Durante la comida el Presidente Calderón comentó que la radio y televisión mexicanas son más fuertes, dinámicas y competitivas que nunca.
El Presidente dijo que en estos seis años se otorgó plena certeza jurídica a las inversiones en el sector. Hoy el refrendo de concesiones se guía por criterios estrictamente administrativos, al margen de cualquier discrecionalidad. A la fecha, se han entregado 402 refrendos a estaciones de radio y 12 más están en proceso de autorización. Es la primera vez en la historia que no existen concesiones vencidas y que cada empresario del sector cuenta con la certidumbre suficiente para invertir e impulsar la modernización de la industria radiofónica.
También se dio un impulso inédito a la reconversión tecnológica de la radio y se rompió la parálisis en que se encontraba la radio comercial desde 1994.
Al inicio de este sexenio, de las mil 232 estaciones que operaban en el país, casi 800 lo hacían en AM y 473 en FM. A la fecha, se han entregado 518 autorizaciones de migración de AM a FM, atendiendo con ello el 96 por ciento de las solicitudes de los radiodifusores. Gracias a ello, el número de estaciones de FM se ha más que duplicado y de esta manera modernizado la radio mexicana.
Además se crearon condiciones para transitar hacia la radio digital.
En el 2011 se publicó en el Diario Oficial el estándar para la radio digital terrestre y la Política de Transición Voluntaria, requisitos indispensables para dar este salto tecnológico que han iniciado ya muchos otros países. Se han autorizado 24 solicitudes de radio digital terrestre, comenzando así una nueva era en la historia radiofónica del país.
Hace un mes el grupo IMER puso en operación 9 señales digitales, con lo que la radio pública asume un papel de liderazgo en esta transición. Finalmente, se construyó la plataforma de despegue de la televisión digital. El pasado 4 de mayo la COFETEL publicó la Política de la Televisión Digital Terrestre, con la cual no sólo se abre el camino para la implementación gradual de esta tecnología en México, sino también se abre la posibilidad de acceso a más competidores.
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El discurso.
Muy buenas tardes, amigas y amigos.
Muy estimado licenciado Tristán Canales, Presidente del Consejo Directivo de la Cámara Nacional de la Industria de Radio y Televisión.
Ingeniero José Carlos Lozano de la Torre, Gobernador de Aguascalientes.
Licenciado Rafael Moreno Valle, Gobernador de Puebla.
Doctor Leonardo Valdés Zurita, Consejero Presidente del Instituto Federal Electoral.
Magistrado José Alejandro Luna Ramos, Presidente del Tribunal Electoral del Poder Judicial.
Licenciado Gerardo Gutiérrez Candiani, Presidente del Consejo Coordinador Empresarial.
Maestro Jorge Dávila, Presidente de la Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio, Servicios y Turismo.
Licenciado Ricardo Alfredo Samaniego, Secretario General del Sindicato de Trabajadores de la Industria de la Radiodifusión.
Licenciado Miguel Ángel Palomera, Secretario General Nacional del Sindicato Industrial de Empleados y Artistas de Radiodifusoras Mexicanas.
Muy estimadas amigas, muy estimados amigos integrantes de la Cámara Nacional de la Industria de Radio y Televisión.
Muy distinguidos Comisionados de la Comisión Federal de Telecomunicaciones.
Señoras y señores Presidentes de cámaras y organismos empresariales.
Muy estimadas empresarias, muy estimados empresarios de la industria de la radio y televisión mexicana.
Muy apreciables Legisladores que nos acompañan.
Distinguidos invitados especiales.
Amigas y amigos:
Es un honor y una gran emoción para mí el volverme a reunir con ustedes, por última vez, ciertamente, como Presidente de la República, con las mujeres y los hombres que le dan vida a la industria mexicana de la radiodifusión.
Yo agradezco muy sinceramente a Tristán Canales por su amable invitación para asistir a esta Comida Anual, en el marco de la Semana Nacional de Radio y Televisión.
Y los saludo a todas y a todos ustedes, amigas y amigos, consejeros, delegados, empresarios, comunicadores, aquí presentes.
Yo reconozco en ustedes, como siempre lo he hecho, a un grupo destacadísimo de líderes, de mexicanas y mexicanos, que más allá de las legítimas preocupaciones de cualquier empresa, grupo, estación, a final de cuentas sé, amigas y amigos, que compartimos un profundo amor y un profundo compromiso con México.
