Beato
Pedro Fabro
El diario de la Conferencia
Episcopal Italiana, Avvenire, informó este viernes 29 de noviembre que el papa Francisco canonizará en los
próximos meses al Beato Pedro Fabro, el primer discípulo de San Ignacio de
Loyola, fundador de la Compañía de Jesús.
Según
Avvenire, la causa de Canonización del P. Fabro “está muy avanzada” y se espera
que para el mes de diciembre el Papa Francisco disponga la bula pontificia de
canonización.
Francisco se formó como sacerdote dentro de la Compañía de Jesús y se
desempeñó como superior de los Jesuitas en Argentina desde el año 1973 hasta
1979, convirtiéndose en el primer pontífice jesuita de la historia.
La
práctica que se adoptará para el Beato Fabro es la canonización “equivalente”,
también llamada “extraordinaria”, o “a ciencia cierta”. Se trata de un tipo de
canonización que solo puede imponer el papa al reconocer y ordenar el culto
público y universal de un Siervo de Dios sin haber pasado por el procedimiento
ordinario de la canonización formal, es decir, sin necesidad de verificarse
milagro alguno.
Aunque
este tipo de concesiones no son muy habituales dentro de la Iglesia, el papa
puede conceder la canonización extraordinaria si la veneración al santo ha sido
realizada desde mucho tiempo atrás y de forma continuada por la Iglesia, o de
tratarse de figuras eclesiales particularmente importantes que fueron un culto
litúrgico antiguo extendido y con ininterrumpida fama de santidad e intercesión
ante Dios.
El
P. Fabro es el modelo de espiritualidad y de vida sacerdotal para el
pontificado del Papa Francisco y uno de los referentes clave para entender su
modelo de gobierno. Así
lo dijo el Pontífice en la entrevista que concedió en agosto pasado al director
de la revista jesuita La Civiltà Cattolica, el sacerdote Antonio Spadaro.
“El
diálogo con todos, incluso los más lejanos y opositores; la piedad sencilla,
quizá una cierta ingenuidad, la disponibilidad inmediata, el discernimiento
cuidadoso, y el ser hombre grande y fuerte capaz de tomar decisiones al mismo
tiempo ser dulce”, explicaba el Pontífice hablando sobre el P. Fabro.
La
vida de Pedro Fabro
Pedro
Fabro nació el 13 de abril de 1506 en Saboya, Francia. Fue el hijo mayor de una
familia devota y moderadamente próspera, que vivía del campo y del pastoreo. A
los 16 años fue enviado a estudiar a La Roche, bajo el cuidado de Pierre
Veillard, un santo y erudito sacerdote que ejerció en él una gran influencia.
En
1525 ingresó en el Colegio de Montaigu en la Universidad de París, pero pronto
se trasladó al de Santa Bárbara, donde compartió alojamiento con San Francisco
Javier, con quien conocería a San Ignacio de Loyola.
Las
dudas y tentaciones sobre su futuro asaltaron a Fabro, pero aconsejado por
Ignacio, hizo la primera semana de los “Ejercicios Espirituales”, y superó sus
problemas convirtiéndose en su primer discípulo en París.
En
1530 recibió el grado de bachiller y de licenciado en Artes, y empezó seis años
de estudio intermitente de teología. A inicios 1534 hizo los Ejercicios
Espirituales completos, bajo la guía de Ignacio, penetrando en ellos tan
profundamente que, más tarde, Ignacio lo consideró el mejor director de
Ejercicios, entre todos sus compañeros.
Se
ordenó en mayo y celebró su primera Misa (15 agosto 1534) en Montmartre, donde
San Ignacio y sus otros compañeros hicieron votos de pobreza, castidad y
obediencia y de trabajar apostólicamente en Tierra Santa.
Fabro
jugó un papel muy activo en la consecución de la aprobación de la Compañía de
Jesús por parte del Papa Paulo III. Murió el 1 de agosto de 1546 en Roma, como
teólogo pontificio.
Se
sabe que tenía un extraordinario don para la amistad. El primer jesuita alemán,
San Pedro Canisio decía de él, que “nunca había encontrado ‘un teólogo más profundo o un hombre de tan
impresionante santidad... todas sus palabras estaban llenas de Dios’”.
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