Clumna Itinerario político/Ricard Alemán
El Universal, 26 de julio de 2009;
El inesperado resultado de la elección del pasado 5 de julio, la gravedad de la crisis económica con su cauda de desempleo y recortes presupuestales y la temporada vacacional de verano —que lleva a todos o casi todos a una suerte de valemadrismo— parecen conspirar a favor de la amnesia colectiva respecto a la tragedia y/o crimen de la guardería ABC.
En rigor, la muerte de 48 niños y las lesiones a otros tantos, debido a una probada negligencia criminal de los tres órdenes de gobierno y de instituciones fundamentales del Estado —además de la tragedia que significa para cientos de familiares y el agravio social colectivo—, son un tema que debe ser tratado con el mismo rigor social que crímenes de Estado y políticos como el del 2 de octubre, el 10 de junio, Acteal o Aguas Blancas, entre otros. Por eso, en este espacio regresaremos al tema cuantas veces sea necesario y cuando el interés informativo lo reclame.
LA CORTE, ÚLTIMA ESPERANZA
Pero más allá de las versiones maniqueas que se difundieron sobre la respuesta que dio la Suprema Corte de Justicia a los padres de los niños fallecidos en la guardería ABC, conviene aclarar que se hayan ido o no de vacaciones los ministros, sean del agrado general o no los privilegios de los que gozan los integrantes de la Corte, lo cierto es que el máximo tribunal —cabeza del Poder Judicial— es la última esperanza de que se haga justicia en casos como el de la guardería. ¿Por qué?
Porque a pesar de que la Corte y sus ministros no están entre los servidores públicos siquiera medianamente aceptados por la sociedad en general —debido a que con frecuencias sus resoluciones son vistas sólo en blanco y negro por las mayorías—, nadie puede hablar de imparcialidad en sus resoluciones; sean o no del agrado de tirios y troyanos.
Lo más maniqueo es que cuando la Corte resuelve sobre tal o cual caso, es la mejor institución para los que se benefician con esa resolución, o es la peor de las instituciones para los que no se benefician. La Corte fue una institución ejemplar cuando le dio palo al duopolio televisivo al echar abajo la llamada ley Televisa y, en sentido contrario, los ministros de la Corte fueron colgados del pelo más alto y quemados en leña verde cuando no encontraron elementos para enjuiciar al góber precioso.
Pero alguien debe aclarar que el papel de la Corte no es el del contentillo para unos, el cadalso mediático para otros y que, por tanto, tampoco es un acto de fe en el que nos ministros adivinan lo que creemos y actúan en consecuencia.
VAN CON TODO
Por eso sorprendió que muy pocos explicaran a los desesperados padres de familia agraviados —y a la sociedad en general— que los tiempos de la Corte no son los tiempos de los juicios mediáticos y tampoco los tiempos que reclaman los familiares de las víctimas. Las vacaciones de la Corte, los recesos, los salarios y prestaciones y la capacidad que tienen para investigar una tragedia como la de la guardería, no son una ocurrencia de los ministros. Es la ley.
En rigor, la muerte de 48 niños y las lesiones a otros tantos, debido a una probada negligencia criminal de los tres órdenes de gobierno y de instituciones fundamentales del Estado —además de la tragedia que significa para cientos de familiares y el agravio social colectivo—, son un tema que debe ser tratado con el mismo rigor social que crímenes de Estado y políticos como el del 2 de octubre, el 10 de junio, Acteal o Aguas Blancas, entre otros. Por eso, en este espacio regresaremos al tema cuantas veces sea necesario y cuando el interés informativo lo reclame.
LA CORTE, ÚLTIMA ESPERANZA
Pero más allá de las versiones maniqueas que se difundieron sobre la respuesta que dio la Suprema Corte de Justicia a los padres de los niños fallecidos en la guardería ABC, conviene aclarar que se hayan ido o no de vacaciones los ministros, sean del agrado general o no los privilegios de los que gozan los integrantes de la Corte, lo cierto es que el máximo tribunal —cabeza del Poder Judicial— es la última esperanza de que se haga justicia en casos como el de la guardería. ¿Por qué?
Porque a pesar de que la Corte y sus ministros no están entre los servidores públicos siquiera medianamente aceptados por la sociedad en general —debido a que con frecuencias sus resoluciones son vistas sólo en blanco y negro por las mayorías—, nadie puede hablar de imparcialidad en sus resoluciones; sean o no del agrado de tirios y troyanos.
Lo más maniqueo es que cuando la Corte resuelve sobre tal o cual caso, es la mejor institución para los que se benefician con esa resolución, o es la peor de las instituciones para los que no se benefician. La Corte fue una institución ejemplar cuando le dio palo al duopolio televisivo al echar abajo la llamada ley Televisa y, en sentido contrario, los ministros de la Corte fueron colgados del pelo más alto y quemados en leña verde cuando no encontraron elementos para enjuiciar al góber precioso.
