Döring:
videoescándalo, venganza de Cárdenas contra AMLO
Elena
Michel| El Universal, Martes
04 de marzo de 2014
Federico
Döring, el panista que en 2004 entregó a un canal de televisión el video que
mostraba al entonces diputado local René Bejarano recibiendo fajos de billetes
del empresario Carlos Ahumada, asegura que el ataque provino de liderazgos
perredistas "particularmente el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas y Rosario
Robles"
elena.michel@eluniversal.com.mx
El
teléfono de Federico Döring timbró el 2 de marzo de 2004 cuando él festejaba su
santo. Era la voz de Diego Fernández de Cevallos, quien obligó al entonces
diputado federal del PAN a concluir su cena familiar con una sola frase: “Esto
es un asunto de Estado, terminas y vienes a mi casa”.
La
mañana siguiente, Döring presentó en el noticiario de Víctor Trujillo, Brozo,
un video que mostraba al entonces diputado local del PRD, René Bejarano
—operador político del Gobierno del Distrito Federal— recibiendo fajos de
billetes del empresario Carlos Ahumada Kurtz. Esta imagen detonó una crisis
política a nivel nacional, debilitó a Andrés Manuel López Obrador, puntero en
las encuestas de preferencia rumbo a la Presidencia en 2006, y escaló a un
conflicto diplomático entre México y Cuba.
“Yo
tengo una enorme satisfacción (…). Estoy convencido de que si yo no lo hubiera
hecho, López Obrador hubiera sido nuestro Presidente. Y eso me da una
satisfacción absoluta, me da paz interior. Cualquier desgaste que yo haya
sufrido valió la pena para llevar a Felipe Calderón Hinojosa a la Presidencia”,
presume el actual coordinador de la bancada del PAN en la Asamblea Legislativa
del Distrito Federal (ALDF).
Federico
Döring revela que los “videoescándalos” fueron producto de “fuego amigo”, que
los adversarios de López Obrador en el PRI y el PAN simplemente capitalizaron.
Y ubica el origen de esta estrategia para debilitar políticamente al tabasqueño
en el grupo del ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano.
Asegura
que sólo se reunió una vez con Carlos Ahumada Kurtz, cuando, en el año 2000, el
entonces propietario de Grupo Quart apoyaba financieramente la campaña del
perredista Raúl Ojeda a la gubernatura de Tabasco. Nunca lo volvió a ver,
afirma.
A
10 años de este capítulo en la historia política, el panista tiene “un
sentimiento agridulce” porque el sistema no cambió y la clase política ni
siquiera transformó la normatividad para castigar a los servidores públicos
corruptos.
Los
videos
—¿Víctor
Trujillo sabía del video?
—No,
no sabía (…). No tenía Víctor idea de que yo tenía el video.
—Parecería
que la propia televisora tenía esta información.
—Yo
no te puedo decir de eso, porque no me consta. Hay muchas leyendas urbanas
sobre eso, la verdad que a mí me dieron lo que era urgente que se pudiera
atender. Las razones eran la posibilidad de que escapara el diputado Bejarano,
quien gozaba de fuero. Pero debo reconocer que es evidente que alguien hizo
contacto con la empresa para darle el monopolio de los videos.
—Antes
de dar a conocer el video, ¿ya conocía a Ahumada?
—A
Ahumada lo conocí cuando yo criticaba como diputado local del PAN —años antes
de esto— la campaña del entonces senador [Raúl] Ojeda a la gubernatura de
Tabasco. Ya había salido información de cómo se desviaban recursos del gobierno
del DF cuando López Obrador gobernaba y de Grupo Quart, y en ese momento, un
panista que era amigo de Ahumada Kurtz e, incluso, había recibido dinero para
efectos electorales, me sentó con él.
—¿No
se volvieron a ver después de ese encuentro?
—Nunca
más nos hemos vuelto a ver. Fue un desayuno corto.
—En
la transmisión en vivo, René Bejarano aclara de inmediato que el dinero se lo
dio Ahumada.
—Tienes
que recordar que el rostro de Ahumada Kurtz estaba oculto. Cuando veo la cinta,
yo mismo no pregunté, porque no reparé en quién era el mecenas. Pero él [lo
dijo] en ese momento. Lo que le reconozco yo y le reconoce toda la clase
política a René Bejarano, fue la estatura con la que se puso enfrente para
asumir el desgaste él y no decir la verdad.
—¿Y
cuál era esa verdad?
La
verdad es clara y sabida. El origen de los “videoescándalos” es fuego amigo, no
tiene que ver con el PAN ni con el gobierno federal [de Vicente Fox] ni con el
ex presidente Carlos Salinas ni con Diego Fernández de Cevallos. En las
elecciones internas de 2003, en la ciudad [de México], le va mal a López
Obrador en las elecciones internas; el PRD de Rosario Robles alcanza éxito en las
contiendas internas y nominaciones del PRD.
