2 may 2016

Nuevas sospechas del cardenal Pell sobre suspensión del contrato

Nuevas sospechas de Pell sobre suspensión del contrato con la PricewaterhouseCoopers
Con otra decisión inédita, los colaboradores del cardenal publicaron una nota en los medios de comunicación católicos australianos, para criticar los contenidos del reciente comunicado de la Santa Sede: «Las llamadas ‘preocupaciones’ sobre el contrato con PwC fueron planteadas solo cuando los revisores pidieron algunas informaciones financieras y tuvimos dificultades para obtener respuestas»
Vatican Insider, 30/04/2016
ANDREA TORNIELLI
El pasado 26 de abril, la Santa Sede, con una nota cuyas palabras parecían sopesadas una a una, trató de disminuir el tono de la polémica, asegurando que la suspensión del contrato para la revisión general de los balances vaticanos encomendada a la PricewaterhouseCoopers no representa ninguna resistencia a la obra de transparencia financiera, que, por el contrario, sigue siendo un objetivo n el camino de las reformas ya emprendidas. El comunicado de la sala de prensa de la Santa Sede indicaba el deseo de que se creara un clima sereno y de colaboración entre las instituciones involucradas y la necesidad de examinar el contrato. Pero el cardenal George Pell, Prefecto de la Secretaría para la Economía y firmante del contrato (en calidad de «manager of the Holy See») continuó la polémica dos días después, el 28 de abril parecía no creer en lo que afirmaba la nota vaticana y expresó, por primera vez y en primera persona, la sospecha de que la suspensión del contrato con PwC se debía a motivos inconfesables.

«Es interesante notar —dice el comunicado que difundieron los colaboradores de Pell en algunos medios católicos de Australia— que las llamadas ‘preocupaciones’ sobre la revisión de PwC y el contrato fueron planteadas solo cuando los revisores comenzaron a pedir ciertas informaciones financieras y nos encontramos en dificultades para obtener respuestas». Por lo tanto, el purpurado australiano, con sus colaboradores más cercanos, parece no dar crédito a las afirmaciones del comunicado de la Santa Sede e insiste en sus sospechas, mismas que han sido amplificadas por muchos medios de comunicación (principalmente anglosajones), de que detrás de la suspensión no hay problemas relacionados con las cláusulas del contrato o con lo que prevén los nuevos estatutos de los organismos económicos vaticanos, sino una verdadera voluntad de oponerse a la transparencia. Es una acusación muy fuerte, que provocará nuevas tensiones en este enfrentamiento interno y que reforzará la idea de que se está librando una batalla entre «buenos» (Pell y la Secretaría para la Economía) y «malos» (la Secretaría de Estado, la APSA y, en general, la Curia italiana).

En el comunicado del purpurado australiano se habla también de la visita que sorpresivamente hizo el Papa el pasado 28 de abril por la mañana a las oficinas de la APSA (primero) y de la Secretaría para la Economía (después). Así la describe Pell, que cita solo el encuentro que se verificó en la sede del dicasterio bajo su guía: «Papa Francisco visitó al cardenal Pell y la Secretaría para la Economía y a todo el personal. Pasó una hora con todos, participando en una discusión amigable y vivaz. El Santo Padre dijo que sostenía plenamente su trabajo y nuevamente insistió en la necesidad de transparencia para continuar con las reformas. También repitió la necesidad de inclusión y asistencia por parte de profesionales externos. El cardenal Pell continuará en su puestos cual hasta que cumpla los cinco años de su mandato».

El cardenal Pell, como ha podido constatar Vatican Insider, no participó en la reunión con el Papa en la Secretaría de Estado; pudo haber llegado al final del encuentro, porque en esos momentos estaba volviendo a Roma desde Amsterdam. Los honores «de casa» al Pontífice corrieron a cargo de mons. Alfred Xuereb, actual Secretario general de la Secretaría para la Economía, con quien Francisco se entretuvo al final del encuentro. Durante esa hora de diálogo «amigable y vivaz» entre el personal de la Secretaría para la Economía y el Pontífice, una de las cuestiones que surgieron fue el surgimiento de dos categorías dentro del Vaticano: la de los que acaban de llegar, que reciben salarios muy elevados y que trabajan para la Santa Sede y, al mismo tiempo, colaboran con empresas externas, y el personal asumido en el pasado, que recibe salarios mucho más bajos para llevar a cabo las mismas tareas. Una situación que ya había afrontado Papa Francisco en la carta del 14 de octubre del año pasado al Secretario de Estado Pietro Parolin.

Para concluir, hay que notar la aclaración final del cardenal Pell, que relaciona la visita del Pontífice a la Secretaría para la Economía con la confirmación de su mandato quinquenal. Como se sabe, el purpurado cumplirá 75 años el 8 de junio de 2016: es la edad a la que todos los obispos y cardenales, en las diócesis y en la Curia romana, deben presentar al Papa su renuncia, según las normas del derecho canónico. El Papa puede aceptar y proceder con la sustitución en tiempos breves, como sucedió, por ejemplo, durante el pontificado de Benedicto XVI en el caso del cardenal Mario Francesco Pompeya, Prefecto de la Signatura Apostólica. O bien puede conceder prórrogas (a veces incluso bastante largas), como sucedió con el actual Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, el cardenal Angelo Amato, que nació el mismo día que Pell, pero tres años antes. El mandato de cinco años al que se refiere el comunicado del purpurado australiano, nombrado Prefecto de la Economía hace dos años, concluye en febrero de 2019.

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