Vaticano
desmiente declaraciones atribuidas al Papa sobre Brasil
El Director de la Sala de Prensa de
la Santa Sede, Padre Federico Lombardi, desmintió al diario español El País, de
marcado sesgo anticatólico, que aseguró hoy que el Papa Francisco
"considera las protestas de Brasil justas y acordes con el Evangelio"
y se referirá a ellas durante la próxima Jornada Mundial de la juventud (JMJ)
Río 2013.
En
una nota publicada el 24 de junio, los Obispos de Brasil expresaron su
"solidaridad y apoyo a las manifestaciones", siempre y cuando estas
sean pacíficas.
Los
Prelados reconocieron en su comunicado que estas protestas son "un
fenómeno que involucra al pueblo brasileño y despierta una nueva
conciencia". "Requiere atención y comprensión para identificar sus
valores y límites, siempre con el objetivo de construir la sociedad justa y
solidaria que deseamos", señalaron.
El
diario El País, en un artículo publicado hoy (abajo), afirmó que el Papa Francisco,
"en el discurso que dirigirá al más de un millón de jóvenes que se
concentrarán en Río de Janeiro con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud
(JMJ)" hará alusión "a las manifestaciones, según informaciones de
fuente fidedigna recibidas por este corresponsal".
El rotativo español aseguró además que los Obispos de Brasil no hubieran escrito ni
publicado su comunicado de fines de junio "de no haber estado antes
concordado con el papa Francisco, que está por llegar a Brasil".
Sin
embargo, en comunicación con la agencia ACI Prensa, Lombardi aclaró que
"el diario El País no es la fuente de los discursos del Papa". Consultado
por el supuesto discurso a favor de las manifestaciones en Brasil al que hace
mención el diario español, Lombardi señaló que "no me consta. No he visto
nada al respecto".
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Obispos
de Brasil: Apoyo a manifestaciones solo si son pacíficas
BRASILIA,
24 Jun. 13 / 10:42 am (ACI).- Los Obispos del Brasil publicaron una nota donde
expresaron su solidaridad y apoyo con las manifestaciones de protesta ante una
situación injusta, solo cuando éstas son pacíficas y no tienen ninguna carga de
violencia.
Las
protestas en Brasil, alentadas por el Movimento Passe Livre, expresan el
desacuerdo de un importante sector de la población con el aumento de la tarifa
del transporte público, así como el reclamo para que la corrupción de la
administración del gobierno se detenga.
Los
manifestantes también critican los elevados gastos que se realizan en vistas al
Campeonato Mundial de Fútbol del 2014, y piden mayor inversión en la salud y la
educación.
Los
Prelados expresaron "nuestra solidaridad y apoyo a las manifestaciones,
cuando son pacíficas, que han llevado a las calles a personas de todas las
edades, especialmente a los jóvenes. Se trata de un fenómeno que involucra al
pueblo brasileño y despierta una nueva conciencia. Requiere atención y
comprensión para identificar sus valores y límites, siempre con el objetivo de
construir la sociedad justa y solidaria que deseamos".
Para
los obispos se trata de manifestaciones justas, nacidas espontáneamente,
especialmente entre los jóvenes y apoyadas por la red. Es un despertar ante los
problemas no resueltos y no afrontados, como "la corrupción, la impunidad
y la falta de transparencia".
El
mensaje de los prelados confirma la posición de la Iglesia: "¡No a la
violencia! No a las manifestaciones y protestas violentas y no a la violencia
contra los manifestantes y contra los jóvenes.
La
invitación de la Conferencia Episcopal se dirige a todos porque "la
solución de los problemas del pueblo brasileño sólo es posible con la
participación de todos".
"Todo
el mundo, incluso en la protesta, deben respetar el orden, el bien común, los
bienes de todos y la paz, pero el clamor del pueblo debe ser escuchado"
concluye la nota.
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El
Papa considera las protestas de Brasil justas y acordes con el Evangelio
Francisco
aludirá a las manifestaciones en su encuentro con más de un millón de jóvenes
en Río el próximo día 22
Tres
prelados locales le han informado directamente de la situación sociopolítica
JUAN
ARIAS Río de Janeiro
El País, 2 JUL 2013
El
papa Francisco, que llegará a Brasil el próximo día 22, ha sido informado
directamente de las protestas en curso en las calles del país, con una
participación mayoritaria y activa de jóvenes que se confiesan apartidistas.
