Revista Proceso # 2107, 18 de marzo de 2007..
El hombre de Trump en Roma/
IRENE SAVIO
Roma.- En 1994, Thomas Williams, exsacerdote y hoy jefe de la oficina italiana de la web ultraderechista Breitbart News –que dirigía Steve Bannon antes de convertirse en el jefe de estrategia del presidente estadunidense Donald Trump–, explicó cómo él, niño de “buena familia” nacido en 1962 en Pontiac, Michigan, se acercó a la fe católica. Eso ocurrió, dijo Williams, al ingresar a la congregación mexicana de los Legionarios de Cristo.
Su testimonio, en el libro ¡Encontré el amor!, habla de algunos aspectos de la vida de este hombre, vinculado con la Iglesia Católica y con Trump.
Williams cuenta que la idea de ser sacerdote no lo atraía “para nada” y que de joven incluso había pensado en ser actor. “Experimenté otro gran cambio durante mi penúltimo año de la preparatoria. Ese año me incorporé a Regnum Christi”, escribió, en referencia al brazo seglar de los Legionarios. En el comienzo del testimonio, además, Williams insiste en que “en casa (…) mentir era tan impensable como echarse de un avión sin paracaídas”, algo que para él fue “un ejemplo maravilloso”.
El 25 de noviembre de 1994 Williams fue ordenado sacerdote.
Y luego de 18 años, el 16 de mayo de 2012, la vida de Williams dio otro giro radical. Con un mensaje público, difundido también por la Legión de Cristo, confesó haber tenido años antes una relación con una mujer y haber procreado un hijo: “Me siento muy apenado por esta grave transgresión e intento enmendar el error”, reconoció.
Con ello explotaba otra tormenta para la Legión, ya sacudida por las acusaciones de pederastia contra su fundador, Marcial Maciel.
Williams había sido hasta esa fecha una de las caras visibles de la Legión, una de las voces de la congregación en varias cadenas anglosajonas, como CBS y NBC. También ocupaba una cátedra en la universidad de los Legionarios en Roma, el Ateneo Pontificio Regina Apostolorum, y había defendido pública y reiteradamente a Maciel. Además, como recuerda el propio Williams en su biografía, también había ocupado en dos sínodos de obispos en Roma el cargo de portavoz del Vaticano.
Una vez divulgada la noticia, Williams abandonó Roma; un año después, mediante otro comunicado, los Legionarios anunciaron que aquél había abandonado la congregación y el sacerdocio, a lo que siguió poco después la boda del exlegionario con la madre de su hijo.
Con ello se produjo el segundo golpe teatral: la mujer en cuestión es Elizabeth Lev, hija de Mary Ann Glendon, ferviente antiabortista y embajadora de Estados Unidos ante el Vaticano entre 2008 y 2009.
Lev, una historiadora, y Williams habían sido activos colaboradores de Zenit, la web de los Legionarios.
El tema pronto habría caído en el olvido… de no ser porque Trump llegó a la Casa Blanca. Entonces el nombre de Thomas Williams volvió a sonar, por su vinculación con Breitbart News, una web con la que, como él afirmó en una entrevista con The New York Times el mes pasado, empezó a trabajar en 2014, tras haber caído en desgracia por su salida de la Legión.
“Intentaba volver a levantarme”, confesó Williams, quien también comentó que había conocido a Bannon en 2003 por medio de un amigo común, Steve McEveety, socio de Mel Gibson en la productora Icon Films y que estaba produciendo la película La pasión de Cristo, contó el exlegionario.
“Pensé que él estaba algo loco. Sabía que estaba metido en cosas mediáticas y tenía muchas teorías sobre todo”, agregó el exsacerdote, refiriéndose a sus primeros encuentros con Bannon. Para esa fecha, Williams ya había escrito más de una decena de libros de divulgación sobre asuntos religiosos y miles de artículos y ensayos sobre las mismas cuestiones.
En años posteriores, tras la condena del Vaticano contra Maciel de 2006, Williams admitió que se había equivocado.
