La ola de los
“sicaritos”/ROSARIO MOSSO CASTRO Y CRISTIAN TORRES CRUZ /
ZETA
Revista Proceso
# 1908,
26 de mayo de 2013;
Las
bajas penalidades que los sistemas judiciales de México y Estados Unidos les
imponen a los menores de edad se han vuelto un aliciente para que los cárteles
del narcotráfico los utilicen como matones. En Baja California ese tipo de
reclutamiento ha repuntado en los últimos meses: En los centros de atención
para adolescentes bajacalifornianos hay 69 presos por homicidio, según revela
el semanario tijuanense Zeta en su edición 2042 (17 al 23 de mayo), mismo que
comparte con Proceso las partes esenciales de ese trabajo.
“…Para
poder mantenerme me puse a trabajar como tirador de globos de cristal y esto lo
hago desde que tenía como seis o siete años de edad”, declaró el 10 de marzo de
2013 El Morro, adolescente de 16 años detenido tras su participación en el
asesinato del hijo del dueño del bar Ruta 6, ubicado en la calle Sexta de
Tijuana.
En
su versión ministerial detalló que entre los años 2004 y 2007: “… le trabajaba
a un muchacho que le decían El Güero o El Díler, él está detenido en la
penitenciaria por robo con violencia… por vender globos de cristal, chiva y
mota me pagaba 10 pesos por cada globo de cristal que vendía en 50 pesos y de
cada ‘seis veintes’ de mariguana que vendiera me quedaba con un 20”. Aseguró
que en dos horas de “trabajo” podía reunir de mil a 2 mil pesos.
Ya
en 2008 con apenas 11 o 12 años: “…comencé a comprar cristal por mi cuenta con
mi propio dinero e inclusive cruzaba a Estados Unidos 1.6 gramos de cristal y
llegué a cruzar hasta 7 gramos de cristal y de 4 a 7 onzas de mariguana, me los
ocultaba en mi cuerpo… yo me ganaba como 600 dólares cada dos o tres días, que
era el tiempo en que recolectaba el dinero”.
Como
este mozalbete de nombre Antonio nació en San Diego, California, allá asistía a
la escuela: “… esto lo hice como un año, pero dejé de hacerlo porque salí mal
en la escuela Sweetwater (…) pues me querían matar porque no les estaba pagando
piso; allá se mueven por barrios”.
En
2009 comenzó a vender drogas al menudeo. Con Julián, un amigo que vendía nieves
y comida china, vendía cristal en la colonia Obrera Tercera Sección: “… vendía
hasta 8 mil pesos y “a mí sólo me tocaban mil 300”, por eso cambió de patrón.
Desde 2010, Rosendo Campos Zepeda El Chendo (capturado el 22 de diciembre de
2012) le entregaba paquetes, él hacia sus bolsitas de dosis y les ponía menos
droga para ganar más.
En
su confesión ministerial el joven criminal llamado Antonio explicó que había
iniciado su carrera de asesino a los 15 años en una célula del Cártel de
Sinaloa. Crudo el dato: Confesó que a partir de marzo de 2012 había participado
en nueve homicidios en calidad de puntero.
(…)
Antonio había visitado “los separos” en tres ocasiones: primero, por posesión
de mariguana, cuatro días y regresó a la calle; la segunda vez lo que le
decomisaron fue cristal, otra vez 96 horas y salió a delinquir; la tercera
ocasión portaba un arma corta, algunos movimientos legales y de nuevo retornó a
la calle en menos de una semana.
Las
autoridades apenas y voltearon a verlo, formaba parte de los 130 a 150 menores
de edad detenidos al mes en Tijuana por estar implicados en algún tipo de
delito. (…)
Los
niños perdidos, números
En
Baja California casi 70 menores de edad están bajo tratamiento en centros para
adolescentes por el delito de homicidio.
Los
adolescentes son carne de cañón, traficantes y matones desechables, una tropa
de descartables cuyo reclutamiento le reditúa dinero y ahorro en recursos a los
cárteles y sus 47 células delictivas en Baja California; pero el fenómeno de la
utilización de niños no ha logrado sensibilizar a las autoridades locales,
“todos los grupos reclutan niños” y tienen su pequeño ejército de menores de
edad, dicen fríamente en la secretarías de Seguridad del estado y la Municipal
de Tijuana.
