En el radar de
Washington/EMILIO
GODOY
Revista
Proceso No. 1898, 17 de marzo de 2013
Estados
Unidos seguía de cerca la relación oscilante entre el cardenal Jorge Mario
Bergoglio y las administraciones de Néstor Kirchner (2003-2007) y de su esposa
y sucesora Cristina Fernández.
Así
lo demuestran seis cables enviados por la embajada estadunidense en Argentina
entre 2007 y 2010 divulgados por la organización Wikileaks, del australiano
Julian Assange.
El
primero de ellos, fechado el 10 de mayo de 2007 y con el asunto “Argentina:
Cristina para presidenta y otros temas calientes”, expone la creciente tensión
entre la Iglesia católica y el gobierno de Kirchner, exacerbada por la exitosa
campaña que el exobispo Joaquín Piña realizó en 2006 para derrotar la
iniciativa oficialista que permitiría la reelección indefinida.
Aunque
Bergoglio dijo que “la Iglesia no se involucraría en política, apoyó los
esfuerzos de Piña. Bergoglio aireó recientemente su preocupación por la
concentración de poder de Kirchner y el debilitamiento de las instituciones
democráticas”, cita el cable etiquetado como “confidencial”, escrito por el
entonces representante estadunidense en Buenos Aires y actual embajador en
México, Anthony Wayne.
Además,
el diplomático advierte cierta irritación gubernamental por “la aparente
preferencia del cardenal por la oposición” en un año electoral.
Otro
despacho del 11 de octubre de 2007 ubica al nuevo Papa como líder opositor, en
un detalle de las derivaciones de la condena de Christian Von Wernich,
excapellán de la policía de Buenos Aires durante la dictadura de 1976-1983, por
complicidad en varios casos de asesinato, tortura y detención ilegal.
“Cuando algunos observadores consideran que el
cardenal Bergoglio es un líder de la oposición a la administración Kirchner por
sus comentarios sobre temas sociales, el caso Von Wernich podría tener también
el efecto, creen algunos, de socavar la autoridad moral o la capacidad de la
Iglesia (y por extensión, del cardenal Bergoglio) para comentar asuntos
políticos, sociales o económicos”, analiza el texto Argentina condena a
sacerdote por violaciones a los derechos humanos de la guerra sucia de los
setenta con la etiqueta “sin clasificar /para uso oficial”.
En
2008 la embajada de Estados Unidos vuelve sobre la personalidad del cardenal,
al examinar el arranque de la gestión de Fernández en el documento del 8 de
abril Presidenta de Argentina CFK, hacia un inicio complicado.
Ahí se plantea:
“La presidenta se reunió con el cardenal Bergoglio en diciembre de 2007,
reiniciando un diálogo con la alta jerarquía de la Iglesia católica en
Argentina que había estado suspendido durante más de tres años por NK (Néstor
Kirchner).
Sin embargo, ella encontró pronto otro revés con la atorada y pobremente
elegida nominación del exministro de Justicia Alberto Iribarne como embajador
de Argentina ante la Santa Sede”.
La
prensa argentina reveló que el Vaticano no aceptaría a Iribarne, porque era un
católico divorciado que vivía con una nueva pareja, luego de lo cual Iribarne
se apartó de la propuesta.
Finalmente,
Wayne evalúa los efectos de la huelga de productores del campo en el cable
confidencial del 20 de mayo de 2008 “Argentina: huelgas del sector agrícola
pasan factura política al gobierno”.
El
embajador escribió: “La Iglesia católica se sintió ofendida por la decisión del
gobierno de trasladar la celebración del 25 de mayo (la fiesta fundacional
argentina), de Buenos Aires a Salta, de modo que el cardenal Bergoglio no diera
el tradicional sermón (que sería crítico del gobierno)”.
Otro cable del
18 de abril de 2005 ubicaba a Bergoglio en una larga lista de “papables” para
suceder en ese entonces a Juan Pablo II, aunque lo consideraba poco viable por
su filiación jesuita.
El
argentino “ejemplifica las virtudes del pastor sabio que muchos electores
aprecian. Observadores han alabado su humildad: ha sido reacio a aceptar
honores o altos cargos y se transporta al trabajo en autobús. Lo que podría
estar en su contra es su pertenencia a la orden jesuita. Algunos altos
prelados, especialmente conservadores, son suspicaces de la postura liberal de
la orden, tal vez más acentuada en EU, pero también presente en otros sitios”,
resume el envío, firmado por el responsable de asuntos exteriores de la
legación ante el Vaticano, Brent Hardt.
Titulado
Hacia el cónclave Parte III: los candidatos, prosigue: “Se dice que Bergoglio
prefiere la vida en la iglesia local en contraposición a una existencia
burocrática en las estructuras eclesiásticas de Roma, pero al mismo tiempo ha
sido proclive a participar en varios comités de supervisión del Vaticano. Esto
podría indicar una habilidad para cerrar la división entre la curia y la
iglesia local que separa a los electores del Colegio Cardenalicio, haciéndolo
un buen candidato de consenso”.
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