Francisco ante
los embajadores: 'La trata de seres humanos es una vergüenza'
El papa abordó el tema de la trata de seres humanos
manifestado su preocupación. Lo definió como "una verdadera forma de
esclavitud, lamentablemente cada vez más difundida, que afecta a todos los
países, también a los más desarrollados y que toca a las personas más
vulnerables de la sociedad: las mujeres y las jóvenes, los niños y niñas,
discapacitados, los más pobres o quien provienen de situaciones de
desintegración familiar o socia"l.
Lo anterior r lo manifestó durante el encuentro con
los embajadores que han presentado sus cartas credenciales hoy, representantes
de Algeria, Islandia, Dinamarca, Lesotho, Territorios Palestinos, Sierra Leona,
Cabo Verde, Burundi, Malta, Suecia, Pakistán, Zambia, Noruega, Kuwait, Burkina
Faso, Uganda, Jordania.
El
primer pensamiento del discurso lo ha dirigido a la comunidad internacional y a
las múltiples iniciativas que se llevan adelante para promover la paz, el diálogo,
las relaciones culturales, políticas, económicas y para ayudar a los pueblos
afectados por diversas dificultades.
"Nosotros
los cristianos -ha comentado- reconocemos el rostro de
Jesucristo, que se ha identificado con los más pequeños y necesitados".
El
santo padre ha exhortado a "comprometernos para que sean liberados y se
pueda poner fin a este horrible comercio". Francisco ha indicado que se
habla de millones de víctimas de trabajo forzado, trabajo esclavo, de la trata
de personas con fines de mano de obra y de explotación sexual.
Así,
el pontífice ha declarado que esto no puede continuar y que "constituye
una grave violación de los derechos humanos de las víctimas y es una ofensa a
su dignidad, además de una derrota para la comunidad mundial". Las
personas de buena voluntad, se profesen religiosas o no, "no pueden
permitir que estas mujeres, estos hombres, estos niños, sean tratados como
objetos, engañados, violados, a menudo vendidos, para fines diversos y al final
asesinados o, marcados en el físico y en la mente, para terminar desechados y
abandonados. Es una vergüenza".
Por
ello, Francisco ha indicado que la trata de personas es un crimen contra
la humanidad y "debemos unir las fuerzas para liberar a las víctimas y
para parar este crimen cada vez más agresivo, que amenaza, además no sólo a las
personas individuales, pero también los valores en que se fundala sociedad y
también la seguridad y la justicia internacional, además de la economía, el
tejido familiar y el mismo vivir social".
Además,
ha afirmado que es necesario una toma de responsabilidad común y una voluntad
política más decidida para conseguir vencer este asunto.
El
santo padre ha propuesto como una posiblidad para reducir el problema "una
intervención legislativa adecuada en los países de procedencia, en los países
de tránsito y en los países de llegada, también para facilitar la regularidad
de las migraciones".
Y
aunque los gobiernos y las comunidades internacionales trabajan para luchar
contra este problema, el santo padre ha reconocido que "lamentablemente,
no podemos negar que a veces también se infectaron trabajadores públicos y
miembros de contingentes comprometidos en misiones de paz". Pero para
obtener buenos resultados, el santo padre ha recomendado que la acción de lucha
incida también a nivel cultural y de la comunicación. Del mismo modo, ha
invitado a hacer un examen de conciencia y preguntarse "¿Cuántas veces de
hecho toleramos que un ser humano sea considerado como un objeto, expuesto para
vender un producto o para satisfacer deseos inmorales?" Sobre esta idea,
el santo padre ha advertido que la persona humana no se debería nunca vender y
comprar como una mercancía y quien la usa y la aprovecha, también directamente,
"se hace cómplice de esta opresión".
Finalmente,
Francisco ha manifestado que sobre esta problemática "cree en el valor y
en la fuerza de un compromiso concertado para combatirla". Por ello, ha
exhortado nuevamente a las comunidades internacionales a hacer aún más
consonante y eficaz la estrategia contra la trata de personas, para que en
todas las partes del mundo, los hombres y las mujeres no sean nunca más usados
como medios, sino que sean siempre respetados en su dignidad inviolable".
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