Bajo Reserva/El Universal
El
misterioso voto de Silva Meza
Al
final apareció una mano misteriosa que inclinó la balanza en la elección del
nuevo presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Después de 32
rondas de votación, 29 empates y tres recesos, el ministro Juan Silva Meza
cedió su voto a Luis María Aguilar, para evitar un proceso infinito y un daño a
la institución, nos cuentan. La actitud de don Juan, nos explican, demostró que
en el proceso de sucesión hubo “votos cruzados”: ministros de carrera que
votaron por Arturo Saldívar -considerado como “externo”- y viceversa por don
Luis María. El ejercicio también evidenció que los supuestos candidatos de Los
Pinos no pasaron de la primera ronda. En el máximo tribunal del país sólo
cuentan los votos de sus integrantes, nos comentan.
Otro
dato inquietante sobre Ficrea
Un
gobernador molesto
Frío,
de tanto en tanto molesto, seco y distante se observó este viernes al
gobernador Gabino Cué en la primera visita del presidente Enrique Peña Nieto al
estado de Oaxaca. El mandatario estatal fue respetuoso de las formas políticas
y del protocolo. Sin embargo, mantuvo cierta distancia con el jefe del
Ejecutivo, nos hacen notar. Hubo dos momentos donde el oaxaqueño se quedó solo:
al subir a un helicóptero que lo llevaría de Salina Cruz a la Base Aérea
Militar de Ixtepec -donde Peña Nieto hablaba con la titular de Sedesol, Rosario
Robles- y al despedirse al pie del avión presidencial TP-01. A lo largo de la
jornada alguien se acercó a preguntarle y respondió de mala gana: “yo no hablo
de partidos”. ¡Gulp!
∞∞
SCJN: recuperar la credibilidad/Editorial de La Jornada
Ayer, después de 32 rondas de votación, el pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) eligió al ministro Luis María Aguilar Morales como su nuevo presidente –y, por ende, titular máximo de uno de los tres poderes de la Unión– en sustitución de Juan Silva Meza, quien presidió el máximo tribunal del país durante los pasados cuatro años. El relevo tuvo lugar en un contexto de clara división entre los 10 integrantes del pleno, como lo evidencia la maratónica sesión en la que tan difícil les resultó ponerse de acuerdo y, lo más preocupante, con el telón de fondo de la crisis de desprestigio que la SCJN comparte con el resto de las instituciones nacionales.
La erosión en la credibilidad y la confianza de la ciudadanía es un fenómeno que sin duda va más allá de las cúpulas del Poder Judicial –la propia SCJN y el Consejo de la Judicatura Federal, ambos presididos por la misma persona– y que tiene por origen el déficit de representatividad y legitimidad, la corrupción y la ineficacia que afectan al conjunto del poder público en todos sus niveles. Pero los responsables de dirigir el máximo tribunal del país lo han llevado en tiempos recientes a extravíos y aberraciones particulares que han agravado la mala imagen social de la institución.
Los más visibles de los vicios históricos que aquejan a la SCJN son su proverbial supeditación al Poder Ejecutivo federal y las condiciones de opulencia de beneficios económicos que los ministros se otorgan a sí mismos, y ninguna de esas desviaciones fue corregida en el periodo en el que Juan Silva Meza presidió el pleno del cuerpo.
Por lo que hace a lo primero, cabe recordar, como muestra, que a finales de octubre del año pasado los magistrados rechazaron por nueve votos contra uno, y en una sesión de 20 minutos, las solicitudes formuladas por el Movimiento Regeneración Nacional (Morena) y el Partido de la Revolución Democrática (PRD) para llevar a consulta popular la reforma energética aprobada a fines de 2013 por el Poder Legislativo, pese a que las solicitudes correspondientes estaban respaldadas, en conjunto, por las firmas de unos 5 millones de ciudadanos, y a pesar de la trascendencia del tema para el futuro del país. La negativa fue fundamentada con el argumento restrictivo y pueril de que ambas propuestas de consulta afectaban los ingresos y egresos del Estado, una implicación que puede aplicarse a prácticamente cualquier modificación del marco legal.
En cuanto a lo segundo, cabe recordar, a vía de ejemplo, que el año pasado los ministros de la SCJN se otorgaron a sí mismos remuneraciones mensuales brutas de más de 350 mil pesos –superiores en cerca de 75 por ciento al ingreso correspondiente asignado al titular del Ejecutivo federal– para quedar como los funcionarios mejor pagados en toda la administración pública. Ello, en el contexto de una economía en apuros y en un país que, según cifras del Banco Mudial, tiene a más de la mitad de sus habitantes por debajo de la línea de pobreza.
