13 ene 2019

La ingeniería política que allana el camino a la Guardia Nacional

Revista Proceso # 2202, 13 de enero de 2019
Intenso cabildeo morenista en San Lázaro: La ingeniería política que allana el camino a la Guardia Nacional/JESUSA CERVANTES
Desde diciembre, Morena amarró en San Lázaro 11 votos del PRD, con lo que supera las dos terceras partes necesarias para la creación de la Guardia Nacional –incluso algunos legisladores del PRI han manifestado su intención de apoyarla. Y aunque la votación se efectuará el próximo miércoles 16, todo indica que el controvertido cuerpo de seguridad –que estará encabezado por un civil, según anunció el presidente Andrés Manuel López Obrador– es prácticamente un hecho.  
La Guardia Nacional de Andrés Manuel López Obrador va. 

Bastaron 11 días efectivos para que Morena y el Ejecutivo federal operaran para obtener los votos necesarios (333) para sacar adelante la reforma constitucional que dará paso a ese controvertido cuerpo destinado a combatir al crimen organizado.
Y aun cuando la votación será el miércoles 16 en periodo extraordinario, desde la semana en que se discutió el Presupuesto de Egresos de la Federación 2019 –del 17 al 23 de diciembre–, Morena contaba con los votos suficientes para sacar adelante el proyecto.

No sólo eso. Del martes 8 al jueves 10, Andrés Manuel López Obrador logró afianzar 47 sufragios más para que el PRI lo acompañe en la integración de la Guardia Nacional, que ya no estará bajo un mando militar, sino por uno civil.
Lo anterior se desprende de una reconstrucción de los hechos ocurridos durante la última semana de sesiones de diciembre y la que concluyó recientemente. Además, el diputado federal perredista Emmanuel Reyes Carmona corroboró en entrevista cómo fue que su partido se cargó del lado de AMLO y le entregó 11 nuevos votos para “echar adelante el proyecto por México, aun en contra de los intereses de PRI”.
La historia arrancó el 19 de noviembre, cuando Morena presentó ante el pleno su reforma de ley para modificar 13 ­artículos de la Constitución que son la base para crear la Guardia Nacional, proyecto que desde su inicio fue cuestionado por la oposición (PAN, MC, PRD y PRI) por considerar que con ella se pretendía “militarizar” al país.
Sin embargo, la discusión del Presupuesto de Egresos de la Federación, la inclusión de nuevas formas de distribución de los recursos para municipios y la presión de 14 gobernadores priistas cambió lentamente el escenario.
Un PRI vacilante
La propuesta inicial de la Guardia Nacional contemplaba que el mando lo tuviera la Secretaría de la Defensa Nacional, lo que provocó la inconformidad de la oposición.
Por ser una reforma constitucional se requieren las dos terceras partes de los votos en el Congreso. En la Cámara de Diputados ello implica 333 sufragios.

Morena tiene 256, más 30 del PES y 28 de PT –los otros partidos de la coalición de Juntos Haremos Historia–, que en conjunto suman 314 votos, a los cuales deben agregarse 11 votos del PVEM, que desde el arranque de la LXIV Legislatura federal dijo que allanó el camino al partido en el poder. Así, los votos suben a 325; insuficientes, sin embargo, para alcanzar una reforma constitucional.

La noche del 19 de diciembre, en plena discusión del Presupuesto de Egresos pero con una discusión de la Guardia Nacional que corría en paralelo en la Comisión de Puntos Constitucionales, en San Lázaro se propagó la versión de que el PRI y sus 47 legisladores respaldarían la nueva figura luego de la presión de los gobernadores de ese partido.

El 20 de diciembre por la mañana, durante la sesión de la Comisión de Puntos Constitucionales que trabajaba en la explanada del edifico “E”, los partidos opositores PAN, PRD y MC hicieron público y contundente su rechazo al nuevo cuerpo de seguridad.

El PRI dejó en el aire el sentido de sus 47 sufragios cuando su legisladora por Querétaro, María Alemán, soltó sin más: “No encontramos condiciones suficientes que nos permitan definir nuestro voto”. 

Luego vino la irrupción de Alfredo ­Licona, del colectivo México sin Guerra –ubicado al lado del panel que formaba parte del escenario en el que se identificaba el tipo de reunión–, quien escribió: “Aquí no se escucha”; “No a la militari…”. El encuentro fue suspendido por algunas horas.

¿Por qué no dijeron el sentido de su voto? ¿Se tomaron en cuenta las propuestas del PRI? –se le preguntó a Licona.

 –Morena ha tenido apertura –respondió lacónico.

Más tarde, desde el Salón Verde de sesiones, la comisión modificó el dictamen y obtuvo la aprobación, pues contaba con la mayoría simple; PRD, PAN y MC votaron en contra; el PRI se ausentó. Y desde la presidencia de la Comisión de Puntos Constitucionales, Miroslava Carrillo Martínez vaticinaba su aprobación la semana de Navidad.

Al día siguiente y atrapados en el “cierre y la toma de San Lázaro” por organizaciones priistas que exigían más recursos federales, el pleno de la Cámara de Diputados dio “primera lectura” al dictamen, lo cual corroboraba su pronta aprobación. Pero en medio de todo estaba la discusión del presupuesto, y los votos del PRI se tambaleaban.

Los 11 votos del PRD

Mientras la noche del 21 de diciembre Morena negociaba con organizaciones priistas el desbloqueo de San Lázaro, en un carril paralelo abría la negociación acercándose al PRD.

La fracción perredista se compone de 20 diputados, de los cuales siete pertenecen a la expresión Nueva Izquierda –conocida como de Los Chuchos–; ocho de Alternativa Democrática Nacional (ADN), tres de Vanguardia Progresista, uno de Los Galileos y otro de Foro Nuevo Sol. Y la fracción se quebró.

 Emmanuel Reyes Carmona, diputado federal por Guanajuato, uno de los estados con mayores índices de violencia e integrante de ADN, narra el acercamiento con Morena, que significó 11 votos a las causas lopezobradoristas y respaldar el Presupuesto de Egresos de la Federación la noche del 23 de diciembre.

“Hemos hecho un buen trabajo. El PRD ha estado a la altura de la coalición Juntos Haremos Historia. Hemos echado para adelante el proyecto por México, aun en contra de los intereses de nuestro partido”, dijo luego de aprobar en lo general y en lo particular el Presupuesto de Egresos de la Federación presentado por el Ejecutivo y Morena.

Hoy, detalla Reyes Carmona, esos 11 votos tienen más coincidencias con AMLO, pues están más cargados al “progresismo” que al “radicalismo”.

“Todo fue producto de los cerca de 200 alcaldes perredistas. Entre finales de noviembre e inicios de diciembre ellos presentaron sus proyectos y nos pidieron que los empujáramos, rumbo al presupuesto de Egresos.

“Comprendimos que Alfonso Ramírez Cuéllar, presidente de la Comisión del Presupuesto, López Obrador y Mario Delgado no estaban dispuestos a seguir etiquetando los proyectos por medio de los moches. Y los alcaldes comenzaron a ejercer presión”, dice el perredista guanajuatense.

Los alcaldes, añade, comenzaron a movilizarse para tener certeza sobre sus proyectos. Fue entonces cuando se sumaron a los bloqueos; el 21 de diciembre también clausuraron una de las entradas a San Lázaro.

La noche de ese día, mientras Morena trataba de desactivar a las organizaciones priistas, curiosamente llegó un comunicado poco después de las 20:00 horas en el que se anunciaba que todos los partidos habían acordado llamar a periodo extraordinario el 16 de enero para aprobar la Guardia Nacional.

Previamente, según el documento, se realizarán foros con gobernadores, presidentes municipales, académicos y representantes de la sociedad civil.

El 22 de diciembre el PRD aumentó la presión: sus presidentes municipales cerraron el acceso al aeropuerto acompañados de sus diputados federales.

“Ahí se dio la primera plática con gente de la Secretaría de Gobernación y arrancó la mesa de diálogo con el presidente de la Comisión de Presupuesto (Ramírez Cuéllar) y con Mario Delgado. Se nos dijo que la distribución del dinero sería equitativa acabando con el apoyo a unos cuantos.

“Pero también se eliminó la imposición a presidentes municipales de utilizar 80% del dinero en zonas prioritarias. Ahora sería 60% para lo que consideraran… Comenzó la mesa de acuerdos, diálogos… y, claro, con la posibilidad de que nosotros acompañáramos en la votación el presupuesto 2019”, según Reyes Carmona.

Y agrega: Luego reveló que los casi 200 alcaldes llamaron a toda la fracción para que respaldaran el presupuesto, pues durante enero se ­reunirían con las diversas secretarías para la distribución de los recursos; “hubo una total apertura de Morena hacia el PRD”.

La indefinición 

“Nuestro coordinador fue claro –prosigue Reyes Carmona–: nos dijo que el voto era libre y que había diputados que estábamos dispuestos a acompañar el presupuesto del presidente López Obrador con la condición de que se apoyara a los alcaldes. Era lógico que se trataba de estar a favor del proyecto económico del presidente.”

Y, agrega, sólo Nueva Izquierda no votó a favor.

–¿Los 11 diputados irán en las siguientes votaciones con Morena?

 –Hay banderas históricas con las que no podemos ir en contra; son banderas que defendimos junto con AMLO y con quienes hoy están en Morena y estuvieron en el PRD. Por razones ideológicas, nuestro voto tendrá que ser a favor, aunque hay que destacar que la dirección del partido invitó a no apoyar a López Obrador. 

–Y en el caso de la Guardia Nacional, ¿la respaldarán?

–Si Morena tiene apertura y deferencia hacia el PRD, ¿por qué no apoyarla? Si Morena está dispuesta a integrar las propuestas de los foros, me parece interesante que podamos acompañarla… Esto es negociación, diálogo; es jaloneo y estirones. En ese sentido el PRD tiene que ser flexible y también reconocer que hay un grave problema de seguridad nacional.

En el caso de la Guardia Nacional, aclara que su fracción aún no define cómo votará. Acepta que hay “coincidencias ideológicas” para respaldar otros temas, como la consulta popular o la revocación de mandato; ambos, dice, requieren los 333 votos de San Lázaro.

La coalición Juntos Haremos Historia y el PVEM cuentan con 325 votos. Si se suman los ocho votos de ADN, la corriente del PRD a la cual pertenece Reyes Carmona, entonces alcanzará los 333 votos; entonces los sufragios del PRI ya no serán necesarios.

Del martes 8 al viernes 11, durante los foros, gobernadores, presidentes municipales, organismos internacionales y locales, defensores de derechos humanos y académicos se opusieron de manera abierta a que la Guardia Nacional esté bajo mando militar y demandaron que la condujera un civil. López Obrador les tomó la palabra.

Al arranque de la participación de los secretarios de la Defensa Nacional, Marina y Seguridad y Protección Ciudadana, encabezados por el general Luis Cresencio Sandoval, Rafael Ojeda y Alfonso Durazo, respectivamente, este último desarmó a la oposición.

Anunció la aceptación del presidente de la República de que sea un mando civil y no un militar el que esté al frente de la nueva corporación, propuesta que de inmediato Morena retomó para sumar al dictamen el próximo miércoles 16.

Acto seguido, en la primera intervención priista el diputado Rubén Moreira terminó con la nebulosa en la que envolvió el voto priista el 20 de diciembre: “Nosotros como partido –dijo– queremos la paz. No venimos aquí con ningún prejuicio. No tenemos una decisión tomada de anticipado de bloquear nada”.  

Si el PRI aporta sus votos para la creación de la nueva fuerza de seguridad –aunque con los de la expresión ADN del PRD ya no se requieren–, los sufragios rebasarían con mucho las dos terceras partes necesarias para echarla a andar.

El PAN, por medio del senador Damián Zepeda, adelantó que, aun cuando la Guardia cambie a mando civil, su partido no la apoya, pues en esencia representa la militarización del país.   
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