En Michoacán, en donde se asienta la XII Región Militar con sus cuatro zonas militares (16ª , 17ª , 21ª y 43ª ), sus 18 generales, 160 jefes, 899 oficiales y 7 mil 177 soldados, a los que se sumaron 3,600 elementos más en las últimas dos semanas...
El
tamaño del infierno/Jorge Alejandro Medellín.
La Silla Rota, 22 de enero de 2014;
1.-
La guerra calderonista al narco comenzó oficialmente en diciembre de 2006,
cuando el segundo presidente panista ordenó el primero de siete operativos a
nivel nacional para combatir frontalmente a los cárteles de la droga.
Pero
la realidad es que el problema del narcotráfico, de la inseguridad, de la farsa
en el combate al crimen organizado en Michoacán en ese estado y en el país, se
remontan al final de la era priísta antes de la llegada de Vicente Fox al
poder.
2.-
La verdad es que el caso Michoacán sigue desenmascarando la ausencia de
estrategias a largo plazo por lo menos en materia de seguridad.
Al
mismo tiempo, desnuda el desgaste de un sistema político en donde el color, el
partido y la ideología no marcan diferencia en la decadencia de las
instituciones, la corrosión de las relaciones de poder, el resquebrajamiento de
la convivencia social y la incapacidad para atender demandas y problemas que en
su origen no estaban vinculados con la inseguridad pero que acabaron por
potenciarla.
3.-
Michoacán exhibe como pocas veces la improvisación, el doble juego de combate
al crimen (con presupuestos triplicados que no producen ningún resultado y
cuerpos policiacos penetrados día a día por el narco) y la falacia de una
renovada dinámica de inteligencia, contrainteligencia y acción efectiva contra
el crimen.
No
ocurre ni una cosa ni la otra. En Michoacán, en donde se asienta la XII Región
Militar con sus cuatro zonas militares (16ª , 17ª , 21ª y 43ª ), sus 18 generales, 160 jefes, 899
oficiales y 7 mil 177 soldados, a los que se sumaron 3,600 elementos más en las
últimas dos semanas), la inteligencia militar sirve para dos cosas.
4.-
En los seis años de gobierno calderonista y lo que va del de Peña Nieto, este
despliegue castrense, con todo y sus Estados Mayores y sus secciones y
subsecciones de inteligencia, han sido incapaces para ubicar a los siete u ocho
líderes del cartel de Los Caballeros Templarios.
No
ha ocurrido lo mismo con los reporteros de Fox News y con el fotoperiodista
Jerome Sessini, quienes se tomaron poco mas de un mes para localizar por sus
medios y contactos a Servando Gómez, La Tuta, líder de la Familia Michoacana, y
entrevistarlo sin mayor problema mientras militares, marinos, policías
federales, estatales y personal de inteligencia del gobierno federal se
despliegan con singular efectismo y no logran nada.
5.-
Los militares se quejan constantemente cuando son enviados a este tipo de
teatros de operaciones, porque “nada más nos mandan a hacer presencia, movernos
con equipo pesado pero nunca recibimos la orden de actuar, de enfrentar a los
cárteles, de atrapar a sus jefes, nunca”.
Con
los marinos ocurre algo similar y las quejas, el descontento, se multiplican y
expanden como una prueba al temperamento y paciencia de las fuerzas armadas. La
moral no decae, todavía, pese a las confrontaciones y los reiterados
señalamientos de abusos militares. La muerte de civiles en confrontaciones como
la sucedida en el poblado de Antúnez, son cosa normal y esperada para los uniformados,
no así para los civiles. Ahí radica una enorme y peligrosa diferencia.
6.-
Seis años de calderonismo y uno más de peñismo han sido inútiles para que
civiles y militares desentrañen no solo el entramado de las redes que soportan
y permiten la expansión de los Caballeros Templarios o de sus antecesores, La
Familia Michoacana, sino también para que panistas y priistas se hayan dado a
la tarea de entender la complejidad de lo que sucede en ese estado, en donde el
fenómeno de la violencia terminó por arrastrar agendas como la de la producción
aguacatera y limonera de la región, la educación, el empleo, la migración, la
actividad económica y turística, y la cohesión social.
7.-
Se sigue trabajando sobre las rodillas, con planes operativos y de contención
que apenas atinan a contener un fenómeno que ya se ha desbordado o que está a
punto de hacerlo. Saturar el teatro de operaciones con miles de elementos,
armas y equipo para una guerra irregular que no existe, es la obsesión
transexenal.
