20 ene 2013

En EU. Divididos por las armas/J. Jesús Esquivel

Divididos por las armas/J. Jesús Esquivel
Revista Proceso # 1890, 20 de enero de 2013
El miércoles 16, cuando el presidente Barack Obama anunció la propuesta de ley para regular la venta de pistolas y rifles semiautomáticos, en Las Vegas tenía lugar la mayor feria del mundo en ese ramo; y mientras el estado de Nueva York promulgaba una ley local para prohibir la comercialización de armas de asalto, en Texas y Mississippi se anunciaban medidas para bloquear la iniciativa del mandatario… La división de la sociedad estadunidense en este rubro ha provocado una disputa política que pone en duda la posibilidad de que se apruebe el ordenamiento para controlar la venta del armamento más mortífero.
WASHINGTON.- La propuesta de ley impulsada por el presidente Barack Obama para prohibir la venta de pistolas semiautomáticas y rifles de asalto ocasionó una disputa política y evidenció que Estados Unidos está dividido: Mientras los estados del norte apoyan medidas que permitan ejercer mayor control en la adquisición de éstas, los del sur se oponen a ello.

El miércoles 16 Obama dio a conocer su propuesta de ley para regular y restringir la venta de armas semiautomáticas y emitió 23 órdenes ejecutivas en ese sentido.

Al difundir el proyecto de ley que envió al Congreso, el presidente recalcó que las armas semiautomáticas fueron diseñadas para los escenarios de guerra y mostró poco entusiasmo en torno a la ratificación de su propuesta. “Esto será difícil”, apuntó el mandatario y agregó: “Habrá críticos, políticos y cabilderos de intereses especiales, quienes públicamente hablarán de una tiranía contra la libertad de las armas de asalto, no porque sea verdad, sino porque tienen miedo de perder las ganancias que les deja ese negocio”.

Con motivo del asesinato de 26 personas (20 niños y seis adultos) el pasado 14 de diciembre en Newtown, Connecticut, Obama propuso al Capitolio un proyecto de ley sustentado en cuatro aspectos esenciales para regular la venta de armas:

–Prohibir la venta de armas de asalto para uso militar, como pistolas semiautomáticas y rifles.

–Prohibir la venta de cargadores de alta capacidad que almacenen más de 10 cartuchos o municiones.

–Crear una base nacional de datos para registrar a todas las personas que adquieran y posean armas de cualquier tipo.

–Establecer en todo el país la obligatoriedad de revisar los antecedentes penales de cualquier comprador de armas como requisito indispensable para adquirirlas. Esta norma se aplicará en establecimientos comerciales, así como en ferias y exhibiciones.

Se trata, puntualizó el presidente Obama, de “medidas de sentido común que cuentan con el apoyo de la mayoría del pueblo estadunidense”.

Poco después del anuncio de la propuesta de Obama, el gobernador republicano de Mississippi, Phil Bryant, anunció que emitiría una orden ejecutiva con el fin de bloquear cualquier ley federal que intente acotar el “sagrado derecho” de sus ciudadanos para comprar y portar armas, más si se pretende vetar la venta de las de asalto.

A su vez el senador republicano por Kentucky, Randal Howard Paul, declaró: “En estos días presentaré al pleno de la Cámara de Senadores una legislación para revertir las 23 órdenes ejecutivas que emitió el presidente y para anular su propuesta sobre la venta de armas”.

El rechazo a la propuesta de Obama no sólo emanó del Partido Republicano y de los grupos de interés creados a favor de la industria de las armas. En el bando de los demócratas también hay oposición.

“Lo veo difícil. No creo que en este momento existan los votos necesarios para aprobar una legislación de esta naturaleza”, manifestó el líder de la mayoría demócrata en la Cámara de Senadores, Harry Reid, quien durante los comicios generales de noviembre pasado logró su reelección gracias al apoyo de la Asociación Nacional del Rifle, que financió parte de su campaña.

“Derecho sagrado”

La Segunda Enmienda de la Constitución de Estados Unidos establece que los ciudadanos de este país tienen el “sagrado e inalterable” derecho de comprar, portar y usar armas de fuego para defender su integridad física y la de sus familiares.

Masacres como la de Columbine, Colorado, en abril de 1999, la de Aurora, Colorado, de julio de 2012 y la más reciente de Newtown, Connecticut, sacudieron la conciencia de la sociedad estadunidense, pero dejaron incólume la Segunda Enmienda.

El domingo 13 la firma Gallup dio a conocer los resultados de una encuesta según la cual sólo 38% de la población apoya cambios a las leyes sobre la venta de armas. Dos días después The Washington Post y la cadena de televisión ABC aseguraron que, según sus sondeos, 58% de los estadunidenses exige que se modifiquen esas leyes.

Aunque ambos muestreos tienen un margen de error de más-menos cuatro puntos, lo que resulta contrastante respecto a sus resultados es la región donde se levantaron: el de Gallup se hizo en los estados del sur y los del Washington Post y ABC, en los del norte.

Desde su establecimiento como nación y luego durante la guerra de secesión, los estadunidenses han estado divididos. Los sureños se caracterizan por su conservadurismo y consideran al gobierno federal como una amenaza que pretende arrebatarles sus derechos y su dinero.

Como contrapartida, en el norte la sociedad estadunidense es más liberal. Según varios sociólogos, es más culta y con mayor capacidad de adaptación a la realidad que quienes habitan en el sur.

Poco después de que el presidente anunció su proyecto de ley y firmó las 23 órdenes ejecutivas, en entrevista con la cadena CNN Steve Toth, congresista republicano de la legislatura texana dominada por su partido, manifestó:

“En la soberana república de Texas no permitiremos que el gobierno federal intente siquiera quitarnos los derechos sagrados que nos dio Dios. En el Congreso texano haremos lo necesario para evitar que aquí se apliquen las leyes federales en caso de que se apruebe la propuesta de Obama.”

