Anne Marie Mergier
Revista Proceso # 1860, 24 de junio de 2012
Maude Versini Lancry, exesposa de Arturo Montiel, denuncia que el exgobernador sigue demorando la entrega de sus hijos pese a que ya existe una resolución judicial para que se los devuelva a su madre. Entrevistada por la corresponsal de Proceso en París, Anne Marie Mergier, revela que a partir de 2005, cuando la prensa difundió indicios de su inexplicable fortuna, el mandatario mexiquense se tiró al alcoholismo, “uno de los factores que hizo imposible la vida en común”. Además, dice, hace un año fue detenido en Miami por una riña callejera. Sin embargo, Versini enmudece cuando se le cuestiona sobre el origen de la fortuna de Montiel, quien es tío, impulsor y protector del candidato presidencial del PRI, Enrique Peña Nieto, que por cierto ni siquiera le contestó una petición de ayuda.
PARÍS.- “Nunca me imaginé que Arturo Montiel Rojas hubiera podido caer tan bajo. Me faltan palabras para calificar las pruebas que nos está imponiendo a mis hijos y a mí. Lo más insoportable es lo que inflige a sus propios hijos. Es cruel, inhumano, perverso y vil. Por si eso fuera poco, su desaire para con las autoridades judiciales francesas y mexicanas es aberrante y simplemente insostenible para un político de tan larga trayectoria que, en su tiempo, aspiró a la Presidencia de la República.”
La voz de Maude Versini Lancry es tajante, su
mirada endurecida. El enojo
parece irreprimible. Adelgazó mucho desde su primera entrevista con la
reportera, el 26 de enero pasado.
No es para menos. Lleva una batalla judicial muy ardua para
recuperar a los tres hijos que tuvo con Arturo Montiel Rojas, a quienes,
afirma, el exgobernador del Estado de México “tiene secuestrados desde hace
seis meses”.
Esa disputa legal empezó a
principios de enero, cuando Montiel acusó a Versini y a su actual esposo,
Philippe Lancry, de maltratar a los gemelos Adrián y Sofía, de ocho años, y
Alexi, de seis y quien padece autismo.
El político mexiquense exhibió
la resolución de un juez de Metepec que le otorgaba la custodia provisional de
los menores como justificación para negarse a devolverlos a Versini. Desde entonces ella sustenta una doble
acción judicial, en París y en México (Proceso 1839, 1841 y 1848) para que
se respete el acuerdo que firmaron los dos excónyuges cuando se divorciaron en
2006, el cual otorga la custodia de los vástagos a Versini y estipula que deben
pasar dos meses de vacaciones con su padre: todo julio, 15 en diciembre y otros
15 en la Semana Santa.
Maude Versini saca una carpeta
de su bolsa y la coloca en la mesa de la cafetería donde citó a la reportera en
el barrio de París donde radica. La abre y escoge varias hojas.
Bebe un sorbo de té y, casi
sin darse tiempo para respirar, lee la
resolución que dictó el pasado 29 de mayo la juez Guadalupe Escalona Valdez,
del juzgado tercero civil de primera instancia de Lerma, Estado de México. En resumen, el documento exige el regreso
inmediato de sus tres hijos a Francia y rechaza tajantemente la pretensión de
Arturo Montiel de quedarse con los niños:
Fue fundada y procedente la
solicitud de restitución internacional de menores instada por Maude, Marie,
Laure … Versini a través de la Dirección General de Protección a Mexicanos en
el Exterior. (…) El requerido Arturo Montiel Rojas no justificó las excepciones
opuestas en su escrito de oposición a la restitución. (…)
Se ordena la restitución
inmediata de los menores Adrián, Sofía y Alexis, de apellidos Montiel Versini,
a la ciudad de París, Francia, por lo
tanto se decreta que la autoridad central en México, representada por la
Secretaría de Relaciones Exteriores, realice todos los trámites administrativos
necesarios que sean conducentes a fin de lograr y permitir la salida legal de
los menores en conjunto de este país y su entrada legal a París, Francia.
En cuyo caso el requerido Arturo Montiel Rojas deberá solventar los gastos
necesarios para ello.
Se le requiere a Arturo
Montiel Rojas a fin de que el día y hora que sea señalado de ejecución del
siguiente fallo presente en el lugar que ocupa ese juzgado a los menores
Adrián, Sofía y Alexis Montiel Versini a fin de ser entregados de manera
inmediata a la requirente o por conducto de la autoridad central o en su caso
por conducto del procurador de la defensa del menor y de la familia.
Maude Versini respira hondo y
agrega:
“Usted puede constatar que el
29 de mayo gané ese juicio de restitución de mis hijos que se celebró en el
marco de la Convención de La Haya, firmada por Francia y México. En ese caso el
Poder Judicial del Estado de México actuó con apego a la ley. Es la segunda vez
en tres meses que se reconoce mi inocencia tanto en México como en Francia.”
Mira fijamente a la
corresponsal:
“Tal como se lo explicó mi
abogado francés, Philippe Bouchez el Ghozi (Proceso 1848), el pasado 5 de marzo
la justicia francesa desechó la demanda contra mí y contra mi actual esposo,
Philippe Lancry, por niñeras mexicanas contratadas por Arturo Montiel Rojas.
Obedeciendo las órdenes de su patrón, estas personas que vivían bajo mi techo
supuestamente para cuidar a Adrián, Sofia y Alexi, nos acusaron de malos tratos
a menores de edad ante la policía judicial francesa.
“La Brigada de Defensa de los
Menores llevó una investigación de nueve meses sin encontrar el menor elemento
en contra de nosotros. El Tribunal de Gran Instancia de París ordenó, por lo
tanto, el sobreseimiento del caso. Mandé ese dictamen a mi abogada mexicana,
Marissa Mosso Celaya, del bufete Mosso Abogados, que lo incluyó en mi
expediente y me aseguró que esa decisión de la justicia gala había consolidado
mi posición frente a Arturo Montiel Rojas.”
–¿Entonces por qué los niños
no están con usted en París?
–Porque, con el cinismo que lo
caracteriza, Arturo Montiel Rojas se da el lujo de burlarse de todo y de todos,
incluso de sus propios compromisos públicos. Como bien recordará, el pasado 6
de febrero tanto en el portal de Proceso como en la revista impresa se publicó
la respuesta de Arturo Montiel a la entrevista que sostuve con usted en enero.
En esa carta él afirmó textualmente: “Es ante las propias autoridades francesas
y mexicanas, a las que respeto y me acojo, instancias a las cuales debe
responder mi contraparte”.
“Es una frase mal construida
gramaticalmente pero que tiene por lo menos el mérito de ser explícita –comenta
Versini–. Estas dos instancias a las que se ‘acoge y respeta’ se pronunciaron a
mi favor, dejando en claro que no existía prueba alguna de maltrato a mis hijos
y, sin embargo, Arturo Montiel no acata su veredicto. ¿Qué pasó con ese respeto
para la justicia mexicana y francesa que tanto pregonaba en Proceso y en otras
declaraciones públicas?”
–¿No acató la decisión del
tribunal tercero civil de primera instancia, que le ordena restituirle a sus
tres hijos?
–Por supuesto que no. El 29 de
mayo, cuando dio a conocer su fallo la juez Guadalupe Escalona Valdez, precisó
también que el señor Montiel tenía 10 días para apelar. Así lo estipula la ley.
Sus abogados esperaron hasta el 12 de junio por la tarde, es decir, hasta la
última hora del último día, para apelar. Fue maquiavelismo puro. Me ilusioné
mucho, pensé que iba a acogerse a la justicia mexicana, tal como lo había
declarado, pero no lo hizo.
Corrupción, depresión, alcoholismo
Maude Versini bebe otro sorbo
y confía:
–El 29 de mayo yo estaba en
México. Asistí al juicio.
–¿En esa ocasión vio a
Montiel?
–No. Desde que secuestró a mis
hijos no da la cara. Vino una sola vez al tribunal. Fue el 24 de abril, durante
la primera audiencia, cuando los abogados de ambas partes se presentaron ante
la juez. Se quedó cinco minutos. Explicó que actuaba por el bien de los niños y
se fue, dejando a sus abogados con el juez.
–¿Cuántas audiencias hubo?
–Tres más: una el 10 de mayo.
Sólo estuvieron presentes sus abogados. Pidieron que se aplazara la audiencia.
–¿Qué argumentaron?
–Que las autoridades francesas
y mexicanas no les habían hecho llegar documentos que necesitaban. Se dio una
tercera audiencia el 24 de mayo. En esa ocasión mi madre y mi hermana viajaron
a México. Pensábamos que la juez podía dejar entrever un fallo a mi favor.
Arturo Montiel tampoco acudió a esa audiencia. Sus abogados presentaron un amparo
y de nuevo se atrasó todo el proceso.
–El convenio de La Haya estipula que el cónsul
general de Francia puede asistir a esas audiencias. ¿Lo hizo?
–El 24 de mayo, por motivos
que no me quedaron muy claros, se le impidió el acceso a la sala de la audiencia.
Estaba furibundo. Mi madre y mi hermana pasaron varios días en México esa vez.
Pidieron a Gerald Martin, el cónsul general de Francia, que les organizara un
encuentro con mis hijos. Arturo Montiel les negó esa posibilidad.
–¿Usted sí logró verlos durante
esa estancia en México, a finales de mayo?
–Jamás. La noche del día 29
llamé a Montiel. Quería ponerme de acuerdo para ver a mis hijos. Me contestó
cosas incoherentes.
–¿Incoherentes?
–Estaba ebrio. No se le entendía casi nada. Antes de colgar logró, más o menos, decirme que
me llamaría al día siguiente. Nunca me llamó. Pasé una semana en México. Lo
llamé no sé cuántas veces al día para suplicarle que siquiera me dejara abrazar
a mis hijos. Llevo seis meses sin verlos. Siempre me tropecé con su contestadora.
–¿Usted habló con la juez al
respecto?
–Por supuesto que sí, pero
ella no pudo hacer nada. Le tocaba esperar primero que acabara el plazo de 10
días que tenía Montiel para apelar. No podía ordenar antes que se ejecutara su
resolución.
“Sin embargo, (la juez) se
portó con mucha elegancia. Actuó un poco como mediadora. Ofreció su propia
oficina del tribunal de primera instancia para que yo pudiera tener un
encuentro con Montiel. Mi meta era fijar con él una agenda de visitas a mis
hijos.
“La juez no tenía obligación
alguna de hacer eso, pero tomó esa iniciativa porque midió mi desesperación. Se
decidió que nos viéramos Montiel y yo el 4 de junio. Ese día él no apareció en
la oficina de la juez y no pude ver a mis hijos. En realidad Montiel lleva seis
meses escondiéndose.”
–¿Usted está segura de que
Montiel estaba ebrio el 29 de mayo, cuando lo llamó por teléfono? Quizás
simplemente estaba molesto por haber sido condenado a restituirle a sus hijos.
–No olvide que viví cinco años
con él. Lo conozco muy bien. Cuando le toca enfrentar situaciones graves tiende
a refugiarse en el alcohol.
–¿Es alcohólico Arturo
Montiel?
–Siempre le gustó echarse sus
copas.
–En nuestra entrevista de
enero usted habló de la profunda depresión que sufrió el exgobernador a finales
de 2005, a raíz del escándalo de corrupción en el que se vio envuelto.
–Pasó, efectivamente, por una
tremenda depresión que empeoró con el abuso de los tragos. Durante varios meses
viví un infierno. Fuera de la casa había reporteros por doquier que nos acosaban
mientras la clase política se desataba. En casa Montiel mezclaba antidepresivos
con licores fuertes.
–¿En algún momento amenazó la
integridad física de usted?
–Dos veces, una de ellas en
presencia de mi madre.
–¿Pidió auxilio a los
representantes diplomáticos franceses?
–Nunca. No sé de dónde Jorge Castañeda sacó ese chisme que publicó en su libro
La diferencia, pero es absurdo.
–¿Fue el alcoholismo el
principal motivo de su divorcio?
–Fue uno de los motivos. Era
peligroso y malsano para los niños y para mí. No se puede criar a niños en
semejante ambiente. Por eso me indigna verlo jugando el papel de padre
protector desde diciembre.
Versini saca otra hoja de la
misma carpeta. La mira, reflexiona unos segundos y de repente explica:
–En julio del año pasado
Montiel se llevó a los niños de vacaciones a Miami. Me enteré de que había sido
detenido por la policía durante esa estancia en Florida. La policía lo agarró
totalmente borracho, peleándose con otras personas en la vía pública. Pasó
varias horas en la cárcel de Key Biscayne, que pertenece al condado de Miami
Dade. Eso ocurrió el 29 de julio de 2011. Sus abogados tuvieron que llegar
corriendo para sacarlo de ese mal paso y pagar una fianza para que recobrara su
libertad.
Versini entrega a la corresponsal
una ficha policial (mugshot) de Arturo Montiel bajada de internet. Es el
registro que la policía de Florida le tomó al exgobernador mexiquense cuando
ingresó a la mencionada prisión. Se aprecian sus datos. Edad: 67 años. Fecha de
su detención: 07-29-2011. Motivo del arresto: Disorderly conduct/ breach of the
peace (conducta irregular y alteración del orden).
Precisa Versini:
“Mi abogada tiene el informe
completo de todo ese asunto judicial que se prolongó hasta noviembre de 2011.
Basta consultar la página web de la Corte de Justicia de Miami Dade para
corroborar lo que estoy diciendo. No me hizo gracia saber que mis hijos estaban
solos con su nana mientras su padre se agarraba a trompadas con desconocidos en
las calles de Miami. Ya no se tiene acceso a ese mugshot: Montiel contrató a
una empresa suiza cuya especialidad es borrar toda huella de documentos en
internet.
El código de silencio…
y la llamada
y la llamada
–Volviendo a la audiencia del pasado 29 de mayo,
¿qué argumentaron los abogados de Arturo Montiel para apelar la decisión de la
juez Guadalupe Escalona Valdez?
–El señor Montiel quiere que
se interrogue a los niños durante la audiencia. ¡Es lamentable! Tengo ahora
copias del video del interrogatorio de mis tres niños por el juez de Metepec.
Fue una farsa siniestra. Ese juez del Estado de México, quien violó mis
derechos constitucionales al no oír mi versión de los hechos, entrevistó a mis
hijos, todos juntos, sin que estuviera presente personal competente para
intervenir con menores de edad. El video muestra claramente que ese personaje
se limitó a escuchar cómo mis chiquitos recitaban las lecciones que les había
enseñado su padre.
La señora pide otro té y sigue
su relato:
–También vi otro video filmado
en casa de Montiel. Les pidió a nuestros hijos que comentaran el “testimonio”
de una de las nanas espías que me impuso en mi departamento parisino. Es
horroroso. Se oye claramente la voz de Montiel que dice: “Bueno, niños, ¿ya
entendieron bien lo que tienen que decir? Ándenle, lo van a lograr”.
–¿Permite la Convención de La
Haya que se interrogue a niños tan pequeños?
–Lo acepta “siempre y cuando
hayan alcanzado una edad en que resulte apropiado tener en cuenta sus
opiniones”. Yo considero que Adrián y Sofía no tienen la edad ni el grado de
madurez para dar testimonio legal. No entienden lo que está sucediendo entre
sus padres. En cuanto a Alexi, su autismo no permite que se le imponga esa
prueba.
La entrevistada se queda
callada un momento. Su rostro se tensa. Confiesa:
“Todo eso me dio asco. ¿Se da
cuenta? No me cabe en la mente que un padre sea capaz de infligir un lavado de
cerebro tan innoble a sus propios hijos… Se trata de chiquitos de ocho años,
influenciables; Alexi tiene sólo seis, es un niño frágil. Los obliga a decir
mentiras sobre su madre. Son métodos infames que van a dejar huellas
psicológicas profundas y sumamente dañinas en la mente de mis hijos. Montiel
pretende destrozar la imagen que ellos tienen de mí. Es monstruoso. Nunca me
imaginé que ese señor llegara a ser tan vil”.
–¿Qué se puede esperar de un
hombre que golpea a su esposa?
–Nunca me imaginé que su
egoísmo y su amor propio herido lo llevarían a causar tanto daño a sus propios
hijos. Hasta su caída política en 2005, Montiel era un ser sensible, generoso,
noble…
–Quizá en lo privado, pero como
gobernador del Estado de México nadie lo recuerda por su sensibilidad o su
generosidad.
–El hombre privado y el hombre
público eran seres distintos.
–¿No la perturbó esa
dicotomía?
Silencio de Maude Versini.
–Usted sabe que la campaña
presidencial en México es más candente que nunca. Agarra cada día mas fuerza el
movimiento estudiantil #YoSoy132.
–Lo sé.
–El punto de partida de ese movimiento se dio
durante la visita del candidato presidencial del PRI, Enrique Peña Nieto, a la
Universidad Iberoamericana. Los estudiantes recordaron la muerte de uno de sus
compañeros durante la represión de Atenco.
–Lo sé.
–En Atenco la gente protestaba
contra la construcción de un aeropuerto, negocio en el que Arturo Montiel tenía
intereses. La represión que se desató fue terrible. ¿Cómo se sintió cuando se
enteró de que algunos policías violaron a mujeres que defendían sus derechos
ciudadanos?
Esta vez el silencio de
Versini se prolonga más.
–En un mitin de #YoSoy132 el escritor Paco
Ignacio Taibo II habló de la corrupción del PRI y entre otros ejemplos citó a
Montiel. Afirmó que había comprado tres castillos en Francia. El video tiene un
amplio eco en YouTube. ¿Nos podría hablar de estos castillos y de los bienes
que su exesposo acumuló en México y en el extranjero?
–Usted me está llevando a un
terreno que no me gusta.
–¿No cree que los ciudadanos
mexicanos tienen derecho a saber cuál es el estado de la fortuna de los
funcionarios públicos?
Otro silencio de Maude
Versini.
–¿No le dio curiosidad conocer
el origen de la fortuna del hombre con quien se casó?
–Arturo Montiel Rojas
administraba solo sus bienes. No me involucró en eso.
–¿No sabe si compró castillos
en Francia?
–Durante nuestros años de vida
común compró el departamento en París, que me dejó cuando nos divorciamos.
Nunca se habló de castillos. No sé si los habrá comprado después de nuestro
divorcio. Lo dudo. En México puso la casa de Valle de Bravo a mi nombre. De
hecho me la regaló.
–¿Qué pasa con ella ahora?
–Compartíamos la propiedad de
esa casa y la del departamento de París. Cuando nos divorciamos hicimos un
intercambio: él se quedó con toda la casa y me quedé con todo el departamento.
–Arturo Montiel tiene también
una casa en España.
–No sé nada al respecto.
–En nuestra primera entrevista
usted habló del disgusto que le inspiraba el medio político en el que se movía
Montiel. Por muy apartada que estuviera de ese medio, usted es suficientemente
lúcida como para haberse enterado de hechos graves y suficientemente
inteligente para atar cabos.
Versini vuelve a refugiarse en
el silencio.
–En enero usted le escribió a
Enrique Peña Nieto para pedirle que interviniera en su favor. ¿Le contestó? ¿La
ayudó?
–No tengo nada que reprocharle
a Peña Nieto. Nos tratábamos con respeto cuando se desempeñaba como secretario
de Arturo Montiel. Mi amistad en realidad fue con Mónica, su esposa fallecida.
Fue la primera persona que me manifestó afecto en ese entorno mexicano tan
nuevo para mí.
–¿Contestó Peña Nieto a la
carta que le mandó a principio de año?
–No.
–¿Cómo interpreta su silencio?
–No lo interpreto. A mí sólo
me interesa recuperar a mis hijos. La directora de su escuela en París me acaba
de decir que corren el riesgo de reprobar su año escolar. Eso me aflige. La
juez me explicó que si la justicia mexicana desecha su apelación, Montiel
todavía tiene la posibilidad de presentar un amparo. De todos modos acabará
acorralado para devolverme a los niños, y lo sabe. Por eso quizá se encierra en
la maldad. Desde el pasado 10 de mayo impide que me comunique con mis hijos.
–¿No puede llamarlos por
teléfono?
–No tengo un número al cual
llamarlos. Sólo tengo el celular de Arturo Montiel, que nunca me toma las
llamadas.
–¿No puede intervenir el
Consulado de Francia?
–Lo hace. En vano.
Versini saca otro documento de
su carpeta. Es la impresión del correo electrónico que acaba de enviar al
cónsul general Gerald Martin para reiterarle su petición de que tramite un
derecho de visita a sus hijos. Hasta el cierre de esta edición Martin no había
recibido respuesta de los abogados de Montiel.
Dice Versini: “Montiel está
totalmente inmerso en esa cultura de la impunidad que prevalece en el medio
político mexicano. Sigue pensando que está más allá de las leyes”.
–Y hasta cierto punto usted
sigue respetando la ley del silencio que prevalece en ese medio.
–Digo lo que tengo que decir.
Versini guarda sus documentos
en la gruesa carpeta, que desaparece en su bolso. Se despide cortésmente.
u u u
El jueves 21 por la noche,
cuando la corresponsal terminaba de redactar la entrevista, Maude Versini le
llamó por teléfono. Estaba a la vez emocionada e intrigada. Por primera vez en
seis semanas Arturo Montiel le había permitido que se comunicara con sus hijos.
“Qué extraño –comentó–, el 26
de enero tuvimos que interrumpir nuestra primera entrevista porque Montiel me
había llamado a mi celular después de días de silencio. Y ahora pasa casi lo
mismo.”
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