El
Gobierno mexicano busca la conciliación con las autodefensas
El
Gabinete de Seguridad y el Gobierno de Michoacán se reúnen con representantes
de las milicias en Apatzingán, epicentro de la violencia de los últimos días
VERÓNICA
CALDERÓN Apatzingán
EL País, 15 ENE 2014 -
Las
señales más evidentes que de que Apatzingán, una ciudad de 80.000 habitantes,
ha sido el epicentro de la violencia en Tierra Caliente, Michoacán (suroeste de
México) son dos: la multitud de soldados y federales que patrullan desde ayer
sus calles, y el olor a quemado que todavía desprende su alcaldía, atacada el
sábado pasado.
Las
cicatrices de Apatzingán (decenas de tiendas cerradas, vidrios cortados en la
calle) demuestran que es significativo que esta haya sido la ciudad elegida
para la reunión del gobernador de Michoacán, Fausto Vallejo Figueroa, y
representantes del Gabinete de Seguridad de México con líderes de autodefensas,
civiles armados que pelean contra supuestos miembros del cártel de Los
Caballeros Templarios, que domina la zona.
De
acuerdo con fuentes del Gobierno michoacano, Vallejo se ha reunido con
Estanislao Beltrán, representante del grupo de autodefensas de Tepalcatepec (el
grupo al que pertenece uno de los líderes más conocidos del movimiento, José
Manuel Mireles), e Hipólito Mora, jefe del grupo de autodefensas de La Ruana.
El
encuentro se interpreta como un intento de las autoridades mexicanas a rebajar
la tensión con los autodefensas, después de los enfrentamientos registrados la
noche del lunes, cuando grupos armados se opusieron al intento de desarme del
Ejército en dos comunidades: Antúnez y Nueva Italia.
Derivado
de los choques murieron al menos dos personas: Roberto Benítez, de 27 años, y
Mario Torres Pérez, de 56, los dos habitantes de Antúnez. Sus discretos funerales
se celebraron en humildes casas en la localidad, de 8.000 habitantes. Los
familiares de las víctimas afirmaron que no pertenecían a los autodefensas,
pero que sí los apoyaban moral y económicamente. La madre de uno de ellos
subrayó una y otra vez que no pedía venganza: solo paz.
El
intento de desarme ocurrió después de que el secretario de Gobernación, Miguel
Ángel Osorio Chong, anunciara el lunes que las fuerzas federales tomarían el
control de la seguridad de los municipios de Tierra Caliente, la región más
conflictiva de Michoacán, y que pidiera a las autodefensas a abandonar las
armas y volver a sus pueblos.
Las
milicias respondieron que no dejarían la lucha a menos que se detuviera a los
líderes de Los Caballeros Templarios, el cártel que domina la zona, y al que
acusan de extorsionar, asesinar y violar con total impunidad.
El
Ejército ha desarmado también hoy a decenas de policías municipales de
Apatzingán, que habían sido acusados en reiteradas ocasiones de actuar bajo la
amenaza y/o soborno de Los Caballeros Templarios. El gesto se interpreta como
otro intento de conciliación con las guardias comunitarias.Operativo similar
ocurrió en Uruapán, otra importante ciudad de esa zona.
La
jornada del lunes fue particularmente confusa. Al anuncio del secretario de
Gobernación siguió la llegada de cientos de soldados y 2.000 policías federales
a Michoacán, el intento de desarme de dos de los 11 municipios que controlan
los autodefensas y dos anuncios, a través de sendos videos, contradictorios de
José Manuel Mireles, el carismático líder de las autodefensas de Tepalcatepec,
que sufrió un accidente de avioneta el sábado 4 de enero. Mireles dijo según se
difundió en televisión nacional que apoyaba la petición de autodefensas, y
horas más tarde, en otro vídeo que circuló en las redes sociales el médico de
profesión matizaba esa postura y afirmaba que solamente pedía que regresara el
Estado de Derecho a Michoacán, condicionando la renuncia a la vía armada a la
detención de líderes templarios.
La
violencia en Michoacán no es nueva, pero ha aumentado con velocidad en los
últimos días. La toma de Parácuaro, una localidad de 20.000 habitantes a 20
kilómetros de Apatzingán, aceleró las hostilidades en la región, que ha vivido
sus jornadas más turbulentas en años. El Estado es el mayor productor de
marihuana y metanfetamina del país y un punto estratégico del trasiego de
droga. En 2013 murieron 990 personas, la cifra más alta en 15 años.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario