- Columna ITINERARIO POLÍTICO/ RICARDO ALEMÁN
El
Universal, 5 de agosto de 2013
Choque de
trenes
Dicen
los malquerientes del Pacto por México, que están contados los días del
acuerdo. Dicen que no resistirá el “choque de trenes” de las reformas
energética y fiscal, en donde se romperá el tripie del PRI, PAN y PRD que lo
soporta. Y, por eso, apuestan al fracaso en cuestión de semanas.
Lo
que no saben o no quieren ver los malquerientes es que una de las grandes
virtudes políticas del Pacto es que fue construido precisamente a partir de las
coincidencias y los acuerdos en los que cada una de las parte podía convenir y
ceder. Pero en todos aquellos temas en donde se agotaba la capacidad de
negociar de uno de los partidos, la solución es simple y política. Sólo “le
dieron la vuelta”, y punto.
De
esa manera, en discusiones y acuerdos del Pacto largamente meditados, el PRD
convino que en el tema energético no acompañaría al PRI y al PAN si los dos
partidos insistían en una reforma constitucional, salvo determinadas
circunstancias. También se acordó que el partido amarillo encabezaría las
protestas y la movilización contra todo intento privatizador. La idea, como ya
se dijo aquí, era arrebatar esas banderas a otras capillas de la llamada
izquierda.
Una
situación parecida se producirá en el caso de la reforma fiscal, en donde el
PRD no acompañará al PRI y al PAN, si estos partidos insisten en el
planteamiento de incorporar el IVA en medicinas y alimentos. También en este
caso el partido amarillo enarbolará las banderas de rechazo a esa posibilidad y
censurará con toda su fuerza ese camino fiscal.
Pero
el hecho de que por razones imputables al atraso de no pocas tribus del PRD,
los amarillos no estén en condiciones de avalar una reforma constitucional para
la industria energética, no implica que el partido que jefaturan Los Chuchos
pretenda abandonar el Pacto y que se niegue a continuar con las reformas
iniciadas y con otras que están agendadas en los más de 90 puntos del acuerdo.
No,
el acuerdo inicial del Pacto establecía esas y otras inconveniencias propias de
toda negociación política —como el proceso electoral que tuvo lugar el pasado 7
de julio y los posibles tropiezos al interior de cada uno de los partidos—, que
deben ser resueltas mediante la madurez política.
Pero
si tienen dudas, basta ver la “normalidad” con la que “transitaron” en la
realidad política las dos grandes contradicciones producidas cuando el PAN
presentó —por un lado—, una reforma energética ferozmente aperturista de la
industria energética y —por el otro—, el PAN y el PRD obligaron al gobierno de
Peña Nieto y al PRI a aceptar una reforma política previa a la reforma
energética, como condición para entrar a la discusión de la energética.
Al
parecer muchos de los malquerientes del Pacto por México no vieron la “letra
chiquita” de esa negociación. No vieron, por ejemplo, lo curioso que resulta
que el PRD condicione una reforma electoral —es decir, cambios a la ley
electoral para evitar que se repitan las irregularidades de la elección del 7
de julio—, a una reforma energética cuando —en los hechos—, el PRD se ha
pronunciado severamente en contra de la reforma constitucional en materia
energética que aprobarán PAN y PRD.
El
asunto de las diferencias entre PRI, PAN y PRD está tan considerado en los
intríngulis del Pacto que fue evidente para todos que el PRI dejó sin gasolina
a su candidato al gobierno de Baja California, con tal de mantener en su lugar
de presidente del PAN al señor Gustavo Madero. Como aquí lo dijimos hace meses,
si el PRI le metía todo el combustible político a Baja California, aplastaba al
PAN y tiraba a Madero de la presidencia del PAN y tiraba el Pacto.
También
desde el gobierno de Enrique Peña Nieto arropan al PRD de Los Chuchos, cuya
permanencia en la dirigencia del partido amarillo es vital para el Pacto. ¿Por
qué es vital si, por ejemplo, el PRI y el PAN pueden sacar solos —sin la ayuda
de los votos del PRD—, la mayoría de las reformas constitucionales? Las razones
son de un profundo contenido político.
1.-
Porque por pura casualidad el PRD es el padre del Pacto por México. Sí, aunque
no lo crean, el colmillo político de Los Chuchos hizo posible ese acuerdo.
2.-Y
porque el PRI y el PAN saben bien que la legitimidad política del pacto
depende, en buena medida, del PRD.
En
los próximos días veremos “de que lado masca la iguana”. Y luego de gritos y
sombrerazos quedará claro que tirado el lastre de los radicales del “no”, la
pluralidad sí sirve.
Por
lo pronto, el gobierno federal va por el rescate de Michoacán, en donde
gobierna el PRI, pero que es bastión del cardenismo y del PRD. Al tiempo.
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