12/13/2014/Vaticaan Insider
El
Papa celebró a la Virgen de Guadalupe con una eucaristía(©LaPresse)
El
Papa celebró a la Virgen de Guadalupe, emperatriz de América, con una
eucaristía en la Basílica de San Pedro acompañada por las melodías argentinas
de la Misa Criolla
Nota de ANDRÉS
BELTRAMO ÁLVAREZ
Trastoca
los juicios mundanos. Destruye los ídolos del poder, de la riqueza y del éxito
a todo precio. Denuncia la autosuficiencia, la soberbia y los mesianismos
secularizados que alejan de Dios. Así es el poder del “cántico de María”, la
Virgen de Guadalupe, que se manifestó al indígena Juan Diego. Ese mismo cántico
resonó este viernes en la Basílica de San Pedro, en forma de melodías
latinoamericanas. El Papa Francisco honró a la patrona mexicana y pidió confiar
en ella ante la amenaza de las actitudes “pusilánimes” y “mundanas”.
Fue
una celebración eucarística en español, con trazos de portugués, inglés,
italiano y hasta Náhuatl. Que alcanzó su
punto culminante cuando la cantante argentina Patricia Sosa entonó el “Cordero
de Dios”. Ella estuvo acompañada por la guitarra, el charango y el piano,
tocado por Facundo, el hijo de Ariel Ramírez, genial compositor argentino que
hace 50 años compuso la Misa Criolla.
El
Papa degustó compenetrado la mezcla de sonidos litúrgicos entre el Coro de la
Capilla Sixtina y los músicos de su país natal. Y al momento de su homilía,
pronunciada en español, le advirtió a América Latina que todavía es el
“Continente de la Esperanza”, como le gustaba decir a Juan Pablo.
Recordó
que Dios, según su estilo, “ocultó sus cosas a sabios y entendidos”, y se las
dio a conocer “a los pequeños, a los humildes, a los sencillos de corazón”.
Como lo era el indio Juan Diego, a quien se le apareció en 1531.
“Hoy
nos sentimos movidos a pedir una gracia. La gracia tan cristiana de que el futuro
de América Latina sea forjado por los pobres y los que sufren, por los
humildes, por los que tienen hambre y sed de justicia, por los compasivos, por
los de corazón limpio, por los que trabajan por la paz, por los perseguidos a
causa del nombre de Cristo, porque de ellos es el Reino de los cielos. Sea la
gracia de ser forjados por ellos a los cuales, hoy día, el sistema idolátrico
de la cultura del descarte los relega a la categoría de esclavos, de objetos de
aprovechamiento o simplemente desperdicio”, clamó.
Y
agregó: “¡Y hacemos esta petición porque América Latina es el continente de la
esperanza! Porque de ella se esperan nuevos modelos de desarrollo que conjuguen
tradición cristiana y progreso civil, justicia y equidad con reconciliación,
desarrollo científico y tecnológico con sabiduría humana, sufrimiento fecundo
con alegría esperanzadora. Sólo es posible custodiar esa esperanza con grandes
dosis de verdad y amor, fundamentos de toda la realidad, motores
revolucionarios de auténtica vida nueva”.
Francisco
subrayó que son los pueblos y naciones de “nuestra Patria Grande”, la “Patria
Grande latinoamericana” los que conmemoran con alegría la festividad de su
patrona, Nuestra Señora de Guadalupe, cuya devoción se extiende desde Alaska a
la Patagonia.
Aseguró
que al presentarse a Juan Diego en el Tepeyac, la Virgen corrió a abrazar a los
nuevos pueblos americanos, que estaban entonces en una dramática gestación.
Entonces se convirtió en una “gran señal aparecida en el cielo”, era “una mujer
vestida de sol” que asumió en sí la simbología cultural y religiosa de los
pueblos originarios, convirtiéndose en la más importante misionera.
“La
santa madre de Dios visitó a estos pueblos y quiso quedarse con ellos. Dejó
estampada misteriosamente su imagen en la ‘tilma’ de su mensajero para que la
tuviéramos bien presente, convirtiéndose en símbolo de la alianza de María con
estas gentes, a quienes confiere alma y ternura. De ahí que nosotros, hoy aquí,
podemos continuar alabando a Dios por las maravillas que ha obrado en la vida
de los pueblos latinoamericanos”, abundó.
Precisó
que sólo Cristo es “el libertador” de todas las esclavitudes y miserias
derivadas del pecado, él es la piedra angular de la historia y fue el gran
descartado.
“Él
nos llama a vivir la verdadera vida, una vida humana, una convivencia de hijos
y hermanos, abiertas ya las puertas de la nueva tierra y los nuevos cielos. Y
si este programa tan audaz nos asusta o la pusilanimidad mundana nos amenaza
que Ella nos vuelva a hablar al corazón y nos haga sentir su voz de madre, de
madrecita, de madraza, ¿por qué tenés miedo, acaso no estoy yo aquí que soy tu
madre?”, apuntó.