Cuando
se hace un diagnóstico de cómo es posible que no hayan ganado los candidatos
que él [López Obrador] y Bejarano habían postulado al interior del PRD,
encuentran que el factor de desequilibrio e inequidad había sido la chequera de
Carlos Ahumada, a partir de una relación sentimental con Rosario Robles.
—¿Y
qué siguió?
—López
Obrador pide arreglar el asunto. Y el mensaje que recibe Ahumada de Bejarano
es: ‘A ver, no te equivoques, los contratos que recibe tu empresa los recibes
del gobierno de López Obrador y, por tanto, no puedes invertir en un proyecto
político que no sea el de él’. Le dicen que puede invertir en el proyecto de
Rosario en otros estados, pero que en el DF, quien manda, es López Obrador.
Ahumada
va y se lo cuenta a Rosario, y ella, dada la relación sentimental, le permite
la excepción a la inversión en el DF, pero le advierte que será traicionado.
Ese es el origen de las grabaciones.
Luego
le echan a andar a la Contraloría, en específico en la Gustavo A. Madero. Y es
cuando Ahumada construye la estrategia para llevarse entre las patas a cuantos
le prometieron impunidad”.
El
“fuego amigo”
—¿Hubo
complot?
—Claro,
un complot amarillo derivado de la ingratitud de López Obrador hacia quien le
da la jefatura de Gobierno y quien le permite gobernar no siendo un cuadro del
Distrito Federal: el ingeniero (Cuauhtémoc) Cárdenas y Rosario Robles. Quien
inició y desató la cacería de brujas adentro del PRD, fue López Obrador, lo que
originó que algunos perredistas buscaran a actores del PRI y del PAN para
ajustarle cuentas.
Si
él hubiera sido agradecido con Cuauhtémoc [Cárdenas] y Rosario [Robles], y no
hubiera querido exterminarlos desde el poder de la ciudad, no se hubiera
generado el fuego amigo amarillo.
—¿En
qué liderazgos ubica usted este fuego amarillo?
—Particularmente,
en el ingeniero Cárdenas y en Rosario.
—¿Robles
fue la artífice de esto?
—Yo
considero que viene de más arriba. Alguien con la estatura política de Carlos
Salinas de Gortari no hubiera atendido una grilla interna del PRD si no supiera
que esta grilla era de verdad.
—¿Chamaquearon
a Ahumada?
—Sí,
yo creo que Rosario le advirtió con enorme sabiduría lo que iba a pasar y a él,
con la prepotencia de nuevo rico que cree que todo lo arregla a ‘billetazos’…
le ganó la soberbia.
—Cuando
inició la crisis [por los “videoescándalos”], ¿no hubo interlocución con el
otro PRD?
—No
había mayor interlocución porque la parte del PRD era la parte dogmática. López
Obrador logró obnubilar al partido y era difícil que el PRD hiciera una
negociación política, quizá no para consignar a López Obrador, pero sí para
consignar a alguien. Ellos querían tapar el sol con un dedo. Tú puedes hacer
una negociación política, pero tiene que haber un saldo de contención.
—¿Qué
fue lo peor que vivió en ese momento?
—Cuando
entraron a mi casa y golpearon a la que era mi esposa. En algún momento yo
estaba en sesión y la golpearon, y derivado de eso, Santiago Creel [entonces
secretario de Gobernación] me puso guaruras.
El
desafuero
—Pasa
ese 3 de marzo, ¿y cómo viene la estrategia?
—Me
toca darle seguimiento, a través de la PGR, a lo que eran las denuncias presentadas,
porque había diversos delitos, y en eso me enfoco varias semanas hasta que
después, tanto para mí como para López Obrador y René Bejarano, los
“videoescándalos” pasan a segundo plano, porque viene el juicio de desafuero.
Cambia el momento político para el país, y lo de menos era discutir los
“videoescándalos”, desafortunadamente esto le sirvió a López Obrador como
cortina de humo para no tener que explicar la cochinada que tenía en su
gobierno.
Luego
de la crisis que vivió la administración por la exhibición de los videos, como
la punta del iceberg de las redes de corrupción internas, se responsabilizó al
gobierno del DF de violar una orden judicial que exigía la suspensión de la
construcción de una calle en un terreno expropiado por administraciones
anteriores a la de López Obrador, lo que provocó que el 7 de abril de 2005, la
Cámara de Diputados retirara el fuero al tabasqueño.
—¿Cómo
procesaron el gobierno federal y el PAN este asunto?
—En
el PAN hubo un debate muy fuerte cuando empezó lo del desafuero. Y en ese
momento ganó la posición de Juan de Dios Castro, quien consideraba que en
términos de ética política no podíamos dejar impune el Estado de derecho.
Digamos que la parte legaloide del PAN le ganó a la parte política,
representada por el entonces diputado federal Germán Martínez Cázares, y su
argumento era que le estábamos haciendo la campaña a López Obrador. Ganó la
votación Juan de Dios Castro, y seguimos adelante en la posición del desafuero,
pero luego ganó la de Germán, cuando [Vicente] Fox hizo el ridículo de recular.
—Cuando
se da el triunfo por un mínimo porcentaje de Calderón, ¿qué siente y cómo lo
festeja?
—Siento
una satisfacción de “ganamos”, y aunque yo era candidato a senador, yo decía
que si Andrés Manuel llegaba a la Presidencia, yo iba a tener que salir del
país. Cuando yo gano el Senado, me da tranquilidad por la parte del fuero;
cuando Felipe Calderón Hinojosa gana, me da una enorme satisfacción de que
cuando menos yo puse no un grano, sino un enorme terrón de azúcar.
El
balance
—A
10 años de distancia, ¿este hecho fue mediático o contribuyó a purificar la
política local?
—El
sentimiento es agridulce. La respuesta concreta es: no. Ni siquiera mereció un
cambio legal: no se ha cambiado la Ley Federal de Responsabilidades de
Servidores Públicos, no se ha cambiado un sólo tramo en la legislación federal,
ni siquiera de esta ciudad.
No
mejoró. Y te diría que la única diferencia entre las maletas, que eran de López
Obrador, no eran para Bejarano, y [Humberto] Moreira o Mario Marín o
cualquiera, es que en un caso se les grabó y en otro no se les grabó.
—¿Las
maletas para López Obrador puede ser una leyenda urbana? Nadie lo probó.
—Nadie
lo probó porque todavía es un capital político rentable, no es un Moreira del
cual puedas renegar, es todavía un asidero político (…). René Bejarano operó lo
que operó por una instrucción de López Obrador.
—Dicen
que el mérito de René Bejarano es que aguantó el castigo, que no rajó.
—Yo
no acepto que lo dejó salir López Obrador; él lo quería adentro para usarlo
como un elemento discursivo. Eso te habla de la clase de ser humano que es
López Obrador. René construyó su salida solo, y la construyó en el silencio, y
eso se le tiene que respetar.
—¿Lo
admira?
—No,
yo no lo admiro, simplemente lo respeto.
—¿Cuántos
años pasaron para que se reencontrara con Bejarano?
—Hasta
ahora que fui electo diputado local [2012]. Un amigo en común decide que puede
ser amigo de ambos y nos reúne.
—Lo
que es la política, ahora lo vemos saludando cordialmente a René Bejarano.
—René
Bejarano es un político. Yo no hice lo que estamos comentando por causarle
daño, nunca fue personal. Cuando alguien es un político profesional, sabe que
la crítica o denuncia política no es un asunto personal.
—¿Le
ofreció una disculpa?
—Jamás
le he ofrecido una disculpa a Bejarano, y me parece que hacerlo sería insultar
su inteligencia, porque él sabe que no es sincera ni honesta.
“Y
él haría lo mismo conmigo si tuviera la oportunidad, con todo y el abrazo
[durante el informe de labores de la diputada del PRD, Ariadna Montiel], si un
día tiene algo que disparar, estoy seguro que lo hará y que no será un asunto
personal”.
—¿Se
arrepiente de alguna acción?
—Quiero
ofrecer una disculpa a las hijas de René Bejarano, la única parte de
remordimiento que tengo es el escarnio y dolor que les causé a ellas, que no a
su esposa, la senadora Dolores Padierna.
El
descenlace
—¿Nunca
ha pensado en tener un diálogo con López Obrador?
—Nunca
he perdido el sueño por no tener un diálogo con él.
—¿Cómo
ve a todos? Tenemos a René Bejarano con todos sus derechos partidistas, a
Rosario Robles como secretaria de Estado, y a usted como asambleísta.
Con
una pequeña diferencia, todos ellos están por decisiones de terceras personas.
Yo estoy por decisión de los electores, yo no soy plurinominal, todo lo que he
tenido me lo he ganado en la calle.
—Cuando
vemos esto parece que nada se movió. Todos involucrados en actos de corrupción.
—Me
deja la frustración de que no se trastocó el sistema y que lo único que se hizo
fue que se mejoró la forma de operar. Pero me deja la convicción de que López
Obrador antes de eso era la encarnación de un santo del siglo 21 y todo ese
discurso se rompió ahí. Este asunto alteró la estabilidad emocional de AMLO de
tal forma que logramos ver lo que en verdad es (...) y de eso yo no puedo
renegar; estoy orgulloso.
—¿Lo
felicitó Diego Fernández?
—No.
Yo creo que (él) reconoce, como decimos los mexicanos, que no me arrugué, y que
cuando se puso feo tampoco fui a escudarme en su barba para pedirle protección.
Tampoco esperaba que me diera las gracias. Lo que hice lo hice consciente y hay
que aguantar las decisiones que uno toma en la vida para bien y para mal.
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