Al
mercado chino/ARTURO
RODRÍGUEZ Y PEDRO ZAMORA A
Proceso # 1964, 21 de junio de 2014
El
presunto involucramiento de los cárteles de la droga en la extracción, trasiego
y comercialización internacional de hierro, presuntamente para proveer la
demanda china del mineral, se convirtió en escándalo internacional y ya detonó
una serie de medidas en el ámbito portuario, naviero y acerero.
Desde
finales de 2013, cuando se reveló la supuesta participación de Los Caballeros
Templarios y del Cártel de Jalisco Nueva Generación en el contrabando de
hierro, según los informes, el mercado chino se ha mostrado poco escrupuloso en
la adquisición del producto, mientras que en México la impunidad campea, pues
diferentes publicaciones periodísticas han aludido al supuesto intercambio del
mineral por dinero, e incluso por precursores químicos.
Esa
implicación va más allá del escándalo. Tras la detención de cuatro buques
cargados de hierro en Manzanillo los últimos días de abril y los primeros de
mayo, corporativos internacionales alertaron a sus socios sobre la incursión
del crimen organizado en la industria minera y les sugirieron tomar
precauciones en las operaciones de exportación de ese metal desde México.
La
aseguradora mundial de buques Ukpandi, con sede en el Reino Unido, por ejemplo,
emitió a finales de mayo un boletín en el que sugirió a sus miembros solicitar
al cargador/exportador en México una serie de documentos antes de iniciar las
operaciones o acordar la póliza de flete.
Entre
éstos, les recomendó pedir el permiso de exportación vigente emitido por la
Secretaría de Economía, confirmar y comprobar que el cargador/exportador se
encuentre registrado en el “Censo de exportaciones sectoriales” y solicitar el
nombre de la mina desde la que se extrajo el mineral de hierro, además de
verificar si se encuentra registrada en la dependencia correspondiente.
Asimismo,
Ukpandi planteó a sus miembros que la compañía exportadora debe encontrarse en
el directorio del sector minero y entregar todos los documentos necesarios que
prueben el origen legal del hierro.
Mercado
accesible
La
información recabada en la zona por miembros de la Canacero refleja que las
empresas intermediarias con capital y ejecutivos chinos pagan por el mineral
robado entre 50 y 60 dólares por tonelada. Esa cantidad es aproximadamente la
mitad del valor real promedio internacional, que oscila entre 105 y 130
dólares.
Las
operaciones se realizan principalmente en la zona de Michoacán y Colima, así
como en una parte de Jalisco y Guerrero, donde existen actividades extractivas
ferrosas.
No
es todo. De acuerdo con el comisionado para la Seguridad y el Desarrollo de
Michoacán, Alfredo Castillo Cervantes, apoyado en información del Centro de
Investigación y Seguridad Nacional (Cisen), los transportistas reciben un pago
que oscila entre 11 y 14 dólares por traslado a patios desde los cuales se
inicia el proceso de embarque.
El
martes 10 Castillo mencionó que la única forma de atacar el problema era con la
coordinación interinstitucional, aunque omitió hablar sobre las redes de
complicidad y protección en los diferentes ámbitos gubernamentales.
El
doctor Basilio Lara Chávez, investigador de la Universidad de Colima,
especialista en asuntos portuarios, considera sorprendente que a pesar de los
estrictos controles establecidos en el país para el proceso de exportación de
mercancías a través de los puertos haya sido posible, en algunos casos,
embarcar el mineral.
Estima
que sólo la existencia de una cadena de corrupción que podría partir desde el
momento de la extracción del producto explicaría que los cargamentos de
minerales hayan llegado hasta los buques, pues las irregularidades pudieron
haber sido detectadas en etapas previas.
“En
materia de minerales, creo que es insólito que eso haya ocurrido. Es increíble,
porque estamos hablando de volúmenes notables de mercancías. ¿Cómo es posible
que un cargamento de ese tipo se pueda brincar un trámite legal? ¡Son buques de
60 mil a 80 mil toneladas!”, plantea Lara Chávez, quien es integrante del
Centro Universitario de Investigaciones Oceanológicas (Ceunivo).
En
esta situación, sin embargo, no necesariamente tienen responsabilidad la
Administración Portuaria Integral (API), la empresa naviera o el capitán del
barco y los marinos, sino que los responsables estarían en alguna etapa del
procedimiento, aclara el académico.
Riesgo
para inversiones
En
sentido contrario a la procuración de seguridad pública como un atractivo para
inversionistas, los problemas de corrupción, complejidad e ineficiencia en
trámites y servicios pueden afectar la permanencia de inversiones tras los
operativos en los puertos Lázaro Cárdenas y Manzanillo.
El
pasado 1 de abril, la Armada asumió el control total de la API de Manzanillo,
con base en el decreto 39, publicado en el Diario Oficial de la Federación.
El
decreto prevé, a diferencia de lo ocurrido en esa fecha en Manzanillo, la
creación de Unidades Navales de Protección Portuaria en Ensenada, Baja
California; La Paz, Baja California Sur; Guaymas, Sonora; Mazatlán, Sinaloa;
Puerto Vallarta, Jalisco; Manzanillo, Colima; Lázaro Cárdenas, Michoacán, y
Acapulco, Guerrero.
También
en Salina Cruz, Oaxaca; Puerto Chiapas, Chiapas; Puerto Matamoros, Altamira y
Tampico, en Tamaulipas; Tuxpan, Veracruz y Coatzacoalcos, en Veracruz; Dos
Bocas, Tabasco; Ciudad del Carmen, Campeche, y Progreso, Yucatán.
Lara
Chávez advierte que los puertos en los que brotan irregularidades en los
trámites legales pueden perder reputación en el ámbito internacional, porque se
genera la imagen de que hay malos manejos y “esa falta de seriedad en los
procesos operativos y administrativos puede afectar a ciertas navieras, que se
podrían retirar”.
Dice
que las navieras buscan conservar su prestigio garantizando resultados a sus
clientes, porque en cada puerto que tocan se les da un palomazo para certificar
que todo el cargamento que trae el buque va en orden, con papeles y
documentación legales, pero si en un puerto se empieza a dar tráfico como el
del hierro ilegal, el puerto marítimo puede verse afectado y perder prestigio.
Además,
considera Lara Chávez, esa fue la razón por la que se intervino el puerto de
Manzanillo por la Semar, con el propósito de garantizar los procesos y dar
mayor seguridad a los usuarios de este puerto, que es el más importante del
país en movimiento de contenedores y que se encuentra en una posición
estratégica para el comercio marítimo con los países de la Cuenca del Pacífico.
En
la gran industria, la medida es vista con escepticismo y, por ejemplo, para el
vocero de Altos Hornos de México, Francisco Orduña, los recientes operativos en
Lázaro Cárdenas y Manzanillo, lejos de detener la operación ilegal la han
incentivado y en estos días han visto la ocupación de otros yacimientos de su
subsidiaria, Minera del Norte, como El Arrayanal, en Colima, en la misma zona
donde grupos de gente iniciaron trabajos con fines extractivos.
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