El Salvador todavía está recuperándose de la guerra civil: unas 75.000 personas murieron en el sangriento conflicto de 12 años y miles siguen desaparecidas.
La guerra civil protagonizada por el ejército y la guerrilla izquierdista del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) estalló tras el asesinato del arzobispo de San Salvador Oscar Arnulfo Romero, el 24 de marzo de 1980.
La derechista Arena, heredera de la dictadura y que tuvo entre sus fundadores varios de los más temibles hombres de los "escuadrones de la muerte" ha gobernado desde 1989, es decir desde tres años antes de la firma de los acuerdos de paz de 1992. Cuenta con el respaldo de la comunidad empresarial y de las clases altas, pero en enero perdió parte de su caudal de votos. Obtuvo 32 bancas parlamentarias frente a las 35 del ex guerrillero FMLN. Los restantes 17 escaños se repartieron entre otros partidos, en su mayoría conservadores. La izquierda logró en esas elecciones una ajustada victoria, que le permitió colocarse como primera fuerza política. Y además, gobierna San Salvador, la capital.
Cerca de una tercera parte de la población salvadoreña emigró huyendo de la pobreza y de la guerra. Más de 2 millones están trabajando en EE.UU. y otros 600.000 en otros países.
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