Washington,
atrapado en Guantánamo/ANNE MARIE MERGIER
Revista
Proceso # 1908, 26 de mayo de 2013;
El
gobierno de Barack Obama sabe desde hace años que la mitad de los “peligrosos
terroristas” encerrados en Guantánamo son en realidad ciudadanos inocentes,
algunos de ellos “comprados” en Afganistán por tropas de Estados Unidos. Si los
libera, Washington enfrentaría una cascada de acusaciones y demandas por
secuestro, tortura y crímenes de guerra, por lo que decidió demorar las
excarcelaciones al infinito. Por lo pronto, abogados estadunidenses y franceses
asumieron la defensa de uno de esos reos, en huelga de hambre desde hace más de
tres meses y narran los suplicios a los que lo han sometido.
PARÍS.-
“El estado de salud de Nabil es cada vez más preocupante. La última
conversación telefónica que tuvo con Tara Murray, su abogada estadunidense, fue
el 17 de abril. Se notaba agotado y desesperado. Dijo que los enfermeros le
infligen dolores terribles cada vez que lo alimentan a la fuerza. Detalló cómo
lo atan de brazos y piernas a una silla ‘que se parece a una silla eléctrica’,
según sus palabras, y cómo le meten una sonda nasogástrica.”
Habla
Sylvain Cormier, abogado francés, quien junto con su colega Joseph Breham
intenta sacar a Nabil Hadjarab del infierno de Guantánamo.
Breham
precisa: “Mantienen a Nabil atado a su silla hasta dos horas después de su
alimentación forzada para impedir que vomite”.
Hadjarab
es uno de los 100 presos de Guantánamo que iniciaron una huelga de hambre el
pasado 6 de febrero. Hostigados por los soldados que buscan quebrar su
protesta, los huelguistas se amotinaron el 13 de abril: Con cobijas taparon las
ventanas y las cámaras de vigilancia de sus celdas y se enfrentaron físicamente
con los guardias. Las represalias no tardaron. El mismo día los reos fueron
trasladados a celdas individuales y sometidos a un muy drástico régimen de
custodia.
Días
más tarde las autoridades ordenaron que se alimentara a la fuerza a los
huelguistas de hambre cuya salud peligraba. Hadjarab fue uno de ellos. Empezó a
ser intubado el 22 de abril.
“Nabil
perdió 20 kilos durante las primeras semanas de su huelga de hambre”, recalca
Cormier. “No sabemos cuánto tiempo más aguantará”.
Breham
tercia: “Esa manera violenta de alimentar a los presos contra su voluntad es
una auténtica tortura. Es un castigo y una presión para que suspendan su
movimiento. Pero refleja también el pánico de las autoridades estadunidenses
ante la perspectiva del escándalo político internacional que provocarían los
fallecimientos de los huelguistas.
“Por
si fuera poco, igual que muchos otros detenidos, Nabil está ahora sometido a
una ‘vigilancia antisuicidio’. Su celda tiene una puerta de vidrio. Está bajo
observación permanente. Cada media hora, de día y de noche, sus carceleros lo
sacuden, supuestamente para verificar que sigue vivo”, agrega.
El
detonante de la protesta fueron unos cateos en sus celdas que los detenidos
calificaron de particularmente brutales y durante los cuales los guardias no
respetaron ni el Corán. Las autoridades de Guantánamo niegan esas acusaciones.
Subraya
Cormier: “Poco importa saber cuál fue la gota que derramó el vaso. Lo que
motiva esa protesta tan radical es la falta total y absoluta de perspectiva de
los 166 presos que aún permanecen en Guantánamo”.
Resalta
Breham: “Desde hace varios años, 86 detenidos han sido declarados aptos para su
liberación por el gobierno estadunidense sin que eso tuviera la mínima
consecuencia. Nabil Hadjarab fue trasladado a Guantánamo en 2002. Nunca fue
juzgado y hasta la fecha no sabe de qué lo acusan. En 2007 el gobierno de Bush
lo declaró apto para ser libre; lo mismo hizo el de Obama en 2009”.
–¿Cuáles
fueron las instancias que tomaron esa decisión?
–En
2007 una comisión militar de alto nivel procedió a una revisión de su
expediente y declaró que era cleared for release (apto para ser liberado), ya
que no representaba “amenaza alguna para Estados Unidos y su aliados” –responde
Breham.
–¿Por
qué no fue liberado?
–El
gobierno de Bush no tuvo la voluntad política de hacerlo y desestimó la
decisión de los militares. En 2009 le tocó revisar su caso al Administration
Review Board (ARB), comité creado a pedido de Barack Obama e integrado, entre
otros, por altos funcionarios de la Casa Blanca, del Pentágono, de Relaciones
Exteriores, de los servicios de inteligencia. El ARB declaró por unanimidad que
Nabil era cleared for transfer out of DoD control (apto para ser transferido
del control del Departamento de Defensa) aun si representaba “un riesgo
mediano”.