He tenido la oportunidad de reunirme todos estos años, varias veces, con ustedes. Hemos compartido los retos y los desafíos que enfrenta el sector en el que participan.
Recuerdo aquella fecha que mencionaba Tristán, el primer año que nos vimos, ya como Presidente Electo, y todavía a unos días de tomar posesión como Presidente de la República.
Un momento complejo, amigas y amigos, porque si bien es cierto que había gente en México que no sólo apostaba, sino que trabajaba arduamente para que yo no terminara la Presidencia de la República, desde entonces, había quien apostaba y trabajaba arduamente para que ni siquiera tomara posesión en la Presidencia.
Y, henos aquí, todos juntos, y con la consciencia legítimamente fortalecida por el deber cumplido.
Nos vimos antes. Cuando presenté ante ustedes las ideas que tenía sobre México. Y, sobre esos ejes que les hablé en alguna reunión de la Semana Nacional de Radio y Televisión, sobre esos ejes he mantenido mi compromiso.
Dije que creía en el derecho y que lucharía por hacer de México un país de leyes. Dije que creía en la fuerza de las personas, de la libertad económica del mercado y he luchado por hacer de México una economía competitiva y generadora de empleos.
Dije que creía en la dignidad humana y en la igualdad esencial de los hombres, y por eso trabajaría por la igualdad de oportunidades. Y, hoy, por ejemplo, todos los mexicanos ricos o pobres tenemos la oportunidad de contar con un médico o un hospital o un tratamiento cuando lo necesitemos.
Dije que creía en el medio ambiente, en el desafío del hombre frente a la naturaleza y que era una brecha que había que cerrar, y trabajamos por transformar a México en un país comprometido con el desarrollo sustentable.
Dije que quería más mundo en México y más México en el mundo. Y promovimos, sí, la inserción fuerte y competitiva de México en la economía global, y a la vez pusimos a México claramente en las decisiones internacionales, lidereando, por ejemplo, la COP16 en materia de medio ambiente, y presidiendo, como lo hemos hecho en este último año, el Grupo de los 20.
Han sido años, amigas amigos, de prueba y de desafío.
En todos estos encuentros, amigas y amigos, también, les he manifestado mi reconocimiento por lo que ustedes hacen. Por llevar entretenimiento, cultura, información, crítica a las familias del país. Por su esfuerzo cotidiano de difundir lo que ocurre en México y en el mundo.
Su labor ha sido fundamental. Yo quiero agradecerles lo que han apoyado a México en los momentos de tribulación tan especiales que nos ha tocado vivir.
Quiero, desde luego, felicitar a quienes homenajeamos hoy: a Francisco, a Pancho, Aguirre, a Nicandro Tavares, al licenciado Alberto Guilbot, a Christian Martinoli, a Amador Narcia, grandes periodistas ambos; uno deportivo, otro, yo diría, respetado entre los respetados en el periodismo nacional, que han sido galardonados con el Premio Antena por su brillante trayectoria en la radio y la televisión.
Y, desde luego, qué admiración, qué cariño por una de las grandes figuras de México: don Marco Antonio Muñiz que, merecidamente, se ha hecho acreedor al Premio al Mérito Artístico y a muchos premios que quisiéramos darle siempre las y los mexicanos.
Muchas felicidades, don Marco Antonio, con toda nuestra admiración.
Me sumo al homenaje que se ha hecho a Jaime Morales, a Eduardo Stevens. En fin. A todos ustedes.
Y también, amigas y amigos, debo decir que, en lo personal, me emociona, me emotiva, y agradezco infinitamente el inmerecido reconocimiento que me ha otorgado la Cámara. Pero lo recibo, amigas y amigos, como un reconocimiento al trabajo realizado en este Gobierno por miles y miles de servidores públicos que se han entregado a México.
Lo recibo en nombre de los policías, los soldados y los Marinos que han caído en cumplimiento del deber.
Lo recibo en nombre de las maestras y los maestros que sí van a clase y que sí educan a sus hijos. Lo recibo en nombre de los médicos que día y noche atienden el dolor de los mexicanos.
