Las
primeras planas.
LA
JORNADA: 'Contacto' de Yáñez en Pemex
ayudó al golpe de Oceanografía
Ante
las imputaciones de Amado Yáñez Osuna, quien es investigado por la Procuraduría
General de la la República (PGR) por el quebranto de 455 millones 281,789 pesos
en agravio de Banamex, Martín Díaz Álvarez rechazó ser el responsable del
fraude cometido en contra de la institución bancaria. En su declaración rendida ante la Subprocuraduría Especializada en
Investigación de Delincuencia Organizada (Seido), de la cual posee una copia La
Jornada, Díaz Álvarez negó formar parte del grupo que fraguó el desfalco en
contra de la institución bancaria, y destaca que a partir de la llegada del
"amigo" de Yáñez, Mario Ávila (Lizárraga), a la subdirección de
Mantenimiento y Logística de Petróleos Mexicanos (Pemex), "los contratos
comenzaron a fluir de forma inesperada, irreal e increíble, donde 100 por
ciento de la flota con la que se contaba o contrataba directamente el ingeniero
Yáñez era puesta en algún contrato de forma inmediata".
Columnas
hoy, 24 de junio de 2014
Columna
Serpientes Y Escaleras
Oceanografía y la reforma energética / Salvador
García Soto I
24
Horas
¿Cómo logró un empresario como Amado Yáñez -acusado de presentar
facturas falsas de Pemex para obtener créditos del principal banco de México
(Banamex) por siete mil millones de pesos- que un juez federal le fijará una
fianza de apenas 80 millones de pesos y lo dejará enfrentar su proceso en
libertad por considerar que el delito que cometió no era grave? La respuesta está en los acuerdos políticos
para facilitar la aprobación de la reforma energética.
Porque,
de otra manera, no se entiende cómo la PGR presentó una acusación tan frágil y
mal armada por el que puede ser considerado el fraude bancario más grave
cometido en México después del robo del Fobaproa. Los argumentos legales esgrimidos por la PGR ante el Juez 14 de
Distrito en Asuntos Penales del DF hicieron que el dueño de la empresa
Oceanografía, que no sólo defraudó a Banamex sino que falsificó facturas de
Pemex e incumplió sus obligaciones como el principal proveedor de la
empresa más grande del gobierno mexicano, se encuentre ahora libre y
defendiéndose con todas las comodidades de un delincuente de cuello blanco que
goza de protección política.
El caso Oceanografía se convirtió en una más de las
“monedas de cambio” que el PAN utilizó hábilmente para condicionar su voto a
favor de la reforma energética del presidente Enrique Peña Nieto. Las acusaciones en contra de
la empresa privada que resultó favorecida con grandes contratos durante los
gobiernos panistas de Vicente Fox y de Felipe Calderón se habían convertido en
un tema de desgaste y una amenaza latente para encumbrados ex funcionarios
panistas, por lo que ese partido pidió abiertamente, en un claro chantaje, que
el gobierno dejara de investigar este fraude o no apoyaría con sus votos las
leyes secundarias energéticas que tanto le urgen al gobierno federal.
El
resultado no fue sólo la liberación de Amado Yáñez con una deficiente acusación
de la PGR y una cómoda multa para el empresario que ganó miles de millones de
pesos en contratos públicos y que además cometió un fraude bancario millonario;
ya antes, el gobierno de Peña Nieto, a través del procurador Jesús Murillo
Karam y del secretario de Hacienda, Luis Videgaray, se había encargado de
reducir el caso Oceanografía a un mero “asunto entre particulares”, eliminando
toda la carga política de este fraude que involucraba a las altas esferas del
PAN en los últimos dos sexenios.
