¡Arrogante Chamaco!/
Por Jonathan Himelfarb Dabbah.
“Si la juventud es un defecto, es un defecto
del que nos curamos demasiado pronto”.
James Russell Lowell
- Respuesta a un correo electrónico en cadena del abuelo “viejo” (Luis Himelfard) al nieto adolescente. "Una bofetada a la arrogancia de la juventud"
“Agradecemos
a este grupo de jóvenes”. No es por ventanear a nadie pero ¿Si los jóvenes en mi
sociedad tienen 50 años, que oportunidad tenemos los “biológicamente” jóvenes
de que se escuchen nuestras propuestas y entiendan nuestras inquietudes?
Hoy
por la tarde recibí un mail, de esos de cadena (abajo), con el título de este
escrito, en el que un “joven” acusa a un “viejo” de “primitivo” y este último
le hace ver, ante el aplauso de los presentes, que todos los adelantos
tecnológicos que el joven presume fueron aportaciones de su generación. El
correo termina con el “viejo” afirmando
que esta generación de “Arrogantes Chamacos” no tendrá una contribución similar. Leer esta “lección” me motivó a escribir y
expresar mi preocupación.
No
es un tema de competencia entre generaciones, falta de respeto a los mayores, o
un problema exclusivo de mi comunidad. Mi punto es ¿Qué edad tenían los
pioneros e innovadores cuando hicieron sus contribuciones? Me parece
incomprensible, que con tantos testimonios no se haya identificado la formula.
Si
nos remontamos a la historia, podemos encontrar que Alexander Graham Bell
comenzó
el trabajo que una década después lo llevaría a patentar el teléfono cuando tenía
18 años, Louis Braille desarrolló el
sistema de lectura para ciegos que casi doscientos años después se sigue
utilizando durante su adolescencia, desarrollando sus primeros códigos a los 15
años. Hace poco más de tres décadas, adolescentes como Steve Jobs, Steve Wozniack y Bill Gates desarrollaron la computadora
de escritorio y durante las últimas dos décadas adolescentes y jóvenes adultos
como Marc Zuckerberg (Facebook), Linus
Torvalds (Linux), Larry Page y Sergey Brin (Google) desarrollaron sistemas y lanzaron
empresas que revolucionaron la forma como nos comunicamos, procesamos
información e investigamos. Si miramos otras disciplinas, como el arte,
encontramos multitud de ejemplos similares, por lo que sabemos que los adolescentes
y jóvenes adultos están en una etapa de fecunda creatividad.
Dados
los ejemplos anteriores, creo importante que las ideas de los jóvenes no se
escuchen y analicen de una forma condescendiente. Muchas veces, tras nuestra
propuesta escuchamos un “buena idea, pero te falta madurar”, lo que provoca
mucha indiferencia y decepción entre la juventud con la que tengo contacto en
el día a día.
Ojalá
los mayores tomen consciencia de la importancia de nuestra capacidad innovadora
y nos apoyen con acciones que promuevan y propicien nuestra contribución
creativa. Su generación debe ayudarnos a potenciar nuestro talento y voluntad,
en vez de descartarnos por inmaduros y presuponer con orgullo que la historia
los considerará mejores a los “arrogantes chamacos” que les sucedieron.
“Si la juventud es un defecto, es un defecto
del que nos curamos demasiado pronto”.
James Russell Lowell
*
UNA BOFETADA A LA
ARROGANCIA DE LA JUVENTUD
Para los que tienen hijos... y sobrinos también!
UNA
VERDAD QUE A LO MEJOR DUELE A LOS JÓVENES, PERO ES MUY CIERTA.
Durante
una conferencia sobre las grandes diferencias entre generaciones, un presumido
estudiante se tomó la molestia de explicarle a un señor mayor sentado a la par
de él, por qué le es imposible a la vieja generación comprender a su
generación:
"Usted
creció en un mundo diferente, realmente casi primitivo", dijo en voz lo
suficientemente alta para que lo escucharan alrededor.
"Los
jóvenes de hoy crecimos con televisión, internet, teléfonos celulares, aviones
jet, viajes al espacio. Nuestras sondas espaciales han visitado Marte. Tenemos
naves con energía nuclear y autos eléctricos y de hidrógeno. Computadoras con
procesos de velocidad de la luz… y muchas cosas más".
Luego
de un breve silencio el señor mayor respondió diciendo:
"Tienes
razón, hijo mío; nosotros no tuvimos esas cosas cuando éramos jóvenes... ¡Así que las inventamos! "
Ahora,
dime arrogante baboso, además de disfrutar todo esto,
“¿Qué
estás haciendo TÚ para la próxima generación?”
¡El
aplauso fue generalizado!
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