Carlos Hiram Culebro Sosa Vs Sabina Berman/ Psicólogos
La Redacción/revista Proceso # 1885, 16 de diciembre de 2012
Palabra De Lector
Señor director:
Sobre la respuesta que Sabina Berman dio a mi carta publicada en Proceso 1884 en torno a su artículo Legalizar ya (Proceso 1883), le manifiesto que coincido con ella en cuanto a que la mariguana impacta negativamente en el país, y que deben reorientarse las actividades contra el tráfico de drogas. Sin embargo, mi postura no es la de no hacer nada –como ella supone–, sino, por el contrario, incrementar las tareas preventivas contra las drogas que son exitosas.
Además, no hay manera de consumir mariguana sin riesgo de adicción –como ella argumenta–, porque al generar tolerancia el usuario requiere de dosis cada vez mayores. Mis razones, a las que califica como dispersas en distintas categorías de la realidad, están ordenadas precisamente conforme a los argumentos que manifestó en Proceso 1883.
Legalizar la sustancia por la que aboga es ignorar que su uso, autorizado o de manera clandestina, daña seriamente al usuario y a la sociedad de diferentes maneras. A la vez, está comprobado históricamente que durante periodos de mayor permisibilidad el consumo de sustancias adictivas en general aumenta, en tanto que disminuye con un mayor control.
Que algunos de los 400 componentes químicos de la mariguana puedan tener un efecto favorable en la salud no justifica de modo alguno que sea medicinal, por la relación costo-beneficio que representaría tratar cualquier dolencia con ella; varias de las bondades que menciona sólo han sido demostradas en animales; además de perjudicar diversos órganos del cuerpo humano. Por ejemplo, dilata los bronquios (como lo menciona Berman), pero irrita vías respiratorias.
Recuerdo que la Junta Internacional para la Fiscalización de Estupefacientes de Naciones Unidas declaró: “Los promotores de la legalización no han presentado alternativas viables, comprensivas y coherentes al actual sistema internacional para el control del consumo de drogas”.
Sin duda, la autora de Legalizar ya pertenece al grupo de personas que creen sinceramente que legitimar esa hierba acabaría con el narcotráfico y los delitos que provoca, confiando en soluciones simples para problemas complejos.
Aunque la mariguana es la puerta de entrada a otras drogas, tiene razón Sabina Berman en que no debe satanizarse, pero tampoco debe debatirse desde creencias y opiniones carentes de fundamentación científica.
Atentamente
Psicólogo Carlos Hiram Culebro Sosa
carloshiram9@hotmail.com
*
Respuesta de Sabina Berman
Señor director:Le solicito publicar la siguiente respuesta al psicólogo Carlos Hiram Culebro Sosa:
Hola otra vez. Dice usted que debato “desde creencias y opiniones carentes de fundamentación científica”. Qué feo insulto.
Le informo para que no siga incurriendo en aquello de lo que me acusa: soy psicóloga, como usted, con años de trabajo con farmacodependientes, entre ellos en especial con mariguanos. Conozco la mota, conozco a sus usuarios, y la diferencia entre usuario y adicto, que es crucial, y conozco la información médica y estadística y he fumado yo misma mariguana.
Mire, en México 1.2% de la población consume mariguana. De esos consumidores, se estima que 0.6% son adictos. Es decir, muy pocos, comparados con los adictos de otros países. ¿Sabe cuántos mexicanos declaran beber alcohol? 71.3%. De ellos admiten ser adictos 6.2%. O sea, la friolera de 7 millones y tantos.
Hay quien piensa que dado que el alcoholismo no es saludable y conlleva conductas violentas, también debe prohibirse. Por ejemplo el gobernador de Jalisco, Emilio González Márquez. O el exsecretario de Gobernación Francisco Ramírez Acuña, el mismo cuyo entusiasmo alentó al expresidente Calderón a lanzar una guerra contra las drogas.
Su carta trasluce que, como ellos, usted considera que el Estado tiene derecho a controlar qué ingerimos, según juzgue que nos hace “daño” (el término es suyo). Yo no. Creo que el Estado no debe (ni puede) controlar lo que entra por nuestras bocas, oídos y demás orificios del cuerpo, incluyendo en las mujeres la vagina. Quiero al Estado lejos de mis orificios corporales porque creo en la libertad personal con un único límite, cuando invade la libertad del prójimo. Quiero, eso sí, un Estado que dé servicios de salud a los adictos, si lo piden, e imparta educación sobre el uso afortunado de alteradores de conciencia.
Por cierto que también creo (lo he escrito antes con detalle) que usadas con sabiduría las sustancias que alteran nuestra percepción aumentan nuestras posibilidades de conocimiento.
Diferimos, es notorio. Le mando un cordial saludo.
Atentamente
Sabina Berman
Psicóloga
No hay comentarios.:
Publicar un comentario