Eso
explica por qué las cosas de pronto se le comenzaron a acomodar a Amado Yáñez,
que en sus declaraciones ante el Ministerio Público Federal, el pasado 2 de
mayo, se dio el lujo de declararse inocente y alegar ignorancia de los fraudes
cometidos con facturas apócrifas para obtener créditos de Banamex, de los que
culpó a su socio Martín Díaz Álvarez, quien dijo manejaba sólo la
administración y la contabilidad de la empresa “porque yo estaba demasiado
ocupado manejando dos equipos de futbol de la Liga Mexicana”.
Es
decir, el millonario Amado Yáñez, el hombre favorecido con contratos de Pemex,
que se volvió el mayor contratista de la paraestatal desde los dos gobiernos
del PAN y aún el primer año del gobierno de Peña Nieto, pretende deslindarse de
un fraude de siete mil millones de dólares con el simple argumento de que el
mayor contratista de la paraestatal delegó el manejo de la administración a uno
de sus socios y no supo nunca lo que hacía.
El
problema para Amado Yáñez es que su socio, Martín Díaz, no parece dispuesto a
convertirse en su “chivo expiatorio”. El presunto pariente de Francisco Gil
Díaz afirma que los créditos que solicitó Oceanografía a Banamex los aprobaba
un Comité y los autorizaba Banamex y que no hay una sola de esas solicitudes de
crédito que esté firmada por él, como asegura Yáñez. Lo que es más, Martín Díaz
sostiene que el uso de facturas apócrifas para obtener créditos bancarios en
Oceanografía es una práctica que data de hace al menos 10 años, mientras que él
entró a trabajar en la empresa apenas en 2010.
Y
ahí es donde los argumentos de Amado Yáñez, de que él no tuvo nada que ver con
el fraude a Banamex ni con el uso de facturas falsas, se caen: desde antes del
2010 Oceanografía tiene 36 demandas por falta de pago y por el uso de facturas
falsas de Pemex que pretendió cobrar en Bancomext e Interacciones,
instituciones que detectaron las facturas apócrifas y se negaron a pagarlas,
algo que por cierto no hizo Banamex.
Así
que, por ahora los arreglos políticos para sacar la reforma energética en el
Congreso y los chantajes del PAN a Peña Nieto parecen haber salvado a Amado
Yáñez, pero hará falta mucho más que un alegato de “ignorancia” para que este
codicioso empresario, que se benefició de millonarios contratos públicos y se
volvió un delincuente de cuello blanco se libre de ser hallado culpable del
fraude bancario más grande después del Fobaproa.
NOTAS INDISCRETAS… Finalmente Cuauhtémoc
Gutiérrez se salió con la suya y logró imponer a Tonatiuh González como
secretario general del PRI-DF. Con eso la designación de Mauricio González como
nuevo presidente del priismo capitalino se ve acotada por el grupo de
Cuauhtémoc y se confirma que ni en el CEN del PRI, con César Camacho, ni en Los
Pinos ni Gobernación, de donde mandaron a Mauricio, tienen la fuerza suficiente
para enfrentarse a Gutiérrez. ¿O también tienen compromisos con el ex dirigente
acusado de trata de mujeres?… Los dados mandan Serpiente. Falló el tiro.
*
Columna
Razones
Oceanografía: las otras conexiones/Jorge Fernández Menéndez
Excelsior,
En
la comparecencia que brindó la semana pasada el procurador General de la
República, Jesús Murillo Karam, sobre el caso Oceanografía, hay una
intervención de Murillo muy interesante. Cuando
le preguntan sobre el monto del fraude a Banamex, el procurador dice que hay
que establecer todavía con claridad el mismo, porque se deben sumar las
facturas fraudulentas o modificadas (lo que detona todo el caso, también lo ha
revelado el procurador, fue que, en un momento determinado, la gente de Amado
Yáñez dejó de pagar las fianzas sobre esas facturas, eso fue lo que disparó las
luces rojas como para iniciar las investigaciones a partir de una solicitud de
Banamex y del propio Pemex, porque la cuenta de factoraje de Oceanografía en
Banamex estaba considerada como de la empresa petrolera), que son las que suman
455 millones de dólares, pero también se deben analizar las utilidades cobradas
por el banco que tenía, vía el acuerdo con Oceanografía, un rendimiento anual
por esas labores de factoraje de 20 por ciento.
