La muerte de Juan Camilo Mouriño Terrazo es una enorme pérdida para el Estado mexicano, afirma, el Presidente Calderón en la ceremonia Luctuosa en memoria del Secretario de Gobernación, y colaboradores
Campo Marte, Jueves, 6 de Noviembre de 2008
Discurso
Señores Presidentes de la Suprema Corte de Justicia, de la Cámara de Diputados, de la Cámara de Senadores.
Señoras y señores Gobernadores y Jefe de Gobierno.
Señoras y señores Presidentes Municipales.
Señoras y señores miembros del cuerpo diplomático acreditado en México.
Señores presidentes y dirigentes de partidos políticos, líderes sindicales, empresariales y sociales que nos acompañan.
Servidores públicos, distinguidos invitados especiales.
Integrantes de las Fuerzas Armadas.
Muy queridos amigos y familiares de las grandes mujeres y de los grandes hombres a quienes hoy honramos.
Señoras y señores:
Hoy nos hemos reunido para rendir un sentido homenaje a varios servidores públicos mexicanos: al licenciado Juan Camilo Mouriño Terrazo, Secretario de Gobernación, así como a sus destacados y leales colaboradores que perdieron la vida al caer el avión en el que viajaban el pasado 4 de noviembre.
Todos ellos honraron siempre su vocación con altos principios, dedicación total y amor a México. Su doloroso deceso ocurrió en la plenitud de sus vidas, cuando contribuían con su talento, experiencia y energía al progreso y al bienestar de la Patria.
De la misma manera, hoy lamentamos profundamente la irreparable pérdida de personas inocentes que se encontraban circunstancialmente en el lugar de los hechos.
En nombre de México y del Gobierno Federal quiero expresar nuestras más profundas condolencias a las esposas, hijos, esposos, padres y hermanos de quienes han fallecido.
Descansen en paz.
Esperamos que encuentren pronto el consuelo en este momento tan doloroso y tan difícil de superar.
Asimismo, expresamos nuestros deseos de la más pronta recuperación para las personas que resultaron heridas.
Los lamentables acontecimientos del 4 de noviembre se esclarecerán a fondo. Por ello, el Gobierno Federal, en coordinación con las instancias competentes, está llevando a cabo todas las investigaciones necesarias para averiguar las causas que originaron esta terrible tragedia.
En esta delicada tarea, contamos con el apoyo de los mejores expertos del mundo y de las agencias nacionales e internacionales especializadas y más calificadas.
Como Presidente de la República, y como amigo y compañero del licenciado Mouriño y de sus colaboradores, soy el primer interesado en que surja la verdad y se esclarezcan las causas de estos hechos.
Estamos actuando y actuaremos con transparencia y con responsabilidad, a fin de informar al pueblo de México exactamente lo que ocurrió.
Hoy recordamos a los pilotos aviadores Álvaro Sánchez y Jiménez y Martín de Jesús Oliva Pérez, así como a la sobrecargo Gisel Carrillo Pereyra. Ellos apoyaron con profesionalismo al Secretario de Gobernación en el desempeño de sus altas tareas.
Asimismo, rendimos un sincero homenaje al capitán Julio César Ramírez Dávalos, adscrito al Estado Mayor Presidencial y Jefe de Escoltas del Secretario de Gobernación. El capitán Ramírez Dávalos, haciendo honor a sus armas, siempre cumplió con su deber de valentía, ética y lealtad, características de los integrantes de nuestras Fuerzas Armadas y del Estado Mayor.
También brindamos el mayor de los reconocimientos al licenciado José Luis Santiago Vasconcelos, Titular de la Secretaría Técnica para la implementación de las recientes reformas constitucionales en materia de seguridad y justicia penal.
Él desempeñó durante muchos años importantes encargos en la Procuraduría General de la República. Logró la aprehensión de un sinnúmero de delincuentes y trabajó y luchó con tesón para construir un país de leyes en el que prevaleciera el Estado de Derecho y la seguridad pública.
Hoy honramos también la memoria de diversos servidores de la Secretaría de Gobernación.
Recordamos a la querida licenciada Norma Angélica Díaz Aguiñiga, Directora de Información de la Dirección General de Comunicación Social.
Norma era una funcionaria eficaz y comprometida. Fue mi colaboradora desde la campaña electoral, así como en la Presidencia de la República.
Siempre informó con profesionalismo y precisión a los medios de comunicación sobre las acciones del Poder Ejecutivo.
Recordamos también con gran afecto al ingeniero Arcadio Echeverría Lanz, Coordinador de Eventos y Administración de la Oficina del Secretario. Uno de los más cercanos colaboradores del titular de la dependencia, y que antes también había sido un valioso y esmerado colaborador mío en la Oficina de la Presidencia de la República.
Honramos la memoria del maestro José Miguel Monterrubio Cubas, Director General de Comunicación Social de la Secretaría de Gobernación, y un digno integrante del Servicio Exterior Mexicano, también.
Miguel siempre fue un hombre institucional, muy querido por sus compañeros y amigos en las distintas dependencias donde prestó sus servicios, los cuales desempeñó con eficiencia y con lealtad, particularmente en las sensibles tareas de comunicación social que le fueron encargadas en la Secretaría de Gobernación, en la cancillería o en la propia Presidencia de la República.
Hoy también rendimos el más sentido de los homenajes al licenciado Juan Camilo Mouriño Terrazo, quien fue uno de mis más cercanos colaboradores y uno de mis mejores y más entrañables amigos.
En mi Administración, el desempeño del licenciado Mouriño le imprimió mayor cohesión el equipo de Gobierno. Su liderazgo político, su sensibilidad, su lealtad y su eficacia permitieron que el Gabinete Presidencial potenciara sus capacidades.
Para sus compañeros y colaboradores fue un promotor de esfuerzos colectivos, un orquestador de tareas de conjunto.
Desde la Oficina de la Presidencia y después desde la Secretaría de Gobernación, con Juan Camilo la Administración que presido ganó en sensibilidad política y visión estratégica.
El licenciado Mouriño fue un hombre de acción que acogió la política como el instrumento para hacer posible, más allá de las diferencias ideológicas o partidistas, las reformas que México necesita y que millones de mexicanos exigen.
Desde la Secretaría de Gobernación trabajó por el bien de la Patria al promover el diálogo y el acuerdo con los Poderes de la Unión, especialmente con el Legislativo. Su labor fue fundamental para avanzar en diversas reformas, entre ellas la Reforma en Materia de Seguridad y Justicia, o la Reforma para el Fortalecimiento de Petróleos Mexicanos.
Sin duda, estas reformas a las que él contribuyó, además de participar desde la Oficina de la Presidencia en muchas otras, permitirán a nuestro país enfrentar los desafíos del Siglo XXI.
El Secretario de Gobernación mantuvo en todo momento una estrecha, respetuosa y cordial comunicación con las autoridades de las 32 entidades federativas, sin distingos partidistas, buscando siempre la conciliación de la República y el bien supremo de la Federación; buscó impulsar un federalismo moderno que nos permitiese atender eficazmente los problemas de los mexicanos en cada rincón del país.
Juan Camilo era, entre otras muchas cosas, un hombre concentrado en sacar adelante las tareas que se le encomendaban. Los logros del licenciado Mouriño al frente de la Secretaría de Gobernación están a la vista: un clima de negociación, cotidiana interlocución, una relación de respeto con las diversas fuerzas políticas, la generación de acuerdos que se tradujeron en importantes reformas legislativas y que se beneficiaron de la sensibilidad política, la inteligencia y la amplitud de miras del licenciado Mouriño.
La suya es una pérdida muy significativa para el Estado mexicano. Su disciplina, su carácter y su profundo patriotismo fueron factores claves para que, en tan sólo dos años, el Gobierno Federal pusiera a México en la ruta de grandes transformaciones dirigidas a construir el bienestar de los mexicanos de hoy y del mañana.
Fue objeto de críticas y víctima de calumnias. Sin embargo, puedo asegurar que fue un hombre franco y honesto, con una extraordinaria capacidad para resolver problemas.
Un Secretario de Gobernación que cuando se le encomendaba algo, encontraba siempre los medios para lograrlo.
En los momentos particularmente complejos de su encargo, Juan Camilo se concentraba en su trabajo, resolviendo los problemas a través del análisis, la estrategia y el diálogo. No sólo impulsó reformas de fondo, sino que condujo atinadamente al Gabinete de Seguridad.
Un ejemplo reciente es el conflicto de carácter político- social vivido en el Estado de Morelos, que había dejado sin escuela a cientos de miles de niños.
Diariamente, no sólo estuvo pendiente de este problema, sino que buscó permanentemente soluciones y alternativas a través del diálogo, la política y la ley. Fueron momentos difíciles.
Todos los días me informaba del número de escuelas, el número de maestros, el número de alumnos que se incorporaban a clases, los temas pendientes de resolver, las instituciones involucradas, los intereses en juego, el desempeño de todos.
Así, buscando soluciones a través del diálogo, finalmente ayer los maestros de Morelos tomaron una decisión responsable y anunciaron el regreso a clases, con lo que miles de niños y jóvenes tienen de nuevo la oportunidad de estudiar y salir adelante.
Sé que esto no hubiera sido posible sin la labor del Secretario de Gobernación; y sé que a él le hubiera gustado hacer este anuncio personalmente.
Quienes trabajamos cerca de él, sabemos que era una persona alegre, que siempre infundía ánimo y comentarios serenos ante los problemas más difíciles. Un hombre que sabía integrar equipos y que era leal a sus equipos, como quienes lo acompañaron hasta el último de sus días.
Su actitud republicana, su visión estratégica fueron impresos también con el sello de la tolerancia y la disposición al diálogo. Recuperó un sentido constructivo y digno de la política.
Articular estrategias, conciliar intereses, vencer obstáculos para construir, siempre construir un México más próspero, más equitativo, más justo.
Como el demócrata que era, el licenciado Mouriño estaba convencido de que el diálogo y la pluralidad política enriquecen y fortalecen a la democracia y la vida pública del país.
El diálogo, decía Mouriño, requiere la convicción de que una solución debe proponerse o aceptarse, no como una condición para el triunfo de una ideología sobre las demás. El diálogo no excluye la controversia, la discrepancia, la oposición o la pasión por las ideas.
El diálogo no es expresión de debilidad, ni implica asumir compromisos ambiguos, porque la simple razón del diálogo no es un fin, sino un medio; que no da la verdad, ni resuelve problemas por sí mismo, sino que ordena la discusión de las ideas y permite la construcción de soluciones mayoritarias a los grandes problemas que enfrenta nuestro país. Hasta aquí la cita.
El Secretario de Gobernación es también un digno representante de una nueva generación de mexicanos. Lo digo en presente, un digno representante de jóvenes que asumen como propia la tarea de heredar a las siguientes generaciones una Nación mejor que aquella que recibieron.
Es el rostro de una nueva generación de políticos que tienen un compromiso con el bien común, que conciben el diálogo como una petición de principio y una herramienta de Gobierno. Una nueva generación de políticos, formada en la pluralidad y la absoluta lealtad a la democracia.
Jóvenes que tienen la probidad como credo, jóvenes políticos que reivindican el valor del diálogo y la negociación; mexicanos cuya juventud y empuje generan certidumbre y confianza; jóvenes que son una promesa que se cumple conforme asumen responsabilidades públicas, responsabilidades de Estado, como las que asumió el Secretario de Gobernación; responsabilidades de Estado, como las que asumieron sus colaboradores, entregados al cumplimiento del deber.
La fortaleza de esta Administración se construye sobre la base de esfuerzos de mujeres y hombres como Juan Camilo Mouriño y sus colaboradores. Servidores comprometidos con el desarrollo de México, leales al servicio público, eficaces en su desempeño.
Con el doloroso fallecimiento de Juan Camilo, nuestro país ha perdido a un gran hombre, inteligente, leal, comprometido con sus ideales y apasionado de México; un hombre honesto y trabajador.
Eso deben saberlo los mexicanos, eso debemos recordarlo quienes lo conocimos, eso deben tenerlo bien presente su querida esposa Mari Geli y sus hijos: María, Iván y Juan Camilo.
Sé que no había en él amor más grande que el que sentía por sus hijos. Sus hijos deben sentirse orgullosos de su padre, y lo digo de todos los herederos de quienes hoy despedimos.
Orgullosos de su padre que trabajó hasta el último de sus días por heredarles una Patria mejor y un buen nombre.
Señoras y señores:
En estos momentos difíciles, las distintas muestras de solidaridad que hemos recibido de actores políticos, analistas, empresarios, sociedad civil, gobiernos extranjeros contribuyen a reforzar el ánimo de que los mexicanos, sin duda, seguiremos trabajando firme e incansablemente por nuestro país.
La mejor manera de honrar la memoria de los valiosos mexicanos que perdieron la vida en este lamentable acontecimiento, es seguir trabajando unidos y con mayor convicción que nunca para transformar a México.
Hoy más que nunca es momento de mirar hacia el futuro, es momento de perseverar en la superación de la adversidad y en la construcción de esta Patria, esta Patria más justa, más próspera, más segura que soñaron nuestros compañeros y en la que nos empeñamos a diario millones de mexicanos.
México está trabajando y así lo han demostrado quienes, desde diversas trincheras han arribado a un punto de encuentro y han generado resultados alentadores para el país.
Sé que hoy los mexicanos estamos resueltos a seguir dedicando todo nuestro esfuerzo a luchar por nuestras convicciones.
Cada mexicana y cada mexicano, en su ámbito de responsabilidad, debe seguir trabajando día con día para salir adelante y, con ello sacar adelante también a nuestra querida Patria.
En nuestras manos está el contribuir a crear más oportunidades para todos y sentar las bases de un futuro de justicia, de democracia y de libertad.
La lección que nos dejan estos distinguidos servidores públicos, la lección que nos deja Juan Camilo Mouriño es, sin duda, la de seguir adelante, seguir trabajando y seguir viviendo intensamente, como vivió él.
Ese es el mejor homenaje que se les puede hacer. Si estuviera con nosotros eso es, precisamente, lo que estaría haciendo y diciendo, que sigamos adelante, trabajando fuerte por construir un México que esté a la altura de las aspiraciones de progreso de todos los mexicanos.
Quienes hoy honramos, en especial nuestro querido amigo Juan Camilo, y todos ellos, que tuvieron el incomprendido honor de servir a los demás a través del servicio público, de amar al prójimo a través de los áridos caminos de la política ejercida con rectitud, nos han legado su ejemplo, porque han tenido el valor de poner sus actos a la altura de sus ideas.
Porque han ido en pos de lo que creen y han vivido con intensidad hasta el último día en el cumplimiento de su deber. Para ellos, parafraseando a Efraín González Luna, habrá muchas palabras que desde aquí en la tierra digamos gracias, que una voz en lo alto que simplemente diga: está bien.
Que descansen en paz nuestros amigos y compañeros.
Sabemos que son bienaventurados los limpios de corazón, bienaventurados los pacíficos, bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, bienaventurados los que por causa de lo alto son insultados y se diga toda clase de calumnias en su contra, porque su recompensa será grande.
A nosotros nos toca la tarea de recordarlos con afecto, con alegría, con orgullo y honrarlos. Nosotros aquí en la tierra y en éste, nuestro México querido, seguiremos; seguiremos adelante, saldremos adelante.
Y por muy larga que sea la noche de nuestra adversidad, sabemos que un día vendrá la luz, y lo supimos desde el día en que nos decidimos juntos, en la plenitud de la vida, a romper las sombras de nuestro México y a encender nuevas esperanzas.
Sigamos adelante, trabajando con renovada convicción para que nuestra Patria llegue a su cita con un futuro promisorio; para hacer de México un país más seguro que progresa por la vía de la ley y de la libertad.
Un país con una economía fuerte que genera oportunidades y empleo, que logre superar el dolor de la pobreza y la desigualdad. Un país más democrático, con instituciones sólidas y confiables para los mexicanos, donde nos respetemos y sepamos convivir y construir Patria, juntos.
Ese es el país con el que soñó Juan Camilo Mouriño y sus colaboradores. Ese es el país que seguiremos construyendo paso a paso, todos los días en mi Gobierno.
Vivirán siempre en nuestro recuerdo y en nuestro corazón, en el de sus familiares que los quieren entrañablemente, en el de sus amigos.
Aquí nosotros, más allá del dolor, seguiremos ahora, seguiremos más fuerte, seguiremos más aprisa; seguiremos construyendo el México distinto y mejor en el que creemos y en el que soñamos. Un México donde impere la justicia, la verdad, la libertad; un México seguro, un México limpio, un México próspero.
