Reforma política
SE REALIZÓ EL ESCRUTINIO DE LOS VOTOS RECIBIDOS Y LA PRESIDENCIA HIZO LA DECLARATORIA DE APROBACIÓN DEL DECRETO.Intervinieron legisladores de todos los partidos políticos, la reforma fue aprobada.
Se puede consultar eel dcumento en
http://www.senado.gob.mx/sgsp/gaceta/61/3/2012-07-18-1/assets/documentos/Votos_aprobatorios_17_congresos.pdf
Se remitió al Diario Oficial de la Federación para su publicación.
La información en las primeras planas del jueves 19 de julio de 2012; la de ocho columnas sólo en un medio: LA RAZÓN: Listo: en el 2015 habrá candidatos ciudadanos
La Comisión Permanente emite declaratoria de aprobación, tras el aval de 17 congresos estatales. Incluye candidaturas independientes, iniciativa preferente del Ejecutivo, consulta popular.
LA CRÓNICA: la publicó en cintillo: • Habemus reforma política
La Comisión Permante dio el visto bueno al decreto- “Fortalecerá la vida institucional del país”: González Morfín. “No estamos satisfechos”: Dolores Gutiérrez. “Hubo pendientes”: Manlio Fabio.
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Posicionamiento de Manlio:
Con su permiso, señor
Presidente. Finalmente después de más de cuatro años llegamos a un momento como
el de ahora en el cual se hace una declaratoria sobre una reforma Política tan
importante, tan necesaria para el país.
Cómo no recordar después de
las elecciones del 2006, que todos nos convocamos a reflexionar alrededor de
las necesidades políticas en este país y la modernización urgente de su sistema
político mediante una ley para la reforma del Estado que nos llevó al Palacio
de Minería en donde todas las voces de todos los partidos políticos se hicieron
escuchar. Donde los ciudadanos libremente también pudieron expresar buena parte
de sus preocupaciones, sus motivaciones y sus propuestas de solución a los
problemas.Mucho se habló, como aquí se dijo hace un momento, de un sistema político en crisis, y aquél que no había sabido actualizarse rápidamente, que solamente habíamos podido vivir lo que es la necesaria alternancia en el poder, que parecía sumamente difícil de aceptar por algunos, pero nunca la transición de un sistema político a otro.
Cómo lograr uno y la otra de tal suerte de que juntos nos llevaran a tener posiciones, actitudes mucho más civilizadas en la pluralidad, un primer producto vino a surgir de esas reuniones, que por cierto hoy se encuentra a debate, una Reforma Electoral que actualizó en buena parte la legislación para evitar que en el futuro volvieran a suceder todos esos eventos que se criticaban en el 2006. Habríamos de acercarnos a la elección del 2009, menos conflictuada que la del 2006, y a la del 2012, todavía en debate en estos momentos al pasar sobre la calificación del Tribunal Federal Electoral. Pero muchos de los elementos de las elecciones de ese 2006 pudieron ser corregidos en buena parte, previstos en la legislación que surgió motivo de la reflexión.
Hoy, estoy seguro que al terminar la contienda, como lo ordena esta legislación, al final de la jornada en el Tribunal Federal Electoral a más tardar el 6 de septiembre, habremos de reflexionar nuevamente sobre cómo perfeccionar en buena parte a nuestra democracia y seguir avanzando en consecuencia.
Yo quisiera con ustedes nada más hacer una reflexión de hasta dónde pudimos llegar. Si bien es cierto, como bien se dijo también en esta tribuna hace un momento, hubo asignaturas pendientes que quedaron a resolver en el futuro, las mencionaron aquí, la revocación de mandato, tan urgida por algunos grupos e incluida en varias iniciativas; la reelección legislativa, que por cierto muchos de nosotros reflexionamos, y no debe pasar antes por una ley de partidos políticos para evitar el darle a los partidos políticos mayor importancia que los ciudadanos, y sobre todo el valor a la reelección para la profesionalización; la reconducción presupuestal tan importante también como para poder darle a México mucho más claridad, y sobre todo certidumbre de orden jurídico.
Pero nos concentramos en lo que era esencial. Si habría que definir un sistema político adecuado a la idiosincrasia a la cultura en México, éste debería ser el presidencialismo mexicano, mucho sobre habló sobre avanzar a un semiparlamentarismo, un parlamentarismo, un semipresidencialismo, pero al final concluimos que era el presidencialismo, pero al final concluimos que era el presidencialismo, y para ello la modernización del mismo a fin de que lográsemos mejores resultados en el futuro, y que evitáramos en el momento de modernizar la figura presidencial, el caer en discusiones si era el voluntarismo puro del Presidente en turno, el que nos podría hacer avanzar o retroceder, y no la legislación específica la que nos garantizaría siempre un avance definidito y ahuyentar los fantasmas de la regresión.
Y por eso optamos discutir sobre de él, creo que llegamos a modernizar el presidencialismo; llegamos a obtener nuevos instrumentos para dialogar entre poderes dentro de la pluralidad y también coincidimos en que era importante darle más poder a los ciudadanos que a los partidos políticos.
Cómo no entender entonces que sí alcanzamos buena parte de la meta; modernizar el presidencialismo no lo podríamos entender sin haber resuelto en buena parte lo que también se ha comentado, y bien, en esta tribuna, de darle certeza jurídica al acto protocolario y legal de protestar, cumplir y hacer cumplir la Constitución por parte del Presidente de la República; cómo no pensar que estamos modernizando el presidencialismo mexicano si logramos también poner claridad en la Constitución alrededor de las ausencias temporales o absolutas del Presidente de la República, asunto con el que veníamos arrastrando desde hacia bastantes años.
Cómo no pensar que logramos modernizar el presidencialismo si le hemos puesto un plazo fijo al estudio y la sanción sobre las cuentas públicas en este país, que son tan necesarias para adquirir transparencia, cuestión sobre la que todavía se debate, sobre todo en la Colegisladora.
Cómo no pensar que estamos modernizando el presidencialismo mexicano, si hoy la Constitución, a partir de la declaratoria del Presidente de la Comisión Permanente y del Senado de la República permiten darle mucha más autonomía a los órganos reguladores de la economía mexicana, secuestrados desde hace tiempo por un presidencialismo antiguo.
Cómo no pensar que tenemos nuevos instrumentos para dialogar entre poderes, hoy que es tan necesario que eso suceda, ritmo que perdimos cuando un solo partido político perdió el control sobre el Congreso, cuando entramos a la pluralidad pero no nos modernizamos y que debido a ello aparecieron, sobre todo en ocasiones en demasía, lo que puede ser la manera de dialogar entre poderes, controversias, acciones de inconstitucionalidad y amparo, mismos que detienen en buena parte el país por no resolverlos con agilidad.
Hoy a partir de esta declaratoria el Presidente de la República, sí, tiene iniciativas preferentes, puede señalar las iniciativas que él considera deben de ser resueltas por el Congreso rápidamente, por el sí o por el no, por el sí modificado.
Cómo no pensar que se moderniza el presidencialismo cuando ya habíamos trabajado también sobre el famoso veto de bolsillo del Presidente de la República, hoy en día ni el Presidente podrá congelar los decretos del Legislativo, ni el Legislativo se podrá atrever a congelar las iniciativas del Presidente, esa es una nueva forma de dialogar entre poderes.
Cómo no pensar que también le hemos dado nueva vida a esa interlocución entre los poderes sin negar la pluralidad cuando también modificamos en razón de la Legislación de Amparo, el artículo 94 Constitucional, en su párrafo noveno, mediante el cual se establece también que los poderes, el Ejecutivo y el Congreso podrán señalar las acciones de inconstitucionalidad, las controversias constitucionales que se encuentren en la Suprema Corte de Justicia para que sea este poder, el Poder Judicial quien las resuelva de manera rápida y conveniente, nunca más esos retrasos de cerca de 300 días para acciones de inconstitucionalidad, o 500 días para resolver controversias constitucionales entre poderes.
Cuando éstas en ocasiones llegan a resolverse los gobiernos están a punto de irse, en verdad que no es la mejor forma de dialogar modernamente.
Y cómo no pensar también que esta reforma política nos da más poder a los ciudadanos que a los partidos políticos, cuando trae incluida la consulta popular, que puede ser perfeccionada, pero al final de cuentas admitida.
Candidaturas independientes, en donde se puede ya resolver en buena parte los vicios en los que han caído los partidos políticos; iniciativa ciudadana mediante la cual muchos de los grupos que tienen representación pueden acceder a la misma para hacerse valer como voz en el Congreso.
Cómo no pensar que les damos más poder a los ciudadanos cuando tenemos unas cláusulas de representación también logradas en la Asamblea Legislativa, parecidas a los topes de representación que ya teníamos en la Cámara de Diputados.
Hemos logrado, en sí, resolver muchos de los asuntos pendientes que teníamos. Lo hemos hecho en la pluralidad, en el respeto que nos debemos unos a otros; en darle valor al diálogo, en saber que la discusión es saludable, y que los acuerdos son necesarios: ceder, conceder, negociar, conciliar, acordar, convivir, es avanzar.
Hoy aquí en el Congreso, en esta Comisión Permanente y después de esta declaratoria, es que estamos seguros que hemos privilegiado la política como el instrumento más importante del oficio que nosotros hemos señalado como parte de nuestra vida y que nos permite, entonces, decir que estamos cumpliendo con nuestra responsabilidad. Muchas gracias.
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