Un Sínodo
diferente/Fa
Publicado en Código Topo de Excelsior, 3 de noviembre de 2014
“...ahora
todavía tenemos un año para madurar con verdadero discernimiento espiritual las
ideas propuestas y encontrar soluciones concretas a las tantas dificultades e
innumerables desafíos“ Francisco.
El Sínodo
concluyó con la aprobación de la Relatio Synodi, documento de 62 puntos que
servirá para seguir trabajando durante este año en preparación para el Sínodo
Ordinario del 2015 sobre la familia. Se concluyó sólo una etapa sinodal: hubo
470 enmiendas con respecto al documento preliminar presentado el lunes 13 de
octubre, el polémico "Relatio post Dsceptationem" (Relación luego del
debate o RDP)) con la que una mayoría de obispos no se sintió identificada.
El tema
empezó el lunes 13 de octubre cuando el cardenal Peter Erdo, relator General
del Sínodo dio a conocer el RDP, documento borrador que resumió las ponencias
de 265 intervenciones de la primera semana. El documento que nos dieron a
conocer a través de los medios vaticanos señala en el punto 50: Acoger a las
personas homosexuales:
“Las
personas homosexuales tienen dones y cualidades para ofrecer a la comunidad
cristiana: ¿estamos en grado de recibir a estas personas, garantizándoles un
espacio de fraternidad en nuestras comunidades? A menudo desean encontrar una
Iglesia que sea casa acogedora para ellos. ¿Nuestras comunidades están en grado
de serlo (acogedoras), aceptando y evaluando su orientación sexual, sin
comprometer la doctrina católica sobre la familia y el matrimonio?
¡Y todos
esos días se dio un debate público unos a favor y otros en contra!
Una
especie de posicionamiento entre obispos conservadores y liberales. Muchos
medios
hablaron de divisionismo, incluso de cisma.
¡ No era
para tanto, sobretodo conociendo a Francisco!
Me llamó
la atención de Darío de Jesús Monsalve, arzobispo de Cali , Colombia quien dijo
que la Iglesia debe pedir perdón a los homosexuales por haber realizado juicios
hirientes y que “no debemos crear conflicto” con las parejas del mismo sexo. En
una entrevista publicada por el diario colombiano El Tiempo el 15 de octubre,
señaló que “la Iglesia debe mejorar su relación con esta comunidad y debe
brindarle “más acogida y pedirles perdón por las heridas que les hemos causado
con juicios hirientes y dañinos sobre su tendencia”. Después precisó a una
agencia católica que lo que dijo lo tomó del numero 50 de la RDP.
Y se
vale. Otro hablaron en distinto tono.
El martes
14 la Secretaría General del Sínodo –a través del P. Federico Lombardi-,
también advirtió que a la “RPD” se le ha “atribuido un valor que no corresponde
a su naturaleza”. “Dicho texto –recordó-, es un documento de trabajo, que
resume las intervenciones y el debate de la primera semana y que ahora se
propondrá a la discusión de los miembros del Sínodo reunidos en los Círculos
menores –o padres sinodales–, según lo previsto por el mismo reglamento del
Sínodo”.
El mismo
papa precisó que las discusiones en el Sínodo no son “ni doctrina ni normas
definitivas”, sino propuestas para un documento de trabajo que será enviado a
las diócesis para preparar el Sínodo de 2015.
Pero la
nota fue lo de la acogida a los homosexuales.
Y fue
hasta cuatro días después, jueves 16 de octubre que las aguas se nivelaron, ya
que se precisó que el documento borrador–el RDP– había sido mal
traducido, que hizo que diversos mediosy varios obispos afirmaran, entre otras
cosas, que la Iglesia había modificado su enseñanza sobre el “matrimonio”
homosexual.
Precisemos.
La
versión original del documento RPD estaba escrita en italiano, idioma que
Francisco eligió como oficial para el Sínodo. En los sínodos anteriores el
lenguaje oficial había sido el latín, estimado por su precisión y por su falta
de ambigüedad.
Peor la
traducción no fue de todo el documento sino sólo del punto que generó la
controversia. el párrafo 50 que aparece luego de valorar los dones y los
talentos que los homosexuales pueden dar a la comunidad cristiana.
El quid
de todos es la pregunta en italiano: “le nostre comunità sono in grado di
esserlo accettando e valutando il loro orientamento sessuale, senza
compromettere la dottrina cattolica su famiglia e matrimonio?”
Y en la
traducción al inglés proporcionada por el Vaticano, se lee lo siguiente: “Are
our communities capable of providing that, accepting and valuing their sexual
orientation, without compromising Catholic doctrine on the family and
matrimony?”
La
traducción en español es: ¿Nuestras comunidades están en grado de serlo
(acogedoras), aceptando y evaluando su orientación sexual, sin comprometer la
doctrina católica sobre la familia y el matrimonio?”
¡Y por
ahí nos fuimos todos!
¡Pero la
palabra clave en el italiano es “valutando” que fue traducida al inglés como
“valuing” (¡valorando!). Esa dichosa palabra debió haber sido traducida como
“evaluando” o “considerando” o “sopesando”.
¡Punto!
Con la
traducción que se hizo al inglés, en contraste, se sugiere una valoración de la
orientación sexual, lo que generó una confusión entre quienes son fieles a las
enseñanzas de la Iglesia Católica, Apostólica y Romana.
Si bien
el documento se indicaba que la traducción no era oficial, empero sí fue la
traducción que la Sala de Prensa de la Santa Sede difundió para “ayudar a
los periodistas“ que no conocemos bien el italiano, y eso generó un verdadero
relajo, dicho sea con todo respeto..
Nos dicen
que el documento fue inicialmente dado a conocer en italiano, poco antes de que
el Cardenal Peter Erdo, lo leyera ante la asamblea sinodal. Luego de una media
hora, el texto estaba disponible en español, francés, inglés y alemán, y se
envió a través de un boletín de la Sala de Prensa de la Santa Sede. Así nos
llegó a todos.
Días
después los cambios fueron realizados por llamados "círculos
menores", es decir, los grupos de debates organizados por regiones
lingüísticas (tres italianos, tres ingleses, dos españoles y dos franceses).
Las cosas
se fueron componiendo, entre comillas.
En la
tarde del sábado 18 de octubre, se votó y aprobó la Relatio Synodi,, y para que
no hubiera dudas se realizó por instrucciones del papa punto por punto, por eso
supimos el número de votos a favor y en contra. Tres puntos –de los 62– no
alcanzaron la mayoría de los dos tercios de los votos. Se trata de los párrafos
52, 53 y 55, referentes al acceso a la comunión de los divorciados vueltos a
casar, a la comunión espiritual y sobre las personas homosexuales.
El punto
del texto que hablaba de las posturas discutidas sobre la readmisión a los
sacramentos obtuvo 104 votos favorables y 74 en contra. Se modificó el
texto sobre los homosexuales, que obtuvo 118 consensos y 62 votos en contra, a
pesar de que citara el Catecismo. Así, sobre estos puntos no hubo consenso
absoluto del Sínodo, a pesar de haber contado con la mayoría
El nuevo
texto que obtuvo la mayoría de los consensos pero no las dos terceras partes,
quedó redactado de esta manera (118 votos a favor y 62 votos en contra):
“Algunas
familias viven la experiencia de tener en su interior personas de orientación
homosexual. Al respecto nos hemos interrogado sobre cuál atención pastoral
podría ser oportuna frente a esta situación, refiriéndose a lo que enseña la
Iglesia: ‘No existe fundamento ninguno para asimilar o establecer analogías, ni
siquiera remotas, entre las uniones homosexuales y el plan de Dios sobre el
matrimonio y la familia’. Sin embargo, los hombres y las mujeres con tendencias
homosexuales deben ser acogidos con respeto y delicadeza. ‘En relación con
ellos se evitará cualquier marca de injusta discriminación’ (Congregación para
la Doctrina de la Fe)“.
Hay que
subrayar para comprender mejor lo sensible es este argumento, que no obtuvo los
dos tercios ni siquiera un texto que vuelve a proponer el Catecismo de la
Iglesia Católica y una explicación del ex Santo Oficio.
Y
el otro tema que hablaba de las posturas discutidas sobre la readmisión a los
sacramentos de los vueltos a casas obtuvo 104 votos favorables y 74 en contra,
por lo que tampoco fue aprobado ya que requería una mayoría calificada, las dos
terceras partes de los padres sinodales.
Nora
Patricia Jara periodista del IMER me preguntó sobre el sínodo en una entrevista
radial, y de que si había sido un revés, una derrota para Francisco como lo
habían calificado algunos progresistas.
Le dije
que era un avance no un retroceso: ¡104 votos son mayoría!, aunque no
calificada.
Las cosas
empiezan a cambiar en la Iglesia con Francisco. Por eso le dije al aire que con
Bergoglio se llegó al siglo XX.
Y el
párrafo sobre la cuestión más delicada de la discusión, relacionado con los
divorciados que se han vuelto a casar, es el siguiente: “Se ha
reflexionado sobre la posibilidad de que los divorciados que se han vuelto a
casar accedan a los sacramentos de la penitencia y de la eucaristía. Varios
padres sinodales insistieron a favor de la disciplina actual, en fuerza de la
relación constitutiva entre la participación a la eucaristía y la comunión con
la Iglesia y su enseñanza sobre el matrimonio indisoluble. Otros se expresaron
por una acogida no generalizada al banquete eucarístico, en algunas situaciones
particulares y bajo condiciones bien precisas, sobre todo cuando se trata de
casos irreversibles y vinculados con obligaciones morales para con los hijos
que sufrirían violencias injustas. El eventual acceso a los sacramentos debería
ir precedido por un camino penitencial bajo la responsabilidad del obispo
diocesano. Debe ser profundizada ulteriormente la cuestión, teniendo en cuenta
la diferencia entre situación objetiva de pecado y circunstancias atenuantes,
dado que la ‘imputabilidad y la responsabilidad de una acción pueden ser
disminuidas o anuladas’ por diferentes ‘factores psíquicos o bien sociales’
(Catecismo de la Iglesia católica, 1735).
‘La
verdad es que si le abren la puerta a los vueltos a casar los tempos se
volverán a llenar como hace años!
Le
pregunta el periodista Andrea Tornielli de la Stampa, al arzobispo de Manila,
Luis Antonio Tagle, uno de los presidentes delegados de la asamblea sinodal
sobre la familia.
–Después
de la votación del sábado sobre el documento final del Sínodo, algunos
periodistas, en particular del mundo anglosajón, han hablado de una Iglesia
“dividida” y de un Papa “derrotado”. ¿Es verdad?
–No;
según mi opinión no hubo ninguna derrota. No creo que lo sucedido con la
votación sobre la “Relatio Synodi” pueda ser definido como una derrota. En un
proceso sinodal, los elementos más importantes son escuchar y la expresión
libre de las diferentes opiniones sobre las situaciones que se presentan. El
Sínodo no es una batalla ni el fruto de ninguna estrategia. Tal vez, para
algunos, podrá haberlo sido, pero esta no es la perspectiva del Sínodo.
Subrayó
el arzobispo que “Este Sínodo extraordinario era solamente una etapa del
camino. La cuestión de la pastoral hacia las personas divorciadas que se han
vuelto a casar y la profundización sobre la posibildiad de admitirlas a los
sacramentos (en ciertos casos, en ciertas situaciones y bajo determinadas
condiciones) aparece claramente en el texto final. Se hizo público el número de
los votos que ese párrafo obtuvo: la mayoría absoluta; y, como dijo el Papa,
formará parte del texto que será enviado a las Conferencias Episcopales.“
Qué todo
mundo hable fuerte y escuche con el corazón; Francisco
El
conclave inició formalmente el lunes 6 de octubre, y ahí el papa hizo llamado a
todos los participantes... –cardenales, patriarcas, obispos, sacerdotes,
religiosos, religiosas, laicos y laicas– para hablar claro y “escuchar con
humildad y acoger con el corazón abierto lo que dicen los hermanos”.
