12 ago 2012

Plan de Washington para detener al "Chapo"

 


Misión del Pentágono: atrapar al “Chapo”... o acabar con él/
Jorge Carrasco Araizaga y J. Jesús Esquivel
Golpe al “Chapo” en España/Alejandro Gutiérrez (abajo)
Revista Proceso No. 1867, 12 de agosto de 2012:
Fuentes militares en México y Estados Unidos confirmaron a Proceso la existencia de un plan para atrapar “o ejecutar” al Chapo Guzmán, elaborado por el Pentágono y propuesto al gobierno mexicano y aceptado, en principio, por el presidente Calderón. Prácticamente copiado del que llevó al asesinato de Osama bin Laden en Paquistán, el operativo se efectuaría exclusivamente por miembros de la Marina de los Estados Unidos, sin intervención alguna de elementos militares o policiacos mexicanos. Sólo el rechazo rotundo de los altos mandos de las Fuerzas Armadas mexicanas lo ha detenido… Pero el Pentágono lo volverá a plantear con el ánimo de que el inminente próximo gobierno lo acepte.

Ante lo difícil que ha sido atrapar a Joaquín El Chapo Guzmán, el gobierno estadunidense tiene listo un plan para capturar a este narcotraficante, el más conocido jefe del Cártel de Sinaloa, en una operación similar a la llevada a cabo en Paquistán el año pasado para dar con Osama bin Laden, líder de Al Qaeda.
Fuentes militares en México y Estados Unidos confirman la existencia del plan, que fue elaborado por el Pentágono hace varios meses y ahora se encuentra detenido porque está diseñado para ser ejecutado sólo por estadunidenses, idea que no es vista con agrado por sus contrapartes mexicanas.
El plan incluso ya fue presentado a Felipe Calderón, quien lo promovió entre las Fuerzas Armadas. Y aunque ya hubo un rechazo tajante de parte del Ejército y la Marina de México, Washington no lo ha desechado y se lo propondrá al próximo presidente.
El plan existe a partir de una orden del Departamento de Defensa y el Comando Norte lo tiene considerado como una misión prioritaria, dijo una fuente de alta jerarquía del Ejército mexicano de la que por mutuo acuerdo se conserva el anonimato. La pretensión del Pentágono obedece a los constantes “intentos frustrados” del gobierno mexicano de detener a Guzmán Loera desde que escapó del penal de máxima seguridad de Puente Grande, Jalisco, en enero de 2001, durante el sexenio de Vicente Fox.
El Chapo ha escapado por lo menos seis veces de cercos montados para detenerlo, confirmó la fuente militar. La más reciente ocurrió en febrero pasado en una mansión costera de Los Cabos, Baja California Sur, un día después de que la secretaria de Estado estadunidense, Hillary Clinton, estuviera en visita oficial en ese balneario.
La información precisa para capturar al capo ha sido proporcionada por agencias estadunidenses, principalmente la encargada de la lucha antidrogas, la DEA, por lo que cada “intento fallido” del gobierno mexicano ha irritado a Washington.
Para México la eventual intervención militar de Estados Unidos en territorio mexicano para hacerse cargo de la detención del Chapo es “un asunto muy riesgoso”, porque además de una clara violación a la Constitución provocaría problemas de toda índole, añadió el funcionario militar.
La operación propuesta está pormenorizada en el Plan de Seguridad de Apoyo a México, diseñado por estrategas militares de las fuerzas especiales del Departamento de Defensa de Estados Unidos, el Pentágono.
La ejecución del operativo estaría a cargo de la principal fuerza especial de Estados Unidos, el Navy Seal (acrónimo de las palabras sea, air, land), formado por comandos de la Marina entrenados para acciones clandestinas en territorio enemigo, sea por mar, aire o tierra.
La operación sería una copia de la que el Pentágono ejecutó en secreto en Paquistán para “capturar o eliminar” a Bin Laden, quien finalmente fue muerto en su escondite en mayo de 2011. Helicópteros de las fuerzas especiales llegaron hasta el búnker del líder musulmán en las afueras de Islamabad, muy cerca de la academia militar paquistaní.
A partir de esa experiencia los mandos del Pentágono le explicaron a Calderón la propuesta para detener al Chapo, en lo que se definió como una operación “sencilla, rápida y quirúrgica”.
En la sierra de Sinaloa, donde Guzmán Loera entra y sale a placer, la captura requeriría tres equipos especiales de seals con el apoyo de tres aviones de alta tecnología digital operados a control remoto y armados con misiles, según el plan.
Las fuerzas especiales se desplazarían por Sinaloa o Durango en helicópteros artillados. Al llegar al objetivo, dos de los equipos actuarían en tierra y otro se quedaría en el aire, con respaldo de los aviones no tripulados, para prevenir cualquier represalia del grupo delictivo.
En 10 o 15 minutos los dos equipos de asalto atraparían al objetivo y, según la propuesta operativa, en caso de encontrar resistencia lo eliminarían en el acto, al igual que a toda su guardia. Como ocurrió con el autor intelectual de los ataques terroristas contra Estados Unidos del 11 de septiembre de 2001, en caso de ejecutar al objetivo tendrían que recoger el cadáver.
El operativo contra El Chapo estaría observado y dirigido “en tiempo real” desde las oficinas centrales del Pentágono, del Comando Norte e incluso desde las oficinas del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca. En la operación contra Bin Laden, el presidente Barack Obama siguió paso a paso desde la Casa Blanca el trabajo de los seals, aunque en el caso mexicano serían los mandos del Pentágono los responsables de vigilar el operativo.
En el plan no caben militares mexicanos, ni del Ejército ni de la Marina. Sólo entrarían uniformados mexicanos para presentar los resultados.
Según el mando militar consultado por Proceso es claro que Estados Unidos tiene capacidad para capturar al Chapo en México, aunque para simular la participación mexicana los estadunidenses tendrían que disfrazarse con uniformes de alguna corporación nacional, como la Policía Federal.
Para el Comando Norte, creado en 2002 por el Pentágono después de los ataques de Al Qaeda, con el propósito de realizar operaciones “delicadas” para “la seguridad de Canadá, Estados Unidos y México”, la captura del Chapo está considerada como una misión.
Washington equipara a los cárteles de la droga mexicanos con terroristas y por consiguiente los considera una amenaza a su seguridad nacional. En consecuencia, el Comando Norte asume como su obligación actuar contra los narcotraficantes, añade el jefe militar.
Objetan las Fuerzas Armadas
De acuerdo con la información obtenida en Washington, Calderón aceptó la propuesta estadunidense, pero cuando el Pentágono explicó que la operación tendría que ser llevada a cabo exclusivamente por las fuerzas militares de Estados Unidos, fue rechazada por las secretarías de la Defensa Nacional y de Marina, pese a que ésta, a diferencia del Ejército, ha favorecido más la relación con su contraparte estadunidense.
El titular del Ejecutivo intentó convencer a los jefes militares mexicanos, mientras que a los representantes del Pentágono les dijo que tendría que analizarlo y “después” les daría la respuesta.
Calderón insistió ante las Fuerzas Armadas mexicanas que la propuesta era acertada y acorde con los objetivos de combate al narcotráfico. En su desesperación argumentó que sería un operativo secreto y rápido “que se podía arreglar” para no exponer al Pentágono, con la salida inmediata de los seals, pero el rechazo del Ejército y la Marina fue contundente. Sus argumentos fueron la prohibición constitucional y la defensa de la soberanía ante la presencia de tropas extranjeras.
Después de la reunión con los mandos del Ejército y la Marina, Calderón terminó por darle la negativa al Pentágono a menos de que participaran soldados o marinos mexicanos.
En esas condiciones el Departamento de Defensa estadunidense dejó en claro que el operativo era inconcebible. Pero entre los militares consultados existe la certeza de que el gobierno de Estados Unidos “insistirá ante el próximo presidente de México”.
Para evitar sorpresas las Fuerzas Armadas mexicanas iniciaron una campaña entre las autoridades civiles para advertir de los riesgos que implicaría una operación encubierta extranjera para atrapar o matar al Chapo.
Durante el gobierno de Felipe Calderón el Pentágono logró una de sus metas: tener presencia directa en México. La apertura de la Oficina Binacional de Inteligencia (OBI) en 2010 fue el conducto para que los militares estadunidenses realicen labores de inteligencia en territorio mexicano desde la propia Ciudad de México e incluso desde instalaciones militares en Escobedo, Nuevo León.
En el Distrito Federal la OBI ocupa la parte alta del edificio ubicado en Reforma 265, donde operan tres agencias militares y seis civiles. Las primeras son la Agencia de Inteligencia Militar, la Oficina Nacional de Reconocimiento y la Agencia Nacional de Seguridad. Además hay organismos de inteligencia de los Departamentos de Justicia, Seguridad Interior y del Tesoro (Proceso 1776).
Según publicó el diario The New York Times en agosto del año pasado, agentes estadunidenses de inteligencia castrense también operan en las instalaciones de la zona militar con sede en Escobedo, Nuevo León.
De acuerdo con el mando castrense consultado, en la relación con México los militares estadunidenses siempre han tenido un pie en la puerta y han aprovechado cada espacio que se les abre. Ahora que se les franqueó la entrada ya están pensando en operar en el territorio.
La política del Departamento de Defensa hacia México fue establecida en el Reporte de Revisión de Defensa, que realiza el Pentágono cada cuatro años. Publicado en febrero de 2010, menciona que “continuará trabajando estrechamente con México para tener una frontera segura, aumentando la capacidad de defensa para operaciones coordinadas”.
Para todo el Continente Americano establece que desarrollará “asociaciones de defensa regional para enfrentar amenazas domésticas y trasnacionales, como las organizaciones narcoterroristas, el tráfico ilícito y disturbios sociales”.
En julio de 2011 el general Charles H. Jacoby, jefe del Comando Norte y del Comando de Defensa Aeroespacial de Norteamérica, fue todavía más preciso cuando compareció ante el Comité de Servicios Armados del Senado estadunidense para ser ratificado en ambos mandos operativos del Pentágono.
Requerido por los senadores estadunidenses sobre la relación que tendría con los militares mexicanos “para vencer a las organizaciones de delincuencia trasnacional que están causando altos niveles de violencia en México y que amenazan la seguridad de nuestra frontera sur”, Jacoby mencionó que el presidente Obama emitió un decreto ejecutivo para declarar “emergencia nacional” en Estados Unidos ante la amenaza de la delincuencia trasnacional, incluida la mexicana.
“Esas organizaciones (los cárteles del narcotráfico) constituyen una inusual y extraordinaria amenaza a la política exterior, la economía y la seguridad nacional de Estados Unidos”, dijo el comandante.
Expertos en invasiones
En efecto, Obama emitió el 24 de julio del año pasado un decreto ejecutivo para bloquear en Estados Unidos las propiedades de cuatro organizaciones delictivas trasnacionales: Los Hermanos del Círculo o La Familia de los Once –que opera en la antigua Unión Soviética, Medio Oriente, África y América Latina–, La Camorra de Italia, la Yakuza japonesa y Los Zetas.
Obama decretó: “Esas organizaciones han logrado tal alcance y gravitación que amenazan la estabilidad y los sistemas político y económico internacionales y cada vez son más sofisticadas y peligrosas para Estados Unidos”. En el caso de Los Zetas, el FBI incluso ha tratado de vincularlos con “terroristas islámicos” de Irán.
De acuerdo con el presupuesto del año fiscal 2012, autorizado por el Congreso, el Pentágono dispone de 553.8 millones de dólares para apoyo internacional en sus actividades antidrogas, además de 486.5 millones para “operaciones de contingencia en el extranjero” en el mismo rubro.
En el caso de México, el Pentágono además designó agregado militar a un experto en “operaciones especiales”. En diciembre pasado envió al almirante Colin J. Kilrain como agregado militar y oficial en jefe de defensa de la embajada de Estados Unidos en México.
Antes de ese cargo Kilrain era el encargado del combate al terrorismo en el Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos, organismo que depende directamente del presidente y que incide en la política exterior estadunidense.
Tanto Jacoby como Kilrain tienen experiencia en las invasiones de Estados Unidos. Jacoby participó en la de Granada en 1983 y en Afganistán en la Operación Libertad Duradera, iniciada en 2001; Kilrain lo hizo en Haití en 1994 y en Afganistán.
Después de la ejecución de Bin Laden, El Chapo se convirtió para Estados Unidos en el hombre más buscado del mundo. Tanto la DEA como el FBI lo tienen como su principal objetivo en el extranjero.
Guzmán Loera también sigue apareciendo en la lista de los hombres más ricos del mundo de la revista Forbes. Aunque Colombia y Estados Unidos le han dado severos golpes a su estructura económica, el capo sinaloense se mantiene como uno de los hombres del planeta con una riqueza superior a los mil millones de dólares.
La operación propuesta por el Pentágono para detener al Chapo en territorio mexicano ha estado acompañada de una serie de detenciones de sus socios, colaboradores y familiares en México, Colombia, Estados Unidos y, la semana pasada, en Belice.
Apenas el pasado jueves 9 el gobierno de Felipe Calderón extraditó a Estados Unidos a Sandra Ávila Beltrán, La Reina del Pacífico, acusada de traficar drogas del Cártel de Sinaloa en complicidad con narcotraficantes colombianos. La decisión se tomó no obstante haber sido exonerada de los delitos más graves por la justicia mexicana.
Dos días antes el gobierno colombiano extraditó a Dolly Cifuentes Villa, acusada de ser socia del sinaloense. Su hermano Francisco fue piloto del capo colombiano Pablo Escobar, jefe del Cártel de Medellín; mientras que su también hermano Hildebrando fue uno de los principales socios de Guzmán Loera.
La mujer tenía oficinas de importaciones en Colombia, Panamá, México, Brasil y Estados Unidos valuadas en más de 200 millones de dólares. Según la policía colombiana, a través de esas empresas El Chapo lavó millones de dólares y acumuló una gran riqueza en inmuebles.
En abril pasado la policía colombiana realizó un operativo de extinción de dominio contra 58 bienes supuestamente adquiridos con dinero del sinaloense en Bogotá, Cali y Medellín, valuados en 15 millones de dólares. Antes, en septiembre de 2011, le había ocurrido lo mismo con 301 bienes. Según la policía colombiana eran casas, fincas, terrenos, departamentos, empresas, vehículos e islas privadas a nombre de testaferros, valuadas en unos 250 millones de dólares.
Estados Unidos, además, tiene en su lista mundial de cabecillas del narcotráfico a dos hijos y a la primera esposa del Chapo, por lo que existe una orden para que se les congelen los bienes o cuentas que tengan en ese país. Se trata de Iván Archivaldo Guzmán Salazar, El Chapito; Ovidio Guzmán López, y María o Alejandrina Salazar Hernández.
La DEA también busca a José Alfredo Guzmán Salazar, a quien la Marina dio por detenido en junio pasado aunque de inmediato la PGR negó que se tratara del hijo del jefe del Cártel de Sinaloa.
En el juicio que se sigue contra éste en una corte federal en Chicago, el gobierno estadunidense busca decomisar al menos mil 374 millones de dólares que, según dice, ha obtenido la organización criminal en los últimos siete años, luego de la fuga del Chapo del penal de Puente Grande.
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Golpe al “Chapo” en España/Alejandro Gutiérrez
Revista Proceso No. 1867, 12 de agosto de 2012:
No cabe duda de que las autoridades estadunidenses le tienen puesto el ojo al Chapo Guzmán: Información que el FBI le proporcionó a la policía de España permitió desmantelar una célula del Cártel de Sinaloa que se estaba asentando en Madrid y que hubiera sido dirigida por un primo del capo sinaloense. El golpe fue asestado con limpieza y contundencia el miércoles 8. El primo y tres hombres más fueron capturados en Madrid; y uno de los detenidos, además, es un priista sonorense al que le gusta presumir su cercanía con Enrique Peña Nieto y Emilio Gamboa Patrón.
MADRID.- En cuanto salieron del centenario Hotel Palace, uno de los más lujosos de la ciudad, Jesús Gutiérrez Guzmán, primo de Joaquín El Chapo Guzmán, y otros dos presuntos miembros del Cártel de Sinaloa fueron interceptados por una decena de policías encubiertos. Todos los agentes aparentaban ser transeúntes que pasaban por el lugar.
“¡Policía Nacional!” les gritó uno de ellos a los presuntos miembros del cártel mexicano, quienes quedaron pasmados por la sorpresa.
Era el mediodía del miércoles 8. La cámara de video grabó el momento en el que interceptaron al pariente del Chapo; a Samuel Zazueta Valenzuela, quien utiliza un bastón para ayudarse a caminar, y a Jesús González Palazuelos Soto.
Un comisario de la Dirección General de Policía informó en conferencia de prensa que el mismo día pero en una acción diferente fue capturado Rafael Humberto Celaya Valenzuela, encargado de los asuntos “legales” del grupo que buscaba utilizar España como plataforma para sus operaciones de narcotráfico en Europa.
Es el mismo Celaya Valenzuela que en su perfil de Facebook presume sus fotografías con Enrique Peña Nieto y Emilio Gamboa Patrón.
Vigilados
En mayo de 2009 el FBI inició la operación Dark Water para investigar las actividades de tráfico de drogas y lavado de dinero de la organización del Chapo Guzmán en la región de Massachusetts. En octubre de 2010 la agencia estadunidense le comunicó a la Policía Nacional española que tenía conocimiento de que el cártel mexicano tenía intención de establecerse en España para expandir su actividad criminal al resto de Europa.
El FBI descubrió que integrantes de la organización viajaron a España en marzo de 2011. Desde ese momento la policía española los detectó en Madrid e inició una vigilancia estrecha de sus movimientos.
En cuanto llegaron a esa ciudad empezaron a planear el envío de droga desde Brasil, vía marítima. Hicieron varias pruebas para estudiar las medidas de seguridad. Fletaron tres contenedores con carga legal declarada, sin droga. Y en el cuarto envío “embarazaron” la carga con 373 kilos de cocaína. Sin embargo el embarque fue asegurado a finales del pasado julio en el puerto de Algeciras.
“Los contenedores sin nada (de droga) son medidas de seguridad normales que toman todas las organizaciones criminales cuando van a abrir un canal de distribución”, dijo el comisario en conferencia de prensa.
Explicó que tras el aseguramiento en Algeciras “se estuvo a la espera de las personas que ya habían estado con anterioridad observando cómo podían distribuir la droga en España”.
Las primeras investigaciones de la Policía Nacional española revelaron que Jesús Gonzalo Palazuelos Soto se desplazó a Madrid para hacerse cargo del cargamento de cocaína. Días después llegó Jesús Gutiérrez Guzmán, líder del grupo. Venía acompañado de Samuel Zazueta Valenzuela y Rafael Humberto Celaya Valenzuela.
En los cateos realizados en las habitaciones de los detenidos se aseguraron teléfonos celulares, 5 mil 500 dólares, 3 mil euros, 4 mil pesos mexicanos y documentación diversa que será analizada por los peritos.
El jueves 9 el juez de la Audiencia Nacional, Eloy Velasco, dictó prisión incondicional para todos ellos por el presunto delito de tráfico de drogas, en virtud de una solicitud de extradición realizada por Estados Unidos.
Contradicciones
El comisario que difundió la información acerca del arresto manifestó: “Nos hubiera gustado detener al Chapo Guzmán, pero aquí que hay compañeros mexicanos, sabrán que eso es prácticamente imposible. No vino pero mandó a su primo con otras tres personas importantes que no suelen tocar la droga. No iban a tocarla, simplemente venían a hacer los contactos de distribución, sin ellos implicarse en nada de la distribución”.
Y añadió: “El Cártel de Sinaloa yo entiendo que en España y el resto de Europa tenía poca presencia, por eso nos congratulamos de que en el primer intento serio de implantarse en Europa hayamos sido nosotros quienes los capturamos”.
Pero esto contradice lo que antes informó la Policía Nacional sobre su Operación Guadaña, en la que capturaron a 65 personas y aseguraron 5 millones y medio de euros y más de 3.4 toneladas de cocaína camuflada en contenedores de manzanas (Proceso 1800).
En esta operación, que permitió desarticular una serie de células que operaban en Colombia, Panamá, Brasil, Argentina, España (Galicia era un centro neurálgico, pero también Madrid y Barcelona), la autoridad española logró la captura del mexicano Nicolás Rivera Gámez, máximo responsable de una alianza de organizaciones involucradas en aquellos países y en España, entre células colombianas y españolas.
Tras meses de intervenciones telefónicas y seguimientos de los correos electrónicos de los implicados, la policía española identificó en mayo de 2010 a Rivera Gámez como “el máximo representante de la organización suministradora de origen colombiano y mexicano”.
El 15 de septiembre de 2010, cuando la policía pidió autorización judicial para catear algunas de sus mansiones, lo describe así: “La importancia de este individuo dentro de la organización ha quedado evidenciada a través no sólo del control que él mismo aparentemente tendría de todas las ramas de la organización, sino de igual modo a través de la opulencia y ostentación que él mismo ha evidenciado”.
No sólo el periódico El Faro de Vigo del 14 de noviembre de 2010 identificó al mexicano Nicolás Rivera como lugarteniente de Daniel Barrera, El Loco Barrera, señalado como uno de los más importantes narcotraficantes actuales. La DEA y la policía colombiana lo señalan como “socio” del Chapo Guzmán.
El 25 de octubre de 2009 la policía colombiana aseguró 10 toneladas de cocaína destinadas al Chapo Guzmán, con valor de 200 millones de dólares, que serían entregadas en Veracruz.
Proceso informó (número 1813) en julio de 2011 que, en la misma Operación Guadaña, la Policía Nacional española había descubierto la participación de otro mexicano, a quien identificaron como Héctor Murillo Rivera, apodado July o El Cojo, quien fue mantenido bajo vigilancia desde el 2 de marzo de 2010, cuando llegó a Madrid procedente de México.
“La información indica que era quien daba el visto bueno a la infraestructura empresarial, personal y material facilitada por Nicolás Rivera Gámez”, el cabecilla de la alianza de los cárteles mexicanos y colombianos en Europa.
El tío influyente
Personaje de bajo perfil en el priismo sonorense, Rafael Humberto Celaya Valenzuela debe su militancia en el PRI a su influyente tío Víctor Hugo Celaya Celaya, quien en enero pasado fue designado delegado en Baja California por Pedro Joaquín Coldwell, presidente nacional del tricolor.
Originario de San Luis Río Colorado, fue criado en Hermosillo, Sonora, estado considerado la “segunda casa” del Cártel de Sinaloa, grupo al que en opinión de Humberto Melgoza, director del semanario Contraseña, se le considera localmente un gobierno alterno.
El tío de Celaya Valenzuela es pieza importante en el priismo norteño: presuntamente es amigo de Manlio Fabio Beltrones, recién nombrado próximo coordinador de los diputados priistas, y del exgobernador de Coahuila Enrique Martínez y Martínez, actual delegado regional del CEN en Baja California Sur.
Ésta es la segunda vez que su sobrino Rafael Humberto Celaya Valenzuela se ve implicado en actividades del narcotráfico. Según el portal contraseña.com.mx, el 27 de diciembre de 2011 en la casa de Rogelio Baldenebro Arredondo, hermano de Manuel, alcalde de San Luis Río Colorado, apareció una cartulina que decía: “Rogelio, tienes una semana para regresar los 200 mil dólares del túnel próxima tu cabeza”.
Javier Quintero, corresponsal de MVS en Sonora, informó a Carmen Aristegui que Celaya Valenzuela admitió que la manta estaba dirigida a él y no a “Rogelio”.
