Si
Francisco desmiente querer renunciar al PontificadoDimisiones
programadas, papado «a tiempo determinado» con la renuncia a los ochenta años:
las palabras del Pontífice durante el encuentro de Scholas Occurrentes cierran
dos años de hipótesis y especulación
Vatican Insider, 30/05/2016
ANDREA
TORNIELLI
CIUDAD
DEL VATICANO
La
revelación que el pasado domingo 29 de mayo hizo Papa Francisco a los chicos de
Scholas Occurentes fue clara e inequívoca. Estas fueron sus palabras al
responder a un chico que le preguntaba si había pensado alguna vez dejar el
Pontificado debido a la enorme responsabilidad que implica: «No, nunca he
pensado dejar debido a la responsabilidad. Pero les hago una revelación. Nunca
pensé tampoco que me habrían elegido. Fue una sorpresa, pero desde aquel
momento Dios me dio una paz que dura hasta hoy. Esta es la gracia que recibo.
Por otra parte, por naturaleza soy un poco inconsciente, y por eso continúo».
Son palabras con las que Papa Francisco de alguna manera pone fin a las
especulaciones sobre una posible renuncia cuando cumpla 80 años, el próximo mes
de diciembre.
En
el último siglo todos los Pontífices pensaron en la renuncia
La
posibilidad de la renuncia fue tenida en cuenta por todos los Papas de los
últimos cien años, empezando por Pío XI. Hasta Pablo VI quedó relegada a alguna
frase con el confesor o con los colaboradores más cercanos. Con Papa Montini,
después de la introducción del límite de edad para los obispos (de 75 años) y
de la imposibilidad de participar en el Cónclave para los cardenales con más de
80 años, la cuestión surgió nuevamente. El Pontífice de Brescia pensó en
renunciar a los 80 años, pero lo convencieron de que no lo hiciera. Con Juan
Pablo II el problema fue planteado debido a la enfermedad que lo iba limitando
cada vez más, el Parkinson. Hasta que Juan Pablo II indicó que no habría
renunciado, que no se habría «bajado de la cruz», dejando en manos de Dios la
responsabilidad de liberarlo de su encomienda. Su sucesor, Joseph Ratzinger,
que conoció de cerca la situación de la Curia romana durante los últimos años
del Pontificado wojtyliano, los años de la enfermedad, probablemente pensó en
la posibilidad de renunciar desde cuando aceptó el Pontificado a la edad de 78
años.
La
valentía de Ratzinger
Que
Benedicto XVI no quisiera repetir lo que sucedió con su predecesor fue más que evidente
para todo el mundo en noviembre de 2010, con la publicación del
libro-entrevista con el periodista Peter Seewald «Luz del mundo», en el que
Ratzinger afirmó: «Cuando un Papa llega a la clara consciencia de ya no ser
capaz física, mental y espiritualmente de desempeñar el encargo que s ele ha
encomendado, entonces tiene el derecho y en algunas circunstancias también el
deber de dimitir». En febrero de 2013, con su clamorosa decisión, puso en
práctica esta convicción. Durante dos milenios de historia de la Iglesia ningún
Papa había abandonado la cátedra porque ya no se sentía adecuado físicamente
para soportar el peso del Pontificado. Gesto valiente, que provocó no pocas
perplejidades incluso entre los purpurados considerados «ratzingerianos». Basta
recordar la reacción del entonces arzobispo de Sídney, el cardenal George Pell,
quien en una entrevista se refirió a la incertidumbre que había creado esta
nueva situación: «Podría haber personas que, al estar en desacuerdo con un
futuro Papa, podrían montar una campaña en su contra para inducirlo a la
renuncia».
Francisco:
«Benedicto XVI es un ejemplo, es un grande»
A
pocos meses de su elección, el sucesor de Benedicto XVI habló de aquel gesto.
