Banco"
del Vaticano: renuncian el director general y el subdirector
La Oficina de Prensa de la Santa
Sede informó recientemente de la renuncia de Paolo Cipriani, director general del llamado
"Banco" del Vaticano, el Instituto para las Obras de Religión (IOR),
y del subdirector Massimo Tulli, quienes tras años de servicio han tomado esta
decisión en vistas a los "mejores intereses del Instituto mismo y de la
Santa Sede".
El
comunicado del Vaticano señala que la renuncia ha sido aceptada por la Comisión
de cardenales y el directorio de superintendencia. Mientras tanto y de
inmediato, las funciones de director general las asume interinamente -'ad interim'- el
presidente del IOR, el alemán Ernst von Freyberg.
Las motivaciones indicadas son darle un nuevo impulso a la adaptación de la normativa del IOR a las reglas internacionales.
Hace unos días -26 de junio- el papa Francisco instituyó una comisión pontificia para conocer mejor la posición jurídica y las actividades del IIOR para lograr una mejor armonización con la misión de la Iglesia universal y de la Sede Apostólica.
La decisión también ha sido hecha llegar a la Autoridad de Información Financiera (AIF) creada por Benedicto XVI, así como a la reciente Comisión Especial del IOR que creó el 26 de junio el papa Francisco.
Ernst von Freyberg será ayudado por Rolando Marranci en calidad de vicerrector y por Antonio Montaresi en la nueva posición de Chief Risk Officer con la responsabilidad de conformidad y proyectos especiales. Marranci ha trabajado como Chief Operating Officer en un banco italiano con sucursal en Londres mientras que Montaresi ha sido Chief Risk Officer y Chief Compliance Officer en varios bancos de EU.
"Desde el 2010 el IOR y su dirección han trabajado muy seriamente para hacer que las estructuras y sus procedimientos estén en línea con los estándares internacionales de lucha contra el lavado de dinero. Si bien nos complacen los resultados obtenidos, hoy es claro que necesitamos una nueva dirección para acelerar el ritmo de este proceso de transformación. Los progresos logrados se deben en gran parte al apoyo sostenido de los organismos de gobierno del Instituto y de su personal", dijo.
“A nombre del Consejo de sobreintendencia agradezco a los señores Cipriani y Tulli por la dedicación personal manifestada durante los años” declaró el presidente Ernes Von Freyber. Y añadió: “Estoy satisfecho del nombramiento de Rolando Marracini y Antonio Montaresi, en cuanto son excelentes profesionales”. Precisó que “desde el 2012 el IOR y su dirección han trabajado seriamente para llevar las estructuras y los procedimientos en línea con los standard internacionales de lucha al reciclado de dinero. Si bien les agradecemos por los resultados obtenidos, hoy es claro que necesitamos una nueva dirección para acelerar el ritmo de este proceso de transformación. Los progresos hechos se deben en gran parte al apoyo continuo de los organismos de gobierno del Instituto y de su personal”.
El consejo de sobreintendencia ha iniciado un procedimiento de selección para nombrar un nuevo director general y un vice director en un futuro próximo.
En mayo, el Promontory Financial Group, dirigido por Elizabeth
McCaul -(Partner-in-charge (Socio director) del New York Office y Chief
Executive Officer (Director ejecutivo) de Promontory Europe)- y Raffaele Cosimo
-(Chief Operating Officer (Director de Operaciones) de Promontory Europe)- ha
recibido el encargo del presidente del Consejo de Superintendencia de potenciar
el programa anti-reciclaje del Instituto con siete líneas de trabajo,
efectuando una “forensic review” (supervisión) y un control de las relaciones
con los clientes.
Asimismo
Ernst von Freyberg ha solicitado a Elizabeth McCaul y a Raffaele Cosimo que
actúen como Senior Advisors (Asesores Jefes) en la gestión del Instituto, dada
su gran competencia y experiencia.
El
Instituto para las Obras de Religión (IOR) fue fundado en 1942 con un decreto
papal. Su objetivo es servir a la Santa Sede y a la Iglesia Católica en el
mundo entero, como establece su estatuto. El IOR protege el patrimonio de un
grupo claramente definido de personas físicas y jurídicas con afiliación a la
Iglesia Católica tal y como lo define el derecho canónico o el derecho del
Estado de la Ciudad del Vaticano.
La
estructura de gobierno del IOR está formada por una Comisión cardenalicia, un
prelado, un Consejo de superintendencia y una dirección. El IOR cuenta con 114
empleados y tiene su sede exclusivamente en el territorio soberano del Estado
de la Ciudad del Vaticano.
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LAS
VENTANILLAS DEL "BANCO VATICANO"/ANDREA
TORNIELLI
CIUDAD
DEL VATICANO; Vatican Insider.
No
hay dos sin tres. Después del nombramiento del nuevo prelado del IOR y de la
creación de una comisión de investigación, por voluntad de Francisco, el
director general, Paolo Cipriani, y el vicedirector, Massimo Tulli, han
renunciado al Instituto para lasa Obras de Religión.
Algo
parecido a la medida que hace algunos meses se asumió en relación con monseñor
Nunzio Scarano, el prelado contador de la APSA acusado de lavado de dinero y
arrestado por corrupción y fraude. Una medida, pues, que no tiene precedentes y
que indica claramente el cambio que se está llevando a cabo y la voluntad de no
dejar ninguna zona de sombra en la gestión de las finanzas vaticanas.
Ernst
von Freyberg recibirá la ayuda de Rolando Marranci, en calidad de vicedirector,
y de Antonio Montaresi en la nueva
posición de Chief Risk Officer, con la responsabilidad de compliance y
proyectos especiales. Rolando Marranci fue Chief Operating Officer en un
conocido banco italiano con sede en Londres. Antonio Montaresi, en cambio, fue
Chief Risk Officer y Chief Compliance Officer en varios institutos de los
Estados Unidos.
