Noroeste, 11 de Agosto de 2019 :El 'Yo respondo por lo mío' de Quirino/ Ernesto Hernández Norzagaray
El gobernador prefirió cuidar las formas y se fue por la tangente, se vio entonces pequeño, pusilánime, ante lo evidente y eso deja un mal sabor de boca porque como sabemos en política la forma es fondo y el único que salió contento de la sede del cabildo fue el Alcalde Benítez Torres que seguramente en privado agradeció el espaldarazo brindado
Hay ocasiones en que un periodista se ve grande al formular una pregunta y el gobernante pequeño en su respuesta sobre un tema de interés público.
Ocurrió el pasado miércoles en la sala del cabildo de Mazatlán cuando las periodistas Cecilia Barrón y Raquel Zapién aprovecharon la conferencia de prensa a la que convocaron Quirino Ordaz Coppel y Luis Guillermo Benítez Torres el miércoles pasado, para pedir al gobernador un pronunciamiento sobre las agresiones que están recibiendo sus colegas en distintos municipios del estado, entre ellas, las del alcalde de Mazatlán quien hace unos días rompió lanzas contra los “ratas” del periodismo.
Y, claro, que los “conminaba con absoluto respeto a su investidura” a ser sensibles con la labor que medios y periodistas realizan en beneficio de la sociedad sinaloense, pero no lo hizo y su retórica se volvió nota en los corrillos periodísticos. No tenía necesidad de actuar así y menos cuando sobre su gobierno no tiene queja alguna del periodismo. Ahora, con esto, pudiera tenerla.
Y es que el gobernador en lugar de salir a defender a los periodistas optó por la retórica de los lugares comunes y luego con el manido recurso de están “queriendo poner navajas”. Craso error, y se lo aclaró de inmediato Raquel Zapién, no había tal “amarre de navajas” pues las expresiones de los alcaldes son del dominio público y no puede manejarse con esa ligereza sino como un problema grave que puede escalar como está sucediendo en otros estados de la República y no le da reposo al gobierno federal -Sinaloa, sabe de eso, incluso durante el gobierno de Quirino.
En lo que va de este año se han acumulado 9 asesinatos contra periodistas y si bien ninguno de ellos ha ocurrido en Sinaloa, ahí está el insumo que producen los alcaldes que en Mazatlán adquiere dimensiones escandalosas y que puede derivar en violencia física. Basta un empujoncito y cambia la situación.
El gobernador seguramente no salió al paso quizá por una falsa cortesía con el alcalde mazatleco pues estaba en su casa y a su diestra. No lo hubiera visto bien, que se pronunciara en los términos que estaba la petición de las periodistas aún sin mencionarlo por su nombre.
Pero, alguien, con un mínimo de visión de Estado hubiera salido en defensa de las libertades públicas y del derecho a la información, en particular de cada uno de los periodistas que estos días han conocido el ataque, la intimidación y la descalificación de su trabajo.
El gobernador prefirió cuidar las formas y se fue por la tangente, se vio entonces pequeño, pusilánime, ante lo evidente y eso deja un mal sabor de boca porque como sabemos en política la forma es fondo y el único que salió contento de la sede del cabildo fue el alcalde Benítez Torres que seguramente en privado agradeció el espaldarazo brindado.
La petición y las preguntas entonces quedaron flotando en el ambiente y en las primeras notas periodísticas se destacó la falta de postura del gobernador frente a los dichos amenazantes de los ejecutivos municipales, aunque, como siempre sucede, hay quienes desde el mismo periodismo penosamente buscan endulzar la rosca amarga. Al día siguiente todo era información sobre inversiones y empleo. Nada o poco de periodistas agraviados.
Se dirá que un pronunciamiento en el sentido solicitado lastima las relaciones con los alcaldes y que por simple prudencia era mejor dar la vuelta a preguntas comprometedoras y mejor hablar de aquello que da lucimiento, como fue lo que se tocó en la primera parte de la conferencia de prensa. De inversiones, de obra pública, de lo mejor del gobierno “Puro Sinaloa”.
Esperemos, y los ataques de los alcaldes belicosos no escalen, que no sea utilizado por alguien que quiera “ayudar” o aprovechar el momento para complicar la situación en el estado o en alguno de los municipios señalados, porque las preguntas se convertirían en cuestionamientos severos a quienes hoy le dan la vuelta al problema que existe realmente entre los alcaldes y la prensa.
Esta semana en Escuinapa sucedió en contra de nuestra compañera Carolina Tiznado que fue y es atacada en las redes sociales por su labor periodística y todo hace suponer que estos ataques vienen del círculo del gobierno municipal que no estarían aceptando el trabajo de la reportera.
Al final de la conferencia de prensa, un periodista quizá desesperado ante la “prudencia” del gobernador, lanzó un grito destemplado recordando a los presentes que los ataques de los alcaldes contra periodistas sinaloenses ya no es sólo un tema nacional sino de interés internacional y aquí con estas actitudes pusilánimes se busca minimizarlo, como un asunto irrelevante, “amarre de navajas”, de quienes quieren entorpecer las buenas relaciones entre los niveles de gobierno.
Finalmente, el periodismo no depende de lo que digan o no los funcionarios cuestionando estas malas prácticas de alcaldes irresponsables y una buena acción es la que propone Alejandro Sicairos desde su columna Observatorio cuando lanza la iniciativa de un “apagón informativo” en contra de los alcaldes de Ahome, Culiacán y Mazatlán.
Este apagar la luz consiste en: “vetar en las notas periodísticas los nombres y berrinches de los alcaldes y servidores públicos, sin dejar de transmitirle a la sociedad aquellas noticias que le son vitales en el quehacer cotidiano”, o sea, los nombres de los alcaldes agresores no aparecerían en las notas.