Reiteró: “les pido por favor, estas actitudes de hermanos en el Señor:
hablar con franqueza y escuchar con humildad”. Y concluyó invitándolos a hablar
“con tranquilidad y paz, porque el Sínodo se realiza siempre cum Petro y sub Petro,
y la presencia del papa es garantía para todos y custodia de la fe".
El
jesuita les recordó que ellos traen “la voz de las Iglesias particulares,
reunidas a nivel de Iglesias locales mediante las Conferencias Episcopales”.
Añadió que “la Iglesia universal y las Iglesias particulares son de institución
divina”, mientras que “las Iglesias locales, así entendidas, son de institución
humana”. Y que ellos, “esta voz la traerán en sinodalidad”.
Luego del
discurso papal y de las palabras del presidente de turno, el arzobispo de
París, André Vingt-Trois; intervino el Secretario general del Sínodo de los
Obispos, Lorenzo Baldisseri, para ilustrar en su relación las diversas etapas
de preparación de esa Asamblea el número de participantes, las novedades y el trabajo
de la Secretaría del Sínodo desde la última Asamblea General Ordinaria
celebrada en octubre de 2012.
Y durante
dos semanas todo mundo hablo, otros escucharon con el corazón, y otros
entendieron mal, como lo comentamos arriba.
Al final
del Sínodo Francisco emitió un discurso que por cierto fue muy aplaudido: 4
minutos. Vale la pena analizar el mensaje papal y que cada quien interprete.
Debemos
decir que el jesuita quiso que el Sínodo fuera libre y el resultado de la
votación final sobre el documento sinodal, con algunos puntos controvertidos ya
mencionados, consiguió el objetivo.
De
entrada el papa agradeció a todos los participantes cardenales,
delegados, escritores, consultores, traductores, y todos aquellos que han
trabajado con verdadera fidelidad y dedicación total a la Iglesia y sin
descanso: ¡gracias de corazón!, dijo.
Las
tentaciones y ¿divisiones? en el Sínodo
El líder
demás de 1000 millones de católicos comentó que esos días se vivió una gran
experiencia “un recorrido solidario, un camino juntos".
Subrayó
que siendo “un camino" –como todo camino– hubo momentos de carrera veloz,
casi de querer vencer el tiempo y alcanzar rápidamente la meta; otros momentos
de fatiga, casi hasta querer decir basta; otros momentos de entusiasmo y de
ardor.
Dijo textual:
“Momentos
de gracia y de consuelo, escuchando los testimonios de las familias que han
participado del Sínodo y han compartido con nosotros la belleza y la alegría de
su vida matrimonial. Un camino donde el más fuerte se ha sentido en el deber de
ayudar al menos fuerte, donde el más experto se ha prestado a servir a los
otros, también a través del debate. Y porque es un camino de hombres, también
hubo momentos de desolación, de tensión y de tentación, como algunas de las
siguientes:
- La
tentación del endurecimiento hostil, esto es el querer cerrarse dentro de lo
escrito (la letra) y no dejarse sorprender por Dios, por el Dios de las
sorpresas (el espíritu); dentro de la ley, dentro de la certeza de lo que
conocemos y no de lo que debemos todavía aprender y alcanzar. Es la tentación
de los celosos, de los escrupulosos, de los apresurados, de los así llamados
"tradicionalistas" y también de los intelectualistas.
- La
tentación del “buenismo” destructivo, que en nombre de una misericordia
engañosa venda las heridas sin primero curarlas y medicarlas; que trata los
síntomas y no las causa ni las raíces. Es la tentación de los
"buenistas", de los temerosos y también de los así llamados
“progresistas y liberalistas”.
‘- La
tentación de transformar la piedra en pan para terminar el largo ayuno, pesado
y doloroso (Cf. Lc 4, 1-4) y también de transformar el pan en piedra , y
tirarla contra los pecadores, los débiles y los enfermos (Cf. Jn 8,7) de
transformarla en “fardos insoportables” (Lc 10,27).
‘- La tentación
de descender de la cruz para contentar a la gente, y no permanecer, para
cumplir la voluntad del Padre; de ceder al espíritu mundano en vez de
purificarlo e inclinarlo al Espíritu de Dios.
- La
tentación de descuidar el “depositum fidei”, considerándose no custodios, sino
propietarios y patrones, o por otra parte, la tentación de descuidar la
realidad utilizando ¡una lengua minuciosa y un lenguaje pomposo para decir
tantas cosas y no decir nada!
En esta
parte Francisco le dio énfasis al discurso:
(Pero)
“Queridos hermanos y hermanas, las tentaciones no nos deben asustar ni
desconcertar, ni mucho menos desanimar, porque ningún discípulo es más grande
que su maestro; por lo tanto si Jesús fue tentado sus discípulos no deben
esperarse un trato mejor.
Precisó
que “Personalmente me hubiera preocupado mucho y entristecido sino se hubieran
dado estas tensiones y estas discusiones animadas; este movimiento de los
espíritus, como lo llamaba San Ignacio si todos hubieran estado de acuerdo o
taciturnos en una falsa y quietista paz. En cambio he visto y escuchado –con
alegría y reconocimiento– discursos e intervenciones llenos de fe, de celo
pastoral y doctrinal, de sabiduría, de franqueza, de coraje y parresía. (léase
de “hablar libremente“con la verdad).
Y he
sentido que ha sido puesto delante de sus ojos el bien de la Iglesia, de las
familias y la “suprema lex”: la “salus animarum” (Cf. Can. 1752). Y esto
siempre sin poner jamás en discusión la verdad fundamental del Sacramento del
Matrimonio: la indisolubilidad, la unidad, la fidelidad y la procreatividad, o
sea la apertura a la vida (Cf. Cann. 1055, 1056 y Gaudium et Spes, 48).
Agregó
que:
“Esta es
la Iglesia, la viña del Señor, la Madre fértil y la Maestra premurosa, que no
tiene miedo de remangarse las manos para derramar el óleo y el vino sobre las
heridas de los hombres (Cf. Lc 10,25-37); que no mira a la humanidad desde un
castillo de vidrio para juzgar y clasificar a las personas. Esta es la Iglesia
Una, Santa, Católica y compuesta de pecadores, necesitados de Su misericordia.
Esta es la Iglesia, la verdadera esposa de Cristo, que busca ser fiel a su
Esposo y su doctrina.
Pero
también dijo que:
Es
la Iglesia que no tiene miedo de comer y beber con las prostitutas y los
publicanos (Cf. Lc 15). La Iglesia que tiene las puertas abiertas para recibir
a los necesitados, los arrepentidos y ¡no sólo a los justos o aquellos que
creen ser perfectos! ...“
Dijo
Jorge Mario Bergoglio a propósito de las criticas de algunos medios
“Tantos
comentaristas han imaginado ver una Iglesia en litigio donde una parte está
contra la otra, dudando hasta del Espíritu Santo, el verdadero promotor y
garante de la unidad y de la armonía en la Iglesia.
El
Espíritu Santo que a lo largo de la historia ha conducido siempre la barca, a
través de sus ministros, también cuando el mar era contrario y agitado y los
ministros infieles y pecadores.