Lo anterior bastaría para aquilatar el tamaño de los principales desafíos que tiene ante sí el nuevo presidente del máximo tribunal del país: conducir a la Suprema Corte hacia una independencia real con respecto al Ejecutivo y fomentar entre sus pares un mínimo espíritu republicano, como primeros pasos para remontar, así sea parcialmente, el descrédito de la institución. Por añadidura, en los momentos actuales, cuando episodios como los de la mascre de Tlatlaya y la agresión contra estudiantes normalistas en Iguala han despertado la indignación social sin precedentes en la historia reciente del país y un generalizado escepticismo ante los mecanismos de procuración e impartición de la ley, urge un Poder Judicial realmente autónomo, fuerte y resuelto a desempeñar su función primordial. Cabe esperar, por el bien de la sociedad y de las instituciones, que el ministro Aguilar
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OPORTUNISMO ELECTORAL/Editorial EL UNIVERSAL
SCJN: recuperar la credibilidad/Editorial de La Jornada
Ayer, después de 32 rondas de votación, el pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) eligió al ministro Luis María Aguilar Morales como su nuevo presidente –y, por ende, titular máximo de uno de los tres poderes de la Unión– en sustitución de Juan Silva Meza, quien presidió el máximo tribunal del país durante los pasados cuatro años. El relevo tuvo lugar en un contexto de clara división entre los 10 integrantes del pleno, como lo evidencia la maratónica sesión en la que tan difícil les resultó ponerse de acuerdo y, lo más preocupante, con el telón de fondo de la crisis de desprestigio que la SCJN comparte con el resto de las instituciones nacionales.
La erosión en la credibilidad y la confianza de la ciudadanía es un fenómeno que sin duda va más allá de las cúpulas del Poder Judicial –la propia SCJN y el Consejo de la Judicatura Federal, ambos presididos por la misma persona– y que tiene por origen el déficit de representatividad y legitimidad, la corrupción y la ineficacia que afectan al conjunto del poder público en todos sus niveles. Pero los responsables de dirigir el máximo tribunal del país lo han llevado en tiempos recientes a extravíos y aberraciones particulares que han agravado la mala imagen social de la institución.
Los más visibles de los vicios históricos que aquejan a la SCJN son su proverbial supeditación al Poder Ejecutivo federal y las condiciones de opulencia de beneficios económicos que los ministros se otorgan a sí mismos, y ninguna de esas desviaciones fue corregida en el periodo en el que Juan Silva Meza presidió el pleno del cuerpo.
Por lo que hace a lo primero, cabe recordar, como muestra, que a finales de octubre del año pasado los magistrados rechazaron por nueve votos contra uno, y en una sesión de 20 minutos, las solicitudes formuladas por el Movimiento Regeneración Nacional (Morena) y el Partido de la Revolución Democrática (PRD) para llevar a consulta popular la reforma energética aprobada a fines de 2013 por el Poder Legislativo, pese a que las solicitudes correspondientes estaban respaldadas, en conjunto, por las firmas de unos 5 millones de ciudadanos, y a pesar de la trascendencia del tema para el futuro del país. La negativa fue fundamentada con el argumento restrictivo y pueril de que ambas propuestas de consulta afectaban los ingresos y egresos del Estado, una implicación que puede aplicarse a prácticamente cualquier modificación del marco legal.
En cuanto a lo segundo, cabe recordar, a vía de ejemplo, que el año pasado los ministros de la SCJN se otorgaron a sí mismos remuneraciones mensuales brutas de más de 350 mil pesos –superiores en cerca de 75 por ciento al ingreso correspondiente asignado al titular del Ejecutivo federal– para quedar como los funcionarios mejor pagados en toda la administración pública. Ello, en el contexto de una economía en apuros y en un país que, según cifras del Banco Mudial, tiene a más de la mitad de sus habitantes por debajo de la línea de pobreza.
