El Presidente FCH en Guadalajara, Jalisco, 7 de septiembre de 2011
Por cierto. Ya me acordé de la pregunta de combate a la corrupción.
El tema que yo manejo es el tema de la impunidad.
¿Qué es la impunidad?
Que alguien viole la ley, que un delito se cometa y que ese delito no se castigue.
Eso es lo que molesta a la gente. Eso es lo que verdaderamente, se dice con otras palabras, pero de veras sentimos eso.
Que los delitos no se castigan.
Ahora. Por qué no se castigan.
En parte, culpa nuestra, porque no agarramos a los delincuentes, no investigamos bien. En parte, también, porque agarrándolos, a lo mejor no se arman bien las averiguaciones. Y, en parte, también, porque agarrándolos y armando bien las averiguaciones, salen libres. Por eso yo hablo insistentemente e, insisto, no debe tomarse ni como agravio ni mucho menos.
Sí tenemos que cerrar la distancia que hay entre la verdad real y la verdad legal.
Por qué razón.
Porque a medida que hacemos más estrecho el criterio de verdad legal, hay más impunidad. Les pongo un caso muy famoso.
Se encontraron determinadas armas, muchas armas en un domicilio particular y luego de eso, encontramos que de esas armas, había dos que pegaban exactamente con dos homicidios distintos.
Cómo sabemos.
Porque, insisto, hemos hecho la Plataforma México, que nos ha hecho guardar el registro de los casquillos, de los homicidios.
Ahora. Por un criterio de verdad legal, se dice: Si encontraron esas armas por una vía que no fue legal, digamos, porque no había orden de cateo, porque no se dio, entonces esa prueba ya no sirve, ya no sirve la prueba, entonces ya no sirve para probar el delito de acopio. Pero, espérate. Y los homicidios qué y las armas qué.
Entonces, yo no digo que eso no sea un criterio legal, lo que digo es que es cada vez tan lejano el criterio de verdad legal con respecto de la verdad real, que eso también genera impunidad.
Y cuál es la verdad que le importa al pueblo.
La verdad real. La verdad real es que allá hay un par de muchachos que mataron y que ya encontramos las armas, y que no podemos ir contra los culpables. Eso es impunidad.
Yo no digo que el juez o la juez se haya corrompido. Yo lo que digo es que algo tenemos que hacer para cerrar esa distancia.
Asumo mi responsabilidad. Yo sé que nuestras averiguaciones tienen que estar mejor integradas. Creo que cada fuerza pública tiene que asumir su responsabilidad de ser cuidadoso a la hora de actuar, para poder no echar a perder la prueba, digamos.
Pero, también, yo creo que Poder Ejecutivo, Poder Judicial, cada quien tiene que hacer su tarea, hombre. Y también Poder Legislativo, porque luego se hacen unas leyes tan exquisitas, tan refinadas, nos ponemos tan garantistas, que al rato ya no hay manera de agarrar a los delincuentes.
El hecho es que hay impunidad, y tenemos que cerrar eso. Vean el caso de Monterrey, hombre. Otra vez, la Plataforma México nos ayudó a agarrar al primerito, y agarramos esa hebra y ya agarramos a la banda. Qué bueno. O una buena parte de la banda.
Pero resulta que al que agarramos la huella que dejó en el coche, ese estaba preso. Lo agarramos el año pasado por robar un coche con violencia.
Por qué estaba libre el señor.
Alguien que responda.
Porque eso es impunidad.
Y si hubiera estado en la cárcel, a lo mejor no le echa un bidón de gasolina a esos pobres inocentes.
Ese es mi punto.
No pretendo confrontarme con ningún poder. Al contrario, lo que llamo es a la corresponsabilidad y que abordemos este tema como un reto de todos.
Sí, del Poder Ejecutivo, para ser más eficiente. A todos los niveles de Gobierno. Desde el municipio, hasta el gobierno del estado. Seamos más eficientes combatiendo a los criminales y agarrémoslos.
Seamos más eficientes en el proceso acusatorio. También los jueces, que revisen sus propios criterios legales para cerrar las puertas a la impunidad. Y, también, honestamente, bien dicen que en arca abierta el justo peca.
Todos somos vulnerables.
No hay ni santos, ni demonios en el Gobierno Federal, señores. Son seres humanos de carne y hueso, pecadores estándar, como dice un ilustre jalisciense, Efraín González Morfín. Todos somos así.
Pero, precisamente, lo que nos ayuda a mantenernos fuera de esa corrupción, es la transparencia, por un lado y, también, el pase de báscula, señores. No es que yo desconfíe de mis policías, pero sí les paso báscula de vez en cuando, y les hago examen toxicológico, a ver si no andan en drogas. Y les hago polígrafo, para ver si no están metidos con la maña. Y a lo mejor hasta el polígrafo falla, pero ya tengo un margen razonable de certeza de que no es así.
Y yo, honestamente, creo que eso, todos los que estamos en la cadena de procuración y administración de justicia, desde policías, Procuradores, Ministerios Públicos y jueces, todos somos susceptibles, todos somos blanco de la corrupción o la intimidación de la criminalidad. Y entre todos tenemos que cerrar filas.
No hagamos un falso debate. Lo que verdaderamente daña la estabilidad y la seguridad del país, es la impunidad. Es que los ladrones y los criminales anden en la calle y en nuestras narices. Y no digo que sea culpa de un poder o de otro, pero que todos tenemos que hacer.
Yo, por lo pronto yo, me comprometo a hacer mi parte. A, desde luego, respetar lo que otros hagan, pero, también es mi deber, como representante de los mexicanos, que todos digamos: Un ya basta a la impunidad, y que cada quien su parte para acabar con ella....
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