Noroeste/Redacción, editorial 23/06/2016 |
No
es la primera vez que se nos presiona o nos agrede. No es victimización sino la
realidad de un país reprobado en materia de libertad de expresión
No
es secreto que los periódicos del mundo están en proceso de refundación.
Mientras que la digitalización ofrece posibilidades infinitas, el modelo de
negocio tradicional está en problemas. Los medios mexicanos han sorteado esa
crisis haciéndose pequeños o recurriendo a la publicidad oficial como tabla de
salvación.
Noroeste
no está exento de la crisis, pero estamos conscientes que vivir de publicidad
oficial es incompatible con la independencia editorial. Nuestro periodismo no
es negociable y por eso tenemos problemas a los que hacemos frente con
responsabilidad.
Ante
ese escenario retador decidimos mantener firme la convicción de hacer
periodismo riguroso y de investigación, un periodismo que en la mayoría de los
casos pisa intereses grandes y poderosos. Ese es el caso de la serie “Ohuira:
una reserva amenazada por el influyentismo” que se publica esta semana y ha
sido replicada a nivel internacional en Newsweek, Proceso, Sin Embargo y otros
medios.
No
nos parece casual que, en ese contexto, ayer las autoridades del SAT se
presentaron para ejecutar una notificación y embargo inmediato en nuestras
instalaciones de Mazatlán.
La
acción fue una sorpresa porque lo hicieron antes del horario del citatorio.
Ejercieron facultades excesivas como llevarse vehículos y equipos arrendados
que no son propiedad de la empresa imputada en el embargo y, además, intentaron
al final agregar información que no estaba en el expediente de la diligencia
original. Pero sobre todo porque Noroeste lleva muchos meses en negociaciones
para la liquidación del adeudo reclamado vía propuestas de pago diferido, una
dación en pago y hasta la compensación de impuestos a favor. En todas hemos
encontrado nula voluntad de la autoridad para llegar a un acuerdo.
En
ejercicio de nuestro derecho acudimos a la Prodecon para presentar una queja
por la ilegalidad y le pedimos a un notario que diera fe pública de todos los
hechos. Mismos que en un acto de transparencia hacemos públicos hoy para
nuestros lectores.
En
Noroeste no queremos ser tratados de manera diferente ni nos consideramos
intocables. Exigimos que se nos trate conforme a la ley y ayer no fue el caso.
Conminamos
a las autoridades a mantener el diálogo en la lógica de que una institución de
43 años de prestigio periodístico no se esconde.
No
es la primera vez que se nos presiona o nos agrede. No es victimización sino la
realidad de un país reprobado en materia de libertad de expresión. Nos preocupa
mucho que ahora la autoridad fiscal se agregue a lo actores de represión
clásicos de nuestro País: el crimen organizado, el gobierno y los partidos
políticos
Agradecemos
a lectores, suscriptores, anunciantes, organizaciones de la sociedad civil,
compañeros periodistas y otros medios locales y nacionales que acudieron a
documentar las acciones y manifestaron su solidaridad con esta casa editorial.
Sabemos que la libertad de expresión es un derecho de todos y debemos
protegerlo.
Reiteramos
nuestra convicción por seguir haciendo el periodismo que los sinaloenses se
merecen en favor de la transparencia, el combate a la corrupción y la
construcción democrática.
No
nos dejen solos. ¡Gracias!
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