"El
ciudadano Cuarón"/Gil Gamés
Uno Hasta El
Fondo
El Financiero, 29 de abril de de 2014
El cineasta
Alfonso Cuarón ha comprado dos planas, una en su periódico Reforma y otra en La
Jornada para publicar “10 preguntas del ciudadano Alfonso Cuarón al Presidente
Peña Nieto”. El documento contiene las dudas de Cuarón respecto a la reforma
energética. Gamés no pudo evitar la similitud y caviló: tratándose de cine, si
hay un ciudadano Kane, hay un ciudadano Cuarón. El cineasta le agradece al
Presidente sus mensajes de felicitación y aprovecha para compartir sus
preocupaciones ciudadanas respecto al futuro del país. Es bueno preocuparse por
la nación, incluso por el nacimiento de una nación, medita el cinematográfico
Gilga.
A Gamés no le
parece raro que Cuarón le responda y le pregunte al Presidente, faltaba más, si
lo soporta un éxito de caballo (si hay operaciones también hay éxitos de
caballo), un triunfo excepcional, un Oscar, admiraciones y elogios en el mundo
entero. Se le agradece a Cuarón que llegue rápidamente en su texto a la miga
del asunto al responderle al Presidente, quien le reprochó que no estuviera
bien informado: “No estoy informado porque el gobierno que usted encabeza no ha
compartido conmigo –con nosotros, los mexicanos- elementos indispensables para
entender el sentido y el alcance de las reformas (…) celebro el júbilo de medio
mundo siempre y cuando el principal beneficiado –económica y socialmente– sea
mi país, sus ciudadanos y que su medio ambiente sea respetado a cabalidad”. La
palabra “cabalidad”, por cierto, no existe; en cambio, sí existe “cabal”:
ajustado en número, peso y medida. Qué pesado se pone Gamés con su intratable
diccionario en la mano, en fon.
Gil no quisiera
portarse como el hombre que sabía demasiado, (gran guiño hitchcockiano), pero
en esto Cuarón tiene razón: el gobierno del Presidente Peña no ha explicado, o
no ha querido explicar con peras y manzanas en qué consiste la reforma, o bien:
sus explicaciones han sido pobres, ineptas, insuficientes, como una película de
los hermanos Almada: todos actúan con gran convicción, pero nadie sabe actuar.
Los argumentos del gobierno de Peña para defender a la reforma energética han
sido silenciosos, como una película muda, El acorazado Potemkin, y tan
aburridos como la obra clásica de Einsenstein. Oh, sí.
El ciudadano
Cuarón se ha gastado su buen dinero en inquirir a la reforma energética a
través de preguntas con respuesta incluida en sus temas: cronografía de los
beneficios de los mexicanos, afectaciones al medio ambiente, contratos
multimillonarios, transnacionales petroleras, corrupción sindical. No nos
pongamos roñosos, al ciudadano Cuarón no le falta razón, la última vez que se
declaró el crecimiento imparable de México desprendido de las reservas
petroleras, López Portillo hundió al país en un crisis sin fondo. ¿Por qué
tendríamos que creerle al PRI?
Hay una pregunta
que perturba a Gil en este cuestionario (exageración dramática que ni el propio
Gil se cree), o le parece demagógica, o innecesaria: “¿Cómo asegurar que las
utilidades no se canalicen a la expansión de la burocracia sino que lleguen al
propietario original de esos recursos, que es el pueblo mexicano?”. Veamos: ¿el
pueblo bueno o el pueblo malo? Porque se sabe que así como no hay de dos sopas,
sí hay de dos pueblos, uno bondadoso, otro malvado.
Ciudadano
Cuarón: nada más útil para un artista que hablar sólo por sí mismo, de otro
modo el creador se convierte en mensajero de cosas, casas y causas.
Así las Casas
(muletilla histórico indigenista cortesía de González de Alba), cuando Cuarón pone
punto final a su misiva algo suena extraño: “Le agradezco la atención a esta
carta. Quedo, junto con muchos mexicanos, en espera de su respuesta”. ¿Cómo
sabe el cineasta que muchos mexicanos esperan una respuesta? ¿Platicó con
ellos, le mandaron cartas al ciudadano para expresarle su deseo de obtener
respuesta, habló por teléfono con muchos mexicanos? Caracho, no empecemos a
salvar a la humanidad.
Gil dice: que
los creadores se hagan cargo de sus posturas políticas y no pisen la trampa de
oso de la salvación del territorio, en fon. Ahora mal: la reforma energética se
celebrará en el mundo entero con ditirambos (grandísima palabra) como dice el
Presidente Peña que ocurre en el planeta, pero su argumento no está claro o es
inexistente, un poco como ha pasado con Gravity, la película laureada ha
recibido elogios y premios a puñados, pero no tiene argumento. A lo mejor, las
grandes cosas no deben tener argumento. Qué raro es todo.
La máxima de
Ettore Scola espetó dentro del ático: “El cine es un espejo pintado”.
Gil s’en va
Correo:
gil.games@elfinanciero.com.mx
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