5-N/Manuel Castells
Publicado en La Vanguardia | 2 de noviembre de 2013
Tal es la fecha en la que Anonymous, la red hacker de defensa de la libertad
en internet, planea manifestaciones en todo el mundo contra los centros de
poder del planeta, empezando por la Casa Blanca. Se espera también que se
produzcan ciberataques de distinta envergadura contra algunas webs de
gobiernos, organismos de seguridad y empresas financieras o mediáticas. Aunque
pocos creen que la protesta vaya más allá del simbolismo de resistencia contra
la vigilancia electrónica, legal e ilegal, realizada por los gobiernos, la
movilización de Anonymous llega en un momento de especial sensibilidad para la
comunidad internauta y para los movimientos sociales en red.
La fecha es una tradición de Anonymous, que pasa a la ofensiva de forma
coordinada, aunque descentralizada, cada 5 de noviembre, en memoria del día, en
1605, cuando revolucionarios ingleses intentaron volar la Cámara de los Lores.
En la simbología de esta red anónima, el 5-N es el Guy Fawkes Day, el nombre
del personaje que inspiró el diseño de su icónica máscara. La adopción de esa
máscara es una referencia a la novela V de Vendetta, en la que un antifascista
que vive en el Londres del futuro usa la máscara para acciones de resistencia.
Un símbolo de la identidad asumida por quienes participan en la red de
Anonymous, que se ha convertido en referencia de los jóvenes para quienes la
libertad en internet es una base fundamental de sus vidas. En internet
construyen su autonomía con respecto a las instituciones y desarrollan las
redes de apoyo y aficiones que les hacen vibrar. Por eso, cualquier amenaza a
la libre expresión en internet, y cualquier cortapisa a apropiarse de cualquier
contenido digital, a partir de sus propios criterios éticos que no siempre
coinciden con lo legal, es sentida como una amenaza a sus vidas. Y ahí
interviene Anonymous, el Robin de los Bosques de los internautas libres,
reparando injusticias y tomando represalias contra los enemigos de esa
libertad. Porque así nació Anonymous entre los usuarios de la web de imágenes
4chan, en el 2003, tomando represalias contra el administrador de la web. De
ahí pasaron a atacar webs controladoras de contenidos o conductas. En un
principio, la cultura de quienes crearon Anonymous era lúdica, con bromas
informáticas a veces bastante pesadas. Definieron su motivación común con el
término lol ( laughing out loud o lulz), o sea, reírse a carcajadas. Lo que era
un juego de hackers pasó, a partir del 2008, a ser una actividad militante
inicialmente dirigida contra quienes se oponían al libre uso de los contenidos
culturales en internet. Su primera acción masiva, en el 2008, fue contra la
secta de la Cienciología. Más adelante, bloquearon webs de organizaciones
defensoras de la propiedad intelectual irrestricta, en particular de las
asociaciones de las industrias cinematográfica y musical. También movilizaron a
miles de personas en todo el mundo contra el acuerdo ACTA de protección de
marcas registradas, y consiguieron que el Gobierno polaco se retirara del
acuerdo.
Pero su momento de mayor impacto social fue en el 2011, cuando Anonymous
tomó la defensa de Wikileaks contra las empresas que bloqueaban los pagos de
donaciones a Wikileaks, entre ellas PayPal, Visa y MasterCard. PayPal, que
violó los términos de sus contratos con sus usuarios para seguir las
instrucciones del Gobierno estadounidense, se vio seriamente afectada en su
funcionamiento durante meses, hasta ser comprada por eBay. Asimismo, Anonymous
ayudó a las revoluciones árabes a mantenerse conectadas en momentos de apagón
informático de los gobiernos, protegió cibernéticamente las webs del movimiento
Occupy Wall Street y estuvo entre los iniciadores de movimientos de protesta
nacidos en la red en distintos países. Asumió la defensa de Snowden, contribuyó
a la difusión de sus informaciones, protegió sus conexiones de red, y atacó en
represalia por la persecución a Snowden las redes de la NSA y del programa
Prisma de vigilancia electrónica masiva. Algunos de sus activistas más
destacados han sido detenidos y encarcelados en varios países, en particular en
EE.UU., donde el FBI realizó oleadas de vigilancia y arrestos. Pero aunque el
FBI sostiene que Anonymous está descabezado, es dudoso, por la sencilla razón
de que no tiene cabeza, sino que es una red de redes autónomas, frecuentemente
con criterios distintos en cuanto a las campañas y objetivos, y a las que
simplemente se añaden espontáneamente individuos con capacidades informáticas
que consideran que la libertad en internet es la causa política más importante
porque condiciona la posibilidad de actuar en contra de las injusticias del
mundo en cualquier ámbito.
Pero Anonymous no es sólo un movimiento en internet, sino que ha reunido
manifestaciones multitudinarias en puntos del planeta a las que la gente acude
con la misma máscara como emblema de que todos son Anonymous, no una
organización sino una unión espontánea de quienes luchan contra los abusos de
poder en todos los órdenes. En la convocatoria para el 5-N se incluye una
crítica de las actuales instituciones políticas y de las leyes electorales que,
según ellos, niegan en la práctica la posibilidad de los ciudadanos de
controlar a los políticos.
En ese sentido, Anonymous es una componente esencial de ese movimiento
rizomático que continúa viviendo en internet y se expresa en las calles y en
las instituciones en su búsqueda de una democracia real. Lo significativo es la
capacidad tecnológica de sus activistas, que no temen enfrentarse a los
sofisticados servicios de seguridad de los gobiernos y que confían en que la
masa crítica de ciberataques concentrados en algunas webs puede abrumar las
defensas de dichas webs, sean del Pentágono o de las agencias de inteligencia
de cualquier país. Cualquiera que sea la opinión sobre Anonymous, su existencia
pone de relieve la importancia creciente de los enfrentamientos informáticos en
la red como forma de las luchas de poder en la sociedad red.
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