Aplican a “El Chapo” el Protocolo de Estambul; presenta síntomas de
“malos tratos”
POR
ANABEL HERNÁNDEZ , APRO 26 OCTUBRE,
2016
CIUDAD
DE MÉXICO (apro).- Un “Protocolo de Estambul” practicado a Joaquín Guzmán
Loera, líder del Cartel de Sinaloa, actualmente preso en el Cefereso No. 9 en
Ciudad Juárez, Chihuahua en espera de su extradición a Estados Unidos, ha
determinado que el capo presenta síntomas de estar sufriendo malos tratos en la
cárcel desde que fue recapturado en enero pasado, después de haberse fugado del
penal de máxima seguridad “El Altiplano”.
El
dictamen, del cual Apro tiene copia, fue realizado el 24 de agosto pasado por
el doctor Julio Cesar Ayuzo González, médico cirujano y especialista en
psiquiatría de la UNAM pasado a petición de la defensa de Guzmán Loera.
“Joaquín
Guzmán Loera presenta en este momento signos físicos y síntomas que demuestran
que fue y está siendo sometido a malos tratos durante su estancia carcelaria y
se denotan por la presencia de un trastorno de ansiedad generalizada y un
trastorno neurocognitivo leve. Dichos trastornos se han controlado de forma
parcial con la administración de Triazolam (antidepresivo) sin embargo no se
recomienda su uso prolongado además de que se sugiere sea atendido por el
servicio de psicología y psiquiatría para el control de los trastornos que
padece”, recomendó el médico con posgrado de “alta especialidad médica en
psiquiatría legal.
En
una audiencia celebrada el 9 de septiembre pasado ante el Juez Tercero de
Distrito de Procesos Penales Federales en el estado de México Raúl Valerio
Ramírez, directamente el propio Guzmán Loera se quejó con el juez de los
supuestos malos tratos.
“La
verdad yo estoy enfermo, está mi expediente en Almoloya y ahora no tomo
medicamento yo creo que ya no aguanto mucho así, me duele mucho el cerebro,
ando muy mal de la memoria, para mí no ha habido derechos humanos…”, afirmó el
líder del Cartel de Sinaloa en esa audiencia de la cual se tiene transcripción.
Guzmán
Loera fue recapturado en enero pasado luego de haberse fugado por segunda vez,
en julio de 2015, de un penal de máxima seguridad. En esa última ocasión del
Cefereso No. 1 mejor conocido como “El Altiplano”. Desde su nuevo
encarcelamiento su pareja sentimental Emma Coronel Aispuro ha denunciado en
varias ocasiones los supuestos malos tratos al capo que está en proceso de
extradición a Estados Unidos acusado en seis cortes federales por tráfico de
droga y haber ordenado cientos de homicidios.
“…Hay
una cosa que yo siempre he dicho, que si yo cometo un error que procedan y hay
cámaras pendientes y no he tenido ninguno, yo no he hecho nada, eso no es una
justificación para que me traten como un ogro y me tienen encerrado las 24
horas”, se quejó el capo ante el juez.
El
Chapo se quejó de que está totalmente aislado y constantemente vigilado cuando
se baña y cuando va al sanitario.
“(…)
casi siempre estoy las 24 horas encerrado me sacan una hora al patio quien sabe
si sea la hora porque no tengo reloj, y no siempre me sacan al patio, hay veces
que me sacaban y anteriormente me sacaban a ver unas películas de Cantinflas y
ya suspendieron eso, llevo como un mes que ya no veo películas”, dijo al Juez.
Afirmó
que mientras los demás presos tienen derecho a recibir a sus abogados una hora
al día a él solo dejan verlos una vez a la semana. Y que tampoco le permiten
tener su visita familiar y la visita íntima de su pareja Emma Coronel tan
frecuentemente como los otros presos.
Uno
de sus abogados de defensa, el licenciado Carlos Castillo, explicó en
entrevista que el estado de salud y deterioro anímico de su cliente es notable,
que se ve más delgado, ojeroso y se queja frecuentemente de dolores de cabeza.
Afirmó que a lo largo de los últimos meses han obtenido diversos amparos que se
supone protegen al capo de malos tratos o torturas, pero afirma que las
autoridades penitenciarias han hecho caso omiso a dichas resoluciones
judiciales.
Un
capo disminuido
El
protocolo fue solicitado por Guzmán Loera a petición del Juzgado para
determinar su estado de salud y si presenta síntomas de tortura y/o malos
tratos. La evaluación abarcó la exploración física, elaboración de historia
clínica, lectura y análisis de expediente legal, aplicación de una prueba
mental, aplicación de la llamada “prueba del reloj”.