Así, poco a poco, se fue alejando de los Legionarios, organización que hoy se desmarca de él y de Breitbart, un medio digital extremista (y a menudo xenófobo) de Estados Unidos que ayudó a Trump en su carrera a la Casa Blanca.
“Que algunos legionarios sigan en contacto con él, es posible. Pero en la actualidad no hay ninguna relación institucional entre Williams y la Legión, o la Legión y Breitbart”, explica a Proceso una fuente interna a la Legión, a condición del anonimato.
Williams no respondió a una petición de entrevista hecha por esta reportera.
Relaciones Trump-Francisco
En este contexto, Williams, hoy de 54 años y llamado “el hombre de Trump en Roma” por el ala progresista de la prensa local, afirmó haberse convertido en una pieza clave en las relaciones entre el Vaticano, Bannon y Trump, las cuales (además) no han empezado bajo los mejores auspicios.
“Le dije a Bannon que cuando viajará a Italia para el G7 en mayo, debería hacer un esfuerzo para encontrarse con el Papa”, afirmó Williams en una entrevista publicada el pasado 12 de febrero en el Corriere della Sera.
“Me respondió que ya han pensado en eso. Hasta ahora los contactos entre los dos no ha sido tan felices…”, añadió Williams, al afirmar que le gustaría ayudar “a tender puentes” entre el Papa y Trump.
Algo que no se anuncia fácil, pues Francisco y el presidente estadunidense tienen un largo camino de desencuentros, cuyo punto más crítico se alcanzó en febrero de 2016, cuando el Papa regresaba de un viaje por tierras mexicanas.
“Una persona que piensa sólo en hacer muros, sea donde sea, y no hacer puentes, no es cristiano”, dijo entonces el Papa, respondiendo a una pregunta sobre el político estadunidense. “Sobre si aconsejaría votar o no votar, no me meto. Sólo digo: este hombre no es cristiano”.
“Que un líder religioso cuestione la fe de una persona es vergonzoso”, respondió el republicano en un comunicado. “El Papa desearía y rezaría por que yo fuera presidente si el Vaticano fuera atacado por el Estado Islámico”, remató.
La polémica se volvió a encender tras la toma de posesión de Trump. El pasado 21 de enero, la oficina de prensa de la Santa Sede emitió un comunicado en el que Francisco recordaba que “la familia humana está atravesando por una crisis humanitaria grave que exige respuestas políticas con visión”. Por ello, avisaba el Papa, es necesario que Estados Unidos luche por la “dignidad humana” y la “libertad en todo el mundo”.
Pero la relación se complicó al paso de los días. Si bien el Papa no reaccionó directamente a las primeras acciones de Trump, sí lo hicieron sus obispos desde ambas orillas del Atlántico.
“Ciertamente hay una preocupación porque somos mensajeros de otra cultura, de la apertura”, afirmó Angelo Becciu, el sustituto para los asuntos generales de la Secretaría de Estado vaticana. El Papa insiste en “la capacidad de integrar en nuestra sociedad y en nuestra cultura a quien viene en nuestra sociedad”, continuó. Es “un momento oscuro en la historia de Estados Unidos” pues los decretos antiinmigrantes están “en contra de los valores católicos y estadunidenses”, opinó por su parte el cardenal Blase Cupich, arzobispo de Chicago.
Y a él le siguió gran parte del obispado de Estados Unidos. Esto, al tiempo que se supo que incluso un alto jerarca de la Iglesia católica, el iraquí Bashar Matti Warda, no había podido tomar un avión a Washington por las restricciones migratorias aprobadas por Trump.
No era la primera vez que las posiciones migratorias de Trump salpicaban la relación con el Vaticano. En un artículo de septiembre de 2015, precisamente el portal Breitbart ya había criticado las ideas progresistas del Papa sobre inmigración, haciendo hincapié en que provenían de un pontífice que vive en “un Estado rodeado, literalmente, por gigantescos muros”.
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