Inauguración
del Foro Internacional: Equidad para las víctimas en el debido proceso
Hotel
Camino Real, a 19 de julio de 2016..
¿Acaso las víctimas del delito no tenemos derechos humanos?, ¿acaso no son los delincuentes los primeros en violarlos?, ¿acaso no deberíamos de estar primero en derecho y en tiempo las víctimas para ser atendidas?
Palabras
de la señora Isabel Miranda de Wallace, Presidenta de la Asociación Alto al
Secuestro.
Bienvenidos
todos y todas.
Y
me da muchísimo gusto estar en este foro, pero más contar con la presencia de
usted, señor Presidente. Se lo agradecemos mucho.
Quisiera
obviar los nombres de todos y cada una de estas personalidades, porque ya las
presentaron y porque creo que son muy conocidos por todos.
Y
sobre todo agradecer a quienes ya están de vacaciones del Poder Judicial, tanto
la Ministra como la Consejera, porque están sacrificando sus días de descanso
para estar aquí, en este Foro de Víctimas.
Muchas
gracias a todos.
Me
siento rara usar indudablemente el presídium del Presidente, porque normalmente
sé que sólo lo usa él.
Muchas
gracias, Presidente.
Señor
Presidente:
Agradecemos
su presencia en este foro, ya que demuestra su compromiso y sensibilidad para
escuchar, entender y atender a las víctimas del delito.
Detrás
de cada víctima hay una historia de vida, de dolor, de sufrimiento, de pérdidas
materiales y, muchas veces, humanas.
Existen
miles y miles de víctimas de secuestro, de trata, familiares de desaparecidos
en espera de justicia.
Atender
a las víctimas es obligación jurídica y moral del Estado. Al hacerlo, fomentará
la confianza de la ciudadanía para que se acerquen al sistema a denunciar los
delitos de los que han sido objeto.
Señor
Presidente:
Usted
tiene el poder de cambiar las condiciones que hoy vivimos las víctimas del
delito y ponerlas en el centro del sistema de procuración y administración de
justicia.
Los
operadores del sistema deben entender, sobre todo los juzgadores, que no es
necesario anular los derechos de las víctimas para hacer valer los derechos
humanos de los imputados.
Señor
Presidente.
Señores
legisladores:
Ya
con anterioridad, hemos señalado la urgencia de modificar la Ley de Víctimas,
ya que la actual es inoperante por la gran burocracia con la que fue diseñada;
la cual, desde las mesas de trabajo lo señalamos, y aquí le consta al Senador
Roberto Gil, que estuvimos presentes en esas mesas.
Hoy,
la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas atiende únicamente a víctimas de
competencia Federal, la cual, por cierto, hasta hace poco había indemnizado más
a imputados que a víctimas del delito, lo cual no debería de ocurrir, señor
Presidente.
En
un sistema verdaderamente democrático y de Estado de Derecho, reducir los
derechos humanos como un negocio para delincuentes es lo peor que le puede
ocurrir a nuestro país.
Además,
dicha Comisión, nos cuesta muy cara y simplemente no funciona como está
conformada, pues se ha convertido en un elefante blanco burocratizado y no
responde a las necesidades de las víctimas. Es urgente y necesario cambiarlo.
Para
tener la calidad de víctimas es necesario un arduo proceso, muy frecuentemente
fuera del alcance de un ciudadano de a pie.
Para
obtener una reparación integral o compensación, la ley actualmente exige
sentencia condenatoria, como si fuera responsabilidad de una víctima obtenerla
y no una obligación del Estado y del propio sistema para poder hacer justicia y
compensar a una víctima de forma integral.
En
contraste, tenemos el extremo, en que un imputado con el simple hecho de
manifestar ante cualquier autoridad que fue sujeto de tortura, tratos crueles,
inhumanos o degradantes de acuerdo a la ley, que acaba de ser aprobada en la
Cámara de Senadores, tiene acceso a las ayudas de forma inmediata.
