Palabras
del Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, licenciado Enrique Peña Nieto,
durante la comida que ofreció en honor de Su Eminentísimo y Reverendísimo
Cardenal Pietro Parolin
Palacio Nacional a 14 de julio de 2014
Textual:
Su
Eminencia:
(…)
darle la más cordial bienvenida a nuestro país, decirle que es un gran honor y
un gusto tenerle aquí, en México.
Sé
que México no es ajeno a su corazón, porque ha estado usted en distintos
momentos del pasado reciente, en el momento en que se reactivaron las
relaciones entre el Gobierno de México y el Estado Vaticano.
Y
en la celebración de esta fecha, dos años después, con la visita que
amablemente tuviera en representación de Su Santidad con motivo de mi Toma de
Protesta como Presidente de México y, en consecuencia, creo que, y estoy
seguro, que tiene usted una particular y especial vinculación de corazón y
mente para con nuestro país.
Por
ello es que a usted y al grupo de cardenales, obispos, y miembros de la
delegación que le acompañan, les extiendo la más cordial bienvenida a nuestro
país.
Agradecerle
la disposición que ha mostrado para participar en este Coloquio de Migración
Internacional y Desarrollo, organizado por la Cancillería, el cual ha sido un
espacio de reflexión y análisis sobre las responsabilidades que los gobiernos y
la sociedad civil organizada deben asumir frente a este fenómeno cada vez más
lastimoso para muchas familias en distintos países, que es el de la migración.
Por
eso, agradecemos que con ese motivo esté visitando nuestro país.
Ocasión
para también reconocer la disposición que ha tenido Su Santidad, a propósito de
la visita que hiciera hace apenas unas semanas, en el mes de junio, al
Vaticano, una Visita Oficial, para saludar a Su Santidad, para tocar varios
temas, que ahora hemos abordado, de lo que México viene haciendo para impulsar
su desarrollo.
Y
entre ellos reiterarle la invitación a visitar nuestro país, y que amablemente
hubiese aceptado, lo cual ya hemos comentado, de manera pública y amplia
aceptó, quedando pendiente afinar día, fecha y ocasión para tal visita. Pero
quiero que le transmita respetuosamente a Su Santidad un saludo de parte del
pueblo de México, del Presidente de México, que sepa que en México se le
quiere, se le respeta y que ansía realmente tener la visita de Su Santidad en la
fecha que él determine; que México es su casa, queremos hacerle sentir en casa,
que ojalá nos distinga y honre con su presencia en un futuro relativamente
cercano.
Le
pido transmita este saludo, este respeto y este afecto por parte nuestra.
A
usted, Su Eminencia, le extiendo la más cordial de las bienvenidas; sepa que se
le quiere y se le aprecia en nuestro país; que encontrará usted en el Gobierno
de la República disposición para que podamos colaborar en temas que nos son
comunes en aras de impulsar el desarrollo social y el bienestar de la sociedad
mexicana.
Yo
creo que desde distintos frentes y dentro de la tarea que cada uno tiene ante
la sociedad, sin duda, hay desafíos comunes y hay disposición para que sumemos
esfuerzos en aras de alcanzar esos objetivos.
Su
Eminencia, es un gusto tenerlo aquí; México, está en una etapa de
transformación de orden institucional. Me voy a permitir, en el transcurso de
la comida, compartirle las varias reformas que se han impulsado, precisamente,
para que en los próximos años tengamos mayor crecimiento económico, desarrollo
social, condiciones de bienestar para la sociedad mexicana.
Y
es coincidente con esta visita, que mucho nos alegra, y que deseamos tenga
usted una feliz estancia, que su participación en este coloquio realmente rinda
los frutos deseados, permita definir acciones y políticas que normalmente
(inaudible) quienes participamos en esta causa de generar condiciones de
bienestar para los migrantes.
(Inaudible)
estemos hablando de la relación institucional, que sea para bien del desarrollo
de nuestra gente y que se cumpla con esta tradición que tiene también, estoy
seguro, el Estado Vaticano, de propiciar paz, armonía, un clima de tranquilidad
y de bienestar en la sociedad (inaudible).
Sea
usted bienvenido, Su Eminencia.
Y
si me permite quisiera convocar a los aquí reunidos a hacer un brindis en honor
de su Eminencia, por esta visita que hace a nuestro país.
Un
brindis también en honor de Su Santidad. Le deseamos salud y éxito en esta
tarea que tiene como pastor (inaudible).
Sea
usted bienvenido.
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