El
contenido del dictamen revela información personal que hasta ahora se
desconocía del capo considerado por la DEA como el más poderoso del mundo. Por
ejemplo que antes de ser arrestado en enero pasado vivía con su madre Consuelo
Loera.
De
acuerdo con el dictamen, Guzmán Loera tiene 59 años de edad, estudió hasta el
segundo año de primaria, sabe leer y escribir, su estado civil es “unión libre”
con Emma Coronel Aispuro. Pese a las acusaciones en su contra de narcotráfico y
de ser la cabeza de la organización de tráfico de drogas más importante del
mundo, en ocupación se afirma que es “agricultor” y de religión “católico”.
El
dictamen señala que antes de su detención el capo “habitaba en casa propia en
zona de carácter urbano, contaba con los servicios básicos de urbanización.
Vivía en compañía de su madre”.
Se
asegura que no le permiten tener contacto con otros reclusos, “en el área en
que se encuentra está solo, vigilado las 24 horas del día por custodios del
centro penitenciario. Para bañarse, comer, realizar sus necesidades
fisiológicas, dormir, siempre hay un custodio que lo está vigilando. Su esposa
lo visita una o dos veces por mes…”, se afirma en el documento firmado por el
médico que practico el protocolo.
Estado
de salud.
En
el dictamen se afirma que el capo fue sometido hace dos años a una cirugía para
atender una hernia “de contenido intestinal” ubicada en la ingle (hernio
plastia inguinal) y ha padecido de una alta cantidad de grasa en la sangre
(trigliceridemia) desde los 20 años de edad. Según el interrogatorio hecho por
el médico legista negó haber tenido fracturas, alergias o enfermedades de
transmisión sexual.
Guzmán
Loera consume alcohol desde los 18 años “sin patrón de consumo perjudicial
aparentemente”, ha consumido mariguana de manera “experimental” y negó el
consumo de otro tipo de drogas.
Según
el contenido del dictamen en el examen mental se le encontró ubicado en tiempo
y espacio, con aliño e higiene, con un lenguaje coherente y congruente, “el
pensamiento se encuentra lineal, lógico, con tendencia a la perseverancia…”,
pero habla con “velocidad, volumen y cantidad disminuidos”.
“(…)
negó la presencia de ideas de muerte, suicidas o delirantes, se afirma que sus
funciones mentales de memoria, atención y asociaciones están disminuidas, y
presenta una inteligencia normal”, concluye el dictamen.
Se
afirma que como resultado de la prueba psicológica denominada “MINI” se detectó
la presencia de un deterioro cognitivo leve, “tiene problemas leves en memoria
inmediata y atención”. Y en la llamada prueba del “Reloj” presentó un “leve
grado de deterioro cognitivo”.
“Casi
me infarto”
“Desde
mi detención en Almoloya todo se volvió un infierno, cada cuatro horas me
despertaban para ponerme frente a la cámara para pasar lista, estoy siempre
vigilado, no me dejan dormir, en la celda estaba siempre la luz prendida, para
ir al baño igual siempre tenía un custodio atrás de mí, nunca he padecido
estreñimiento pero con eso me comenzó a dar, igual para bañarme siempre hay
alguien vigilándome …”, dijo al doctor que le practicó el protocolo,
refiriéndose a la etapa de encarcelamiento desde su última detención en enero
pasado.
“No
me han golpeado pero prefiero eso a que no me dejen dormir o que me hagan esta
tortura psicológica, el dolor de los golpes se va pero esto me está poniendo
cada vez más mal, tengo más problemas de memoria, a veces escucho como si
hubiera un custodio fuera de la celda pero cuando me asomo no hay nadie”, dijo
refiriéndose a lo que el médico llamo “alucinaciones auditivas simples”.
“Me
dolía la espalda y la cabeza. Así me tuvieron durante los meses que estuve en
Almoloya, ya cuando me trasladaron acá a Chihuahua, ya le bajaron un poco, ya
me dejaban dormir un poco más y me prestaron un antifaz para taparme los ojos y
poder dormir”, dijo en la entrevista practicada en el Protocolo.
Ante
el Juez Tercero se quejó del total aislamiento y que ya ni siquiera lo dejan
ver películas de Cantinflas.
“Nada
más tengo visita de abogado una vez a la semana y me autorizaron tres el mismo
día, casi siempre estoy las 24 horas encerrado me sacan una hora al patio quien
sabe si sea la hora porque no tengo reloj, y no siempre me sacan al patio, hay
veces que me sacaban. Anteriormente me sacaban a ver unas películas de
Cantinflas y ya suspendieron eso, llevo como un mes y ya no veo películas”, se
quejó el narcotraficante.
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