Tiene
razón el procurador, y en todo el proceso de Oceanografía hay que ver aún
muchos temas que están todavía en el espacio de los grises. Uno de ellos, ¿qué ha pasado con un financista llamado
José Ortega?
José
Ortega comenzó a trabajar en Banamex a principios de la década pasada y fue
liquidado en un recorte de personal, pero volvió a ser contratado por el banco
en 2010, para dirigir y reorganizar el área de factoraje y redefinir el proceso
como jefe del área, establecer controles y definir su gestión diaria. La
investigación de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores establece que
Ortega fue quien contrató a Erick Cervantes, quien, a su vez, fue el que
resguardó y validó los documentos de Pemex y Oceanografia y hoy está inculpado
como uno de los tres funcionarios del banco que participaron en el fraude.
Durante
los años que estuvo en factoraje de Banamex, Ortega, aparte de redefinir y
llevar el día a día de esas operaciones con Oceanografia, desarrolló una cercana amistad con Amado. Fue
despedido del banco porque se detectaron depósitos millonarios en las cuentas
de su esposa, realizados por Yáñez, supuestamente por compraventa de arte e
inmuebles (se supone que la esposa de Ortega le vendía arte a Yáñez, por la
cual éste pagaba cantidades millonarias). Esas prácticas violaban claramente
los códigos de ética implementados por el banco para una relación entre un
cliente y sus ejecutivos.
Cuando
lo despiden de Banamex y ante la imposibilidad de contratarlo en Oceanografía,
Oliver Fernández, socio de Yáñez Osuna, lo contrata para que siga haciendo
operaciones financieras para la empresa desde fuera de la misma. Se presume que
fueron ellos quienes manipularon a los funcionarios de Banamex para cambiar el
contrato marco regulador, modificación por la cual ya no tenían que revisar la
legitimidad de las facturas de Pemex, que es lo que propicia que se pueda
perpetrar el fraude. Ortega tenía a Erick Cervantes como operador del banco en
Ciudad del Carmen y conocía perfectamente el manejo de factoraje de Banamex.
Oliver
Fernández es socio de Oceanografia, vía Grupo Aknuuk, que ostenta 5% de la
empresa. También es socio de Amado Yáñez en las empresas de outsourcing y en la
construcción de una carretera en Puebla, contrato que, por cierto, fue
rescindido, entre otras razones, porque no tenían recursos para efectuarlo y
pretendían que fuera financiado por Banobras. Ortega y Fernández son personajes
clave para profundizar la investigación.
El hijo de La Tuta
Huber
Gómez Patiño, de 22 años y quien es hijo de Servando Gómez Martínez, La Tuta,
líder de Los Templarios, quedó a disposición del Ministerio Público Federal
desde la noche del sábado, cuando fue detenido saliendo de una fiesta en
Arteaga, en Tierra Caliente, Michoacán, de donde es originario su padre. El
hijo de La Tuta está arraigado y las autoridades tenían hasta las nueve de la
noche de ayer para fincarle nuevos cargos, porque ahora está acusado de portar
una pistola calibre 45 y droga sintética, conocida como cristal.
Establecer la acusación contra el hijo de La Tuta
no es un tema menor. No sería la primera vez que hijos de capos quedaran en
libertad porque no existen casos bien
construidos en su contra. Ahí está la historia de Iván Archivaldo Guzmán, hijo
de El Chapo, que a pesar de que fue acusado de ser operador del cártel que
encabezaba su padre e incluso del asesinato de una joven canadiense en
Guadalajara, terminó quedando en libertad y, hoy, con El Chapo detenido, es uno
de los que busca, junto con su hermano Alfredo, quedarse con el control de esa
organización criminal.
