Orgullo
de poder ser diferentes/María Jesús Méndez es directora de MíraLES Magazine y de Oveja Rosa.
El
País | 28 de junio de 2014
Como
cada año, el 28 de junio se celebra mundialmente el Día del Orgullo LGTB
(lesbianas, gais, transexuales y bisexuales). Las principales ciudades
españolas engalanan sus calles con los colores de la bandera arcoíris y durante
horas la música, los disfraces, la reivindicación, las risas, las pancartas,
protagonizan la jornada. La marcha del Orgullo más importante de Europa es la
que se celebra en Madrid —este año será el sábado 5 de julio— con más de un
millón y medio de participantes.
Las
fiestas del Orgullo LGTB son controvertidas. A algunos les gustan, a otros no.
Incluso tiene detractores dentro del mismo colectivo LGTB, que alegan que no
ayuda a la normalización, que no se sienten identificados entre las plumas,
disfraces y desnudos. Pero la verdad es que la fiesta del Orgullo es mucho más
que eso. Aquí tenemos cinco razones por las que debemos seguir celebrándolo:
1.
Porque tenemos mala memoria. Porque es una fiesta que conmemora la consecución
de unos derechos que hemos debido luchar uno por uno. A las lesbianas, a los
gais, a los bisexuales y a los transexuales, nada se nos ha dado de manera
gratuita.
El
que no estemos encerrados en una clínica psiquiátrica, ni recibiendo descargas
eléctricas en la cabeza, el que no estemos obligados a casarnos con alguien de
otro sexo en contra de nuestra voluntad, el que podamos ser no heterosexuales
practicantes y no seamos condenadas a pasar años en la cárcel, el que podamos
leer libros y ver películas de temática lésbica y gay sin que estén prohibidos,
el que estemos legalmente protegidos si somos discriminados, el que podamos
casarnos con la persona de la que estamos enamorados y tener hijos, el que no
seamos inhabilitadas para ocupar cargos públicos ni diversos trabajos. El que
podamos vivir como vivimos parece obvio pero no lo es.
Ha
costado años de manifestaciones, creatividad, esfuerzo y visibilidad. Vidas y
malos momentos. Para dar gracias, y no a Dios, sino que a todas esas y esos
activistas que siguen intentando que nuestra vida sea mejor, más completa y más
justa.
2.
Porque tenemos que estar orgullosos. Y no solo por ser lesbiana, ser gay,
bisexual o transexual, sino por la forma en que hemos llevado la vida. No es
fácil ser diferente. No es fácil sentir que lo que pasa dentro de ti no se
parece a lo que le sucede a las niñas y niños que te rodean. Mirar a todos
lados y no encontrar referentes. Ver que la mayoría de los libros y de las
películas acaban con el amor de un hombre y una mujer. No es fácil crecer y
aguantar la presión. La forma en que te vistes, la forma en que llevas el pelo.
Los novios, las conquistas, el sexo, el amor. No es fácil ser diferente, ser un
adolescente que piensa que quizás no hay nadie como él y, aun así, atreverse a
declarar su amor a otro chico. Tampoco es fácil decir a tus padres y a tu
familia que no serás lo que ellos esperaban que fueras.
Es
necesario sentirse orgulloso. Porque a veces ha sido difícil. Ha dolido. En
ocasiones no te han entendido, te han acusado de decepcionar, incluso han
llorado por ti. Has visto gente alejarse, volver.
No
es fácil ser diferente. Sentir aún las miradas en el metro, en la calle, cuando
besas a tu pareja o le das la mano. Porque ser lesbiana, gay, bisexual o
transexual no es solo un aspecto más de tu vida. Es algo que ha condicionado
tus pequeñas batallas y tus grandes victorias.
3.
Porque aún se criminaliza la homosexualidad en 77 países del mundo, con leyes
que van desde la reclusión, la cadena perpetua, hasta la pena de muerte. Porque
muchos jóvenes LGTB siguen quitándose la vida por miedo. Porque el lema 2014
del Orgullo en España es “Nos manifestamos por todos aquellos que no pueden”.
4.
Porque todos los que estamos en España, y sobre todo en Madrid, tenemos la
oportunidad de asistir a la marcha del Orgullo LGTB más importante de Europa y
una de las más importantes del mundo. Y esto tampoco ha sido fácil de
conseguir. La de 1993 contó con algo más de 500 participantes. Al año siguiente
casi se llegó a los mil, muchos de ellos disfrazados para evitar ser
reconocidos. En 1996, cuando el Código Penal ya protegía como un derecho
fundamental la orientación sexual, la marcha del Orgullo congregó a más de
3.000 personas que gritaban “visibilidad”. Apareció la primera carroza y se
sumaron otras ciudades como Barcelona, Sevilla, Bilbao y Valencia.
Las
victorias políticas fueron sumando asistentes. Hasta que en 2005, con el
derecho al matrimonio recién aprobado, las calles de Madrid vieron desfilar a
más de un millón y medio de personas.
5.
Porque en estos tiempos de tantos recortes y derechos truncados, de injusticias
y pérdida de libertades, es bueno celebrar y festejar los derechos que aún
tenemos y que defendemos día a día. Es bueno demostrar que nada ni nadie nos
hará retroceder, que hay armarios que se han cerrado y lo han hecho para
siempre.
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