8.-
En Michoacán nadie se salva; los militares y su poderío, su despliegue táctico
y estratégico que nunca ningún cartel u organización criminal podrán igualar o
enfrentar cara a cara, se mueven de nuevo en el pantano de severos
señalamientos de complicidad y complacencia con La Familia Michoacana y luego
con Los Caballeros Templarios, según los dichos de Hipólito Mora, creador de
las autodefensa hace año y medio.
n
agosto de 2013, el sargento Pedro Alberto Ramírez Rincón, del 88 Batallón de
Infantería perteneciente a la 20 Zona Militar, fue detenido e interrogado por
integrantes de un grupo de autodefensa. El militar reveló supuestos nexos de
sus jefes y de personal de la Marina de quienes dijo suelen reunirse con los
Caballeros Templarios.
9.-
El sargento habló incluso de que militares y marinos ejercían una especia de
extorsión a los cárteles que operan en Michoacán. El interrogatorio fue subido
a YouTube. El sargento fue entregado por las autodefensas a la policía
municipal con un grupo de templarios con los que fue detenido.
odos
(12 con él) fueron entregados a las autoridades federales, pero solo lo civiles
fueron consignados ante un juez. Del sargento Pedro Alberto Ramírez Rincón no
se sabe nada desde que fue liberado. Solo se conoce que n o se reintegró a su
unidad.
De
estas cosas la Sedena y el gobierno federal guardan total hermetismo. Nadie
sabe nada, nadie dice nada. En la Marina la cerrazón es aun más fuerte.
Ambas
instituciones arriban a Michoacán con el estigma de las revelaciones de un
militar que no han sido investigadas y mucho menos aclaradas públicamente,
sobre todo cuando la orden del Mando Supremo (EPN) es la de iniciar el rescate,
a como dé lugar, de una tierra sin ley, nebulosa, rebasada, frágil, fallida.
10.-
En Michoacán, la serpiente sigue devorándose a sí misma luego de siete años de
guerra y otros tantos más de simulación y abandono. En los últimos tres años,
el presupuesto para seguridad ha crecido tres veces en ese estado, mientras el
crimen organizado se expande, se recicla
y gana espacios (a la mala) en las mentes y en los corazones de miles de
michoacanos.
Entre
2007 y 2014 el presupuesto para los cuerpos de policía de Michoacán pasó de 742
millones de pesos a 2,154 millones de pesos, mientras delitos como el secuestro
y la extorsión crecieron un 16 por ciento y los secuestros se dispararon un 400
por ciento, según datos del Sistema nacional de Seguridad Pública (SNSP).
11.-
Alfredo Castillo llega a Michoacán para intentar apagar el fuego y para ponerle
el clavo final a Miguel Osorio Chong. Los errores de cálculo, la impericia del
secretario de Gobernación ante un tema como el de Michoacán en el que los
productos de inteligencia civil y militar brillan por su ausencia, no van solo.
El
Contralmirante Manuel Mondragón se convirtió en estatua de sal antes de que la
crisis michoacana saltara de lleno a las páginas, pantallas y espacios
virtuales de la prensa nacional y extranjera.
12.-
Mondragón está prácticamente fuera de la Comisión Nacional de Seguridad (CNS).
Rebasado no solo por los acontecimientos en la tierra michoacana, el doctor
policía se fue quedando solo, rodeado de personajes ligados a lo más oscuro de
la anterior administración.
Mondragón
quedó encapsulado, ajeno a Michoacán y a sus soluciones y consecuencias. Osorio
vio fracasar su papel como pacificador, conciliador y administrador de
escenarios. Alfredo Castillo tiene la orden de reconstruir lo que en décadas
los priistas, panistas y perredistas dejaron derrumbarse.
13.-
Y el general Salvador Cienfuegos y el Almirante Vidal Soberón, sencillamente
aguardan la orden del Mando Supremo para actuar, para ir por los líderes
templarios en donde quiera que se encuentren, a sangre y fuego.
Otra
vez la agenda de seguridad terminó por alcanzar al presidente en turno.
Otra
vez los militares y marinos exigen, en voz baja, garantías jurídicas para
entrar en acción.
Ambos
reclaman la suspensión de garantías, la aplicación del artículo 29
constitucional en Michoacán. Solo así, dicen.
Otra
vez.
Twitter:
@JorgeMedellin95
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