Lo recibo en nombre de los servidores públicos que, muchas veces vilipendiados y calumniados, cumplen todos los días con su deber de servir al país, desde el noble oficio de la tarea pública del Gobierno.
Lo recibo a nombre de un equipo que ha trabajado con amor por México. Y lo recibo, también, amigas y amigos, por los que hemos trabajado, también, en favor de la libertad y en favor de la radiodifusión mexicana, entendida a la vez, como una expresión de libertad y como una actividad legítima y económica que hace bien a México.
Hemos tenido muy claro, desde el primer día, que las telecomunicaciones son estratégicas para el país. Le damos esa importancia, no sólo porque generan riqueza, y generan empleo, que es lo que más nos importa, sino porque, contribuyen a mejorar la calidad de vida de los mexicanos y a elevar la competitividad de las empresas y, desde luego, como hemos visto, a fortalecer nuestra democracia.
Y por eso, bien decía, el Presidente, me recordaba el compromiso con las tres C que establecí desde antes de ser Presidente: La C de Cobertura para llevar la información, las telecomunicaciones, la radio y la televisión hasta el último rincón del país.
La C de la Competencia, porque creo, precisamente, en la libertad y en la inteligencia de los consumidores. Porque creo, precisamente, que debe ser la calidad y el precio, y no otra cosa lo que diga a quién le va a bien y a quién no, precisamente, no sólo en la industria, sino en cualquier mercado, y en cualquier aspecto donde haya decisiones económicas.
Y creo en la C de Convergencia, porque el hombre ni puede, ni debe oponerse a la transformación tecnológica. Porque sé que la tecnología transforma al hombre, y es lo que es expresión de la inteligencia humana y del aliento divino que impulsa, precisamente, a esta especie por encima por otras.
Porque sé que la técnica, como decía Ortega y Gasset, es la reforma que el hombre imprime a la naturaleza en vista a satisfacer sus necesidades. Y si no es la técnica, no será otra cosa la que haga a este mundo más humano de lo que es.
Por eso, creo que la convergencia tecnológica en este sector es, precisamente, lo que puede aumentar los satisfactores, como debe ocurrir, que puede proveer la radio, la televisión y las telecomunicaciones en general.
Agradezco al licenciado Canales agregar la C del Cumplimiento. Así es, amigas y amigos, yo creo en la palabra, creo en la política. Creo que la política debe estar subordinada a un deber de construir el bien. Y, también, creo que la política se basa en el entendimiento.
Pero para que eso ocurra, uno tiene que tener respeto por sí mismo y por su propia palabra. Cuando he asumido un compromiso, lo he cumplido. Y cuando no he podido asumir un compromiso, no lo asumo, porque creo que vale mucho más la palabra que se compromete, que el dinero, el poder o cualquier otra cosa asociada a los aspectos que siempre aparecen en nuestras vidas.
Y yo agregaría otra C, amigas y amigos; la C de Certidumbre, de certeza jurídica en las inversiones en el sector. Porque, precisamente, no hay futuro económico ni social en una Nación cuando no hay certeza de ese futuro.
Y porque creo en el derecho, el derecho debe clarificar a futuro lo que es de cada quien. Porque sé que la certidumbre es el camino que México tiene a su disposición para abrirse un futuro mejor.
Y todas esas C, amigas y amigos, tienen otras de consecuencia, que es la C de Calidad, que es la que merecen los usuarios de todos nuestros servicios.
En estos seis años, amigas y amigos, hemos trabajado fuerte por México, y hay algunas cosas que vale la pena mencionar respecto de decisiones que fortalecieron a este sector.
Hoy, la radio y la televisión, amigas y amigos, son más fuertes, más dinámicas y, también, más competitivas.
Primero. Otorgamos certeza jurídica a las inversiones. Me comprometí con ustedes a transparentar la renovación de concesiones, y cumplí mi palabra. Y como en ninguna otra época, hoy, el refrendo de concesiones se guía por criterios estrictamente administrativos y legales al margen de cualquier discrecionalidad. Y a la fecha, se han entregado más de 400 refrendos a estaciones de radio y 12 más están en proceso de autorización.
Es la primera vez en la historia que no hay concesiones vencidas y que cada empresario del sector tiene la certidumbre jurídica, que nunca debió carecer de ella, y así pueda impulsar la modernización de la industria y de su propia empresa.
