22 mar 2016

«Genocidio de cristianos», historia de una declaración…, gracias a Los Caballeros de Colón

«Genocidio de cristianos», historia de una declaración
Los Caballeros de Colón hicieron un informe que convenció al Secretario de Estado estadounidense de utilizar esa definición para los crímenes perpetrados por el EI
Vatican Insider, 22/03/2016/
PAOLO PETRINI
El pasado 17 de marzo el Secretario de Estado estadounidense, John Kerry, declaró que los cristianos y otras minorías religiosas en Irak y en Siria son víctimas de un «genocidio». Se trata de la segunda vez que los Estados Unidos usan esta definición para una situación en curso.
En octubre de 2014 el cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado, dirigiéndose a los líderes de las Iglesias católicas del Medio Oriente que estaban reunidos en Roma, dijo: «En el caso específico de las violaciones y de los abusos cometidos por el llamado Estado Islámico, la Comunidad internacional, mediante las Naciones Unidas y las estructuras que se dieron para semejantes emergencias, tendrá que actuar para prevenir posibles y nuevos genocidios y para asistir a numerosos refugiados».

En julio de 2015, hablando con los Movimientos populares en la ciudad boliviana de Santa Cruz de la Sierra, Papa Francisco declaró: «Hoy vemos con horror cómo en el Medio Oriente y en otras partes del mundo se persiguen, se torturan, se asesinan muchos de nuestros hermanos debido a su fe en Jesús. Debemos renunciar también a esto: en esta tercera guerra mundial en entregas que estamos viviendo, hay una especie (fuerzo el término) de genocidio en curso que deve detenerse».
Una resolución sobre el genocidio, propuesta por el parlamentario europeo Lars Adaktusson (Demócratas cristianos de Suecia), fue aprobada con una amplia mayoría por el Parlamento de Estrasburgo y con un consenso transversal entre los partidos.
 En las últimas semanas, los Caballeros de Colón han redactado un informe de 300 páginas para apoyar la petición de la declaración del Departamento de Estado estadounidense. El documento incluye los nombres de 1,100 cristianos asesinados en Irak desde 2003, y describe la violencia y las atrocidades que han sufrido recientemente otras 1,500 personas debido a la crueldad del llamado Estado Islámico en Irak y en Siria.
 El Patriarca siro-católico Yonan escribió: «Quieren afirmar y declarar sin dudas que los cristianos en el Medio Oriente son objeto de un genocidio. No han sido asesinados todos, pero corren el peligro de ser expulsados de su patria». El ex arzobispo caldeo de Mosul, Amel Nona, declaró: «nosotros pedimos con fuerza que se reconozca como un genocidio lo que nos ha sucedido como cristianos de Irak y en particular de Mosul y de la llanura de Nínive».
 La Conferencia Episcopal de los Estados Unidos, mediante su presidente el arzobispo Joseph Kurtz, pidió a los católicos de su país que apoyaran la petición de los Caballeros de Colón (firmada por 140.000 personas), y expresó satisfacción por la declaración de Kerry.
 «El anuncio del Secretario de Estado, John Kerry, es correcto y verdaderamente histórico —comentó el pasado 17 de marzo el Caballero Supremo de los Caballeros de Colón, Carl Anderson. Los Estados Unidos y el mundo están unidos en esto, y no se  voltearán para ver hacia otra parte».
 En 1948, después de a Shoah, las Naciones Unidas aprobaron y presentaron la Convención sobre la Prevención del Genocidio.
 Más recientemente, en 1998, un grupo de estados suscribieron la institución de una Corte Penal Internacional (CPI). Según la definición del crimen ofrecida por esta Convención, el genocidio consiste en el intento de aniquilar, completa o fragmentariamente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso en cuanto tal».
 El concepto de «genocidio» comenzó a ser aplicado jurídicamente en el proceso de Núremberg, en contra de los criminales de guerra nazis, condenados por «crímenes de guerra», entre los que destacaba el «genocidio deliberado y sistemático; es decir el exterminio de grupos raciales y nacionales, dirigido contra la población civil de algunos territorios ocupados, con el objetivo de destruir determinadas razas y categorías de personas, además de determinados grupos nacionales, raciales o religiosos, en particular judíos, polacos y gitanos».

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