∞∞
La
Virgen, el Papa y el místico de la Misa Criolla
Papa Francisco con "La
Morenita"(©LaPresse)
Por primera vez sonará en todo su
esplendor la Misa Criolla en el Vaticano. A 50 años de su composición, la
consagrada obra de música litúrgica argentina será dedicada este 12 de
diciembre a la Virgen de Guadalupe, en una ceremonia presidida por Francisco
ANDRÉS BELTRAMO ÁLVAREZ
CIUDAD DEL VATICANO
“Tu papá era un grande…”. Francisco no
dudó al ver a Facundo Ramírez. “¡Era un místico!”, le dijo el miércoles pasado
-al término de su audiencia pública- refiriéndose a su padre Ariel, autor de la
histórica Misa Criolla. Esa obra de música litúrgica, compuesta con los sonidos
más emblemáticos del folclore argentino, resonará en la Basílica de San Pedro
este 12 de diciembre. Será una ocasión histórica, también para el primer Papa
latinoamericano de la historia.
“Esto no va a ser un concierto, va a
ser una celebración litúrgica donde resonarán los hermosísimos cánticos de la
Misa Criolla”, aclaró Guzmán Carriquiry, secretario de la Pontificia Comisión
para América Latina y artífice de la eucaristía en honor a Nuestra Señora de
Guadalupe. Esa es la razón de la fecha elegida, el viernes 12, festividad de la
“Morenita del Tepeyac”, como se conoce a la imagen custodiada en el Santuario
de la capital mexicana.
Ella no es sólo la Reina de México,
también es la Emperatriz de América. Y en su honor se tocarán melodías que
recogen los sonidos autóctonos del continente, magistralmente compilados por
Ramírez 50 años atrás. La Misa Criolla se grabó inicialmente en 1964 y fue
editada un año después en un “long play” que contenía también la obra “Navidad
nuestra”.
En marzo de 1967 Ramírez viajó a Roma
acompañado por grandes nombres del folclore de su país: Mercedes Sosa, Chito
Cevallos, Carlos Amaya y el grupo Los fronterizos. Al Papa Pablo VI le entregó
la partitura original de su obra. Aquel gesto pareció revolucionario, casi
profético, apenas unos años después de cerrado el Concilio Vaticano II. Todavía
la Iglesia debía digerir la más importante reforma litúrgica en siglos. Era
impensable –hasta entonces- el uso de instrumentos como la guitarra, el bombo,
el piano y el charango en las iglesias.
No por nada pasaron 21 años antes que
la Misa Criolla se ejecutase en el Vaticano. El 9 de diciembre de 1988 se tocó
en el Aula Pablo VI y la interpretó el tenor español José Carreras. En esa
ocasión el Papa Juan Pablo II no pudo estar presente por reuniones previstas
con obispos de Estados Unidos, aunque dos días después recibió al cantante, a
su esposa y dos hijas.
Debió transucrrir más de una década
para que esas melodías llegaran al recinto más sagrado de la cristiandad, la
Basílica de San Pedro. Apenas tres años atrás, el 12 de diciembre de 2011, se
ejecutaron durante una misa, también dedicada a Guadalupe y celebrada por el
entonces Papa Benedicto XVI.
“Al día siguiente me llamó el maestro
de ceremonias litúrgicas pontificias para contar que el Papa, cuando se estaba
quitando sus vestiduras litúrgicas, dijo a los cardenales y obispos que lo
acompañaban que había quedado muy impactado por el ‘dramatismo y la intensidad’
de los cantos, algo significativo considerando su sensibilidad musical”, confió
Carriquiry al hablar con periodistas en la sede de la Radio Vaticana.
En aquella oportunidad los instrumentos
de percusión fueron limitados y no se incluyó el piano. Ahora, gracias a
Francisco, la Misa Criolla sonará en todo su esplendor. Los músicos serán
dirigidos por la única persona que conoce los secretos del compositor, su hijo
Facundo. A él se sumará una voz femenina proveniente del rock argentino, la
cantante Patricia Sosa.
Todo como parte de una celebración en
la cual 750 sacerdotes concelebrarán con el Papa. Cinco cardenales lo
acompañarán en el altar mayor: el mexicano Norberto Rivera Carrera, el
brasileño Raymundo Damasceno Assis, el canadiense Marc Ouellet, el chileno
Francisco Javier Errázuriz y el estadounidense Sean O’Malley.
Según lo previsto, desde las 16:30
horas de Roma, en San Pedro se rezará el Rosario Guadalupano, que contempla
ocho decenas en lugar de cinco. Ese momento será introducido por la lectura de
algunos pasajes del “Nican Mopohua”, el texto en lengua indígena Náhuatl que
cuenta las apariciones de Guadalupe.
Más tarde desfilarán por la nave
central de la basílica las banderas de todos los países del Continente
Americano, las cuales harán la reverencia a una imagen de la Virgen que estará
a los pies del altar mayor. Se rezará una oración de Adviento compuesta por el
Papa y Claudio Sosa, sobrino de la gran folclorista Mercedes Sosa, entonará dos
villancicos cuyas letras son autoría del historiador argentino Félix Luna.
Inmediatamente después Francisco hará su ingreso al templo para celebrar la
misa.
“Es un momento muy alto para la música
argentina, será como si Ariel estuviese acá a través de su hijo Facundo, el
único capaz de conocer e interpretar a profundidad su obra. Creo que va a ser
un momento único, en especial por el Papa argentino y la celebración
latinoamericana. Los argentinos sentimos que son los ritmos entrañables de la
América que se fusionan en la misa criolla, es una huella muy especial y muy
distinta, tiene una razón muy pura y antiquísima”, dijo al Vatican Insider
Teresa Parodi, folclorista y ministra de Cultura de Argentina.
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