En
los Centros de Diagnóstico para Adolescentes (Mexicali-Tijuana-Ensenada) y el
Centro de Ejecución de Medidas para Adolescentes (Mexicali) un total de 417
menores entre los 14 y 18 años se encuentran internos por haber sido comprobada
su participación en algún delito. (…)
Pero
no todos los menores detenidos como presuntos infractores-delincuentes llegan a
los centros de readaptación, aunque sí son capturados por las policías
preventivas.
En
Tijuana en los primeros tres meses de 2013 la Policía Municipal arrestó y
presentó a 378 muchachitos. Las sospechas: tres de ellos en asesinatos, 89 en
algún tipo de robo y 99 en posesión de droga. Y en el mismo municipio, sólo en
el primer mes del presente año, la procuraduría del estado inició proceso
contra 22 menores por delitos contra la salud, 11 resultaron reincidentes y 21
adictos. (…)
Cruzan
droga a Estados Unidos
Jóvenes
de 14 a 17 años, de clase media, cada vez son más utilizados por los cárteles
de la droga y por narcomenudistas para transportar droga en pequeñas cantidades
hacia Estados Unidos.
Todos
están expuestos a ser reclutados, estudiantes de preparatoria, de clase media o
alta, hijos de profesionales que tienen pasaporte o son mexicoamericanos. Y
jóvenes abandonados producto de hogares destruidos o problemáticos.
Con
la promesa de dinero rápido –200 dólares por cruzar mariguana o hasta 2 mil dólares
por drogas duras– o bajo amenazas, los cargan usualmente con uno o dos kilos de
droga y les dicen que en caso de ser detenidos pueden salir bajo fianza, y en
casos extremos pasar entre tres y cuatro meses en prisión como pena máxima.
Sobre
la forma en que son contactados los jóvenes, el coordinador de Vinculación de
la Dirección de Seguridad Pública Municipal en Mexicali, Vicente Valenzuela,
indicó que en sus colonias, con los amigos, para los residentes de colonias
periféricas y los hijos de clase media, es principalmente por las redes
sociales.
“Al
momento en que las redes sociales se vuelven el periódico de toda la comunidad
y te condicionan a que si no accedes, al pasar o al verte en un lugar te pueden
exhibir las fotografías, los videos y, bueno, también ellos utilizan
pseudónimos, empiezan a generar una personalidad.”
Se
refirió específicamente con el reclutamiento de los trasegadores a Estados
Unidos: “Lo importante cuando se citan con esas personas, te suben al vehículo,
te compran un teléfono desechable que lo encuentran en cualquier punto feliz
(Oxxo) y te dicen que no lo puedes apagar hasta que no estés del lado
americano”.
–¿Se
ha detectado esta situación con cocaína o heroína?
“El
negocio va a ser metanfetamina y cocaína, ya la goma la pasan en otros procesos
y la mariguana es muy raro que se arriesguen de esa manera, y los que han sido
detenidos como gancho llevan mariguana y cantidades muy pequeñas que no
representan una pérdida significativa para uno que va iniciando o que se dedica
al pase de otro tipo de drogas”.
Mencionó
que este proceso se vuelve parte de la economía del delito; cualquier persona
independiente puede comprar la droga en otros estados del país y distribuirla
con facilidad, muchos de ellos con capacidad menor a los 40 mil dólares, pero
que de la misma ganancia van generando capital.
“Anualmente
el promedio es de 105 a 140 jóvenes detenidos, la primera vez que tuvimos
acceso a esta información de las autoridades de California había más de 100
jóvenes porque eran hijos de profesionales, hijos de médicos, abogados de gente
que no te daba el perfil para pensar que estaban relacionados con
narcotráfico.”
El
secretario de Seguridad Pública del estado, Daniel de la Rosa, confirmó el
aumento de la utilización de los jóvenes para pasar pequeñas cantidades de
droga a Estados Unidos, que los reclutan por medio de redes sociales, incluso
se han topado con avisos en periódicos de la localidad los cuales al momento de
detectarlos son retirados.
En
la secretaría han encontrado que los adolescentes trasiegan también drogas
duras por pagos que van desde mil a 2 mil dólares y advirtió que la mano del
Cártel de Sinaloa se encuentra detrás de la mayoría de las operaciones de esta
índole.
Explotación
impune
Los
narcotraficantes han sabido sacar ventaja de la tolerancia incluida en las
leyes de menores en México y en Estados Unidos. La impunidad llega al punto que
ni los traficantes ni los familiares que los reclutan o usan son procesados
como corruptores de menores. (…)
La
medida de tratamiento interno es la más grave, consiste en la privación de la
libertad y la duración de esta medida en ningún caso podrá excederse de 10
años. Además sólo se puede imponer a quienes tengan o hayan tenido, al momento
de realizar la conducta, una edad de entre 14 años cumplidos y 18 años no
cumplidos, y siempre que se trate de alguna de las conductas tipificadas como
delitos calificados como graves: los homicidios, las lesiones contra menores e
incapaces, el secuestro, la violación, el robo con violencia de vehículo,
pornografía infantil y terrorismo.