Segundo. Dimos un impulso inédito a la reconversión tecnológica de la radio, rompimos la parálisis en que se encontraba la radiodifusión, la radio desde 994, y de las mil 232 estaciones que operaban en el país, casi 800 lo hacían en AM y 400 en FM. Publicamos el acuerdo de 2008, para que las estaciones AM comenzaran a migrar, y hoy, a la fecha, más de 500 autorizaciones de migración han sido otorgadas y se ha atendido el 96 por ciento de las solicitudes de los radiodifusores.
Hoy, hay, por primera vez en México, más estaciones de FM que de AM; el número de FM se ha más que duplicado. Con ello, modernizamos la radio mexicana y creamos las condiciones para digitalizar sus señales en beneficio de los radioescuchas de todo el país.
Por lo mismo, y. Tercero. Creamos condiciones para la radio digital. En 2011, publicamos el estándar de radio digital terrestre y la política de transición voluntaria; se han autorizado 24 solicitudes.
Hace dos meses, el IMER puso en operación ya nueve señales de radio digital, con lo que la radio pública asumió, también, su papel en esta transformación.
Cuarto. Construimos la plataforma de despegue de la televisión digital. En mayo, la COFETEL publicó la política de televisión digital terrestre, con lo cual se abre el camino para implementar gradualmente esta tecnología y, a la vez, abrir el acceso a más participantes en televisión.
Aquí, el desafío es que la población tenga acceso a receptores televisivos con tecnología digital, cosa que haremos, también, apoyando a los consumidores para facilitar el llamado apagón digital.
Amigas y amigos:
Estos años han sido años muy intensos, inolvidables. Dicen que hay un refrán chino que dice: se dice que es una maldición y que la maldición reza así: Ojalá te toque vivir tiempos interesantes.
A nosotros, amigas y amigos, nos tocó vivir tiempos muy interesantes. Y han sido seis años muy intensos en los que ha habido momentos difíciles y, también, momentos de gloria y momentos de gran alegría.
Ha habido errores, por supuesto, pero también, ha habido aciertos. Pero más allá de ello, amigas y amigos, yo puedo asegurarles que he actuado al tope de mis capacidades y mis limitaciones, y que he dado todo lo que he podido por nuestro querido México.
Sé que soy un hombre que ha recibido innumerables bendiciones. He tenido la bendición de la familia de donde provengo. Un padre y una madre que me enseñaron, precisamente, principios y valores, que me enseñaron a creer en el bien, a buscarlo y practicarlo.
El privilegio de hermanos que nos queremos entrañablemente. He sido bendecido, también, con una esposa extraordinaria y con unos hijos maravillosos.
La vida y la Providencia me han dado, también, sueños por los cuales luchar, causas a las cuales entregarme, pero sobre todo, me siento enormemente bendecido por nuestro querido México.
Soy un profundo enamorado de México. Vivo, al igual que ustedes, con las entrañas hirvientes de las raíces profundas de la Patria. Y me despierto todos los días anhelando el día en que nuestro México sea la Nación que seguramente será.
Veo el dolor de México, sobre todo, el dolor que unos hombres causan a otros hombres, y me obligo, a mí mismo, a luchar para que ese dolor desaparezca.
Veo los problemas de México y refrendo mis profundas convicciones, las que me hicieron participar en la vida pública y reivindicar la política, no como arte del poder por el poder, sino como actividad humana encaminada a la gestión y construcción del bien común.
Veo al México que sufre por la inseguridad y la corrupción, y la violencia, y refrendo mi convicción y mi compromiso de luchar, desde la autoridad y desde el poder, y desde la fuerza pública por imponer, precisamente, la legalidad, la paz y los derechos de todos, por encima de quienes tanto amenazan la convivencia.
Veo a nuestro México con su potencialidad, y me he empeñado, precisamente, en que México vaya adelante haciendo acopio de lo mejor de sí. No somos dueños, amigas y amigos, de las circunstancias que nos toca vivir, pero sí somos dueños de las decisiones que tomamos.
No somos dueños de la adversidad que enfrentamos, pero sí podemos serlo del talante y el coraje para superarla y dejarla atrás.