Lo anterior bastaría para aquilatar el tamaño de los principales desafíos que tiene ante sí el nuevo presidente del máximo tribunal del país: conducir a la Suprema Corte hacia una independencia real con respecto al Ejecutivo y fomentar entre sus pares un mínimo espíritu republicano, como primeros pasos para remontar, así sea parcialmente, el descrédito de la institución. Por añadidura, en los momentos actuales, cuando episodios como los de la mascre de Tlatlaya y la agresión contra estudiantes normalistas en Iguala han despertado la indignación social sin precedentes en la historia reciente del país y un generalizado escepticismo ante los mecanismos de procuración e impartición de la ley, urge un Poder Judicial realmente autónomo, fuerte y resuelto a desempeñar su función primordial. Cabe esperar, por el bien de la sociedad y de las instituciones, que el ministro Aguilar
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OPORTUNISMO ELECTORAL/Editorial EL UNIVERSAL
FRENTES
POLÍTICOS/Excelsior
I.El
juego de las fuercitas. Ya hay nuevo presidente de la Suprema Corte de Justicia
de la Nación: Luis María Aguilar Morales. Venció tras 32 rondas de votaciones,
luego de más de cuatro horas de sesión, tres recesos y 29 empates con Arturo
Zaldívar Lelo de Larrea. Presidirá asimismo el Consejo de la Judicatura
Federal. Zaldívar y Aguilar superaron las primeras tres rondas generales, en
las cuales eran seis los aspirantes a presidir la Corte. Aguilar Morales, quien
ingresó al Poder Judicial de la Federación en octubre de 1968 como oficial
taquimecanógrafo, logró los seis votos requeridos por el reglamento del
tribunal. Este país necesita jueces honestos y valientes. ¿Se apunta, señor
ministro?
II.Aliento
al bolsillo. El presidente Enrique Peña Nieto anunció proyectos
multimillonarios en el sector energético en Oaxaca, como parte del proyecto
para ampliar la red de gasoductos en todo el país. En su inicio de actividades
de este 2015, el mandatario federal indicó que se atraerán más inversiones y se
generarán más empleos, además de que se reducirá la emisión de contaminantes con
la utilización de energías renovables. Un triplete que beneficiará, sobre todo,
la economía de los mexicanos. Se cumplen los ciclos. El Ejecutivo alista ya los
últimos detalles para su viaje a Washington, donde será recibido por el
presidente estadunidense Barack Obama.
∞∞
TEMPLO
MAYOR/Reforma
A
PESAR de los muchos memes y chistes que surgieron ayer en redes durante la
elección del nuevo presidente de la Suprema Corte de Justicia, la división que
priva en el máximo tribunal del país, después del episodio de ayer, para nada
será cosa de risa.
BIEN
CLARO quedó que en la Corte hay dos bandos: los ministros de carrera judicial,
también identificados como el ala conservadora, y los “outsiders”, que tienen
una visión más liberal.
Y
QUIZÁ lo más preocupante es que, por lo visto ayer, ninguno de los dos grupos
está dispuesto a ceder fácilmente, y prefieren aventarse un buen pleito que
llegar a un mal arreglo.
DE
AHÍ que la elección de quién será el ministro número 11 cobra una relevancia
“suprema”, por decir lo menos.
QUIEN
OCUPE la silla que quedó vacante tras la muerte de Sergio Valls podría tener en
sus manos el voto decisivo en resoluciones relevantes, especialmente en las
relativas a temas de derechos humanos, que son las que más división de
opiniones suscitan.
POR
LO PRONTO, la bola está en la cancha del presidente Enrique Peña, quien deberá
enviar la terna correspondiente a los senadores, en los que recae la
responsabilidad de elegir al nuevo integrante del pleno.
¿SERÁ
que ahora sí se apurarán a sacar ese pendiente en Los Pinos y en el Senado o
dejarán que la Corte se siga entrampando en votaciones que terminen 5-5? Es
pregunta que no acepta empate.
CUENTAN
que, a pesar del negro panorama que se vislumbra para la industria petrolera en
este año, el líder del sindicato de Pemex, Carlos Romero Deschamps, lucía ayer
una sonrisa de esas que no se quitan ni con cirugía plástica.
PRIMERO,
porque le tocó ser orador en el acto principal del que fue el primer viaje de
Enrique Peña a Oaxaca en lo que va de su sexenio.
Y,
SEGUNDO, porque se dice que el nuevo presidente de la Suprema Corte de
Justicia, Luis María Aguilar, es su gran cuate desde hace años.
ASÍ
ES QUE, entre eso y el hecho de que es uno de los senadores consentidos del
jefe de su bancada, Emilio Gamboa, todo indica que al sempiterno dirigente
petrolero el 2015 le pinta de las mil maravillas.
TOTAL:
a quién le importan los bajos precios del petróleo y el poco interés de los
inversionistas privados en los campos mexicanos mientras haya cuates… ¡y
cuotas!
EL
SENADOR panista por Querétaro, Francisco Domínguez, le dio un nuevo significado
a la expresión comenzar el año “con el pie izquierdo”.
EL
TAMBIÉN aspirante a la gubernatura decidió recibir el 2015 en el puerto de
Acapulco, nomás que dio un mal paso -literal- y acabó pidiendo que lo
atendieran en el hospital naval.
POR
LO PRONTO, tuvo que cancelar sus vacaciones y dejar las playas guerrerenses.
AHORA
falta ver si la “mala pata” se le compone… o si el mal inicio de año se
traslada también a su aspiración electoral.
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