Y
si consigue una recomendación de cualquier Comisión de Derechos Humanos, cosa
nada difícil en estos tiempos, tendrá derecho a una cuantiosa indemnización del
mismo fondo de reparación de las víctimas del delito; es decir, nos meten en la
misma bolsa, pero con un trato desigual.
Señores:
Con
todo respeto pregunto, ¿acaso las víctimas del delito no tenemos derechos
humanos?, ¿acaso no son los delincuentes los primeros en violarlos?, ¿acaso no
deberíamos de estar primero en derecho y en tiempo las víctimas para ser
atendidas?
Si
alguna institución o sus integrantes violan los derechos humanos, lo correcto
es que les cueste de su presupuesto.
Cómo
es posible que, habiendo tantas víctimas, tomen del fondo presupuestal en lugar
de apoyarlas para subsanar las fallas que como autoridad tuvieron.
Por
otro lado, debemos señalar que en algunos aspectos la ley es letra muerta, ya
que a nivel Federal y estatal se han dado cumplimiento al compromiso de contar
con asesores jurídicos, suficientes y capaces como marca la ley.
Además,
los estados no han creado los fondos de reparación e infraestructura necesaria
para las reparaciones correspondientes.
Debe
existir alguna forma para que se cumplan las leyes, señor Presidente.
Estamos
ante un reto mayúsculo.
Hoy
quiero hablarle de lo que sufrimos las víctimas. Además de sufrir una mala
procuración y administración de justicia en términos generales por falta de una
adecuada capacitación, muchas de las veces en los operadores del sistema, somos
lastimadas en nuestra dignidad. En otras palabras, somos revictimizadas,
humilladas y sobajadas.
Déjeme
platicarle el caso reciente que atendimos en Alto al Secuestro, de un maestro
de Michoacán que se encuentra aquí presente, el cual fue víctima de secuestro
por varias personas, entre ellas, se encontraba su vecino, el cual pudo
identificar porque fue su vecino durante 20 años.
Lamentablemente
y a consecuencias de fallas de una mala capacitación y no del sistema, de
víctima pasó a victimario, debido a la práctica no poco común de los
delincuentes de victimizarse y tratar de cambiar los papeles; es decir,
aparecer como víctimas y convertir a las víctimas en victimarios.
El
colmo en este caso, el profesor después de escapar de sus captores, terminó
siendo acusado por una jueza de haber torturado y participado en una ejecución
extrajudicial, esa fue la acusación que hizo una jueza.
Le
dio vista al Ministerio Público para que fuera investigada la víctima de
secuestro, terminara siendo juzgada prácticamente.
Gracias
a Dios, y a la buena investigación que aquí se hizo, el Ministerio Público se
pudo probar que eso no fue así. Que las cosas fueron muy diferentes, y que el
maestro ni había participado en ninguna ejecución extrajudicial, y mucho menos
había torturado al secuestrador.
Lamentablemente,
las cosas no pararon ahí, ya que, además, los jueces de oralidad dejaron libre
al secuestrador.
Después
de nuestra intervención, y con la ayuda del doctor Samuel González, pudimos
revocar la sentencia, pero el secuestrador ya estaba en libertad, lo cual es
una gran falla, ahí sí, del sistema, sobre todo, en el delito de secuestro.
No
debe de quedar en libertad ningún secuestrador hasta que no haya sentencia
definitiva, porque lo que vivimos es que lo sueltan y después ya no tenemos
forma de detenerlos.
Y
lo peor vino después, cuando el secuestrador se va a un amparo directo, regresa
con la jueza de oralidad, el expediente, y en virtud de una mala redacción, ojo
procuradores, a la Reforma de la Miscelánea Fiscal, al Artículo de la Ley de
Amparo 191, la orden de reaprehensión, esto quedó en estado de suspensión,
contrario a lo que marca la Constitución en caso de secuestro, que debe de
haber prisión preventiva oficiosa.