Hoy, a seis años de aquella ocasión en como Presidente electo me presenté ante ustedes, les puedo decir que luché incansablemente por lo que creí y por lo que creo. Que creo que nuestro México será un país de leyes donde prevalezca la seguridad y el Estado de Derecho. Y para ello, impulsamos una transformación, fundamental, de las instituciones públicas, de seguridad, de justicia, de las leyes.
Que creo que México está llamado a ser una Nación próspera, y luché incansablemente porque nuestro México fuese competitivo y ganador, porque se abriera paso en el mundo, porque no tuviera miedo a la competencia.
Y por eso, México, mientras otros países cerraban sus fronteras al comercio, nosotros las abrimos. Y contra lo que algunos pensaban, México fue más competitivo.
Hoy, si México hace seis años era el noveno exportador de automóviles, hoy, es el cuarto exportador más grande de automóviles en el mundo, incluso, por encima de los Estados Unidos.
Si habíamos pensado que la crisis iba a hacer que México se hundiera, precisamente, en la recesión y en el estancamiento, hoy son otras naciones las que sufren y cuestionan su futuro. Y, hoy, México es reconocido por tener, con todo y sus problemas, una economía que crece, genera empleos y tiene baja inflación.
Una economía que es capaz de ver con seguridad su futuro. Y si vimos el sufrimiento de México, de un país de jóvenes de 27 años de edad en promedio, luchamos para que esos niños y esos jóvenes tuvieran escuela y tuvieran hospital y tuvieran médico, y tuvieran esparcimiento, y tuvieran empleo.
Luchamos, amigas y amigos, porque nuestro México merece no lo que somos, ni lo que podemos; merece lo mejor de nosotros.
Ustedes son ese México. Yo sé que nuestro México será algún día una Nación libre plenamente, una Nación justa, una Nación de plena legalidad. Una Nación limpia, reconciliada con su medio ambiente.
Yo sí creo que nuestros campos dejarán de ser basureros y volverán a ser campos. Que nuestros ríos dejarán drenajes y volverán a ser ríos.
Sí creo en nuestro México que no pide clemencia, ni caridad a otras naciones, sino que confía en sí mismo.
Si veo a nuestro México y a su sociedad no como una sociedad siempre demandante, siempre peticionaria, sino como una sociedad responsable de derechos, sí, pero también, de deberes.
Sí veo a nuestro México, amigas y amigos, como una Patria libre, plural, participativa, democrática. Y mientras algunos pensaban que nuestro México querido en el peor momento de su dolor sería un Estado fallido, hoy se yergue como lo que es: una Nación democrática, con plena división de poderes, con cobertura universal de salud, con 35 millones de niños y jóvenes que todos los días van a la escuela, con un liderazgo internacional en materia ambiental y económica, con una democracia vibrante.
Hoy, amigas y amigos, nuestro México ha cambiado. Pudimos haber hecho muchas cosas de otra manera, quizá. Nadie puede estar exento ni de sus propias limitaciones, ni de los errores inminentes a la libertad humana.
Pero sí puedo asegurarles, amigas y amigos, que esta generación, esta generación actuó conforme a las circunstancias severas que enfrentó, y hoy, México tiene la base para tener un rostro distinto y mejor.
Nos entregamos a México apasionadamente, y lo seguiremos haciendo. Y todo ello, sacar a México adelante hubiera sido muy difícil, si no hubiera contado yo con las radiodifusores y los radiodifusores de México.
Por esa razón, quiero agradecerles, cumplidamente, todo su apoyo, toda su comprensión, todo su afecto.
Quiero reiterarles mi amistad sincera y mi admiración por su trabajo; y quiero desearles la mayor, no de las suertes, sino el mayor de los éxitos. Que su empresa florezca en función al trabajo y a la dedicación que ustedes tienen.
Qué México florezca en función, precisamente, a los méritos y a la libertad de cada quien. Que sea mejor el que más calidad y mejor precio ofrezca.
Que, verdaderamente, las mexicanas y los mexicanos puedan tener en su libertad, la posibilidad de mejorar cada día más.
Dejaré de ser Presidente de la República, pero recupero, con enorme gusto y dignidad, mi rol amado de ciudadano mexicano; hijo orgulloso de esta tierra. Y en ese carácter y en ese talante, estaré siempre al servicio de ustedes.
Muchas gracias por todo, radiodifusores, y que Dios los bendiga a ustedes y a sus familias.
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