Del
cine "Cosmos" a la "Fundación Alemán"/Joel
Ortega Juárez
Milenio Diario, 2 de agosto de 2013
La
clausura de mi campaña para diputado por el distrito IX del DF en 1985, como
candidato del PSUM y el PMT, gracias a El Búho, se realizó en el cine Cosmos en
el corazón del barrio de Santa Julia.
Unos
días antes me reuní con Álex Lora de El Tri para precisar su participación en
ese mitin de clausura. Álex me preguntó: “¿A qué hora toca El Tri? Le contesté:
“Alrededor de las 11; el acto está citado a las 10 am”. Me dijo: “No te saques
de onda, mi niño; la banda va a llegar desde las 6 de la mañana”. Así fue,
desde esa hora comenzaron a llegar decenas, cientos de chavos con su carrujo de
mota. La tira miraba discretamente y cuando empezó el toquín se balanceaba al
ritmo de El Tri y hasta coreaba muchos azules en la ciudad, queriendo
agandallar…
La
euforia era total. En unos de los puentes entre una rola y otra, Álex me dijo
qué pasó, mi niño, a quioras te echas tu rollin. Órale va d’un vez. Tomé el
micro: “Banda, chingue a su madre el PRI, vamos a legalizar la mota”. Según
parece ha sido el discurso más breve de una campaña, por lo menos el más corto
de mis rollos.
Muy
pocos se planteaban la lucha por legalizar la producción, distribución y
consumo de las drogas o cuando menos el de la mariguana. Incluso en el PSUM fui
muy criticado por ello y porque Álex Lora se pasaba la bandera roja con la hoz
y el martillo por debajo de los tompiates.
Han
pasado casi treinta años. Solamente por la guerra de Calderón se estiman entre
60 y 80 mil muertos, además de víctimas colaterales; esa cifra hay que
multiplicarla por cuatro, al menos, los huérfanos y las viudas. Las cantidades
obtenidas por el inmenso negocio de la ilegalidad de la producción,
distribución y consumo de las drogas son inmensas, quizá cercanas al trillón de
dólares. Los daños sufridos por sociedades enteras son aterradores.
Lo
más grave es que ha surgido una especie de economía política del narco, como le
llama el economista Felipe Zermeño, a la cual se asocia un tipo de poder
(narco-Estado le llamó Miguel Eduardo Valle) donde los vínculos entre las
mafias y las autoridades son cada vez mayores y más profundos. La frontera
entre Estado, mafias y grupos armados de todo tipo, como ocurre en Michoacán,
es casi inexistente.
El
discurso punitivo y sus estrategias han fracasado estrepitosamente.
También
ha avanzado el campo de los que buscan acabar con las políticas
prohibicionistas.
Un
ejemplo interesante de la incorporación de las élites a la lucha contra el
prohibicionismo
es
la del grupo donde está Jorge Castañeda, que se reunió el miércoles en la
Fundación Miguel Alemán (con lo que ello signifique) y que ha propuesto la
despenalización del consumo de la mariguana en el DF. Es una táctica
inteligente que toma como modelo la aprobación similar en los estados de
Washington y Colorado. No es la posición radical de la legalización de la
industria de la mariguana en Uruguay, pero sí la de la Asamblea de
Representantes del DF, de aplastante mayoría perredista, que aprueba y respalda
Mancera, la cual será un poderoso impulso contra el prohibicionismo a escala
nacional.
Cada
quien mata las pulgas a su manera; hoy se pueden unir procesos rebeldes,
autónomos y elitistas.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario