Y
AHORA, LAS GUARDIAS/Rafael Cardona
La
Crónica, 13 de mayo
Ahora
ya no importa como tampoco tiene mucho caso analizar desde la noria cómo los
gusanos se vuelven mariposas monarca. ¿De verdad se volvieron gobierno?
La
aparición formal de la Guardia Rural en Michoacán, con los mismos hombres hasta
hace algunas horas agrupados en las guardias comunitarias, espontáneas,
ciudadanas o como se les quiera llamar, ha sido llamada con un cierto
optimismo, la reasunción del Estado de las tareas propias en materia de
seguridad.
—¿En
verdad un cambio de calibre, un uniforme azul y una declaración de fidelidad al
gobierno con cambio de fusil es suficiente para recobrar lo perdido por el
Estado? Y si eso fuera así, ¿cuál Estado? ¿El nacional? O la entidad federativa
llamada Michoacán donde los poderes formales han pasado a un plano secundario
tras la irrupción de un Comisionado plenipotenciario cuya opción de absoluto
desarme se convirtió en el cambio de armas y el registro de algunas.
La
verdad hay imágenes perturbadoras y frases terriblemente ambiguas.
Por
ejemplo, cuando Estanislao Beltrán, Papá Pitufo, barbudo y cazurro dice, “con
esto ya tenemos un compromiso, ahora somos gobierno… estamos en la legalidad”,
parece como si estuviera haciendo una cínica confesión de pasada rebeldía, no
de “autodefensivo afán” ¿Estaban en lugar del gobierno o en contra suya como
gérmenes de rebeldía con pretexto de insuficiencia policíaca? Ahora ya no
importa como tampoco tiene mucho caso analizar desde la noria cómo los gusanos
se vuelven mariposas monarca. ¿De verdad se volvieron gobierno?
Pero
en la maraña de los intereses michoacanos hay cosas de explicación compleja o
al menos insuficiente. ¿Es en verdad José Manuel Mireles el multiasesino
develado por la prensa en los momentos previos al desarme? Y si así fuera, cómo
no hay en su contra acciones judiciales siquiera de la dimensión de las
emprendidas contra el ex gobernador interino Jesús Reyna.
Tampoco
se comprende al primer golpe de vista (ni al segundo) el papel de Juan José
Farías, El Abuelo, quien se hace ver como asesor o instructor de quienes se
pasaron al lado de la legalidad plena y hasta se exhibe en el arranque de la
operación de los rurales en la ceremonia de Tepalcatepec así el comisionado
Alfredo Castillo lo deje al margen de la entrega de las armas “oficiales”. Por fin, ¿si o no?
Pero
ayer mismo, si bien fuera de los municipios vigilados por los rurales, pero
como otra muestra del descontrol, ocurren –a modo de bienvenida al nuevo
esquema—, terribles crímenes en Uruapan.
“…Cuando se encontraban a bordo de una
camioneta vigilando una finca donde días atrás había sido velado el cuerpo del
líder de autodefensa de esta ciudad, conocido como Abelino Mendoza Valencia,
quien fue acribillado en su automóvil con siete tiros, cinco hombres fueron
asesinados a balazos, hasta el momento se desconoce del o de los autores de
esta masacre.
“Los hechos se registraron –dice La voz de
Michoacán—, en la calle Jesús Molina
de la colonia Santa Teresa,
ubicada entre los asentamientos Zumpimito y Magisterial, al oriente de esta
ciudad, los cuales fueron reportados por algunos vecinos de dicha zona, quienes
informaron en llamadas anónimas que habían escuchado varias detonaciones…”
*
NUEVA POLICÍA
DE BARBUDOS Y PANZONES/José Contreras
La
Crónica, 13 de mayo de 2014
La
imagen en la que aparece el comisionado especial para Michoacán, Alfredo
Castillo, junto a un grupo de elementos de la flamante Fuerza Rural Estatal de
Michoacán es patética. El comisionado del gobierno federal, rodeado de un grupo
de neopolicías, uno de los cuales, el Comandante, luce una gran greña y una
gran barba que violaría cualquier reglamento policial del mundo.
Otros de los
policías lucen tremendas panzas. Pero eso sí, todos lucen sus impecables
uniformes azules y sus fusiles R-15 nuevecitos.
Es
la salida que el gobierno federal decidió darle al fenómeno de los grupos de
autodefensa.
El
comisionado Castillo estaba tan contento el pasado domingo, que hasta se puso
una gorra con el escudo de la nueva corporación.
Sólo que hay un
pequeño problema: la Fuerza Rural Estatal no tiene sustento legal.
La
Ley del Sistema Estatal de Seguridad Pública de Michoacán señala en su artículo
77 que la seguridad pública “será atendida por la Policía Estatal Preventiva,
los Cuerpos y Servicios Auxiliares de Seguridad Pública en el Estado y la
Policía Auxiliar”.
El
artículo 78 señala que la seguridad pública en los municipios deberá ser
atendida “por la Policía Municipal Preventiva”.
Ningún artículo de esta ley habla de
fuerzas rurales o cosas parecidas.
La
Ley de Seguridad Pública de Michoacán le otorga facultades al gobernador para,
ante la alteración grave del orden público en uno o varios municipios, “hacerse
cargo de las fuerzas de seguridad pública existentes”, pero no para crear
arbitrariamente una nueva corporación.
El
artículo 82 de la Ley del Sistema de Seguridad Pública de Michoacán establece
que las plazas de nueva creación en las corporaciones policiacas “sólo podrán
otorgarse a egresados” del Instituto Estatal de Formación Policial.
Ninguno
de los autodefensas disfrazados burdamente de policías egresó de dicho
instituto.
La
mayoría de los gobernadores del país lleva más de dos años intentando
certificar a sus policías sin lograr completar el proceso.
Pero
al gobierno federal y al de Michoacán les bastaron unas tres semanas para
reclutar, entrenar y certificar a los integrantes de una nueva corporación,
cuya creación no ameritó ni siquiera un decreto del gobernador.
En
Michoacán sigue la política pública de combatir la ilegalidad con ilegalidad y
con acciones de facto.
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