Y esa es una respuesta inteligente ante la prudencia del gobernador y no se diga de las agresiones que ha sufrido el gremio. Que así sea, para evitar más pequeñeces en este asunto que efectivamente escaló internacionalmente.
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Noroeste, 8 de agosto
¿Apagón informativo contra alcaldes? Culiacán, Mazatlán y Ahome lo piden
Observatorio/Alejandro Sicairos...
alexsicairos@hotmail.com
Existen condiciones sobradas en Sinaloa para que periodistas y medios de comunicación implementen el apagón informativo en contra de los alcaldes de Mazatlán, Culiacán y Ahome, hasta que sean restablecidas las condiciones constitucionales para la libertad de expresión. Particularmente, Jesús Estrada Ferreiro y Luis Guillermo Benítez Torres ponen en peligro a reporteros y tribunas al mencionar los nombres de aquellos a los que las masas enajenadas han de atacar.
El periodismo, al final de cuentas, es para la sociedad y no para los políticos inmovilizados con el patético adhesivo de la arrogancia. Han hecho un modus operandi de los dislates y ataques a la prensa para ocupar los titulares en noticias que bien deberían utilizarse para darle voz a sectores que en realidad quieren y no pueden ser escuchados.
Son necesarias medidas que finiquiten la relación perniciosa prensa-poder en la cual el manual de la Cuarta Transformación aconseja el disparate como forma de trascender a la opinión pública, instructivo que le saca ganancia a la difusión de lo trivial para ganar audiencias gratis. Más allá de si compran o niegan publicidad los alcaldes, de si le palmean o no la espalda a los directivos o reporteros de los medios, hoy está en riesgo la integridad moral y física de verdaderos periodistas.
Al llevar al límite los alcaldes la intolerancia a la crítica resaltan también la contemplación y parálisis de las instituciones cuya responsabilidad es operar para que los políticos se ciñan a la ley. La sistemática violación al artículo séptimo de la Constitución de México se volvió el pasatiempo preferido de los ediles del Movimiento Regeneración Nacional, con la complicidad del Congreso del Estado, del partido que los llevó a los cargos públicos y del mismo Presidente Andrés Manuel López Obrador.
En Sinaloa existen individuos o grupos que pudiesen aprovechar la tirantez entre la prensa y los alcaldes de Morena para atacar a periodistas y medios. Hay aquellos que llevados por el fanatismo creerían hacerle un favor a “El Químico”, a Estrada o Chapman, que sostienen la campaña sistemática para desacreditar a actores y factores de comunicación masiva, pero también están quienes aprovecharían dicha atmósfera de encono para acallar voces incómodas y se culpe de ello a los presidentes municipales intolerantes.
La propuesta de apagón informativo es extrema, pero los gobiernos de Mazatlán, Culiacán y Ahome lo están pidiendo a gritos al dar motivos de sobra para acudir a dichas posibilidad. Se trata, es importante aclararlo, de vetar en las notas periodísticas los nombres y berrinches de los alcaldes y servidores públicos, sin dejar de transmitirle a la sociedad aquellas noticias que le son vitales en el quehacer cotidiano.
Hablar de los servicios públicos, de la seguridad ciudadana, la salud y educación, como datos genéricos que eliminen a los funcionarios como fuentes de la información. Si para Estrada, Benítez y Chapman el periodismo es corrupto, actúa en razón de tener o no la publicidad oficial y altera las declaraciones de los entrevistados, qué razón de ser tendría informarle a la gente si se procede a anular al mensajero.
Tampoco atenta el apagón informativo contra la libertad de expresión de los políticos alucinados por el poder. Antes que cualquier otra cosa, es un mecanismo de defensa del derecho a la información, de protección a periodistas y de sobrevivencia de estos ante servidores públicos que quieren a la sociedad callada, sin quejarse de la decepción que le causan quienes les ofrecieron el mejor gobierno de todos los tiempos, sufriendo en silencio el desencanto para que se aferren a otra brasa ardiendo en la próxima elección.
El periodismo crítico ni empezó ni termina con la llegada de Morena a puestos de gobierno de primer nivel. Tampoco la corrupción en el periodismo que, es honesto reconocerlo, existe y se extiende cada vez más a la estructura comunicativa. La que sí comienza en forma preocupante es la táctica de culpar a la prensa de los evidentes fracasos de un régimen que se fincó en la confianza colectiva y va que vuela hacia la desesperanza popular.
Y en tanto los ánimos vuelven a su nivel, como ya tienden a apaciguarse, todos estamos obligados a poner las libertades a salvo. El periodismo tiene que aprender a quejarse menos y asumir las acciones y estrategias que eviten el atropellamiento autoritario que tiene el propósito de denigrar, acorrientar y poner en la mira del peligro a periodistas y medios para que la turba fanatizada haga el resto del trabajo sucio.
Reverso
Quiere ver con bozal a la raza,
El intolerante gobierno.
Pero no por nueva la mordaza,
hace al tirano moderno.
Guerra, la guerrera
Quién más que Carmen Aída Guerra Miguel para orientar en la situación de peligro en que está el periodismo de Sinaloa. Ella, como mujer ícono de la lucha para hacer escuchar el lamento ciudadano por los rezagos y agravios, aconseja a sus colegas desde el Colegio de Periodistas y Escritores de Sinaloa “José Cayetano Valadés”, instándolos a “no ponerse en medio de las balas, eso jamás lo hagan, porque creo que una de las cosas que más satisface al ejercer esta profesión, es tratar de informar y también tratar de participar para una mejor sociedad; que nosotros lo hagamos no en función de fama propia, sino de qué podemos aportar para que la sociedad sea mejor”.
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