El
tribunal de apelación de Michoacán competente y la jueza suspendieron el acto
reclamado y la jueza de oralidad canceló simplemente la orden de aprehensión.
Desde mi punto de vista, pese a que no soy abogada, extralimitándose en su
función.
Si
ésta es la interpretación que le van a dar los tribunales, significa que en los
hechos todas las órdenes de aprehensión y recaptura no van a poder ser
ejecutadas, porque serán suspendidas de manera automática, independientemente
de su mérito por la mera presentación de un amparo.
Éste
es uno de tantos ejemplos que tenemos en el país y del gran desequilibrio en
los procesos, tanto en los mixtos como en el nuevo sistema, por lo que nuestras
peticiones concretas son las siguientes, señor Presidente:
La
primera, que las víctimas tengan un verdadero acceso a la justicia y a la
verdad, para que así se abata la impunidad tan alta que existe en el país.
Dos.
Cambiar la ley de víctimas, que hoy es inoperante.
Tres.
Contar con abogados victimales suficientes y capaces para que haya igualdad de
armas. Hoy no las tenemos.
Tener
participación en las quejas que presenten ante las diversas instancias de
derechos humanos contra los imputados, incluidos particularmente los casos de
tortura.
Hoy,
comentábamos en el auditorio, Alto al Secuestro pudo obtener el primer amparo
para echar abajo una recomendación de la Comisión de Derechos Humanos del
Distrito Federal, porque las víctimas no son llamadas a estos procesos,
entonces los delincuentes o los procesados se van libres y no hay quien se
oponga, y pueden echar una recomendación.
Peor
aún, ni siquiera llaman a quien dicen los fue torturado, es decir, se les quita
la presunción de inocencia a los ministerios públicos, a los policías o a
cualquier persona que acusen de que los torturaron. No se está respetando
también la presunción de inocencia.
Cinco.
Ser parte de los informes que el Estado mexicano rinde ante organismos
internacionales, como los rinde la Secretaría de Gobernación, la de Relaciones
Exteriores y la propia PGR.
Trabajar
en la redacción y firma, Presidente, esto es muy importante, trabajar en la
redacción y firma del Tratado de Protección de Derechos de las Víctimas en la
ONU y en la OEA.
Como
muchas veces la ONU y la OEA no cree en México, vamos a tener que ir las
víctimas cuerpo a cuerpo a pelear nuestros casos contra los delincuentes y que
se den cuenta que en México también las víctimas tenemos voces.
También
solicitamos a los medios de comunicación a hacer conciencia para no convertirse
en instrumentos de los delincuentes, quienes siempre buscan evadir su
responsabilidad.
En
lugar de ello, todos debemos construir una opinión pública, que proteja la
integridad de las víctimas.
Señor
Presidente:
Usted
lo sabe bien. El Estado tiene la obligación de proteger al inocente, castigar
al culpable y no dejar impune el delito, como marca la Constitución.
Para
ello, resulta indispensable y pertinente decirlo: urgente transformar la
atención y reglas con las que se atiende a las víctimas.
México
no tolera más un sistema en el que se premian a los delincuentes y se persigue
a los inocentes.
Este
país nuestro, somos demasiados quienes hemos sido reducidos a la calidad de
víctimas indefensas.
Señor
Presidente:
Con
todo respeto, lo invitamos a que se coloque del lado correcto de la historia, y
se una y apoye nuestra causa.
Con
su ayuda, estamos seguros, lograremos convertirnos de víctimas a
sobrevivientes.
Muchas
gracias, Presidente.
-MODERADOR: En este momento, la Presidenta de la
Asociación Alto al Secuestro hace entrega de la Iniciativa de Ley General de
Víctimas del Delito al Presidente de los Estados Unidos Mexicanos.
(ENTREGA
DE INICIATIVA)
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