*
STRICTAMENTE PERSONAL/Raymundo Riva Palacio
Ejecentral.com
Quince
días de tormenta
El
11 de febrero, Banamex se sacudió violentamente. La PGR había inhabilitado a
Oceanografía para concursar y obtener contratos de obra de Pemex por 21 meses. Emilio
Granja, director de Banca Corporativa y ejecutivo de cuenta de Oceanografía,
una de las empresas globales Premium de Banamex y Citigroup, habló entre el 11
y el 12 de febrero con sus dueños, Amado Yáñez Osuna y Martín Díaz, para
pedirles explicaciones sobre lo que estaba pasando. Era un asunto político, le
respondieron, y hablarían con las autoridades para resolverlo, sin dejar de
insistirle que no debería haber mayor problema.
Banamex
entró en un frenesí que duró hasta el 26 de febrero, cuando el banco recuperó
toda la documentación que les había robado el ejecutivo que llevaba la relación
diaria con Oceanografía y Pemex en Ciudad del Carmen. Durante esos 15 días,
ningún directivo de Banamex al más alto nivel logró que Yáñez Osuna colaborara
con ellos, y se fueron dando cuenta del quebranto conforme pasaban los días y
descubrían qué tanto se habían burlado los controles internos del banco.
Una
reconstrucción de los hechos dibuja la confusión que reinó en Banamex porque
dos áreas del grupo, una controlada y regulada por Banamex, y otra manejada por
ejecutivos de Citigroup –los “citibanqueros”-, tenían que ver con los contratos
de Oceanografía. Para añadir complejidad, los pagos de Pemex por las obras
contratadas a la empresa se realizaban a una sola cuenta concentradora de
Banamex, mediante una transferencia diaria, lo que hacía que la reconciliación
fuera más difícil de realizar. Cuando se hizo pública la inhabilitación, el
área de control de factoraje (COFF), reportó pagos pendientes de Pemex por siete
mil 500 millones de pesos, pero hasta el 20 de febrero, tras varias reuniones
con los abogados de la paraestatal, supieron que el total de contratos con
documentos falsos ascendía a poco más de cinco mil millones de pesos.
Los directores de Banamex vivieron dos semanas en
la oscuridad, porque Yáñez Osuna, un empresario consentido por ellos y
Citigroup, les negó toda información.
Para buscarla recurrieron a Erik Cervantes Murillo, contratado en 2011 para
atender a los clientes en Tabasco y Campeche, y apoyar a Granja a validar la
documentación de Oceanografía con los sistemas de Pemex, que se desplazara de
su sede en Villahermosa y Ciudad del Carmen, para conciliar las cuentas. Tras
él llegaron otros cinco ejecutivos de Banamex con el mismo objetivo, pero Oceanografía
los hizo sufrir.
Israel Varela, hombre de todas las confianzas de
Yáñez Osuna, les cerró la puertas a los archivos. Entre el 17 y el 18 de febrero, Granja habló con
Yáñez Osuna para solicitarle que les dejara revisar la documentación. El dueño
de Oceanografía se las negó otra vez. El 19, el director general de Banamex,
Javier Arrigunaga, le pidió a Adolfo Herrera Pinto, director de Trade Channel
Finance, bajo cuya área se encontraba Oceanografía, viajar a Ciudad del Carmen
para hablar personalmente con Yáñez Osuna. Herrera Pinto llegó al día
siguiente, pero no lo logró. Para entonces, el andamiaje financiero de fraude
contra Banamex, se había colapsado, y
Yáñez Osuna y Díaz, se habían ido de México.
La
madrugada del 20 de febrero, Cervantes Murillo desapareció de Ciudad del
Carmen. Cuando se percataron de su ausencia, notificaron al área de seguridad
de Banamex, que en compañía del segundo de Herrera Pinto, Alfonso Ortega Brehm,
se trasladaron a las oficinas en Villahermosa, donde tras abrirlas con
cerrajero, descubrieron que no había ningún documento. Las cámaras de seguridad
del banco mostraron a Cervantes Murillo, que había justificado su súbito
regreso a Tabasco por una infección intestinal, sacando las cajas con los
expedientes. Banamex presentó una denuncia ante el ministerio público local y
Cervantes Murillo fue detenido por robo.