Y,
como he osado decirles al inicio, era necesario vivir todo esto con tranquilidad
y paz interior también, porque el sínodo se desarrolla cum Petro et sub Petro,
y la presencia del Papa es garantía para todos (...) El Papa en este contexto
no es el señor supremo sino más bien el supremo servidor – “Il servus servorum
Dei”; el garante de la obediencia , de la conformidad de la Iglesia a la
voluntad de Dios, al Evangelio de Cristo y al Tradición de la Iglesia poniendo
de parte todo arbitrio personal, siendo también – por voluntad de Cristo mismo
– “el Pastor y Doctor supremo de todos los fieles” (Can. 749) y gozando “de la
potestad ordinaria que es suprema, plena, inmediata y universal de la iglesia”
(Cf. Cann. 331-334).
Concluyo
diciendo:
“Queridos
hermanos y hermanas, ahora todavía tenemos un año para madurar con verdadero
discernimiento espiritual las ideas propuestas y encontrar soluciones concretas
a las tantas dificultades e innumerables desafíos que las familias deben
afrontar; para dar respuesta a tantos desánimos que circundan y sofocan a las
familias, un año para trabajar sobre la “Relatio Synodi” que es el resumen fiel
y claro de todo lo que fue dicho y discutido en esta aula y en los círculos
menores.“
Se
despidió con lo que su frase empleada desde el inicio de su pontificad: y por
favor no se olviden de rezar por mí!. Al final de su discurso el papa camino
directo con los periodistas y les dio las gracias. Un gesto muy significativo.
Un día
después, domingo 19 de octubre de 2014, Francisco encabezó el domingo el cierre
de un encuentro de Obispos católicos. Había en la plaza de San Pedro 70 mil
personas, ya que también se beatificó al papa Pablo VI, quien falleció en
1978, conocido por concluir las reformas del Segundo Concilio del Vaticano y
consolidar la prohibición de la Iglesia a la anticoncepción.
El
Papa dedicó buena parte de su sermón al Sínodo, dijo: "Dios no le teme a
las cosas nuevas. Esa es la razón por la que nos sorprende continuamente,
abriendo nuestros corazones y guiándonos de maneras inesperadas".
El Papa
dijo que la Iglesia debería responder con valor cualquier desafío que se la
presente.
Habló
sobre valentía un día después de decirle a los Obispos en la última sesión de
trabajo que deberían estar atentos a la "rigidez hostil" de ciertas
doctrinas conservadoras y a la "buena voluntad destructiva" de aquellos
que buscan cambios a toda costa.
En los
márgenes
Ah y
sobre el tema de la mala traducción, nos sirvió –y también al papa– para
conocer mejor lo que piensan los obispos del mundo, y, sobretodo, nuestros
obispos mexicanos, enviados al Sínodo.
De hecho
fueron cuatro los mexicanos que participaron en las discusiones: un cardenal,
dos obispos y un laico en calidad de asesor: el primero es José Francisco
Robles Ortega, arzobispo de Guadalajara y presidente de la Conferencia del
Episcopado Mexicano (CEM), el segundo es Carlos Aguiar Retes, es Arzobispo de
Tlalnepantla y presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam), el
tercer obispo fue Alonso Gerardo Garza Treviño, titular de la diócesis de
Piedras Negras, y Rodrigo Guerra López, director general del Centro de
Investigación Social Avanzada.
Piensan
distinto y que bueno.
Para
Aguiar Retes es impensable que la Iglesia defienda un único modelo de familia:
“La Iglesia, y este sínodo en particular, no pretende defender un modelo de
familia. Pretende entender las diferentes situaciones que están viviendo los
fieles católicos en sus realidades familiares", dijo. Un asunto que
compartimos, ya que es una realidad en este siglo XXI.
Pero para
Robles Ortega el asunto es distinto: "Esta humanidad, a mí me da la
sensación, está extraviada, está perdiendo esta institución (la familia) por
experimentar otras formas de convivir, pero en ello no ha encontrado la
realización y la felicidad". (nota de la corresponsalía de Reforma en
Roma).
El
debate apenas se reinicia.
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