Nuevas
sospechas de Pell sobre suspensión del contrato con la PricewaterhouseCoopers
Con
otra decisión inédita, los colaboradores del cardenal publicaron una nota en
los medios de comunicación católicos australianos, para criticar los contenidos
del reciente comunicado de la Santa Sede: «Las llamadas ‘preocupaciones’ sobre
el contrato con PwC fueron planteadas solo cuando los revisores pidieron
algunas informaciones financieras y tuvimos dificultades para obtener
respuestas»
Vatican Insider, 30/04/2016
ANDREA
TORNIELLI
El
pasado 26 de abril, la Santa Sede, con una nota cuyas palabras parecían
sopesadas una a una, trató de disminuir el tono de la polémica, asegurando que
la suspensión del contrato para la revisión general de los balances vaticanos
encomendada a la PricewaterhouseCoopers no representa ninguna resistencia a la
obra de transparencia financiera, que, por el contrario, sigue siendo un
objetivo n el camino de las reformas ya emprendidas. El comunicado de la sala
de prensa de la Santa Sede indicaba el deseo de que se creara un clima sereno y
de colaboración entre las instituciones involucradas y la necesidad de examinar
el contrato. Pero el cardenal George Pell, Prefecto de la Secretaría para la
Economía y firmante del contrato (en calidad de «manager of the Holy See»)
continuó la polémica dos días después, el 28 de abril parecía no creer en lo
que afirmaba la nota vaticana y expresó, por primera vez y en primera persona,
la sospecha de que la suspensión del contrato con PwC se debía a motivos
inconfesables.
«Es
interesante notar —dice el comunicado que difundieron los colaboradores de Pell
en algunos medios católicos de Australia— que las llamadas ‘preocupaciones’
sobre la revisión de PwC y el contrato fueron planteadas solo cuando los
revisores comenzaron a pedir ciertas informaciones financieras y nos
encontramos en dificultades para obtener respuestas». Por lo tanto, el
purpurado australiano, con sus colaboradores más cercanos, parece no dar
crédito a las afirmaciones del comunicado de la Santa Sede e insiste en sus
sospechas, mismas que han sido amplificadas por muchos medios de comunicación
(principalmente anglosajones), de que detrás de la suspensión no hay problemas
relacionados con las cláusulas del contrato o con lo que prevén los nuevos
estatutos de los organismos económicos vaticanos, sino una verdadera voluntad
de oponerse a la transparencia. Es una acusación muy fuerte, que provocará
nuevas tensiones en este enfrentamiento interno y que reforzará la idea de que se
está librando una batalla entre «buenos» (Pell y la Secretaría para la
Economía) y «malos» (la Secretaría de Estado, la APSA y, en general, la Curia
italiana).
En
el comunicado del purpurado australiano se habla también de la visita que
sorpresivamente hizo el Papa el pasado 28 de abril por la mañana a las oficinas
de la APSA (primero) y de la Secretaría para la Economía (después). Así la
describe Pell, que cita solo el encuentro que se verificó en la sede del
dicasterio bajo su guía: «Papa Francisco visitó al cardenal Pell y la
Secretaría para la Economía y a todo el personal. Pasó una hora con todos,
participando en una discusión amigable y vivaz. El Santo Padre dijo que
sostenía plenamente su trabajo y nuevamente insistió en la necesidad de
transparencia para continuar con las reformas. También repitió la necesidad de
inclusión y asistencia por parte de profesionales externos. El cardenal Pell
continuará en su puestos cual hasta que cumpla los cinco años de su mandato».
El
cardenal Pell, como ha podido constatar Vatican Insider, no participó en la
reunión con el Papa en la Secretaría de Estado; pudo haber llegado al final del
encuentro, porque en esos momentos estaba volviendo a Roma desde Amsterdam. Los
honores «de casa» al Pontífice corrieron a cargo de mons. Alfred Xuereb, actual
Secretario general de la Secretaría para la Economía, con quien Francisco se
entretuvo al final del encuentro. Durante esa hora de diálogo «amigable y
vivaz» entre el personal de la Secretaría para la Economía y el Pontífice, una
de las cuestiones que surgieron fue el surgimiento de dos categorías dentro del
Vaticano: la de los que acaban de llegar, que reciben salarios muy elevados y
que trabajan para la Santa Sede y, al mismo tiempo, colaboran con empresas
externas, y el personal asumido en el pasado, que recibe salarios mucho más
bajos para llevar a cabo las mismas tareas. Una situación que ya había
afrontado Papa Francisco en la carta del 14 de octubre del año pasado al
Secretario de Estado Pietro Parolin.
Para
concluir, hay que notar la aclaración final del cardenal Pell, que relaciona la
visita del Pontífice a la Secretaría para la Economía con la confirmación de su
mandato quinquenal. Como se sabe, el purpurado cumplirá 75 años el 8 de junio
de 2016: es la edad a la que todos los obispos y cardenales, en las diócesis y
en la Curia romana, deben presentar al Papa su renuncia, según las normas del
derecho canónico. El Papa puede aceptar y proceder con la sustitución en
tiempos breves, como sucedió, por ejemplo, durante el pontificado de Benedicto
XVI en el caso del cardenal Mario Francesco Pompeya, Prefecto de la Signatura
Apostólica. O bien puede conceder prórrogas (a veces incluso bastante largas),
como sucedió con el actual Prefecto de la Congregación para las Causas de los
Santos, el cardenal Angelo Amato, que nació el mismo día que Pell, pero tres
años antes. El mandato de cinco años al que se refiere el comunicado del
purpurado australiano, nombrado Prefecto de la Economía hace dos años, concluye
en febrero de 2019.
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