El Capítulo se lleva a cabo en la sede de la Dirección general de los Legionarios.
Participan el director general, los miembros del consejo general, el secretario general, el procurador general, el administrador general, el prefecto general de los estudios y los nueve directores territoriales.
Los demás delegados son elegidos por los Legionarios de los diferentes territorios y constituyen poco más de dos tercios de los padres capitulares: en total son 61 sacerdotes
El Capítulo general tiene «dos tareas principales: la elección de un nuevo Gobierno del Instituto y la aprobación de las nuevas Constituciones».
El Capítulo general tiene «dos tareas principales: la elección de un nuevo Gobierno del Instituto y la aprobación de las nuevas Constituciones».
Este jueves 9 de enero dio inicio el Capítulo Extraordinario de la Legión con un servicio religioso encabezado por el delegado
Pontificio de la Congregación, Cardenal Velasio de Paolis, quien dijo de entrada que las
Constituciones que se aprueben en este importante evento, deben constituir “un
camino de sanación” para sus miembros y alentó a recordar que el dolor y el
sufrimiento constituye un camino de purificación que pueden ofrecer por amor a
la Iglesia.
En la misa que presidió en la capilla del Centro de Altos Estudios de la
Legión en Roma, de Paolis se refirió a dos grandes tareas que los
61 sacerdotes reunidos en este evento deben afrontar: la aprobación de las
Constituciones y la elección de las nuevas autoridades.
Sobre
el primero de los temas, señala la nota de los Legionarios, el Cardenal dijo
que “las Constituciones que se den a ustedes mismos no serán simplemente un
código de leyes que los unan externamente en disciplina, sino que el texto será
una expresión de una vocación común, un ideal común, una misión común, un
camino común de sanación, un impulso para el esfuerzo común en el cumplimiento
del plan de Dios para la Congregación y para cada uno de ustedes”.
“El
corazón de las Constituciones es el carisma o el patrimonio espiritual del
Instituto (la Legión)”, dijo el Purpurado y recordó que el Papa fue quien
subrayó esta idea indicando que en la tarea de aprobar las nuevas
Constituciones “debe examinarse profundamente el mismo carisma del Instituto”.
De
hecho, prosiguió, “las Constituciones deben contener la vocación y la identidad
del Instituto (es decir, su carisma o patrimonio espiritual) y las normas
fundamentales para su protección, avance y progreso. Esta ha sido la
preocupación principal al elaborar el borrador del texto y el Capítulo debe
tener la misma preocupación al aprobar el siguiente texto que será enviado al
Santo Padre”.
En
relación a la elección de las autoridades, el Cardenal de Paolis recordó que
son ellas quienes tienen la misión de “preservar y promover el carisma del
Instituto” y explicó que esto es posible solo cuando “la autoridad se ejerce
como un servicio, en el espíritu del Evangelio y en fidelidad a las normas de
la Iglesia”.
“Es
un asunto al que debe darse especial atención, especialmente por ustedes, que
tienen una historia de sufrimiento a este respecto. Es importante no olvidar
eso. Y esto ha sido un tema sobre el que el nuevo texto constitucional ha sido
atento y vigilante”.
Tras
precisar que las normas no son suficientes, el Cardenal indicó que en la
elección de las nuevas autoridades es necesario que “tengan un nuevo corazón,
los que eligen y los que sean elegidos”.
La
Iglesia, dijo luego, los ha acompañado “particularmente a través del Papa
Benedicto XVI –que, en el más trágico momento de su historia, tuvo la confianza
en ustedes y creyó en su capacidad para la renovación y la fidelidad en el
Señor – y con el actual Supremo Pontífice el Papa Francisco – que quiso estar
presente en este importante momento de su historia”.
“Creo
que están contentos por haber confirmado vuestro sí al Señor. Han sufrido
mucho, dentro y fuera de ustedes. Han sufrido la vergüenza de ser acusados,
mirados con sospecha y de ser expuestos a la opinión pública, también en el
interior de la Iglesia. Han sabido aceptar este sufrimiento por amor a vuestra
vocación, por amor a la Iglesia y a la Legión”.
Este
sufrimiento, continuó el Cardenal, “los ha purificado, los ha madurado, los ha
hecho tener la experiencia de la gracia del Señor y de su amor, que los ha
llamado a participar en el misterio de la redención mediante la cruz y el
dolor”.
“Han
participado en el dolor de quienes han sufrido a causa de algunos miembros de
la Legión. Han elegido el único modo que el Evangelio conoce para la redención
del mal: no la fuga, no el rechazo, no la condena de los otros, sino la
participación, la solidaridad, el amor que entra en el mismo pecado y en el
mismo dolor para redimirlo desde el interior”.
El
Cardenal de Paolis les dijo a los Legionarios también que “hoy estén contentos
de participar en esta liturgia de la Eucaristía, asociados al misterio de
Cristo que por amor ofrece la propia vida. Y renuevan en su ofrecimiento de
Cristo el ofrecimiento de vuestra vida”.
**
I/
9/2014
El
Papa muy atento ante la purificación de la Legión
Nota de GIACOMO
GALEAZZ para Vatican Insider
«Los
Legionarios de Cristo no son tan ricos como se piensa; Papa Francisco sigue
personalmente la reforma». El momento decisivo ha llegado: la congregación de
los Legionarios de Cristo toma la vía de la revisión de los propios estatutos y
de la elección de la nueva cúpula.
El
cardenal Velasio De Paolis, que se ocupará del nuevo camino de los Legionarios
de Cristo hasta el final del Capítulo en curso, previsto hacia finales de
febrero, refiere que «en estos tres años y medio hice relaciones puntuales para
Benedicto XVI. Sin embargo, el último informe nos tomó fuera de lugar, porque
el Papa renunció poco después de que yo lo entregara». Y luego, «cuando fue
nombrado el nuevo Papa, sentí el deber de presentarle este informe a él, quien
me llamó inmediatamente y después de algunos días me escribió también una
carta, en la cual me confirmaba en mi trabajo, aprobaba el programa que le
presentaba, que era precisamente el programa de las del Capítulo General, y me
pedía que lo informara sobre el camino de preparación del Capítulo. Al final
del mes de noviembre, a inicios de diciembre, entregué al Santo Padre el
material de preparación».
Además,
«la situación económica había empeorado, tanto a nivel mundial por la crisis
financiera como a nivel institucional para ellos, porque la fama perdida había
disminuido los estudiantes en sus colegios y por tanto sus ingresos
económicos».
Un
acto de confianza hacia la Congregación fue el nombramiento del 31 de agosto
pasado, por parte de Papa Francisco, de uno de sus miembros, monseñor Fernando
Vérgez Alzaga, como nuevo secretario general del Gobernatorado vaticano.
El
capítulo general marca el camino «de renovación y de purificación» que se ha
emprendido tras los escándalos relacionados con la figura del fundador, el mexicano
padre Marcial Maciel Degollado, fallecido en 2008 a los 88 años y que fue
suspendido del ministerio debido a las acusaciones sobre su doble (e incluso
triple) vida, marcada por abusos, pederastia, hijos con diferentes mujeres...
«Papa Francisco ha sido muy atento, ha estado muy cerca y quiere, justamente,
seguir el camino que estamos recorriendo», subrayó a la Radio Vaticana el
cardenal Velasio De Paolis, delegado pontificio para los Legionarios de Cristo.
El
Capítulo se lleva a cabo en la sede de la Dirección general de los Legionarios.
Participan el director general, los miembros del consejo general, el secretario
general, el procurador general, el administrador general, el prefecto general
de los estudios y los nueve directores territoriales. Los demás delegados son
elegidos por los Legionarios de los diferentes territorios y constituyen poco
más de dos tercios de los padres capitulares. El Capítulo general tiene «dos
tareas principales: la elección de un nuevo Gobierno del Instituto y la aprobación
de las nuevas Constituciones».
Aunque
se piensa que terminará hacia finales de febrero, será el Capítulo mismo quien
defina el calendario según procedan los trabajos. Hay tres etapas, según indicó
el cardenal De Paolis: «la primera etapa es una verificación del camino
recorrido; un examen de conciencia –lo hemos llamado así– hecho ante las
acusaciones que han sido dirigidas, cómo las hemos verificado y cuál es el
compromiso que tenemos que asumir para superar estas dificultades. Se reconoció
también un compromiso penitencial, que debería llevarnos a reconocer, también
públicamente, estas responsabilidades, pero como compromiso de cada uno a saber
asumir el sufrimiento que deriva de esta situación, como expiación para renovar
la Legión y por lo tanto encontrar el lugar adecuado dentro de la Iglesia. El
segundo momento debería ser el nombramiento de nuevos superiores que deberán
después gobernar el Instituto. El tercer momento es la revisión de las
Constituciones, que debería ser sencillo, precisamente porque hemos trabajado
en ello durante estos tres años y medio».