El
coordinador de Vinculación de la Dirección de Seguridad Pública Municipal en
Mexicali, Vicente Valenzuela, señaló que desde hace tres meses se detectó de
manera preocupante la utilización de menores en las filas del narcotráfico, en
especial para cruzar a Estados Unidos.
“La
forma de operación de estos grupos es muy similar a la que estuvo operando en
2007 en Tijuana con jóvenes de preparatorias privadas y públicas, donde
seleccionaban a jóvenes con pasaporte o mexicoamericanos y los presionaban con
algunas fotografías en situación incómoda, los chantajeaban, otros a través de
la amenaza directa y la amenaza hacia un familiar”.
Desde
hace 18 meses se han estado agudizando los cruces peatonales por las garitas
Mexicali-Caléxico; se observa a los menores entre 15 y 17 años y “es la hora
que son detenidos, la parte de migración es generar alguna conciliación porque
son menores, porque es un tema de justicia, donde los condicionan a los padres
de familia para que sigan un proceso, pero no son remitidos a consulado”.
Indicó Valenzuela que ante la falta de severidad en las penas en Estados
Unidos, esta práctica es cada vez más común, “no queda un antecedente en los
consulados mexicanos, lo cual es despreocupación, este fenómeno lo puedes ver
en las ciudades fronterizas, pero básicamente Mexicali sigue este modelo”.
El
subdirector de la Policía Municipal de Mexicali, Alejandro Lora, afirmó que
parte de la estrategia de las organizaciones delictivas es involucrar a los
menores en el consumo. Se centran en jóvenes de 14 a 17 años, los cuales en su
mayoría consumen mariguana y de ahí avanzan a drogas más fuertes, como el
cristal, cuyo precio de 50 pesos la dosis los lleva a una adicción.
Alberto
Capella, secretario de Seguridad Pública Municipal en Tijuana, agregó: “Es un
problema que lleva mucho tiempo, pero hace mes y medio detectamos un repunte, a
través de información recibida de detenidos, dijeron que se estaban usando
menores de edad particularmente para entregar droga”.
–¿Los
criminales detectados, usan a menores de 12 años, que no son punibles?
“A
mí me da la impresión de que cada vez va sofisticándose más la operatividad de
los delincuentes: el caso de Víctor Manuel García El Sargento, que fue
asesinado (el 17 de abril de 2013) con su hija de nueve años a la que usaba
para entregar droga.”
Lo
hacen para despistar: “No es que la policía baje la guardia cuando ve una
familia, pero no es lo mismo si ves a cuatro tipos con características raras,
la reacción mental del policía es diferente, nosotros lo que estamos haciendo
es mandar un mensaje con todos estos sucesos, se está dando a conocer un modus
operandi distinto”.
–¿Qué
tan frecuente es que quienes los usen para delinquir sean los padres?
“Híjole,
yo podría asegurar que tiro por viaje. Donde encontramos un chamaco con
problemas hay cierto nivel de permisibilidad del papá, saben que están mal y no
hacen nada y son beneficiarios de las actividades ilícitas del hijo, que a
veces gana más que el papá, es ante la descomposición que se está viviendo en
ciertas regiones menos favorecidas, por la ausencia de oportunidades.”
Para
el secretario de Gobierno, Francisco García Burgos, existe un problema en
cuanto a las leyes, ya que en algunos casos tienden a ser muy permisivas ante
jóvenes que ya cuentan con un perfil delictivo alto. “El problema que
enfrentamos es que hay cuestiones de ley que protegen a los menores de edad, no
siempre con razón; me viene a la mente en el caso del joven de 13 años que
tenía varios asesinatos, lo dejan salir porque es menor de edad y a los días
aparece muerto”.
Se
trata de Jorge Armando Moreno Leos, de 13 años, zacatecano. Lo detuvieron el 4
de febrero junto a 15 personas presuntamente de Los Zetas. Lo acusaron de haber
participado al menos en 10 ejecuciones, pero por su edad fue liberado –mas
nunca protegido– y lo asesinaron el 28 de febrero junto con cuatro presuntos
delincuentes.
*Versión
correspondiente a la edición 2042 del semanario Zeta que circuló del 17 al 23
de mayo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario