- Francisco visita por sorpresa a carpinteros y obreros del Vaticano
El papa visitó el viernes 9 de agosto por sorpresa
la zona industrial de la Ciudad del Vaticano, donde saludó a los carpinteros y
a los obreros de la central térmica.
Los
periodistas del diario L’Osservatore Romano, cuya redacción queda en la misma
zona, observaron el momento y se asomaron a las ventanas para aplaudir al
Pontífice que los saludó a la distancia.
"Francisco
llegó de improviso, sin que nadie nos hubiera advertido. Nos lo encontramos
delante, imagínese nuestro estupor", afirmó uno de los carpinteros, en
declaraciones a la agencia de noticias italiana AGI.
"El
Papa quiso recorrer todas las divisiones productivas, lugares en los que nunca
habríamos pensado recibir al pontífice", dijo.
«Estábamos hablando entre colegas, aquí en la sección en la que trabajamos 24 horas al día, y así nada más vimos llegar este coche, un C1. La estábamos viendo y dijimos: “¿Cómo es posible? ¡Si parece el Papa!», Y así era, se bajaron del coche el Santo Padre y Mariotti. Todo ello contó a la Radio Vaticana Alessandro De Gregori, uno de los obreros de la central eléctrica vaticana, a la que también se dirigió el Papa en otra visita sorpresa.
«Estábamos hablando entre colegas, aquí en la sección en la que trabajamos 24 horas al día, y así nada más vimos llegar este coche, un C1. La estábamos viendo y dijimos: “¿Cómo es posible? ¡Si parece el Papa!», Y así era, se bajaron del coche el Santo Padre y Mariotti. Todo ello contó a la Radio Vaticana Alessandro De Gregori, uno de los obreros de la central eléctrica vaticana, a la que también se dirigió el Papa en otra visita sorpresa.
«En casi 10 años de trabajo –explicó De Gregori– nunca me había tocado. Fue una emoción volverlo a encontrar, porque como casi todos los empleados, lo habíamos visto en una de las Misas de la mañana. Fue, de verdad, una feliz sorpresa». «Fue él el que vino a vernos y no al contrario», continuó, «el Papa se entretuvo con nosotros alrededor de unos cinco minutos; claro, las secciones que visitar eran muchas. Nos preguntó qué hacíamos y de qué nos ocupábamos».
La
central térmica vaticana fue construida en los años 1932 y 1933 bajo el
pontificado de Pío XI para aprovechar la producción de energía eléctrica que se
proyectó en el pequeño Estado en 1897 gracias a la caída del agua del acueducto
procedente del lago de Bracciano.
En
1934 fueron construidos cerca de la central los talleres de mecánica, el
laboratorio de técnica electrónica y la carpintería.
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