La autonomía constitucional de los 50 estados de la Unión Americana siempre ha sido un tema político que suscita enconos y disputas judiciales que terminan por dirimirse en la Corte Suprema de Justicia.

Por ejemplo, aunque los asuntos migratorios son competencia del gobierno federal, el 23 de abril de 2010 Arizona promulgó una ley para la aplicación de medidas migratorias por encima de la autoridad federal.

Otro caso en que las leyes estatales prevalecen en detrimento de los ordenamientos federales se dio en Colorado y Washington, que en 2012 legalizaron el uso recreativo de la mariguana.

Algunos analistas advierten que, igual que en Texas y Mississippi, otros estados sureños podrían realizar acciones a fin de bloquear las 23 órdenes ejecutivas que promulgó Obama e incluso la ley para prohibir la venta de armas de asalto estilo militar, en caso de que sea refrendada por el Capitolio.

Tal y como se refleja en los sondeos de The Washington Post y ABC, en el norte de Estados Unidos la población está dispuesta a cambiar las leyes e incluso ya comenzó a tomar medidas al respecto.

El martes 15 el gobernador demócrata de Nueva York, Andrew Cuomo, promulgó una ley que prohíbe la venta de armas de asalto estilo militar y cargadores con capacidad para almacenar más de siete cartuchos o municiones. En menos de 24 horas la ley fue avalada por el Congreso local, donde predomina el partido demócrata.

Un día después de la matanza de Newtown, en los estados de Nueva York, Nueva Jersey y Maryland los gobiernos locales iniciaron un programa para la compra de todo tipo de armamento. De manera voluntaria miles de ciudadanos de estos tres estados renunciaron a sus armas a pesar de que las tenían para ir de cacería o simplemente para coleccionarlas.

“Entiendo que en ciertas partes del país, en distritos donde poseer un arma es una tradición, necesitaremos voces fuertes que digan por qué son importantes estas medidas”, planteó Obama en claro reconocimiento a la división que existe en su país sobre el tema.

Según estimaciones del gobierno federal, en Estados Unidos hay unos 300 millones de armas de todo tipo en manos de particulares. Ello significa, en términos proporcionales, que cada uno de los habitantes del país posee por lo menos una.

La disputa legislativa que Obama sostendrá en el Congreso con republicanos y demócratas para lograr la prohibición de la venta de armas semiautomáticas, hasta ahora ha tenido efectos positivos en esta industria.

El jueves 17 The Wall Sreet Journal reportó que gracias al anuncio del presidente las acciones de las industrias fabricantes de armas semiautomáticas que cotizan en Wall Street subieron su valor 7% en promedio. Por su parte las armerías de todo el país reportan que desde la matanza de Newtown se dio un incremento en la venta de rifles y pistolas semiautomáticas.

La Casa Blanca explica que las 23 órdenes ejecutivas emitidas por Obama, aunque en términos prácticos no hacen nada para contener la venta de armas, tendrán un efecto positivo en la conciencia de los ciudadanos y ayudarán a reducir la violencia.

Entre los ordenamientos se encuentra el mandato para que las agencias federales verifiquen los antecedentes penales de quienes ya poseen armas de fuego en estados que cuentan con ese tipo de registro. Se ordena asimismo el establecimiento de un presupuesto federal para financiar estudios que ayuden a impedir que personas con problemas mentales y antecedentes criminales tengan acceso a ellas.

También se prevé la realización de investigaciones para determinar la influencia que ejercen en la sociedad y en personas que han cometido asesinatos masivos las producciones cinematográficas que abusan de actos de violencia y el uso de armas. De igual forma se evaluará el impacto de los videojuegos dedicados exclusivamente a temas de guerra, violencia o actos criminales.

“Nada de lo que se emitió en las órdenes ejecutivas implicará que los ciudadanos que cumplen con las leyes pierdan su derecho de tener o adquirir armas”, explicó el jueves 17 Jay Carney, vocero de Obama.

Feria en Las Vegas

Justo cuando el presidente de Estados Unidos pedía a su país y a sus gobernantes hacer conciencia sobre la implicación de la disponibilidad de las armas semiautomáticas en masacres y actos de violencia, en Las Vegas se efectuaba una gran exposición.

En la 35 exhibición anual de la Conferencia de Armas para Tiro al Blanco, Caza y Deporte (la mayor del mundo), cientos de vendedores y fabricantes dieron rienda suelta a la promoción de sus productos. La única prensa invitada a este acto es la de publicaciones, canales y estaciones de radio especializados en el tema.

Pese al despliegue que realizó Obama en torno a su propuesta de ley, hasta el cierre de esta edición la Casa Blanca no sabía cómo se presentaría la iniciativa presidencial ante el Congreso. Carney explicó que podría anexarse a la legislación que próximamente promoverá la senadora demócrata de California Dianne Feinstein.

El veto a la venta de armas de asalto semiautomáticas propuesto por Obama sólo se aplica a la fabricación. Es decir que las que ya están en el mercado no tendrán ninguna restricción.

En ese sentido la Casa Blanca apuntó que al proyecto de ley de Feinstein se le podría agregar un lenguaje que explique a cabalidad este aspecto. En Estados Unidos las leyes no son retroactivas y por ello, mirando a futuro, la semana pasada Carney agregó que la propuesta de Obama para la prohibición de la venta de armas sería renovable de manera periódica, a diferencia de la que se aprobó en ese mismo sentido en 1994, pero que expiró en 2004 sin que se refrendara su vigencia.

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