–En
2007 se estimó que Nabil Hadjarab no significaba amenaza alguna, pero en 2009
se habló de “riesgo mediano”. ¿Por qué ese cambio? ¿Se descubrieron elementos
nuevos en su expediente?
–De
ninguna manera. Las autoridades estadunidense entendieron que liberar presos
que no representan peligro equivalía a reconocer que habían encarcelado
inocentes durante años y que eso las exponía a un sinnúmero de denuncias
judiciales. Fue simplemente para evitar esas demandas que se inventó el
concepto de “peligro mediano”, que jurídicamente es absurdo. Pero en Guantánamo
todo es trágicamente absurdo. Guantánamo es una gigantesca aberración jurídica,
un desafío a las nociones de legalidad y de justicia.
–¿Por
qué no fue liberado Nabil Hadjarab en 2009?
–En
2009 Barack Obama manifestó su deseo de cerrar Guantánamo. El Congreso, opuesto
a esa decisión, promulgó el National Defense Authorization Act (NDAA), que
impide que los presos salgan de ahí salvo si ganan un recurso de habeas corpus
o si el secretario de Defensa en persona asegura por escrito que el preso no
representa un peligro para Estados Unidos y sus aliados.
La
mayoría de los detenidos de Guantánamo se precipitaron para presentar el habeas
corpus. Los primeros que lo hicieron salieron libres. Entonces se modificó la
jurisprudencia y ya no hubo liberación por habeas corpus. Nabil Hadjarab estaba
en la lista de espera. No tuvo suerte. Lo mismo pasó con otros 85 presos que
hoy están hundidos en la desesperanza. Por eso llevan más de 100 días en huelga
de hambre”.
–¿Qué
va a pasar con Nabil Hadjarab?
–El
Congreso revisa cada año el NDAA. En 2012 incluyó una tercera posibilidad para
la liberación de los presos. El Pentágono debe asegurar por escrito que la
“amenaza mediana” que representa el detenido puede ser controlada por su propio
país o por un país huésped.
–¿Cumple
su cliente con esa condición?
–Nabil
es argelino pero no quiere regresar a su tierra de origen. De todos modos
Estados Unidos considera que Argelia no es un país seguro para los exdetenidos
de Guantánamo. En cambio Francia sí lo es, según Washington –interviene
Cormier.
Breham
retoma: “Nabil tiene familia en Francia. Su abuelo combatió en el ejército
francés durante la Segunda Guerra Mundial. Su padre también sirvió en las
fuerzas armadas francesas contra el Frente de Liberación Nacional de Argelia.
Francia es su única esperanza, pero Nicolás Sarkozy nunca le hizo caso.
Multiplicamos iniciativas para que Francois Hollande lo tome en consideración.
No es fácil”.
Herido
y vendido
Nabil
Hadjarab nació en Argelia el 21 de julio de 1979. Es hijo único del segundo
matrimonio de su padre, fallecido en 1994. Hace años que no tiene noticias de
su madre. Su tío paterno y sus siete medios hermanos y hermanas (hijos del
primer matrimonio de su padre) son franceses y radican en Francia. Es la única
familia que le queda. En Argelia no tiene lazos familiares ni amistades. Su tío
se comprometió a ayudarlo a reintegrarse a la sociedad francesa.
Hadjarab
tuvo una infancia difícil. Hasta los dos años y medio vivió en Francia con su
padre. Luego fue confiado a una familia francesa que lo crió hasta los nueve
años. Le hubiera gustado quedarse en su nuevo hogar, pero su padre lo llevó a
vivir a Argelia. No se adaptó a su país natal y a los 21 años regresó a
Francia, donde intentó conseguir el permiso de residencia.
Cuenta
Breham: “Los trámites son muy difíciles para los argelinos. Nabil estaba desempleado
y sin documentos. En cualquier momento hubiera podido ser detenido y expulsado
a Argelia con la prohibición de volver a Francia”.
Narra
su abogado que Hadjarab fue a Londres con la idea de que los trámites para
tener residencia y trabajo eran más fáciles en el Reino Unido. Estaba
equivocado. Otra vez vivió la angustia de la clandestinidad.
“Nabil
es muy religioso”, precisa Breham. “Aceptó que círculos islámicos londinenses
le pagaran un viaje a Afganistán para estudiar en una escuela coránica. Empezó
a tomar clases en marzo de 2011.
“Intentó
huir a Paquistán luego de los atentados del 11 de septiembre y la invasión a
Afganistán.