En
el discurso que dirigirá al más de un millón de jóvenes que se calcula se
concentrarán en Río de Janeiro con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud
(JMJ), el Pontífice aludirá a las manifestaciones, según informaron las fuentes
a este periodista.
El
Papa tenía ya escrito su discurso a los jóvenes cuando fue informado por
prelados brasileños de lo que ocurría en el país, y reescribió parte de él para
abordar la situación. Según Francisco, las reivindicaciones por una mayor
justicia no contradicen el Evangelio.
Tres
altos prelados de Brasil hablaron personalmente con el Pontífice en Roma cuando
las manifestaciones hervían en la calle y con ellas los actos de violencia.
Quisieron informarle en persona, y no a través de los canales diplomáticos
habituales, dada la importancia política y social de las protestas.
El
primero que se encontró con el papa Francisco en el Vaticano fue el arzobispo
de Río de Janeiro, el monje cisterciense Orani João Tempesta, responsable de la
organización de la Jornada Mundial de la Juventud, que se celebrará en su
archidiócesis.
Hace
15 días, quien voló a Roma fue el cardenal arzobispo emérito de São Paulo,
Cláudio Hummes, con fama de obispo social pues a finales de los años setenta y
principios de los ochenta del pasado siglo abrió las puertas de las iglesias a
los obreros en huelga. Hummes fue uno de los papables más nombrados en el cónclave
en el que resultó elegido el cardenal Bergoglio. El último en encontrarse con
el Papa, la semana pasada, fue el presidente de la Conferencia Episcopal de
Brasil (CNBB), el cardenal Raymundo Damasceno.
El
pasado 21 de junio, tras dos días de reunión en Brasilia, la Conferencia
Episcopal de Brasil redactó un documento oficial que empezaba con estas
palabras: “Nosotros, los obispos del Consejo Permanente de la Conferencia
Nacional de los Obispos de Brasil (CNBB), reunidos en Brasilia del 19 al 21 de junio,
declaramos nuestra solidaridad y apoyo a las manifestaciones —mientras sean
pacíficas— que han sacado a las calles a personas de todas las edades, sobre
todo jóvenes”.
La
importancia del documento radica en que en ese momento los obispos no lo hubiesen
escrito, y menos con tanta firmeza, de no haber sido acordado antes con el papa
Francisco, que llegará en breve a Brasil.
Las
manifestaciones, afirman los obispos, “gritan contra la corrupción, la
impunidad y la falta de transparencia en la gestión pública. Denuncian la
violencia contra la juventud. Son, al mismo tiempo, testigo de que la solución
de los problemas que sufre el pueblo brasileño solamente será posible con la
participación de todos. Hacen así renacer la esperanza cuando gritan: ‘El gigante
ha despertado”.
Tras
subrayar que “nada justifica la violencia” el documento de la Conferencia
Episcopal concluye: “Que estas manifestaciones sirvan para fortalecer la
participación popular en los destinos de nuestro país y sean un anuncio de
nuevos tiempos para todos. Que el clamor del pueblo sea escuchado”.
En
una entrevista en TV Globo, el arzobispo de Río aseguró: “La mayoría de los
jóvenes que han salido a la calle quieren un Brasil nuevo, más justo y
solidario”. Y añadió: “Eso concuerda con lo que nosotros, los obispos, buscamos
también”.
A
su regreso del encuentro con el papa Francisco, el cardenal Hummes habló en São
Paulo sobre las protestas ante un grupo de católicos. El prelado no solo se
mantuvo en la línea de apoyo a las manifestaciones de la Conferencia Episcopal,
sino que fue más allá. Como un eco de su conversación con Francisco, Hummes
llegó a decir que “el mensaje de Cristo está en sintonía con esas
reivindicaciones del pueblo”, y agregó: “Por eso debemos estar presentes. En la
calle la gente, de hecho, está viviendo el Evangelio”.
