Se
jubila Gasbarri, organizador de los viajes de tres Papas/ANDREA TORNIELLI
También
administraba la Radio Vaticana…
REUTERS
Gasbarri
con Papa Francisco
Vatican Insider, 02/01/2016
Juan
Pablo II lo llamaba «mi director de los viajes». Benedicto XVI, con un poco de
ironía, lo bautizó su «Reisemarschall», mariscal de viaje. Durante los últimos
diez años ha sido oficialmente el responsable de la organización de los viajes
papales al exterior, pero ha trabajado en su organización desde 1982, como vice
del jesuita Roberto Rucci: Alberto Gasbarri, que cumplirá 70 años en febrero,
con porte de gentilhombre inglés pero completamente romano de nacimiento, está
por jubilarse. Deja la dirección administrativa de la Radio Vaticana y también
el encargo de «tour operator» del Papa. Será sustituido por un monseñor
colombiano, actualmente en servicio en la Segunda Sección de la Secretaría de
Estado, Mauricio Rueda Beltz, que nació en 1970 y ha trabajado en la diplomacia
vaticana en Estados Unidos y Jordania. El inminente nombramiento fue comunicado
antes de Navidad por el «ministro del Exterior» de la Santa Sede, Paul Richard
Gallagher.
El
próximo viaje de Francisco a México, del 12 al 18 de febrero, será, pues, el
último para el impecable «Reisemarschall» Gasbarri, acostumbrado a pasar en el
extranjero por lo menos la mitad del año debido a los necesarios y repetidos
viajes a los países que el obispo de Roma se prepara a visitar, y acostumbrado
también a tratar con las autoridades de gobierno, con los encargados de
protocolo, policías y servicios secretos de todo el mundo. El organizador de
los viajes papales, casado y con dos hijos, es un «iuslaborista» que obtuvo su
licenciatura en los años sesenta con el economista italiano Federico Caffè.
Entró
a trabajar a la Radio Vaticana cuando tenía solamente 23 años, y con el tiempo
se convirtió en director administrativo. Desde 1979, en compañía del padre
Tucci, comenzó a ocuparse de la parte radiofónica de los viajes de Papa
Wojtyla, que en ese entonces eran organizados por el obispo Paul Marcinkus.
Después el prelado estadounidense cayó en desgracia por motivos bien conocidos
relacionados con la quiebra del Ambrosiano. Gasbarri y Tucci fueron convocados
por el cardenal Agostino Casaroli, Secretario de Estado, quien les encargó que
se ocuparan «temporalmente» de los viajes del Pontífice «globetrotter», que era
capaz de visitar ocho países durante un único viaje. Como a veces sucede en la
Santa Sede, ese «temporalmente» quería decir 37 años de trabajo entre la
organización del trabajo de la Radio y la organización de todos los detalles de
los viajes papales, con todo y sus imprevistos y sorpresas constantes. Como
cuando en 1988 el avión de Wojtyla que se dirigía a Lesotho tuvo que aterrizar
por motivos meteorológicos en Johannesburg, Sudáfrica, y Gasbarri tuvo que
organizar, en caliente, un viale de 600 kilómetros para doscientos personas
hacia Maseru. Un par de años antes sucedió lo mismo al llegar a Italia: el
vuelo papal volvía de la India, peo una tormenta de nieve impidió el aterrizaje
en Roma. Después de haber tratado de descender en Pisa, el avión llegó a
Nápoles y el «Reisemarschall» tuvo que organizar el viaje en tren para el
Pontífice y todo el séquito. Juan Pablo II era el Papa de los gestos y de las
«sorpresas», Benedicto XVI el Papa de la palabra y del programa estudiado y
respetado rigurosamente, con Francisco se ha vuelto a las «sorpresas». Como la
que Gasbarri organizó en Río de Janeiro, para satisfacer el deseo del Papa de
reunirse con 5000 compatriotas. O el que se vivió hace un año en Filipinas, con
el Papa se negó rotundamente a cancelar la etapa en Taclobán, desafiando a un
tifón que estaba llegando para llevar consuelo a las víctimas de otro tirón,
Haiyán o Yolanda, que en 2013 provocó miles de muertos; Gasbarri en esa ocasión
estaba en contacto continuo con los pilotos militares del avión papal, que
despegó al último momento útil antes de que se abatiera la tormenta.
A
sus colaboradores y a su vice, Paolo Corvini (que ahora seguirá colaborando con
su sucesor) el «Reisemarschall» que se acerca
a la jubilación les ha dico que los tres Papas tienen una actitud común:
la serenidad incluso en los momentos más difíciles o peligrosos de cada viaje.
Impecable en su traje azul, en cualquier latitud, a cualquier hora y
temperatura, Gasbarri siempre ha considerado al jesuita Roberto Tucci un
maestro y padre espiritual, y estuvo a su lado hasta el último día. Cuando en
2001 Juan Pablo II creó a Tucci cardenal, el Secretario del Papa, mons.
Stanislao Dziwisz, dijo a Gasbarri: «¿Cuántos botones tiene el hábito de un
cardenal? ¡Pues, por lo menos ocho de los botones del de Tucci son tuyos!». Una
manera para decirle que aquel reconocimiento se debía también al gran servicio
ofrecido por el jesuita en la organización de los viajes. Así, en abril del año
pasado, cuando Tucci murió, su histórico "número dos" tomó ocho
botones del hábito cardenalicio y los puso a la vista desde entonces en su
escritorio.
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