Ese México vendrá y entonces nos daremos un abrazo, contentos por una nueva victoria, alegres por el deber cumplido.
Adiós y hasta siempre.
Señores Presidentes de la Suprema Corte de Justicia, de la Cámara de Diputados, de la Cámara de Senadores.
Señoras y señores Gobernadores y Jefe de Gobierno.
Señoras y señores Presidentes Municipales.
Señoras y señores miembros del cuerpo diplomático acreditado en México.
Señores presidentes y dirigentes de partidos políticos, líderes sindicales, empresariales y sociales que nos acompañan.
Servidores públicos, distinguidos invitados especiales.
Integrantes de las Fuerzas Armadas.
Muy queridos amigos y familiares de las grandes mujeres y de los grandes hombres a quienes hoy honramos.
Señoras y señores:
Hoy nos hemos reunido para rendir un sentido homenaje a varios servidores públicos mexicanos: al licenciado Juan Camilo Mouriño Terrazo, Secretario de Gobernación, así como a sus destacados y leales colaboradores que perdieron la vida al caer el avión en el que viajaban el pasado 4 de noviembre.
Todos ellos honraron siempre su vocación con altos principios, dedicación total y amor a México. Su doloroso deceso ocurrió en la plenitud de sus vidas, cuando contribuían con su talento, experiencia y energía al progreso y al bienestar de la Patria.
De la misma manera, hoy lamentamos profundamente la irreparable pérdida de personas inocentes que se encontraban circunstancialmente en el lugar de los hechos.
En nombre de México y del Gobierno Federal quiero expresar nuestras más profundas condolencias a las esposas, hijos, esposos, padres y hermanos de quienes han fallecido.
Descansen en paz.
Esperamos que encuentren pronto el consuelo en este momento tan doloroso y tan difícil de superar.
Asimismo, expresamos nuestros deseos de la más pronta recuperación para las personas que resultaron heridas.
Los lamentables acontecimientos del 4 de noviembre se esclarecerán a fondo. Por ello, el Gobierno Federal, en coordinación con las instancias competentes, está llevando a cabo todas las investigaciones necesarias para averiguar las causas que originaron esta terrible tragedia.
En esta delicada tarea, contamos con el apoyo de los mejores expertos del mundo y de las agencias nacionales e internacionales especializadas y más calificadas.
Como Presidente de la República, y como amigo y compañero del licenciado Mouriño y de sus colaboradores, soy el primer interesado en que surja la verdad y se esclarezcan las causas de estos hechos.
Estamos actuando y actuaremos con transparencia y con responsabilidad, a fin de informar al pueblo de México exactamente lo que ocurrió.
Hoy recordamos a los pilotos aviadores Álvaro Sánchez y Jiménez y Martín de Jesús Oliva Pérez, así como a la sobrecargo Gisel Carrillo Pereyra. Ellos apoyaron con profesionalismo al Secretario de Gobernación en el desempeño de sus altas tareas.
Asimismo, rendimos un sincero homenaje al capitán Julio César Ramírez Dávalos, adscrito al Estado Mayor Presidencial y Jefe de Escoltas del Secretario de Gobernación. El capitán Ramírez Dávalos, haciendo honor a sus armas, siempre cumplió con su deber de valentía, ética y lealtad, características de los integrantes de nuestras Fuerzas Armadas y del Estado Mayor.
También brindamos el mayor de los reconocimientos al licenciado José Luis Santiago Vasconcelos, Titular de la Secretaría Técnica para la implementación de las recientes reformas constitucionales en materia de seguridad y justicia penal.
Él desempeñó durante muchos años importantes encargos en la Procuraduría General de la República. Logró la aprehensión de un sinnúmero de delincuentes y trabajó y luchó con tesón para construir un país de leyes en el que prevaleciera el Estado de Derecho y la seguridad pública.
Hoy honramos también la memoria de diversos servidores de la Secretaría de Gobernación.
Recordamos a la querida licenciada Norma Angélica Díaz Aguiñiga, Directora de Información de la Dirección General de Comunicación Social.
Norma era una funcionaria eficaz y comprometida. Fue mi colaboradora desde la campaña electoral, así como en la Presidencia de la República.
Siempre informó con profesionalismo y precisión a los medios de comunicación sobre las acciones del Poder Ejecutivo.