Banamex
estaba más interesado en la documentación y negoció con los abogados de
Cervantes Murillo que si su esposa, que para entonces ya tenía en su poder los
expedientes, los regresaba, se desistirían de la demanda. Tras varias
negociaciones aceptaron y Banamex recuperó el expediente de Oceanografía, que
regresó a las oficinas centrales del banco casi a la medianoche del 22 de
febrero. Cervantes Murillo es uno de los ejecutivos de Banamex con orden de
aprehensión solicitada por la PGR, al igual que Granja, y Ortega Brehm. El ex
ejecutivo en la zona del golfo salió de la cárcel por el delito de robo y se
encuentra prófugo.
La
PGR acusó a los tres por delitos tipificados como graves que no alcanzan
fianza, mientras que Yáñez Osuna fue acusado únicamente por un desvío de 55
millones de dólares, que no tipificaron como grave, por lo que alcanzó fianza.
La investigación de la PGR, hasta ahora, tiende a centrar la responsabilidad
del quebranto únicamente en los ejecutivos de Banamex, y ver a Yáñez Osuna como
una figura secundaria.
Banamex
y Citigroup, que tuvieron fallas de operación y de control interno, no están
carentes de responsabilidad, pero entre más información surge, mayor se aprecia
la participación de Yáñez Osuna en las operaciones que llevaron al fraude, y
obliga a que la PGR, cuyo titular Jesús Murillo Karam casi lo exoneró hace unos
días en una entrevista de prensa, revise su actuación y profundice, como
prometió, la investigación. Si quiere deslindarlo del quebranto, bien, pero que
documente sin omisiones ni complacencias su inocencia.
rrivapalacio@ejecentral.com.mx
**
ESTRICTAMENTE
PERSONAL/Raymundo Riva Palacio
Ejecentral.com
Las
fallas de Banamex
El
fraude de Amado Yáñez Osuna y Oceanografía a Banamex, se puede ver ahora, era
inevitable. No por la forma como se construyó el quebranto, sino por cómo los
ejecutivos del banco y Citigroup, su dueño, soslayaron las alertas. Los
banqueros, en cambio, estaban encantados con Yáñez Osuna. Ejecutivos de
Citigroup viajaban a México para comer con él, y los paseaba en helicópteros
sobre las plataformas petroleras en la Sonda de Campeche. Frecuentemente era invitado
al comedor exclusivo del influyente accionista de Citigroup, Roberto Hernández,
en la sede del banco en Santa Fe. Oceanografía era consideraba como un cliente
“Platino”, tratamiento que otorgaban a los grandes clientes corporativos en el
mundo, como Coca Cola y Procter & Gamble.
Oceanografía
empezó a trabajar con Banamex en 2008 con productos FAP, que es factoraje para
proveedores, que depende del área Channel Finance, lo que permitió que desde
2009 Oceanografía le cediera los derechos de cobro de los contratos dePemex
Exploración y Producción (PEP), por trabajos realizados por la empresa. A lo
largo de esa relación, de acuerdo con documentos de la Comisión Nacional
Bancaria y de Valores (CNBV) y minutas de reuniones internas, los controles se
relajaron. La información muestra omisiones y negligencias al más alto nivel,
que al momento en que la PGR inhabilitó Oceanografía a mediados de febrero
pasado por no haber pagado fianzas de nueve contratos correspondientes, se
tradujeron en una crisis.
Directores
de Banamex se reunieron de inmediato con los abogados de Pemex para precisar el
tamaño del quebranto. Funcionarios de Pemex recordaron que cuando les
informaron del monto obtenido del banco con documentos apócrifos, Alonso García
Tamez, director de Banca de Gobierno de Banamex, dijo, como si fuera alivio,
que ellos temían que fuera por 580 millones de dólares, que era lo que Control
Operativo de Factoraje Five, conocido como COFF, había reportado por 217
estimaciones de obra pendientes de pago de Oceanografía.
