El Pontífice intervino de manera voluntaria -puede hacerlo en cualquier momento- en la reunión que se celebra en el Vaticano con 190 representantes católicos, entre ellos los presidentes de las conferencias episcopales, superiores y superioras generales de órdenes religiosas, líderes de las Iglesias Orientales Católicas y otros sacerdotes.
Estas fueron las palabras improvisadas del Papa Francisco, después de escuchar la Tercera Relación pronunciada por Linda Ghisoni, Subsecretaria para los Laicos en el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida.
“Al escuchar a la doctora Ghisoni he sentido a la Iglesia hablar de sí misma. Todos nosotros lo hemos hecho en todas las intervenciones, pero esta vez era la Iglesia misma la que hablaba. No es solo una cuestión de estilo: el genio femenino que se plasma en la Iglesia que es mujer, es esposa, es madre. Un estilo. Sin este estilo hablaríamos del pueblo de Dios, pero como una organización, quizás sindical, pero no como una familia nacida de la Madre Iglesia”,
“Oí a la Iglesia hablar de sí misma”.
“Invitar a hablar a una mujer no es entrar en la modalidad de un feminismo eclesiástico porque, al final, cualquier feminismo termina siendo un machismo con falda. No. Invitar a hablar a una mujer sobre las heridas de la Iglesia es invitar a la Iglesia a hablar de sí misma sobre las heridas que tiene”, ha aclarado el Santo Padre.
Francisco explicó que “la lógica del pensamiento de la doctora Ghisoni era la de una madre y ha terminado con el relato de lo que sucede cuando una mujer da a luz a un hijo. Es el misterio femenino de la Iglesia que es esposa y madre”.
“No se trata de dar más funciones a la mujer en la Iglesia - sí, esto es bueno, dijo el Papa, pero no es así como se resuelve el problema- se trata de integrar a las mujeres como figura de la Iglesia en nuestro pensamiento. Y pensar también en la Iglesia con las categorías de una mujer. Gracias por su testimonio”, le dijo el Papa a Ghisoni.
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