De
las interceptaciones del monseñor parecía surgir, efectivamente, la complicidad
del “management” del IOR, que habría autorizado sin problemas ingentes movimientos
de dinero. Pero es evidente que no habríamos llegado a este paso clamoroso sin
el nuevo curso que ha indicado el Pontífice argentino. La magistratura italiana
tendrá que verificar las responsabilidades de Scarano, que durante su primer
interrogatorio rechazó cualquier acusación, y establecer cómo obtuvo las
autorizaciones para operar de esa manera con sus cuentas: ¿los “managers” del
IOR creían que actuaba en nombre de la APSA? ¿Cuál era la información que
tenían al respecto?
De
cualquier manera, lo que ha quedado en evidencia es la falta de funcionamiento
del sistema de vigilancia. A pesar de las repetidas y tranqulizadoras
declaraciones públicas sobre el «sistema que funciona» por parte del presidente
von Freyberg y del director de la AIF (la Autoridad de Información Financiera
Vaticana), René Brülhart, en el caso de Scarano los que comenzaron a indagar y
dieron los primeros pasos fueron los magistrados italianos.
En
junio de 2012, pocos días después del brutal despido del presidente Ettore Gotti
Tedeschi, el director general del IOR organizó una visita guiada por el
Instituto para unos 50 periodistas. En aquella ocasión, Cipriani, en compañía
del vicepresidente Tulli y otros cuatro dirigentes, repetía que el IOR quería
«quitar el velo de secreto» que cubre las actividades y las sospechas de que el
“banco del Vaticano” podría seguir siendo usado para operaciones poco limpias.
Cipriani también subrayó que los servicios que ofrecía el IOR «fueron
concebidos en el respeto de los principios éticos fundamentales de la Iglesia
católica». El director había afirmado que «desde 1996 existe un sistema
informático que no permite operaciones opacas; si en el pasado hubo muchas
cuentas extrañas, ahora y ano es posible, no puede salir ni entrar un solo euro
sin dejar huellas».
Hace dos semanas, el mismo Cipriani, en una
entrevista con “Il Giornale”, además de haber definido como «esencial» y
«necesaria» para la libertad de la Iglesia la existencia de un banco en el
Vaticano, tranquilizaba indicando que «he predispuesto medidas para prevenir
los riesgos de lavado de dinero».
Cipriani
fue nombrado director en lugar de Lelio Scaletti, que dejó la dirigencia del
IOR con más de ochenta años en 2007. El nuevo director, proveniente del mundo
bancario italiano, era considerado como un personaje cercano al ex Secretario
de Estado Angelo Sodano y al entonces prelado del “banco vaticano”, monseñor
Piero Pioppo. Pero instauró también una buena relación con el sucesor de
Sodano, el actual Secretario de Estado, el cardenal Tarcisio Bertone.
Tanto
Cipriani como Tulli, además del entonces presidente Gotti Tedeschi, estuvieron
bajo las investigaciones de la procuraduría de Roma por una transferencia
anónima de 23 millones del IOR a la JP Morgan de Frankfurt, vía el Credito
artigiano (20 millones) y la Banca del Fucino (3 millones). La investigación no
ha terminado y la suma volvió al Vaticano. Obviamente, la renuncia no equivale
ni a una condena ni al hecho de que haya sido confirmada la responsabilidad de
los “managers”. Pero es una señal muy clara, que va no solo al interior de la
Curia, sobre la voluntad de poner en marcha verdaderamente la transparencia.
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IOR;
Scarano pide arresto domiciliario.
Duró
poco más de tres horas el interrogatorio de monseñor Nunzio Scarano, arrestado pasado por corrupción y calumnia en el ámbito de la investigación de
la procuraduría de Roma sobre su plan para hacer ingresar a Italia, desde
Suiza, 20 millones de euros provenientes de una empresa de armadores.
Los
abogados defensores del monseñor, Silverio Sica y Francesco Caroleo Grimaldi,
al final del acto instructorio pidieron a la juez Barbara Callari la concesión
del arresto domiciliario para su cliente, en una parroquia. De esta manera el
sacerdote podría seguir celebrando los sacramentos.
En Nápoles y por rogatoria, compereció ante el juez el “broker” Giovanni
Carenzio, a su vez involucrado (junto con el ex miembro de los servicios
secretos italianos Giovanni Maria Zito), en la investigación, pero prefirió no
responder.
onseñor
Scarano, durante su interrogatorio en la cárcel de Regina Coeli, «reafirmó con
fuerza su moralidad, su historia, su apego a los valores religiosos y dijo que
lo que le falta más es no poder celebrar la Misa», indicaron sus abogados.
El
acto instructorio ante la juez Callari del tribunal de Roma fue muy «detallado».
El religioso «ofreció todas las explicaciones posibles, colaborando en términos
de extrema lealtad y honestidad, y reafirmando la buena fe y la disponibilidad
para estar a disposición de las autoridades judiciales italianas en cualquier
momento».
Los
abogados del acusado añadieron que no podían revelar el contenido de lo que
dijo en particular su cliente, «porque sería poco correcto». Después añadieron:
«podemos decirles que respondió en términos claros y circunstanciales , y con
disponibilidad para colaborar».
Monseñor
Scarano, según sus defensores, «se encuentra mal, está muy afectado, duerme
mal. Es una persona que no esperaba un resultado de este tipo. Se defendió
válidamente».
La juez está por decidir sobre
la concesión del arresto domiciliario.
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