En Sonora, Celaya Valenzuela ha desempeñado puestos de mediano nivel en la administración pública estatal y municipal. De 1997 a 2003 ocupó un cargo en el área administrativa del DIF estatal, con el gobernador Armando López Nogales. De 2003 a 2009 laboró en la Dirección de Egresos de la Secretaría de Hacienda del estado, en la administración de Eduardo Bours.
Luego Ernesto Gándara Camou, alcalde de Hermosillo en el trienio 2006-2009, lo nombró administrador de Agua de Hermosillo. Ahora Gándara es senador electo.
Inmediatamente después de que se dio a conocer su detención, el periódico El Universal subió a su portal de internet una serie de fotografías que Celaya Valenzuela tiene en Facebook, donde aparece abrazado con el candidato presidencial del PRI Enrique Peña Nieto o en sus actos proselitistas. También difunde una imagen en la que aparece a un lado de Emilio Gamboa Patrón, próximo coordinador de los senadores priistas.
En cuanto se supo de su detención y empezaron a circular las fotografías de Celaya con Peña Nieto, el CEN del PRI emitió un comunicado: “El CDE del PRI en Sonora informa que recientemente (Celaya Valenzuela) pretendió ser candidato a diputado federal, aspiración que fue rechazada por el priismo sonorense.
“El señor Celaya Valenzuela nunca fue coordinador de campaña de candidatos federales en el primer distrito electoral de Sonora, por lo que carecen de veracidad las informaciones en el sentido de que haya sido designado, con ese carácter, por el candidato ganador de la Presidencia de la República o por alguna autoridad nacional o local del Partido”.
Se argumenta que durante su campaña Peña Nieto se tomó miles de fotografías con militantes y simpatizantes, sin que eso implique compromiso o cercanía más allá del momento. Ello es válido también para el caso de la fotografía en la que Celaya aparece con el senador electo Emilio Gamboa Patrón, aclara el comunicado.
Pese a que la trayectoria política de Celaya Valenzuela ha sido escasa, existen constancias documentales de que en el pasado proceso electoral contendió por la candidatura del PRI a la diputación federal por el distrito 01 con cabecera en San Luis Río Colorado.
Expreso de Sonora publica fotografías tomadas el 7 de febrero de 2012, a las 10:30 de la mañana, que muestran a Celaya Valenzuela en el momento de su registro.
Sin embargo, el candidato del PRI era Manuel Baldenebro Arredondo, aún alcalde de San Luis Río Colorado, por lo que el CDE del PRI argumentó que en sus listas de registro no aparecía Rafael Humberto Celaya Valenzuela. Éste se inconformó ante la Sala Regional del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF).
En una resolución del 8 de marzo de 2012 el magistrado presidente de esa sala, Noé Corzo Corral, ordenó al PRI reponer el proceso. Informó que la anulación de la precandidatura de Manuel de Jesús Baldenebro se debió a que se violentaron los derechos políticos de Celaya Valenzuela.
El argumento que se utilizó para negarle el registro a Celaya, según consta en la sentencia del TEPJF, fue que su nombre no existía en los registros del PRI de San Luis Río Colorado, ya que por un error de mecanografía presentó su registro con el nombre de Refael Humberto Celaya Valenzuela. Para el magistrado Corzo Corral, se trató de un error involuntario que por ningún motivo debía ser causal para negarle el registro.
El proceso se repuso y al final la candidatura fue para Manuel Baldenebro Arredondo. Posteriormente fue nombrado por Enrique Peña Nieto coordinador de candidatos federales del primer distrito. Entonces Celaya Valenzuela declaró: “Las ambiciones personales quedaron atrás, ahora es la unidad del partido, el proyecto de Peña Nieto, el más importante”, según publicó La Prensa de San Luis el 23 de marzo de este año.
Finalmente, de acuerdo con fotografías consignadas en este mismo medio, en su calidad de coordinador de candidatos federales Celaya Valenzuela fungió como testigo e invitado especial en el registro de la fórmula de Manuel Baldenebro Arredondo ante el IFE. (Con información de Patricia Dávila.)

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