30 nov 2013

Don Konrado, el limosnero papal


  • Es Arzobispo pero prefiere que lo llamen el Padre Konrado.
  1. Es delegado por el papa para conceder la Bendición Apostólica por medio de un diploma en pergamino y la Limosnería Apostólica ejerce la caridad hacia los pobres en nombre del pontífice. 

En diálogo con periodistas, el limosnero de la Caridad Papal, Mons. Konrad Krajewski, fue consultado sobre el deseo del papa Francisco de acompañarlo por las noches para llevar ayuda a los pobres en Roma, según publicaron el viernes 29 de noviembre algunos medios italianos. "Al principio, cuando yo solía salir por la noche por Roma, a veces el papa me preguntaba si podía acompañarme, y no se daba cuenta de los problemas que se podían crear si se supiera que salía del Vaticano", dijo Mons. Krajewski en diálogo informal con algunos periodistas en el Vaticano.
 Cuando le preguntaron específicamente si el Pontífice ha salido en alguna ocasión del Vaticano y lo ha acompañado alguna vez, el Arzobispo polaco contestó con una sonrisa: "Pasemos a la siguiente pregunta".
Ello generó algunas especulaciones al respecto; como si el mismo Francisco saliera por las noches, lo cual no es cierto; se entiende que el papa sale a través de su limosnero.
El Prelado dijo luego que no quiso responder "para no participar en este juego. Si hubiera respondido que no, no me habrían creído de todos modos. ¿Para qué seguir con este punto? El papa ya hace tanto bien. ‘Sale’ a través de mi, ‘sale’ con sus palabras, ‘sale’ por horas en ocasiones como en las audiencias generales, a abrazar a los enfermos y los sufrientes".
 Krajewski relató cómo el papa, cuando le nombró limosnero el pasado 3 de agosto, le pidió que hiciera como él hacía cuando era Arzobispo de Buenos Aires y salir personalmente a llevar la ayuda a los necesitados.
 El arzobispo polaco, de 50 años, recordó lo que Francisco le dijo tras nombrarlo. "No te sentarás detrás del escritorio. Lo puedes vender. No esperes que la gente llame a tu puerta, ve a buscarla. Te quiero entre la gente para que lleves mi caricia a los pobres, a los desheredados, a los últimos", afirmó el papa.
 "Estos mis brazos, son limitados. Si los podemos alargar con los brazos de Conrado podemos tocar a los pobres de toda Italia. Yo no puedo salir, él, sin embargo, es libre", le dijo el Papa según refirió el Limosnero.
 Prefiere que le llamen Don Conrado como suele llamarse en Italia a los sacerdotes, pese a ser Arzobispo y contó que el papa bromeando también le dijo que "cuando alguien te llame ‘excelencia’ pídele un importe de cinco euros para los pobres".
 "Cada vez que me ve el papa, me pregunta si necesito dinero", explicó el limosnero, que relató que el Pontífice suele decir que "una cuenta corriente es buena cuando está vacía porque se ha donado a los necesitados".
 El Prelado polaco, que vive fuera del Vaticano para poder estar más disponible con la ayuda, contó que el papa le ha pedido que visite los hospicios para llevar su ayuda a los ancianos, y recuerda que lo envió a la isla italiana de Lampedusa para hacer donaciones a los inmigrantes supervivientes del naufragio del 3 de octubre, en el que fallecieron 300 personas.
 En Lampedusa, Mons. Krajewski compró 1 600 tarjetas telefónicas para los inmigrantes para que pudieran llamar a casa, ya que con el Santo Padre coincidió que era eso lo que más necesitaban.
 Cada mañana, relató, se levanta a las 4:30 a.m. e inicia su jornada respondiendo a las cartas de ayuda que llegan al Vaticano y a las que el mismo papa entrega al limosnero.
  Se encarga de comprobar que las cartas, en las que muchos piden ayuda para pagar las facturas de la luz o el alquiler, sean verdaderas y a través del párroco de la zona desde dónde llega la petición se envían las donaciones
 También sale por las noches, acompañado de los guardias suizos que colaboran con él como voluntarios, fuera de su horario- que son muy valiosos pues hablan varios idiomas- y lleva ayuda y comida a los indigentes, ancianos, hospicios o comedores e, incluso, ha acompañado alguna vez a algún borracho a su casa.
 El año pasado, la Limosnería apostólica distribuyó cerca un millón de euros y ayudó, además de a Caritas, a 6,500 personas.
Y aunque la prensa italiana hoy especulaba sobre la posibilidad que el santo padre haya acompañado alguna noche al limosnero para atender a los pobres de la calle, la Santa Sede lo ha desmentido. Lo que sí es seguro, es que esta función desempeñada por don Corrado es importante para Francisco y que cada vez que éste abraza a un pobre, le lleva de forma simbólica el abrazo del papa.
"Al inicio será difícil -le dijo el papa al nombrarlo- pero verás que te he confiado la parte más bella del trabajo pastoral".

El martes 17 de septiembre por la tarde, en la Basílica vaticana, fue ordenado Obispo Mons. Konrad Krajewski, limosnero de Su Santidad, quien ha elegido como lema episcopal “Misericordia”.
Presidió el rito de ordenación el Cardenal Giuseppe Bertello, Presidente del “governatorato” del Estado de la Ciudad del Vaticano., Francisco asistió a la ordenación participando junto a la asamblea.
En su homilía, el Cardenal Bertello recordó las palabras del mismo Santo Padre Francisco durante su reciente visita al Centro Astalli de los jesuitas para los refugiados, destacando que servir significa “inclinarse sobre quien tiene necesidad y tenderle la mano”, como Jesús, “que se inclinó a lavar los pies de los Apóstoles”.
El Purpurado subrayó asimismo que el servicio a los últimos es “vital” para la Iglesia si se quiere ser fiel al mandado del Señor. Y, por último, recordó al Beato Juan Pablo II a quien Monseñor Konrad Krajewski “ha estado muy cercano durante años con un afecto filial” así como la unión entre misión y vida. De hecho, refiriéndose al Evangelio proclamado, el Cardenal explicó que ilustra bien el sentido que Mons. Krajewski quiere dar a su ministerio episcopal, es decir, que al Obispo le compete más servir que dominar, puesto que verdadera grandeza está, en efecto, en ser pequeños.
“El Papa me pidió expresamente que no me quede detrás de un escritorio firmando pergaminos, sino que vaya a encontrar a los pobres, a los necesitados, en el cuerpo y en el espíritu. El Papa quiere que me encuentre con ellos en sus realidades existenciales, en los comedores, en las casas de acogida, en las casas de reposo o en los hospitales”, dice don Konrado.
“Si alguien pide ayuda porque está solo o abandonado, debo correr a su encuentro y abrazarlo para hacerle sentir el calor del Papa, por ende de la Iglesia de Cristo. Quisiera hacerlo personalmente, como hacía en Buenos Aires, pero ya no puede. Por esto quiere que lo haga yo en su lugar
En octubre Konrad Krajewski, se fue a la isla de Lampedusa, enviado especialmente por Francisco para "proporcionar las exigencias más inmediatas" a los supervivientes del naufragio y que cobnró más de 211 víctimas mortales.
El testimonio del nuevo limosnero pontificio fue publicado, hace unos días, en una entrevista con el periodista Mario Ponzi de “L’Osservatore Romano”.  El arzobispo Konrad Krajewski cuenta lo que le dijo el Papa Francisco, al confiarle el encargo de limosnero:
“No serás un obispo de escritorio, ni te quiero ver atrás de mí durante las celebraciones. Te quiero saber siempre entre la gente. Tendrás que ser la extensión de mi mano para llevar una caricia a los pobres, a los desheredados, a los últimos. En Buenos Aires salía a menudo por la noche para ir a encontrar a mis pobres. Ahora ya no puedo: me es un poco difícil salir del Vaticano. Entonces tú lo vas a hacer por mí, tú serás la extensión de mi corazón que los alcanza y les lleva la sonrisa y la misericordia del Padre celeste”.
Desde entonces, el padre Konrad Krajewski, que prefiere ser llamado de esta forma a pesar de ser arzobispo, recorre ciudades y alrededores «para llevar la solidaridad del obispo de Roma a los suburbios más oscuros y más desesperados»
El nuevo limosnero, que vive en Roma desde 1998 y fue maestro de ceremonias del Papa Juan Pablo II, pudo conocer “ese sotobosque que gravita alrededor de los Sacros Palacios, sobre todo durante la noche. Un sotobosque poblado de gente desesperada, sin hogar fijo, que a menudo necesita más que comida –Roma en este sentido es muy generosa– calor humano, alguno dispuesto a escucharla, a hacerle sentir el calor de un abrazo, de una caricia”.
Así, con la ayuda de las monjas de la Guardia Suiza, de las del almacén privado y de un grupo de jóvenes voluntarios de la misma Guardia Suiza, el padre Konrad organizó una especie de comedor itinerante. “Recogíamos lo que quedaba después de las comidas y de las cenas de la Guardia. Lo empaquetábamos en muchas raciones individuales y, después de las 20.30, salíamos del Vaticano para llevar comida a los pobres que pueblan la noche en la Plaza San Pedro”.
El nuevo Limosnero del Vaticano nació en Lódz (Polonia) el 25 de noviembre de 1963 y entró en el seminario diocesano de la ciudad en 1982.

Licenciado en Teología en la Universidad Católica de Lublino, fue ordenado sacerdote el 11 de junio de 1988.
Es delegado por el papa para conceder la Bendición Apostólica por medio de un diploma en pergamino y la Limosnería Apostólica ejerce la caridad hacia los pobres en nombre del pontífice. 

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