20 ene 2013

¿Fausto Alzati a Caracas?


Columnas Ajedrez diplomático/Raymundo Riva Palacio

La Razón, 19 de enero de 2013 

PRIMER TIEMPO: El gambito de Dama. Para los expertos en ajedrez, el Gambito de Dama es una apertura cerrada del juego, donde las fichas blancas desafían en forma agresiva a las negras, al comenzar con el movimiento agresivo del peón de la Reina. De entrada lo aporta como pieza de sacrificio, al saber que en cualquier momento, con el respaldo de la reina, puede recuperarlo y tomar ventaja. Algo así sucedió con Eduardo Medina Mora al llegar a Washington en relevo del embajador Arturo Sarukhán, quien pese a saber desde hace meses que no tendría futuro inmediato en el gobierno de Enrique Peña Nieto, al final del camino su estómago pudo más que su mente. Sarukhán, gran diplomático, perdió la cabeza en enero y de entrada decidió quedarse en su casa en lugar de, como manda el protocolo, asistir a la junta anual de embajadores en la ciudad de México. Tuvo a bien recibir a Medina Mora el fin de semana pasado para decirle que necesitaba un mes para mudarse de la residencia oficial, lo que sólo se equipara con los dos meses que se quedó en la residencia oficial Mario Moya Palencia, cuando fue relevado como embajador ante las Naciones Unidas en 1989. Bueno, eso se lo puede pasar, pues finalmente la familia de Medina Mora se quedará en Londres hasta que su hijo menor termine la escuela en unos meses. Puede vivir en un hotel y que la crisis familiar, reflejada en la cara enojada de Verónica, esposa de Sarukhán, este viernes en su despedida en la Embajada en Washington, no sea mayor. Pero las cosas no terminaron ahí, pues Sarukhán le dijo a Medina Mora que la oficina tampoco se la podría entregar, lo que ya fue un exceso. La oficina, que es donde despachará sí, o ¿pensaría que puede hacerlo en el Starbucks cercano? Sarukhán tuvo que entregar la oficina pero se quedará a vivir en Washington, como consultor. En un principio, como en el Gambito de Dama, Sarukhán puede tomar el peón de la Reina, pero su trabajo requerirá de una gran relación con la Embajada de México, que de entrada, ya dinamitó.

SEGUNDO TIEMPO: La Apertura Escocesa. Los ajedrecistas suelen identificar dentro de este tipo de apertura en un juego al Gambito Evans. Es un inicio abierto y agresivo, donde se juega con piezas que rápidamente se colocan en forma estratégica sobre el tablero. Se utilizan al alfil y el caballo, que en sólo cuatro movimientos ya tienen listo el ataque. La racional de esta estrategia es que si se empieza bien, se debe terminar bien. Si el presidente Enrique Peña Nieto juega de esa manera ante el gobierno de Cuba, el próximo embajador en La Habana tendrá que ser Lázaro Cárdenas Batel. El ex gobernador de Michoacán que hace tiempo hace vida académica en Washington, es la cabeza de la terna que tiene Peña Nieto para remplazar a Gabriel Jiménez Remus. El veterano panista llegó a Cuba como embajador del gobierno de Felipe Calderón y todas las expectativas que había sobre él se derrumbaron. No trabajó, no tejió relaciones en La Habana y hoy en día es un diplomático del cual no hablan nada bien los cubanos. Una personalidad como Cárdenas Batel tiene mucho sentido. No sólo porque conoce bien Cuba —su esposa es cubana— y tiene viejas amistades en la isla, sino porque lleva la marca del nacionalismo mexicano, “Cárdenas”, que para los hermanos Fidel y Raúl Castro, que gobiernan en Cuba, significa un eterno agradecimiento por el apoyo que recibieron de él cuando estaban exiliados en México. Cárdenas Batel es un vínculo al pasado, pero un puente hacia el futuro. Político joven y experimentado, es una gran jugada que tiene Peña Nieto, lista para moverla sobre su tablero de ajedrez.

 TERCER TIEMPO: La Defensa Italiana: Cuando en un juego de ajedrez arranca el peón de la Reina y la ficha negra que tiene el primer movimiento es el peón del alfil, se le suele llamar Defensa Italiana, que es una estrategia defensiva que es agresiva pero, al mismo tiempo, no confronta en la entrada. Contrataca pero en forma flexible, pues le permite a las fichas negras moverse en torno al ataque de las blancas y poderlas rodear e ir haciéndolas retroceder. Una personalidad de esa naturaleza necesita el gobierno de Enrique Peña Nieto para ocupar la Embajada en Venezuela que se encuentra acéfala desde hace varios meses. La cancillería mexicana decidió retirar al embajador Carlos Pujalte de manera discreta, después de que en enero del año pasado fue secuestrado junto con su esposa, en una cadena de incidentes diplomáticos con varias naciones que hicieron pensar que más que un problema de inseguridad, era un tema de hostigamiento de las fuerzas chavistas. Pero Venezuela es un país grande y petroleramente importante, donde las relaciones se desbarrancaron en el gobierno de Vicente Fox y el encargo del presidente Felipe Calderón a la canciller Patricia Espinosa de mejorarlas, se quedó solamente en el punto de la distensión. En Los Pinos consideran que Venezuela requiere de un muy buen trabajo político y diplomático, agresivo pero sin confrontar. ¿Quién para ese cargo? Alguien del Servicio Exterior no parece llenar el perfil para esa tarea que no es tan diplomática. Pero en la terna para la Embajada de Cuba aparece un ex secretario de Estado, muy conocedor del funcionamiento de los Estados modernos —su profesor en Harvard fue Samuel Huntington, quien admiraba su inteligencia—, y lleva 12 años sin ser aprovechado. Se trata de Fausto Alzati, que fue director de Conacyt en el gobierno de Carlos Salinas y efímero secretario de Educación en el de Ernesto Zedillo. No hay ninguna terna aún para ir a Caracas, pero Alzati emerge como una figura que, para las necesidades que se ven en Venezuela, entra como el peón negro en la Defensa Italiana.
rrivapalacio@ejecentral.com.mx

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