Recordamos también con gran afecto al ingeniero Arcadio Echeverría Lanz, Coordinador de Eventos y Administración de la Oficina del Secretario. Uno de los más cercanos colaboradores del titular de la dependencia, y que antes también había sido un valioso y esmerado colaborador mío en la Oficina de la Presidencia de la República.
Honramos la memoria del maestro José Miguel Monterrubio Cubas, Director General de Comunicación Social de la Secretaría de Gobernación, y un digno integrante del Servicio Exterior Mexicano, también.
Miguel siempre fue un hombre institucional, muy querido por sus compañeros y amigos en las distintas dependencias donde prestó sus servicios, los cuales desempeñó con eficiencia y con lealtad, particularmente en las sensibles tareas de comunicación social que le fueron encargadas en la Secretaría de Gobernación, en la cancillería o en la propia Presidencia de la República.
Hoy también rendimos el más sentido de los homenajes al licenciado Juan Camilo Mouriño Terrazo, quien fue uno de mis más cercanos colaboradores y uno de mis mejores y más entrañables amigos.
En mi Administración, el desempeño del licenciado Mouriño le imprimió mayor cohesión el equipo de Gobierno. Su liderazgo político, su sensibilidad, su lealtad y su eficacia permitieron que el Gabinete Presidencial potenciara sus capacidades.
Para sus compañeros y colaboradores fue un promotor de esfuerzos colectivos, un orquestador de tareas de conjunto.
Desde la Oficina de la Presidencia y después desde la Secretaría de Gobernación, con Juan Camilo la Administración que presido ganó en sensibilidad política y visión estratégica.
El licenciado Mouriño fue un hombre de acción que acogió la política como el instrumento para hacer posible, más allá de las diferencias ideológicas o partidistas, las reformas que México necesita y que millones de mexicanos exigen.
Desde la Secretaría de Gobernación trabajó por el bien de la Patria al promover el diálogo y el acuerdo con los Poderes de la Unión, especialmente con el Legislativo. Su labor fue fundamental para avanzar en diversas reformas, entre ellas la Reforma en Materia de Seguridad y Justicia, o la Reforma para el Fortalecimiento de Petróleos Mexicanos.
Sin duda, estas reformas a las que él contribuyó, además de participar desde la Oficina de la Presidencia en muchas otras, permitirán a nuestro país enfrentar los desafíos del Siglo XXI.
El Secretario de Gobernación mantuvo en todo momento una estrecha, respetuosa y cordial comunicación con las autoridades de las 32 entidades federativas, sin distingos partidistas, buscando siempre la conciliación de la República y el bien supremo de la Federación; buscó impulsar un federalismo moderno que nos permitiese atender eficazmente los problemas de los mexicanos en cada rincón del país.
Juan Camilo era, entre otras muchas cosas, un hombre concentrado en sacar adelante las tareas que se le encomendaban. Los logros del licenciado Mouriño al frente de la Secretaría de Gobernación están a la vista: un clima de negociación, cotidiana interlocución, una relación de respeto con las diversas fuerzas políticas, la generación de acuerdos que se tradujeron en importantes reformas legislativas y que se beneficiaron de la sensibilidad política, la inteligencia y la amplitud de miras del licenciado Mouriño.
La suya es una pérdida muy significativa para el Estado mexicano. Su disciplina, su carácter y su profundo patriotismo fueron factores claves para que, en tan sólo dos años, el Gobierno Federal pusiera a México en la ruta de grandes transformaciones dirigidas a construir el bienestar de los mexicanos de hoy y del mañana.
Fue objeto de críticas y víctima de calumnias. Sin embargo, puedo asegurar que fue un hombre franco y honesto, con una extraordinaria capacidad para resolver problemas.
Un Secretario de Gobernación que cuando se le encomendaba algo, encontraba siempre los medios para lograrlo.
En los momentos particularmente complejos de su encargo, Juan Camilo se concentraba en su trabajo, resolviendo los problemas a través del análisis, la estrategia y el diálogo. No sólo impulsó reformas de fondo, sino que condujo atinadamente al Gabinete de Seguridad.
Un ejemplo reciente es el conflicto de carácter político- social vivido en el Estado de Morelos, que había dejado sin escuela a cientos de miles de niños.