En
Banamex estaban sorprendidos por lo sucedido, pero lo pudieron haber evitado.
De acuerdo con un oficio de la CNBV, el área de COFF efectuó “de manera
indebida” el desembolso de las estimaciones de la obra -trabajos, obras y
servicios realizados por Oceanografía y autorizados por PEP-, al no corroborar
que el ejecutivo de cuenta validara con Pemex esas estimaciones. Al revisar el
factoraje, aseguró que Banamex llevó a cabo “una inadecuada evaluación del
riesgo de la operación”, con lo que el beneficiario único de esas operaciones
fue Oceanografía.
Citigroup
y Banamex tienen entre sus regulaciones el llamado KYC (know your customer que
significa conoce a tu cliente) y el CADD (Client Adquisition Due Diligencie),
que analizan los estados financieros del cliente, su composición accionaria,
perfil de riesgos y actividades, pero fue minimizado o ignorado en el caso de
Oceanografía, de acuerdo con las minutas internas. También se debió revisar por
procedimiento la prensa negativa de Oceanografía, en particular sobre
acusaciones de lavado de dinero y cumplimiento con las normas legales, pero
tampoco se hizo, pese a que las investigaciones de la PGR sobre los socios de
la empresa por presunto lavado de dinero, y sobre un quebranto similar al que
se hizo en Banamex, contra Bancomext en 2005, eran públicas.
La
empresa de Yáñez Osuna emitió señales de riesgo desde enero de 2012, cuando
Banamex la trasladó de la Banca Empresarial a la Banca Corporativa, y pidió a
Alfonso Ortega Brehm, ex director de Trade –uno de los tres ejecutivos de
Banamex con orden de aprehensión-, un informe sobre sus estados financieros.
Ortega Brehm informó en una reunión con los altos mandos del banco, incluido el
director general, Javier Arrigunaga, de la existencia de procedimientos irregulares
por parte de Yañez Osuna, que provocaron en el despido de un ejecutivo de
Banamex. Pero no hubo nada más.
Aunque
Oceanografía representaba un riesgo operativo para Banamex, según la CNBV, “no
fue evaluado, medido o vigilado” por el banco. Federico Solórzano, que era
director de Riesgo de Crédito Corporativo –uno de los 11 despedidos de Banamex
a mediados de mayo por el quebranto-, dijo cuando se plantearon incrementos en
sus líneas de crédito, que debía asegurarse que existiera certeza legal y operativa
antes de autorizarlos, pero lo ignoraron. La CNBV, en cambio, dijo que debía
haberse establecido una línea de crédito contingente para Oceanografía, que
nunca se creó.
Las
líneas del programa de financiamiento del FAP y varios de sus incrementos,
fueron autorizadas por ejecutivos de Citigroup como Manuel Medina Mora,
co-presidente, James Foresee, jefe del grupo bancario, Brian Leach, jefe de
Riesgos, Patrick Ryan, jefe de Crédito, y de Banamex, como Arrigunaga y Emilio
Granja, el ejecutivo de cuenta de Oceanografía, que también tiene orden de
aprehensión. Las autorizaciones se dieron d después de que en junio y agosto de
2011, y en febrero de 2012, los incrementos no habían cumplido con los
parámetros establecidos.
Todavía
en septiembre del año pasado, el área legal de Banamex revisó los contratos
entre Pemex y Oceanografía, y su opinión fue favorable. Con tantos hoyos en la
relación con Oceanografía, ¿cómo no se dieron cuenta que su cliente y el banco
estaban inmersos en serios problemas? Aún es un misterio. Citigroup y Banamex
tienen aún muchas preguntas que responder, y ajustes que inevitablemente, por
encima del prestigio de sus ejecutivos, tendrán que hacer.
rrivapalacio@ejecentral.com.mx
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