Entre
todas las cosas pendientes, subraya el delegado pontificio para los Legionarios
de Cristo: «la principal es la revisión de las Constituciones. Tenían unas
Constituciones que no habían sido redactadas según los criterios del
post-Concilio, sino que tenían aún los criterios tradicionales: un texto muy
largo, pesado, también farragoso, donde no se distinguían las normas
constitucionales de las otras y se reflejaba también una mentalidad que – a
nivel disciplinar – no distinguía tampoco la gradualidad de las leyes, la
importancia de las leyes y por lo tanto, tampoco la sustancia de la disciplina,
de otras leyes que son útiles, quizás también necesarias, pero no
características. Un mar de normas dentro del cual el mismo carisma se diluía».
En
cuanto a los escándalos, sobre todo relacionados con los abusos sexuales del
mismo padre Marcial Maciel, el cardenal De Paolis comentó que los Legionarios
«habían caído en una trampa mucho más peligrosa, que era la del Fundador mismo.
Recorrimos este camino encontrando los problemas relativos a las consecuencias
del comportamiento del Fundador respecto a las víctimas».
El
delegado pontificio no dejó de referirse también a otros problemas «de orden
económico, porque los Legionarios no son tan ricos como se piensa: la situación
económica había empeorado, tanto a nivel mundial por la crisis financiera como
a nivel institucional para ellos, porque la fama perdida había disminuido los
estudiantes en sus colegios y por tanto sus ingresos económicos».
Por
lo demás, recodró De Paolis, el fundador de los Legionarios de Cristo «¡era
superior y ¡superior absoluto! Baste pensar que él –así afirman– que él hacía y
deshacía y que ¡ni siquiera se auxiliaba con el Consejo!». Ahora, en cambio,
«se superaron también tensiones internas, que las hubo; ciertamente no han
desaparecido, pero la gran mayoría es compacta. Me parece que el Capítulo
inicia bajo buenos auspicios, porque habrá aún tendencias de apertura y de
cerrazón de algunos, pero la tendencia fundamental es de aceptación del esquema
de las Constituciones que se presenta. La característica que hay que subrayar
es la de la absoluta obediencia a la Iglesia. Yo recuerdo, desde el inicio, que
escribí en una carta que si ellos conservaban esta fidelidad y obediencia a la
Iglesia, el camino no podía ser no positivo».
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Era “post Maciel”: los Legionarios definen su futuro
Era “post Maciel”: los Legionarios definen su futuro
ANDRÉS
BELTRAMO ÁLVAREZ
CIUDAD
DEL VATICANO
La
Legión de Cristo define su futuro. Lo hará con un capítulo extraordinario, una
asamblea general que aprobará las nuevas Constituciones de la congregación y
elegirá a los próximos superiores. Una reunión, no exenta de insidias, que
inició este día y se extenderá las próximas semanas. Por su resultado se podrá
juzgar cuánto el instituto religioso ha avanzado en una verdadera reforma
interna que deje atrás, definitivamente, la herencia de su inmoral
fundador Marcial Maciel Degollado.
Aunque su oscura figura todavía ejerce influencia.
Los
61 sacerdotes convocados para el capítulo comenzarán sus sesiones de trabajo
formalmente el jueves, tras la misa de inauguración la tarde de este miércoles
en la capilla del Centro de Estudios Generales de Roma. Todo estará presidido
por el cardenal Velasio De Paolis, el delegado pontificio responsable del
proceso de renovación.
El
capítulo no fue planteado como un punto de llegada, sino como un paso en un
camino, tortuoso, hacia la era “post Maciel”. Todavía pesa en muchos
legionarios la herencia de un fundador culpable de todo tipo de actos
inmorales, desde los abusos sexuales contra menores hasta el consumo de drogas
y la procreación de hijos con amantes.
“Sería
ingenuo pensar que todo será color de rosa una vez que termine este evento. Va
a poner los rieles por donde tendremos que caminar, pero luego hay que seguir
recorriendo el camino con la ayuda de Dios”, aseguró Benjamín Clariond, responsable de prensa de la congregación, en
entrevista al Vatican Insider.
Más
allá de los objetivos principales de elegir superiores y aprobar nuevos
estatutos, la asamblea afrontará interrogantes sobre el pasado y el futuro. El
delegado De Paolis y los directores territoriales presentarán informes sobre el
estado de la Legión a todos los capitulares, que definirán las prioridades para
los próximos años. Un tiempo importante se dedicará a estudiar una
“investigación detallada” sobre el fenómeno de los abusos sexuales contra
menores en la institución. No sólo los cometidos por Maciel, sino por otros
sacerdotes.
Apenas
unos días atrás el vicario general, Sylvester Heereman, reconoció públicamente
en una carta que unos 35 legionarios fueron denunciados por abusos de diverso
tipo a lo largo de la historia de la congregación. Un dato surgido de esa
investigación oficial. Aunque algunos ex miembros desconfían de esa cifra y
afirman que podrían ser más casos. De todas maneras el capítulo deberá hacer
cuentas con esa herida aún abierta. Entre otras cosas porque nueve de las
denuncias por estos delitos todavía son investigadas por la justicia
eclesiástica.
El
más famoso de los denunciados es justamente Maciel, fallecido en 2008 y cuya
figura todavía genera divisiones. La participación en el capítulo de algunos de
sus colaboradores más cercanos ha levantado críticas. Especialmente en los
casos de Luis Garza Medina y Álvaro Corcuera.
El
primero de ellos fue vicario general de 1992 a 2011. En la práctica se
desempeñó como el sustituto del fundador cuando este dirirgía con mano férrea
la congregación y su poder era absoluto. El segundo fue elegido en 2005 como
sucesor de Maciel en la dirección general y se mantuvo en el puesto hasta el
2012.
“Nuestro
padre”, como lo llamaban en vida, sigue presente también en sus víctimas. La
mayoría de ellos dejaron el sacerdocio, salvo casos excepcionales como el de
Félix Alarcón. Un octogenario español que no se alejó de la Iglesia y todavía
sigue ejerciendo en una parroquia. Hace unos días él dio un testimonio
desgarrador sobre los abusos sufridos y advirtió que ha sentido la indiferencia
total de los legionarios hacia su dolor, salvo casos específicos.
La
respuesta llegó desde las columnas de “Regnum Christi en vivo”, un blog
oficial. En su artículo el legionario Fernando Morales constató que “urge una
reconciliación con todos nosotros y es
absurdo que aún no hayamos podido sellarla”. Aseguró que seguir adelante con la
Legión de Cristo no significa negar “las injusticias y atrocidades pasadas”.
“Urge
expresar nuestra cercanía a este hombre, a este hermano nuestro. Me duele que
él siga sintiendo que lo consideramos un enemigo o simplemente que, aun
reconociendo él la bondad del padre Corcuera y los pasos oficiales que se han
dado, piense que el conjunto de los legionarios somos indiferentes ante su
dolor o crea que lo miramos con recelo”, añadió.
Lo
cierto es que esa reconciliación definitiva con las víctimas no ha tenido
lugar. No obstante se haya conformado una comisión especial de acercamiento con
ellas. Ese organismo sirvió para zanjar algunas situaciones del pasado, con
algunos resarcimientos económicos, pero no produjo un resultado clave: una
solicitud de perdón clara, inequívoca, pública y puntual.
Una
solicitud de perdón que, a título personal, pronunció uno de los personajes
destacados de la congregación en los últimos años. El sacerdote Deomar De
Guedes, que era consejero general y decidió renunciar a pocos días del inicio
del capítulo. Su salida significó un fuerte remesón y minó la credibilidad de
la reforma. Pero, sobre todo, dejó sobre la mesa de los capitulares una
cuestión ineludible: ¿Debe la asamblea pedir perdón a las víctimas
públicamente?
“Muchos
enfrentamos el capítulo con una sana expectativa por las decisiones importantes
que se van a tomar ahí, pero también con un poco de deseo de cerrar este
capítulo de nuestra historia con las lecciones bien aprendidas y de dedicarnos
a trabajar por los demás, a hacer el bien y no estarnos mirando y analizando a
nosotros mismos todo el día. La renovación que nos pide la Iglesia no es
cosmética, de apariencias, sino que quiere permear todo nuestro modo de vivir y
de actuar”, apuntó Benjamín Clariond.
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