Diariamente, no sólo estuvo pendiente de este problema, sino que buscó permanentemente soluciones y alternativas a través del diálogo, la política y la ley. Fueron momentos difíciles.
Todos los días me informaba del número de escuelas, el número de maestros, el número de alumnos que se incorporaban a clases, los temas pendientes de resolver, las instituciones involucradas, los intereses en juego, el desempeño de todos.
Así, buscando soluciones a través del diálogo, finalmente ayer los maestros de Morelos tomaron una decisión responsable y anunciaron el regreso a clases, con lo que miles de niños y jóvenes tienen de nuevo la oportunidad de estudiar y salir adelante.
Sé que esto no hubiera sido posible sin la labor del Secretario de Gobernación; y sé que a él le hubiera gustado hacer este anuncio personalmente.
Quienes trabajamos cerca de él, sabemos que era una persona alegre, que siempre infundía ánimo y comentarios serenos ante los problemas más difíciles. Un hombre que sabía integrar equipos y que era leal a sus equipos, como quienes lo acompañaron hasta el último de sus días.
Su actitud republicana, su visión estratégica fueron impresos también con el sello de la tolerancia y la disposición al diálogo. Recuperó un sentido constructivo y digno de la política.
Articular estrategias, conciliar intereses, vencer obstáculos para construir, siempre construir un México más próspero, más equitativo, más justo.
Como el demócrata que era, el licenciado Mouriño estaba convencido de que el diálogo y la pluralidad política enriquecen y fortalecen a la democracia y la vida pública del país.
El diálogo, decía Mouriño, requiere la convicción de que una solución debe proponerse o aceptarse, no como una condición para el triunfo de una ideología sobre las demás. El diálogo no excluye la controversia, la discrepancia, la oposición o la pasión por las ideas.
El diálogo no es expresión de debilidad, ni implica asumir compromisos ambiguos, porque la simple razón del diálogo no es un fin, sino un medio; que no da la verdad, ni resuelve problemas por sí mismo, sino que ordena la discusión de las ideas y permite la construcción de soluciones mayoritarias a los grandes problemas que enfrenta nuestro país. Hasta aquí la cita.
El Secretario de Gobernación es también un digno representante de una nueva generación de mexicanos. Lo digo en presente, un digno representante de jóvenes que asumen como propia la tarea de heredar a las siguientes generaciones una Nación mejor que aquella que recibieron.
Es el rostro de una nueva generación de políticos que tienen un compromiso con el bien común, que conciben el diálogo como una petición de principio y una herramienta de Gobierno. Una nueva generación de políticos, formada en la pluralidad y la absoluta lealtad a la democracia.
Jóvenes que tienen la probidad como credo, jóvenes políticos que reivindican el valor del diálogo y la negociación; mexicanos cuya juventud y empuje generan certidumbre y confianza; jóvenes que son una promesa que se cumple conforme asumen responsabilidades públicas, responsabilidades de Estado, como las que asumió el Secretario de Gobernación; responsabilidades de Estado, como las que asumieron sus colaboradores, entregados al cumplimiento del deber.
La fortaleza de esta Administración se construye sobre la base de esfuerzos de mujeres y hombres como Juan Camilo Mouriño y sus colaboradores. Servidores comprometidos con el desarrollo de México, leales al servicio público, eficaces en su desempeño.
Con el doloroso fallecimiento de Juan Camilo, nuestro país ha perdido a un gran hombre, inteligente, leal, comprometido con sus ideales y apasionado de México; un hombre honesto y trabajador.
Eso deben saberlo los mexicanos, eso debemos recordarlo quienes lo conocimos, eso deben tenerlo bien presente su querida esposa Mari Geli y sus hijos: María, Iván y Juan Camilo.
Sé que no había en él amor más grande que el que sentía por sus hijos. Sus hijos deben sentirse orgullosos de su padre, y lo digo de todos los herederos de quienes hoy despedimos.
Orgullosos de su padre que trabajó hasta el último de sus días por heredarles una Patria mejor y un buen nombre.
Señoras y señores:
En estos momentos difíciles, las distintas muestras de solidaridad que hemos recibido de actores políticos, analistas, empresarios, sociedad civil, gobiernos extranjeros contribuyen a reforzar el ánimo de que los mexicanos, sin duda, seguiremos trabajando firme e incansablemente por nuestro país.