“Fue
herido en un bombardeo en la región fronteriza entre Paquistán y Afganistán y
acabó hospitalizado en Jalalabad. Según pudieron investigar sus abogados
estadunidenses, el personal del hospital lo vendió por 5 mil dólares a las
tropas de Estados Unidos, ansiosas de capturar combatientes árabes de los que
luchaban al lado de los afganos”, señala Cormier.
Los
abogados franceses de Hadjarab subrayan que las mismas autoridades
estadunidenses reconocen desde 2007 que su cliente no tuvo lazo alguno con
grupos terroristas y que nunca estuvo en campos de entrenamiento jihadistas.
Después
de su detención en Jalalabad, Hadjarab pasó semanas en cárceles afganas de
Bagram y Kandahar antes de ser trasladado a Guantánamo a finales de 2002.
Dice
Breham: “Sus primeros años en la base naval fueron atroces: Minúscula celda de
metal sin ventanas; temperaturas extremas; privación de sueño, comida o
cuidados médicos; aislamiento total prolongado, interrogatorios violentos…
“Pese
a todo Nabil tuvo un comportamiento tan ejemplar a lo largo de los 11 años que
lleva en Guantánamo que los guardias lo apodaron Sweet Boy (Muchacho Dulce).
Uno de ellos inclusive se mostró dispuesto a dar testimonio en su favor”,
recalca Cormier.
Agrega
Breham: “Es un joven muy listo. Aprendió inglés durante su detención y, como
habla francés y árabe, sueña con ser traductor cuando salga de Guantánamo”.
Asilo
explosivo
Entre
2007 y 2012, Ahmed Hadjarab, tío paterno de Nabil, envió 16 cartas a Sarkozy
con la finalidad de solicitar asilo en Francia para su sobrino. Nunca recibió
respuesta.
Explica
Breham: “Esos correos personales no tenían valor jurídico y por lo tanto no
pudimos acudir a instancias administrativas para exigir respuesta. El pasado 15
de febrero, en cambio, solicitamos oficialmente el asilo para Nabil a Manuel
Valls, ministro del Interior. No contestó. Acabamos de presentar una queja ante
el Tribunal Administrativo.
“El
pasado 17 de mayo, colaboradores del canciller Laurent Fabius me atendieron.
Los noté atentos pero es obvio que dar asilo a un expreso de Guantánamo, aun
libre de cargos, es políticamente explosivo. Sería explotado en contra de Francois
Hollande por la derecha y puede espantar inclusive a parte del electorado
socialista.”
Sin
embargo los abogados de Hadjarab no pierden la esperanza. La huelga de hambre
de los presos llamó de nuevo la atención internacional sobre el gulag caribeño
de Estados Unidos, obligó a que Obama enfocara de nuevo públicamente el tema
del cierre de Guantánamo e inquietó al gobierno francés, que alardea de dar
prioridad a los derechos humanos.
Además
de su queja ante el Tribunal Administrativo, Breham y Cormier interpusieron una
demanda judicial por secuestro, tortura, crímenes de guerra y actos de barbarie
contra personas desconocidas, es decir contra George W. Bush y todos los mandos
estadunidenses que idearon y administran Guantánamo.
En
realidad aprovecharon astutamente ciertos procedimientos jurídicos para juntar
el expediente de Hadjarab –quien no tiene la nacionalidad francesa– con los de
dos expresos franceses de Guantánamo liberados en 2004 y que demandan a los
altos mandos estadunidenses por los mismos crímenes. La juez Sophie Clément
instruyó el caso hasta el año pasado. Tomó el relevo la juez Sabine Kheiris.
Afirma
Breham: “No sé si algún día se logrará enjuiciar a George W. Bush y a sus
colaboradores por los crímenes perpetrados durante su guerra contra el
terrorismo. Pero el derecho nos permite demandarlos y es nuestro deber hacerlo.
En algún momento la juez Sabine Kheiris lanzará comisiones rogatorias
internacionales en su contra. Es de prever que no se presentarán ante la
justicia francesa, pero les será difícil viajar a París. No hay que olvidar lo
que le pasó a Henry Kissinger”.
Desestimando
una convocatoria a presentarse ante la justicia francesa como testigo en la
instrucción de los casos de cuatro ciudadanos franco-chilenos desaparecidos durante
la dictadura de Augusto Pinochet, el excanciller estadunidense llegó a París en
1999 invitado por la UNESCO. Agentes judiciales lo buscaron en su elegante
hotel parisino. Kissinger tuvo que refugiarse en la embajada de Estados Unidos.
No pudo ir a la UNESCO y salió precipitadamente de Francia.
Reed
Brody, asesor jurídico y vocero de Human Rights Watch, recuerda que en febrero
de 2011 George W. Bush canceló un viaje a Suiza cuando supo que dos exdetenidos
de Guantánamo habían interpuesto una demanda en su contra en ese país.
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