Hummes
hizo también una dura crítica a los políticos: “Ni los sindicatos, ni el
Gobierno saben cómo comportarse con el movimiento”. Añadió que el movimiento ha
venido “para consolidar la democracia”. Según el arzobispo emérito: “Los que no
se sienten escuchados necesitan salir a la calle”.
El
cardenal confió a los fieles reunidos que el papa Francisco no “teme que las
manifestaciones vayan a empañar” su viaje a Brasil, aunque reconoció que “es
difícil hacer predicciones por el momento que vive Brasil”.
La
presidenta Dilma Rousseff está informada de lo que piensan el Papa y los
obispos sobre las protestas. El cardenal Damasceno se reunió con ella el pasado
viernes en el palacio del Planalto, en Brasilia.
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Las
protestas en Brasil se extienden por todo el país
La
media de una protesta por hora aqueja ya a 353 ciudades. En tres semanas ha
habido más de 22 diarias.
Para
hoy se espera una masiva en Río de Janeiro
JUAN
ARIAS Río de Janeiro 30 JUN 2013 - 15:36 CET
Las
protestas en Brasil en vez de disminuir se han convertido en un fenómeno
nacional. La media de una protesta por hora afecta ya a 353 ciudades, y para
hoy se espera una multitudinaria en Río de Janeiro. En tres semanas ha habido
más de 22 diarias, según datos del diario O Estado de São Paulo. Es eso lo que
ha llevado al sociólogo Manuel Castells, buen conocedor de Brasil, a afirmar
que las protestas “van a continuar”.
Para
explicar cómo de una marcha de 200 personas sacadas a la calle por el pequeño
movimiento de izquierdas, Passo Libre, el 6 de junio pasado, la protesta se
haya esparcido por todo el territorio, los expertos en movimientos de masa se
quiebran la cabeza. Según algunos especialistas en comunicación digital, como
Luli Radfharer, haciendo una analogía con lo que sucede cuando un matrimonio
que se separa después de años de convivencia. El motivo del abandono no ha sido
porque la toalla fue dejada mojada encima de la cama. Esa toalla pudo ser la
gota de agua que colmó el vaso de antiguas peleas y malestares.
No
cabe duda de que ese efecto contagio en las protestas no se hubiese dado sin un
líder personal o institucional que la provocase y dirigiese, y sin la difusión
instantánea que hoy ofrecen las redes sociales. Sin embargo, lo que se está
analizando es que la protesta tomó dimensiones de masa y empezó a expandirse
por el país, cuando se convirtió en el tema de apertura de todos los medios de
comunicación: periódicos, informativos de radios y televisión y portadas de los
grandes semanales.
La
protesta empezó con algo tan concreto como la crítica a los transportes
públicos caros y malos en las grandes urbes como Sâo Paulo y Río, pero también
es cierto que después cundió como un incendio y empezó a manifestarse de otras
formas. En cada ciudad media o pequeña y en cada pueblo protestan por algo
diferente, hasta por los baches en las aceras.
Hubo,
al parecer, hasta una mujer que salió a la calle a protestar porque su marido
le pegaba. Y un elemento fundamental y
aún no estudiado lo suficiente es la explosión que ha supuesto la realización
de la Copa de las Confederaciones, ya que ha sido alrededor de los estadios
faraónicos que costaron cientos de miles de millones de reales donde los
manifestantes han librado las mayores batallas campales contra las fuerzas del
orden.
¿Pero
no era Brasil el país del fútbol? ¿Por qué esta vez no se han sentido
orgullosos de los nuevos estadios? ¿ Por qué han gritado diciendo “Queremos
escuelas y no estadios” o “nuestros héroes son los maestros no los
jugadores"? ¿Qué le está pasando a Brasil?
Un
joven, estudiante de sociología, me preguntaba: ¿Qué harían hoy los jóvenes
españoles si en plena crisis, el gobierno levantase plazas de toros
millonarias? ¿No era España, se preguntaría el mundo, la meca de la fiesta?
Quién
quizás haya dado una respuesta más justa a todas estas preguntas aún sin
respuesta haya sido el psicoanalista Jorge Forbes. Afirma: “Se trata de una
sociedad civil brasileña renovada, más informada y educada, que continúa
teniendo que vérselas con instituciones del siglo pasado, anacronísticas, que
ya no atienden a los nuevos deseos de la población”.
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