decreto dispuso, cito textualmente, que ‘el retrato de este eminente hombre de Estado sea conservado en la Biblioteca Nacional como homenaje por su constancia en defender la libertad e independencia de México’.

Más tarde, ocurrió un hecho histórico, poco conocido, pero de gran relevancia en cuanto a la amistad y el patriotismo que une a México y a Colombia: en 1894, convivían en Costa Rica revolucionarios de varios países de América Latina y del Caribe y entre ellos destacaban los cubanos y los colombianos, ahí estaban Antonio Maceo, precursor, junto a José Martí, de la independencia de Cuba.

Y ahí recibían también revolucionarios liberales colombianos, como el general Avelino Rosas, su hombre de confianza, el periodista y escritor Francisco Pereira Castro, así como el célebre general Rafael Uribe Uribe, también amigo de Maceo y quién habría de inspirar a Gabriel García Márquez para darle vida al coronel Aureliano Buendía en su célebre novela Cien años de soledad. 

En Costa Rica también estaba asilado un revolucionario mexicano, Catarino Garza Rodríguez, el cual tuvo la osadía de organizar una guerrilla en Texas y llamar al pueblo de México y derrocar al dictador Porfirio Díaz, 18 años antes de que lo hiciera Francisco I. Madero, nuestro Apóstol de la Democracia.

Catarino llegó a Costa Rica y tenía dos opciones: unirse los cubanos, que en ese tiempo se embarcaron para lograr la independencia de unas de las dos únicas colonias que la monarquía española conservaba en el continente; o colaborar con los liberales colombianos en el derrocamiento del gobierno conservador de este país.

En ambos casos, como él mismo decía, se trataba de ayudarlos para que luego lo ayudaran a él en su lucha contra Porfirio Díaz, a quien llamaba ‘el zar de México’. 

En una carta a su esposa, Catarino escribía: ‘Quizá me sea necesario ayudar a otros pueblos primero para que después me ayuden a mí’. 

Con este ideal de revolucionario internacionalista, en marzo de 1895 Catarino, encabezando a 30 guerrilleros, salió de Puerto Limón, Costa Rica, para desembarcar en Bocas del Toro, de entonces Departamento Colombiano de Panamá. El objetivo era la toma del cuartel de Bocas del toro, pero en los primeros combates el revolucionario mexicano perdió la vida y ahí quedó enterrado, en una fosa común, junto con Pereira y otros combatientes.

Así como nosotros estamos ahora, por solicitud del presidente Gustavo Petro, ayudando a encontrar en la trinitaria Chiapas los restos del general Melo para que sean devueltos a Colombia, en Panamá existe un equipo de expertos haciendo otro tanto para que podamos repatriar los restos de Catarino.

En nuestro interés de conocer más sobre este guerrillero internacionalista mexicano, nos ayudó mucho el testimonio del comandante colombiano Donaldo Velasco, encargado en ese entonces del regimiento militar de Bocas del Toro y Colón, quien tuvo el acierto de publicar un folleto en el que narró con buena prosa lo sucedido durante el malogrado desembarco.

A pesar de su conservadurismo, Velasco dejó de manifiesto su profunda admiración por Catarino Garza, al sostener: ‘No era en mi concepto el bandido vulgar que retratan los norteamericanos’. Aun después de muerto, inspiraba respeto.

En un recuento somero y en homenaje a esos hombres de ideales, revolucionarios, el mismo año que murieron Catarino y Pereira dejó de existir José Martí. A Maceo lo asesinaron en 1896, a Rosas en 1901; poco después, en México, ofrecieron su vida por la justicia y la democracia Francisco I. Madero, Emiliano Zapata, Francisco Villa, Ricardo Flores Magón y muchos más.

También, en nuestro país, en 1929 fue asesinado el líder cubano independentista Julio Antonio Mella; en 1934, en Managua, fue traicionado y ultimado Augusto César Sandino, el general de hombres libres; en 1948 hicieron lo mismo aquí en Colombia, en Bogotá, con el político liberal José Eliécer Gaitán.

En tiempos más cercanos fueron víctimas del conservadurismo y de la arrogancia hegemónica el insigne guerrillero Ernesto ´’Che’ Guevara y el más demócrata, el más demócrata de los políticos latinoamericanos, Salvador Allende, así como muchos héroes anónimos, olvidados, pero benditos, y otros que seguirán surgiendo porque la lucha por la dignidad y la libertad de los pueblos es una historia sin fin.