Francisco, dialogando con los periodistas al volver de Río de Janeiro en julio
de 2013, dijo: «También cuando renunció fue un ejemplo para mí. Un grande! Un
grande hace esto. Un hombre de Dios y un hombre de oración». En la primavera de
2014, volviendo de la Tierra Santa, el Papa fue más explícito al respecto: «Yo haré
lo que el Señor quiera tratando de hacer su voluntad. Benedicto XVI ya no tenía
las fuerzas y, honestamente, como hombre de fe y humilde como es, tomó esta
decisión. Hace 70 años los obispos emiratos no existían. ¿Qué sucederá con los
Papas eméritos? Debemos ver a Benedicto XVI como una institución; ha abierto
una puerta, la de los Papas eméritos. La puerta está abierta. ¿Habrá otros o
no? Dios sabrá. Yo creo que un obispo de Roma, si siente que las fuerzas lo
abandonan, debe plantearse las mismas preguntas que se hizo Benedicto».
La
puerta abierta por Ratzinger «es institucional, no excepcional»
En
agosto del mismo año, al final del viaje en Corea del Sur, Francisco respondió
a otra pregunta sobre el mismo argumento: «Vuelvo a esta idea, que tal vez no
le guste a algo teólogo (yo no soy teólogo): creo que el Papa emérito no es una
excepción. Pero después de tantos siglos, este es el primer emérito. Hoy, los
obispos eméritos son una institución. Yo creo que 'Papa emérito' ya es una
institución. ¿Por qué? porque nuestra vida se alarga y a cierta edad ya no
tenemos la capacidad de gobernar bien, porque el cuerpo se cansa, la salud tal
vez es buena pero no se tiene la capacidad para sacar adelante todos los
problemas de un gobierno como el de la Iglesia. Repito: tal vez algún teólogo
me diga que esto no es justo, pero es los que pienso. Los siglos dirán si es
así o si no. Veremos. Usted podría decirme: '¿Y si usted un día siente ya no
poder seguir adelante?'. Yo haría lo mismo, haría lo mismo. Rezaré mucho, pero
haría lo mismo. Ha abierto una puerta que es institucional, no excepcional».
Sin
límites de edad
Aquel
«Yo haría lo mismo» permitió que algunas personas hicieran hipótesis y
previsiones, como si Papa Francisco hubiera hablado de una decisión ya tomada
de alguna manera. Para corroborar estas especulaciones, a veces interesadas y
fomentadas por parte de quienes esperan que Bergoglio abandone el Pontificado,
contribuyó una frase que el mismo Francisco pronunció durante una entrevista
con Televisa, en marzo de 2015. «Tengo la sensación de que mi Pontificado será
breve. Cuatro o cinco años. No lo sé, o dos o tres. Dos ya pasaron. Es como una
sensación un poco vaga. Se lo digo, puede ser que no sea así. Sucede lo mismo
con la psicología del que juega y entonces cree que va a perder para no
decepcionarse después. Y si gana, está contento. No sé de qué se trata, pero
tengo la sensación de que el Señor me puso aquí por algo breve. Pero es una
sensación. Por ello siempre dejo la posibilidad abierta».
En
la misma entrevista con la televisora mexicana, el Pontífice respondió también
a una pregunta sobre la posibilidad de un Pontificado con limites de edad, al
cumplir los ochenta años. «También, se podría. Pero esto a mí no me gusta
mucho, establecer una edad. Para algunos teólogos el Papado es un sacramento,
los alemanes son muy creativos con todas estas cosas. Yo no creo en esto.
Quiere decir que hay algo especial. Decir 'Esto es de 80 años', crea una
sensación de fin, de un Pontificado que no haría bien, previsible». «Yo
-continuó Francisco- no comparto la idea de poner un límite de edad, pero sí lo
que hizo Benedicto».
Bergoglio.
«nunca he pensado renunciar»
Entonces,
como ya había indicado en varias ocasiones, la «puerta abierta» por Papa
Ratzinger sigue siendo una posibilidad, en caso de una enfermedad, de
dificultades físicas o espirituales y psicológicas. Pero ningún límite de edad,
ninguna renuncia programada y ninguna decisión tomada de antemano. «Nunca he
pensado renunciar», y desde el momento de le elección, «Dios me a dado una paz
que dura hasta hoy».
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