Y qué harán con Beltrones?/Ricardo Alemán
Manlio Fabio, uno de los más sólidos y experimentados cuadros políticos gestados por el tricolor, sobre todo en tiempos de vacas flacas
Como no le había ocurrido en su larga historia, el PRI enfrenta una compleja encrucijada —en la selección de su candidato presidencial— que lo obligará a decidir entre el más popular y mejor posicionado y el que pudiera ser uno de sus mejores presidentes.
Todos saben que hablamos de Enrique Peña Nieto —el más popular, más aventajado y mejor posicionado en la carrera presidencial— y de Manlio Fabio Beltrones, uno de los más sólidos y
experimentados cuadros políticos gestados por el tricolor, sobre todo en tiempos de vacas flacas: cuando el PRI es oposición y está fuera del poder presidencial.
Y es que parece claro —a la luz de las más recientes encuestas sobre los presidenciables en general y los priistas en particular y al poco tiempo que resta para la elección presidencial— que en el PRI no hay más alternativa que la de Enrique Peña Nieto, al momento de seleccionar al candidato presidencial.
Según todas las encuestas, con todas las variables posibles, el precandidato presidencial más aventajado de todos los participantes —de todos los partidos— se llama Enrique Peña Nieto. Y si existen dudas, basta reconocer que nadie se aproxima al mexiquense, siquiera, a una distancia de diez puntos porcentuales.
Más aún, el fenómeno político-electoral llamado Peña Nieto ha sido —en años recientes— el poderoso motor de otro fenómeno político- electoral aceptado por propios y extraños: el regreso del PRI al poder presidencial. Y es que, en rigor, se debe aceptar que si el PRI tiene hoy posibilidades claras de volver al poder presidencial, en buena medida esa expectativa se debe a la imagen, popularidad y el bien calificado gobierno en el Estado de México.
En opinión de buena parte de los expertos en marketing político, Peña Nieto es hoy, indiscutiblemente, el mejor candidato de todos los que aparecen en la oferta electoral presidencial mexicana; más carismático, de mayor popularidad, mejor penetración con las clases populares, bajas, medias, medias altas y altas y, por si hiciera falta, el que mejor amalgama a las distintas tendencias de poder que confluyen en el PRI.
Sin duda Peña Nieto es un candidato ganador y, con él como aspirante presidencial, el PRI cuenta con muchas más posibilidades de regresar al poder presidencial. Sin embargo, nadie de los que hoy apuestan por Peña Nieto como candidato y como potencial presidente, se atreve a decir nada sobre el eventual ejercicio del poder, ya una vez en Los Pinos. Es más, no faltan los que comparan al Peña Nieto de los previos a 2012 con el Vicente Fox de los previos al año 2000.
Es decir, que igual que Fox se convirtió en el mejor posicionado de los opositores al PRI, en los previos al año 2000, hoy Peña Nieto es el mejor colocado. Sin embargo, ya en la casa presidencial, Fox resultó, literalmente, un fiasco como presidente. Aun hoy sigue por el mundo exhibiendo sus desatinos. ¿Cómo resultaría, en un ejercicio especulativo, Peña Nieto como presidente? Nadie lo sabe.
Pero lo que sí se sabe es que, si bien Manlio Fabio Beltrones no es el precandidato presidencial mejor posicionado, si bien tampoco tiene el carisma y la popularidad que Peña Nieto, sí podría resultar uno de los mejores exponentes desde el Poder Ejecutivo federal. ¿Por qué? Porque luego de una larga carrera de más de tres décadas y de una experiencia en casi todos los espacios del poder político y público, el senador Manlio Fabio Beltrones es uno de los políticos mexicanos mejor calificados.
Y esa es precisamente la tragedia que enfrenta el PRI. Ya hoy el símbolo del poder está en la figura de Enrique Peña Nieto, a pesar de que todos o casi todos reconocen que la capacidad, el talento y las habilidades para el ejercicio del poder, están con Beltrones.
Por lo pronto, nadie imagina o ensaya una respuesta a esa interrogante fundamental.
¿Qué va a hacer el PRI con Manlio Fabio Beltrones? ¿Serán capaces de hacer a un lado a uno de sus mejores hombres? Vale la pregunta, porque nadie imagina a Beltrones en una posición subordinada a un eventual gobierno de Peña Nieto. Acaso por eso algunos apuntan al Gobierno del Distrito Federal, como puerto de llegada para Beltrones. Al tiempo.
EN EL CAMINO
Se desató la guerra y el juego sucio en el Tribunal Superior de Justicia del DF. Y es que se iniciaron los agitados tiempos de sucesión. Lo que no saben muchos ministros acelerados es que los vientos soplan por la reelección. Y que en el Zócalo no ven nada mal la idea. @RicardoAlemanMx
Columna Itinerario Político.
Excélsior, 8 de septiembre de 2011
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