Pero alguien debe aclarar que el papel de la Corte no es el del contentillo para unos, el cadalso mediático para otros y que, por tanto, tampoco es un acto de fe en el que nos ministros adivinan lo que creemos y actúan en consecuencia.
VAN CON TODO
Por eso sorprendió que muy pocos explicaran a los desesperados padres de familia agraviados —y a la sociedad en general— que los tiempos de la Corte no son los tiempos de los juicios mediáticos y tampoco los tiempos que reclaman los familiares de las víctimas. Las vacaciones de la Corte, los recesos, los salarios y prestaciones y la capacidad que tienen para investigar una tragedia como la de la guardería, no son una ocurrencia de los ministros. Es la ley.
Pero, además, quedó claro para todos aquellos que quisieran verlo que, para salvar los impedimentos del 97 constitucional —que faculta a la Corte, a sus ministros a cada una de las cámaras, al presidente o a un gobernador solicitar que la Corte investigue si se violaron garantías individuales en tal o cual acontecimiento—, el ministro Sergio Valls hizo suya la causa para que la Corte indague lo ocurrido en la guardería ABC.
¿Alguien se ha preguntado por qué no solicitó esa investigación el gobernador Bours de Sonora, el presidente Calderón o alguna de las cámaras del Congreso? La respuesta es harto clara: porque todos saben que existe responsabilidad oficial, en los niveles municipal, estatal y federal. Por eso el ministro Valls hizo suya la solicitud. Y también por eso los ministros van con todo, pero claro, a sus tiempos. Pero no es todo. Entre la mayoría de los ministros existe la sensibilidad sobre una tragedia que mató a 48 niños y que dejará lesionados graves a muchos otros.
NIÑOS, INTERÉS SUPERIOR
¿Por qué resulta procedente la investigación? ¿Y por qué es casi seguro que los ministros encuentren que entre las esferas de competencia de los tres órdenes de gobierno se violentaron garantías individuales de los niños muertos? Porque la protección de los niños “es de interés superior” para el Estado mexicano.
Pero, además, la Corte Interamericana de Derechos Humanos dice: “El Estado debe valerse de instituciones que dispongan de personal adecuado, instalaciones suficientes, medios idóneos y experiencia probada” en el cuidado de los niños. Y el Estado mexicano, todos lo saben, fue omiso, sobre todo instituciones como el municipio, el gobierno estatal y el federal. Por lo pronto, “el 5 de junio no se olvida”.
EN EL CAMINO
Todos en Pemex saben que la nueva refinería se construirá en Hidalgo, y que la de Salamanca será reconfigurada. Y por supuesto que en Pemex no lo dicen —y les dan trato igual a las dos entidades—, porque se verían mal si nomás por sus pistolas Pemex le da una prórroga a Hidalgo. Pero, además, guerrerar contra el PRI luego del 5 de julio sería suicida. Al tiempo.
¿Alguien se ha preguntado por qué no solicitó esa investigación el gobernador Bours de Sonora, el presidente Calderón o alguna de las cámaras del Congreso? La respuesta es harto clara: porque todos saben que existe responsabilidad oficial, en los niveles municipal, estatal y federal. Por eso el ministro Valls hizo suya la solicitud. Y también por eso los ministros van con todo, pero claro, a sus tiempos. Pero no es todo. Entre la mayoría de los ministros existe la sensibilidad sobre una tragedia que mató a 48 niños y que dejará lesionados graves a muchos otros.
NIÑOS, INTERÉS SUPERIOR
¿Por qué resulta procedente la investigación? ¿Y por qué es casi seguro que los ministros encuentren que entre las esferas de competencia de los tres órdenes de gobierno se violentaron garantías individuales de los niños muertos? Porque la protección de los niños “es de interés superior” para el Estado mexicano.
Pero, además, la Corte Interamericana de Derechos Humanos dice: “El Estado debe valerse de instituciones que dispongan de personal adecuado, instalaciones suficientes, medios idóneos y experiencia probada” en el cuidado de los niños. Y el Estado mexicano, todos lo saben, fue omiso, sobre todo instituciones como el municipio, el gobierno estatal y el federal. Por lo pronto, “el 5 de junio no se olvida”.
EN EL CAMINO
Todos en Pemex saben que la nueva refinería se construirá en Hidalgo, y que la de Salamanca será reconfigurada. Y por supuesto que en Pemex no lo dicen —y les dan trato igual a las dos entidades—, porque se verían mal si nomás por sus pistolas Pemex le da una prórroga a Hidalgo. Pero, además, guerrerar contra el PRI luego del 5 de julio sería suicida. Al tiempo.
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