La mejor manera de honrar la memoria de los valiosos mexicanos que perdieron la vida en este lamentable acontecimiento, es seguir trabajando unidos y con mayor convicción que nunca para transformar a México.
Hoy más que nunca es momento de mirar hacia el futuro, es momento de perseverar en la superación de la adversidad y en la construcción de esta Patria, esta Patria más justa, más próspera, más segura que soñaron nuestros compañeros y en la que nos empeñamos a diario millones de mexicanos.
México está trabajando y así lo han demostrado quienes, desde diversas trincheras han arribado a un punto de encuentro y han generado resultados alentadores para el país.
Sé que hoy los mexicanos estamos resueltos a seguir dedicando todo nuestro esfuerzo a luchar por nuestras convicciones.
Cada mexicana y cada mexicano, en su ámbito de responsabilidad, debe seguir trabajando día con día para salir adelante y, con ello sacar adelante también a nuestra querida Patria.
En nuestras manos está el contribuir a crear más oportunidades para todos y sentar las bases de un futuro de justicia, de democracia y de libertad.
La lección que nos dejan estos distinguidos servidores públicos, la lección que nos deja Juan Camilo Mouriño es, sin duda, la de seguir adelante, seguir trabajando y seguir viviendo intensamente, como vivió él.
Ese es el mejor homenaje que se les puede hacer. Si estuviera con nosotros eso es, precisamente, lo que estaría haciendo y diciendo, que sigamos adelante, trabajando fuerte por construir un México que esté a la altura de las aspiraciones de progreso de todos los mexicanos.
Quienes hoy honramos, en especial nuestro querido amigo Juan Camilo, y todos ellos, que tuvieron el incomprendido honor de servir a los demás a través del servicio público, de amar al prójimo a través de los áridos caminos de la política ejercida con rectitud, nos han legado su ejemplo, porque han tenido el valor de poner sus actos a la altura de sus ideas.
Porque han ido en pos de lo que creen y han vivido con intensidad hasta el último día en el cumplimiento de su deber. Para ellos, parafraseando a Efraín González Luna, habrá muchas palabras que desde aquí en la tierra digamos gracias, que una voz en lo alto que simplemente diga: está bien.
Que descansen en paz nuestros amigos y compañeros.
Sabemos que son bienaventurados los limpios de corazón, bienaventurados los pacíficos, bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, bienaventurados los que por causa de lo alto son insultados y se diga toda clase de calumnias en su contra, porque su recompensa será grande.
A nosotros nos toca la tarea de recordarlos con afecto, con alegría, con orgullo y honrarlos. Nosotros aquí en la tierra y en éste, nuestro México querido, seguiremos; seguiremos adelante, saldremos adelante.
Y por muy larga que sea la noche de nuestra adversidad, sabemos que un día vendrá la luz, y lo supimos desde el día en que nos decidimos juntos, en la plenitud de la vida, a romper las sombras de nuestro México y a encender nuevas esperanzas.
Sigamos adelante, trabajando con renovada convicción para que nuestra Patria llegue a su cita con un futuro promisorio; para hacer de México un país más seguro que progresa por la vía de la ley y de la libertad.
Un país con una economía fuerte que genera oportunidades y empleo, que logre superar el dolor de la pobreza y la desigualdad. Un país más democrático, con instituciones sólidas y confiables para los mexicanos, donde nos respetemos y sepamos convivir y construir Patria, juntos.
Ese es el país con el que soñó Juan Camilo Mouriño y sus colaboradores. Ese es el país que seguiremos construyendo paso a paso, todos los días en mi Gobierno.
Vivirán siempre en nuestro recuerdo y en nuestro corazón, en el de sus familiares que los quieren entrañablemente, en el de sus amigos.
Aquí nosotros, más allá del dolor, seguiremos ahora, seguiremos más fuerte, seguiremos más aprisa; seguiremos construyendo el México distinto y mejor en el que creemos y en el que soñamos. Un México donde impere la justicia, la verdad, la libertad; un México seguro, un México limpio, un México próspero.
Ese México vendrá y entonces nos daremos un abrazo, contentos por una nueva victoria, alegres por el deber cumplido.
Adiós y hasta siempre.
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