Amigo, hermano y compañero presidente Gustavo Petro:

Como usted y otros colombianos saben, nuestros pueblos siempre se unirán en la búsqueda de la libertad, de la justicia, de la democracia y en la defensa de nuestras soberanías.

Tuve la fortuna de conocer y ser amigo del Cervantes de nuestra América, Gabriel García Márquez, quien decidió tener como segunda patria a nuestro país. Este hombre inteligente, respetuoso y humanista, siempre llevaba a Colombia prendida en el corazón y, al mismo tiempo, defendía sin titubeos el derecho inalienable y sagrado de la soberanía de los pueblos de nuestra América.

A diferencia de otros, que optaron por la indefinición y el coqueteo con la oligarquía y los poderes hegemónicos, el ‘Gabo’, prefirió ponerse cera en los oídos para no escuchar el canto de las sirenas.

Yo vengo a Colombia ahora, presidente Petro, a decirle lo evidente, que usted puede contar con nosotros, que conocemos su trayectoria como luchador social, que admiramos su honestidad y su patriotismo. Celebramos que Colombia y su pueblo estén viviendo un momento estelar en su historia fecunda.

Sobre la hermandad de nuestras naciones, déjenme presumir, baste recordar lo que antes se decía en Colombia: los de la oligarquía de aquí se creían ingleses, los de la izquierda de aquí franceses, pero los del pueblo colombiano, el pueblo colombiano, se sentía mexicano.

¡Que viva Colombia y que viva México!

GUSTAVO FRANCISCO PETRO URREGO, PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA DE COLOMBIA: Bueno, presidente, compañero Andrés Manuel López Obrador, los ministros, los medios de comunicación aquí presentes:

Yo hablé un poco, bastante, hace unos minutos, y pues de ahí salen las intenciones de estas reuniones que hemos convenido en nuestra visita ahí a México y es tratar —es una lucha, eso no es fácil— de construir una posición diferenciada, común, de América Latina en torno a dos grandes problemas contemporáneos, que precisamente no estaban presentes en tiempos de Rafael Uribe, Maceo y Garza, que es el tema de las drogas, la política antidrogras que hace a América Latina víctima, con un millón de muertos ya. 

Y el tema de la inmigración, que tendrá otro espacio, discusión. Colombia parecía no estar muy en el escenario de las grandes migraciones mundiales de los éxodos, le llamo yo el éxodo, que, como el papa Francisco dice, trae nuevas esclavitudes. Y lo hemos probado ahora en una manera casi que protagónica, Colombia se ha convertido en un centro de recepción masivo de migrantes que quieren ver el país como país de paso, no quedarse aquí, que arranca con una mala política, igual que este tema de las drogas, que se ha convertido en una mala política, que no deja sino sangre y muertos y destrucción democrática a su paso, en vez de concentrar el esfuerzo en reducir la demanda, el consumo, etcétera. 

En el caso de la migración, fue el bloqueo económico lo que empezó a lanzar una serie de oleadas poblacionales, de éxodos: primero Venezuela hacia Colombia, nosotros más que bien.

Y hay que decirle algo, que se le felicita, no provocó una política xenofóbica. Teníamos ya una fuerte relación, millones de colombianos habían pasado a Venezuela en tiempos diferentes y eso se volvió un búmeran, ese flujo se repartió por toda América. Inició como en una especie de imitación otro flujo de otros pueblos, ecuatorianos, colombianos, haitianos, afganos, chinos, de muchas partes de Asia y empezó un flujo partiendo de Colombia por el Tapón del Darién, se llama así una selva inhóspita.

Comenzó por centenares, ahora son miles al día, tres mil más pasan al día con niños, con niñas, mujeres; se vuelven seis mil al llegar a México y se vuelven siete mil al llegar cada día a la frontera con los Estados Unidos. Y tenemos entonces un problema americano.

El problema inició con un bloqueo, y yo pienso que relativamente en un plazo corto, porque los problemas se van agudizar si sigue la crisis climática; se podría resolver si se quita el bloqueo.

Creo que esto es lo que se llaman las políticas desacertadas, los bumeranes: se piensa con una intención y termina pegándole en la cabeza al que lanzó la política.

Y no está bien, digamos, que ya tengamos para este año medio millón de personas pasando por el Tapón del Darién en manos del destino de la naturaleza y, sobre todo, las mafias. Y el año entrante puede ser un millón y después pueden ser dos millones, y allá pueden ser cuatro millones.

Se ha iniciado un éxodo del sur al norte que tiene que ver con muchas causas; entre otras, la desigualdad, la pobreza, pero también con políticas que están mal hechas, mal construidas, torpes como la bloquear económicamente una sociedad pensando que se cae un régimen y lo que se cae es el pueblo, lo que se cae es la sociedad misma.

Usted nos ha traído una parte de la historia.

Yo allá cuando fui a México hablé de Melo, el general Melo, que es el único presidente indígena que ha tenido Colombia y el único que no está enterrado en Colombia, quién sabe dónde lo enterraron por ese paso, está allá en Chiapas, después de hacer periplo que marca el alma Latinoamericana. Yo creo que ahí es mirando esas vidas de antes donde recuperamos en cierta forma algo que se nos ha perdido, porque ese indígena de Coyaima fue general de la República.

¿Cómo un indígena llegó a ser general de la República en Colombia? Hoy, hoy nos sorprendería, porque era el general del Ejército Libertador, y el Ejército Libertador sólo pudo ser ejército y vencer a los españoles, porque tenía que tener indígenas negros, mestizos, gente del pueblo, era un ejército popular de liberación. Y ese Ejército Libertador, obviamente no le gustaba a quienes querían y tenían una visión de élite y de exclusión en la sociedad colombiana, a los dueños de los esclavos, que gobernaron a Colombia hasta 1850 y sus descendientes todavía quieren seguir gobernando Colombia. 

Y ese general entonces pudo ser general por ser indígena, era teniente en los tiempos de Bolívar y peleó al lado de Bolívar en las principales batallas.

Y a la muerte de Bolívar fue a defender las ideas de Bolívar peleando en Venezuela contra Páez, para restablecer la gran Colombia, y (inaudible) volvió a Colombia y los obreros de Bogotá lo volvieron presidente en una insurrección. Y duró 8 meses, porque los dueños de los esclavos organizaron esos ejércitos, aquí en Popayán, al sur, y en Antioquia, rodearon a Bogotá y destruyeron el Ejército Libertador y se acabó el Ejército Libertador, murió.

Y el general se fue a Nicaragua y peleó contra un pirata que se quería tomar a Nicaragua y a El Salvador y después a Chiapas para defender a Benito Juárez bajo sus ideas de construir una profunda democracia, y allá lo fusilaron y allá está enterrado. 

Y ustedes me regalaron los documentos que aquí prácticamente no existen, la carta de la hija pidiendo que su cadáver retornara a Colombia, y nadie de Colombia volvió a pelear por su cuerpo, por su historia, no les gusta esa historia, un indígena presidente; no les gusta que la vicepresidente sea negra y no les gusta que el presidente haya sido insurgente, no les gusta que el pueblo gobierne, eso es todo, no les gusta la democracia.

Y estas son luchas por la democracia, olvidadas, pero que hay que recuperar, porque recuperar la historia es también recuperar el presente y el futuro. 

Por eso, este evento que yo no conocía y que usted me enseñó, también tiene una enorme enseñanza en la historia latinoamericana. Es que no nos creíamos de un país y extranjeros de los otros, nos creíamos el mismo pueblo; por eso Melo iba a Venezuela a pelear y por eso iba a Honduras y por eso iba a Nicaragua, y por eso muere en México, y por eso Bolívar nace en Caracas, pero muere en Santa Marta, y por eso ‘el Che’ nace en Argentina, pero muere en Bolivia después de hacer una revolución. 

Y por eso nosotros somos así, y hay que recuperar ese espíritu. Por eso se reunían a la luz de las velas en esa aldea que debió ser en ese entonces Bocas del Toro, República de Colombia, que hoy no es de Colombia, porque parte de esa historia tiene que ver con eso. 

Se reúnen estas tres personas de película: Catarino Garza, que es el mexicano que ha luchado al interior de los Estados Unidos, él tratando de recuperar el territorio de México, que ahora se llama Texas; Antonio Maceo, que lucha por la independencia de Cuba; y Rafael Uribe Uribe, nuestro general de las mil batallas, que muere asesinado en el 914 a hachazos frente al congreso de Colombia, era el único senador liberal en medio de un congreso conservador. 

Había hecho un acuerdo de paz —todo esto es importante— había hecho un acuerdo de paz con los conservadores después de La guerra de los Mil Días, esa guerra le permitió a los Estados Unidos quitarnos Panamá, por eso Bocas del Toro ya no es de Colombia, era de Colombia ahí.

Estaban reunidos los revolucionarios liberales queriendo profundizar la democracia en toda América en un pueblo de Colombia, a la luz de las velas, ¡qué cosa, ¿no?! la insurgencia; él hizo la paz, tantas veces intentada en Colombia, un proceso de paz y se acabó la guerra de los Mil Días, que quizás es una de las peores que hemos tenido, nosotros vivimos en guerra perpetua. 

Y después de hacer la paz, dando sus discursos en el Senado, sale un día y a los pocos metros de la salida del congreso de la República con hachas lo matan dos personas, al parecer contratadas en ese momento por el jefe de la policía y la Curia.

¿Cuál el pecado de Rafael Uribe Uribe en ese momento para recibir la pena de muerte?

Pelear por la educación pública. Rafael Uribe Uribe quería un sistema de educación pública en toda la República de Colombia y esa fue la causa por la que lo mataron.

Y ahora si uno mira un debate local de los tantos que hay aquí en Colombia, precisamente, alguien está proponiendo acabar con la educación pública a partir de que el presupuesto público se entreguen bonos para que los niños y las niñas estudien en colegios privados, lo cual, de entrada, dado que el colegio privado es más caro y tiene utilidad acortaría completamente la cobertura de quienes podrían estudiar, pero es un ataque a un principio democrático fundamental la educación pública, que este gobierno piensa es fortalecer, no acabar.

Bueno, a Rafael Uribe Uribe lo mataron por querer que en Colombia existiera una fuerte educación pública, y ese era el pensamiento de estas personas.

Y yo creo que a la larga ahora, porque esto es 1895, un siglo atrás había otros jovencitos a la luz de las velas conspirando hacer una revolución en nuestras tierras.

Los Nariños, los Camilos Torres, los Carbonell, los Mirandas, los Sucre, todos muchachitos y muchachitas como Manuelita Sáenz y La Pola.

Un siglo después, son ellos y estamos otra vez un siglo después y ahora somos nosotros. Y ese nosotros y nosotras tiene que volver a este espíritu. Y es que no tenemos fronteras en realidad, somos un mismo pueblo con similares problemas en una diversidad intensa y con una enorme capacidad de construir belleza.

Usted me decía de los españoles trajeron la codicia del oro; los indígenas no lo tenían, no había codicia por el oro en estas tierras, fue de allá que vino ese contravalor, y por eso tantos muertos. Ahora hay otros valores que hay que volver a restablecer en nuestras sociedades, la libertad real, no la libertad de mentiras de que: ‘Es que yo puedo ir a comprar en la tienda’. Sí, si no tienes plata ¿qué?, no tienes libertad, se acabó la libertad. No, la libertad integral del ser humano, la democracia profunda. La democracia profunda es que vuelvan a haber presidentes indígenas, y mujeres, y negros y negras, y toda nuestra diversidad en el poder, porque no podemos dividirnos entre unos tonos de piel y otros tonos de piel, eso es propio de Hitler, un criminal. 

Y la paz, y pagarle al mundo, porque somos creadores de belleza. Ahí está Gabriel García Márquez y usted lo menciona, ese boom latinoamericano que yo leí de joven, de escritores y de escritoras poderosas de todos nuestros países entre los cuales estuvo Gabriel García Márquez, que nos enseñó a nuestra generación, porque nacimos a partir de su literatura hermosa, de la magia de enseñarnos que es Latinoamérica. 

Ahora, yo trato de mirar las emanaciones artísticas de nuestra juventud latinoamericana y encuentro el mismo boom, bajo otros formatos y de manera invisible, no salen las emisoras, se encuentra en las redes.

Poetas del rap, me he puesto a estudiar esos temas, a Molotov y a tantas expresiones modernas, un poco ajenas a nosotros, pero absolutamente poéticas y tan intensas como fue la escritura, el boom latinoamericano.

Muchacho, que mataron al llamado Canserbero venezolano, que cuando uno empieza —es un poeta maldito, igual— empieza uno a descifrar los versos y empieza a encontrar la misma alma latinoamericana del boom de García Márquez, de los poetas, de Pablo Neruda, al cual mañana vamos a encontrar. 

Entonces, bienvenido y nos vemos en Santiago mañana. 

MODERADOR: Una declaración oficial que hicieron los presidentes de Colombia y México.

Damos por finalizada la Cumbre Latinoamericana y del Caribe sobre drogas.

Muchas gracias a todos los medios de comunicación.


 

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